Creo que Carrasco es más individualista en su manera de entender el juego que en su juego en sí. Es decir, que si su papel en el equipo es encarar y jugársela, está bien que lo haga: no es un chupón, es el que tiene que hacer eso por el equipo. Griezmann, que tiene un espíritu gregario y de bloque mucho mayor a veces peca de lo contrario, de esconderse: se dedica a mejorar la jugada, pero no asume la responsabilidad de producir diferencias. El juego del belga es bueno y será mejor. Son ciertos aspavientos, ciertas actitudes y sus prioridades las que reflejan que en su cabeza está Yannick, luego Carrasco y luego ya si eso el equipo. El problema es que ese punto egocéntrico es contagioso y puede hacer daño al bloque. Es odioso ver a un compañero recriminarle ostentosamente a otro sus decisiones, o ese aspaviento de "el pase era antes, ahora no la corro".
Sin duda se le puede reconducir: el problema es si el chico se va a dejar, porque no parece ponerlo fácil. No se puede enseñar a quien no tiene interés ni está dispuesto a aprender.