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El Mundo: La incógnita del segundo capítulo de Carrasco CARLOS GUISASOLA@C_GuisasolaMadrid 4-5 minutos
El centrocampista belga está cedido hasta junio y el Atlético puede ejercer la opción de compra en función de su rendimiento
Hay dos instantáneas que Yannick Carrasco (Ixelles, Bélgica, 1993) dejó grabadas en la retina rojiblanca durante su primera etapa. La primera, en 2016, aquel apasionado beso a su novia, en la banda de San Siro, nada más empujar con el alma un centro de Juanfran y empatar la final de Champions frente al Madrid. A su zancada, regates y pulmones se agarró el Atlético aquella noche que desembocaría en chasco tras los penaltis.
La segunda, un año más tarde, en octubre de 2017, sobre el sombrío césped de Bakú donde jugaba el anónimo Qarabag. Simeone le reclamó para el banquillo, pese a la impotencia del Atlético frente a un equipo inferior. Aquella tarde (0-0), los rojiblancos empezaron a cavar su tumba en la fase de grupos de la Liga de Campeones y el belga, que salió del campo a paso de tortuga y con un visible mosqueo, provocó una fractura con aquel vestuario y con la afición.
Hace dos años (26 de febrero), Yannick se marchó por sorpresa a China. Las apreturas económicas del Atlético, al que la prematura eliminación de la Champions emborronó las cuentas, y el sideral salario que el Dalian Yifang, impulsado entonces por los millones del grupo Wanda, le puso delante de las narices, acabaron por teletransportarle a la discreta liga asiática. Lo hizo en compañía de Nico Gaitán. Así que Simeone, que había convencido personalmente al belga tras una intensa conversación telefónica en Mónaco, en el verano de 2015, no tuvo más remedio que ver desfilar a uno de sus comodines. «Se le nublaron los ojos al ver la oferta», sostienen en los despachos del Metropolitano.
Y, por sorpresa, igual que se fue, Carrasco volvió. En el último bocinazo del mercado de invierno, cuando Edinson Cavani había mutado en utopía, el centrocampista irrumpió como una solución de urgencia. No era un '9', pero conocía de memoria el libreto de Simeone y, con 26 años, sabía qué era lo que tenía que hacer para no repetir errores del pasado. Dicen que su mala relación con algunos de los pesos pesados de aquel vestuario aceleró su mudanza a China. El caso es que Yannick se enfundó la camiseta de entrenamiento del Atlético en la previa del derbi del Bernabéu (1 de febrero) sin tener aún firmado su contrato de cesión. Y volvió a reencontrarse con LaLiga montándole un buen lío a Sergio Ramos. «Lo que más me gustó de él fueron sus ganas de venir», desvelaba su técnico. Su cesión es sólo hasta junio pero, según su rendimiento, podría desembocar en un traspaso. Apenas una hora sobre el césped
En el mes que lleva en Madrid, Carrasco ha jugado poco más de una hora (63 minutos), repartida en tres partidos. La semana pasada, frente a Villarreal y Liverpool, ni siquiera pisó el césped. «Aportará frescura y piernas para el final de temporada. La forma de trabajar no es ningún secreto para él», reconocían algunos ex compañeros suyos nada más anunciarse su regreso.
Este domingo, con el permiso de Simeone, será uno de los titulares frente al Espanyol. Una sensación que no experimentaba desde aquel Atlético-Valencia (4 de febrero de 2018). Aunque segundas partes no siempre fueron buenas, como ocurrió con Diego Ribas o, incluso, con Diego Costa, Carrasco (127 partidos y 23 goles) quiere continuar la historia que dejó a medias. Como Gabi, Torres o Filipe Luis, salvando las distancias. «Se le ve más centrado y maduro», repiten constantemente en el club. Lo que es seguro es que su entrenador dispondrá de una buena bala para este final de temporada.
El País: Yannick Carrasco: “No me fui de vacaciones a China, corría 12 kilómetros por partido”
Ladislao J. Moñino
El pasado 30 de enero, cuando el Atlético de Madrid ya admitió que el fichaje de Edinson Cavani era imposible, deslizó el regreso de Yannick Carrasco (Bélgica, 26 años). El club asegura que venía manejando en la sombra su retorno desde hacía varios meses. El secretismo y los movimientos extraños han sido una constante en la carrera de Carrasco desde que fue del Mónaco al Atlético por primera vez en el verano de 2015. Football Leaks desveló que su primer fichaje por el club madrileño fue a cambio de 70 millones de euros por el 80% de su pase y una cláusula por la cual debía ser traspasado en dos años. En febrero de 2018 fue vendido al Dalian Yifang, propiedad del grupo Wanda y patrocinador del club rojiblanco. Fue un trasvase raro en el que también entró Nico Gaitán y que fue investigado por las autoridades chinas. Dos años después, Carrasco habla directo y muy seguro de sí mismo sentado en un taburete en el interior de la tienda oficial del Atlético en el Cerro del Espino. “Quería volver a mi casa, era especial, aún tengo resquemor por no haber ganado la Champions”, asegura. Esta tarde (16.00, Movistar LaLiga), ante el Espanyol, en Cornellà, Simeone deberá decidir si le concede su primera titularidad o alinea a Vitolo.
