Han pasado un par de años y yo siempre que pienso en Costa sólo puedo sonreir. Clave en aquel campeonato de Liga, aquel gol en la final de la cuadra, aquella bestialidad tan sincera, esa forma de correr detrás de la bola, llevarse por delante a quien fuera y enchufarla, mordida y botando, casi nunca pulcra o por la escuadra ... Era una maravilla contemplar semejante fuerza, tan poco pulida y tan de antes.
Pero es que además, dejando de lado al Cholo, que, por supuesto, es y será siempre la clave de todo, para mí Costa simboliza el despertar de este club en los derbys. Después de más de una década de ridículos y cambios de camisetas al final de los noventa minutos, ver a este tío pegándose con esa gentuza fue orgiástico. Lo recuerdo encarándose con todos, provocándolos, insultándolos, golpeando a Pepe en el banquillo, en la final de la Copa del Rey, entrando en la cuadra como en lo que esta verdaderamente es, un cochiquero infame y repleto de payasos, en el césped y en otros sitios ... Costa era un hombre, muy bruto y con mala despedida, pero ideal para este club. Me dices que viene mañana mismo y lo firmo. Y si sigue siendo el mismo Costa que era, tarda en ganarse el respeto de la grada exactamente un minuto y medio. Ay, aquel Costa. Pero no sucederá.