Pregunta. Cuando se marchó, era uno de los talentos europeos más prometedores. ¿Por qué se fue a China?
Respuesta. En la vida hay que tomar decisiones, elegir momentos buenos para cambiar o no cambiar de lugar. Puse en la balanza lo negativo y lo positivo y me fui.
P. ¿Qué era lo positivo y lo negativo?
R. Son cosas personales, cada uno tiene su jardín secreto.
P. ¿Se sintió una mercancía?
R. Vino la oferta, había que decidir rápido, en unas horas… Cuando eres joven tomas decisiones y yo asumo la mía. Mira, hoy estoy aquí, no sé si fue algo malo o no.
P. ¿cómo fue la experiencia?
R. Como en todo hay cosas positivas y negativas. Creo que irse a 50.000 kilómetros de casa, conocer otra gente, otra cultura… He madurado mucho. Ser importante en el Dalian Yifang me hizo madurar porque tenía toda la carga sobre mi espalda. En el primer año tuve que salvar al equipo del descenso y en el segundo hice goles y asistencias que sirvieron para el crecimiento del conjunto.
P. ¿En qué ha madurado?
R. Cuando vine aquí la primera vez tenía 20 ó 21 años, aún soy joven, pero ya ha pasado la mitad de mi carrera. Soy más tranquilo, he ganado en experiencia para el juego, en aguantar la presión, en el trabajo antes de los partidos... Cuando eres más joven dices: “buah, no tengo que trabajar, solo tengo que hacerlo cuando estoy en el campo con mi talento y con lo que el míster me pide”. Con la edad tu cuerpo se desgasta y hay que cuidarlo porque es tu motor.
P. ¿Ha mejorado corriendo hacía atrás?
R. ¿Defensivamente? ¿Antes no era bueno?
P. Eso se le achacaba.
R. No sé si decían eso, pero si era titular es que lo hacía sí o sí porque un jugador que no defiende con Simeone no juega. Es verdad que esa no es mi principal cualidad, si no sería lateral y no extremo izquierdo.
P. ¿Sigue viviendo del regate?
R. Eso no se cambia, mi fuerza es mi regate y mi velocidad, puede ser que antes lo intentara siempre hasta con los ojos cerrados y ahora elijo mi momento.
P. Un jugador de su talento, sería como una especie de Maradona en China.
R. La gente se equivoca, dicen que jugar en China es fácil porque no ven el campeonato. Yo corría entre 10 y 12 kilómetros por partido. Puede haber gente que piense que puedes ir allí con 33 años a firmar el último contrato y luego te da igual si juegas bien o mal, solo cojo el dinero. Esa no era mi opción, yo tenía que jugar bien para seguir en la selección belga y poder volver a Europa. He vuelto por mi trabajo, cumplí, no me fui de vacaciones.
P. Por lo que cuenta parece que había una especie de pacto por el cual si usted cumplía, le dejarían volver cuando quisiera.
R. No, hace un año ya me quería volver y no me dejaron. Me bloquearon y estuve triste y cabreado, pero fui profesional. No dije "vale cobro mi dinero y no juego". Cuando estuve en el campo hice mi trabajo. Quiero agradecerles al presidente y a Rafa Benítez que ahora me dejaran salir para volver a casa. Para ellos fue una decisión difícil porque era la estrella del equipo.
P. ¿Le mejoró tácticamente Benítez?
R. Sí, Benítez es un entrenador con clase. Cuando llegué tuve un técnico chino y fue complicado, luego, con Schuster, bien. Después vino un coreano y fue complicado para los extranjeros. Con Benítez hubo más intensidad en los entrenamientos para los jugadores chinos. Los europeos somos mejores tácticamente y tenemos que ayudar al entrenador en el campo. Lo más complicado es que en Europa pides la pelota ahí y te llega. En China hay veces que no lo ven, tienes que ir a pedir la pelota, hacer tú todo el trabajo. Hay buenos jugadores chinos, en los clubes importantes es más fácil para los jugadores extranjeros que los equipos de abajo porque no tienen a los internacionales chinos. Si un equipo europeo juega contra ellos, le va a costar, la diferencia va a estar en la táctica, en que corran un poco a lo loco. No están acostumbrados desde pequeños como nosotros. Por ese Chima está abriendo tantas academias.
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