Cuando todo lo basas en tus delanteros, el día que no están acertados, te lo comes.
Estoy convencido de que hemos ganado partidos con muchos menos méritos que los que hemos hecho hoy. Ha habido goles fallados inverosímiles.
De todos modos, estos partidos los perdemos por falta de centro del campo. Y no, no es el efecto Maniche: es que cuando el otro equipo de planta cuatro tíos ahí, o más, y tú sólo tienes dos (y encima uno de ellos es Cleber, que aunque hoy no ha estado espantoso, es como el hombre invisible, pero sin mala leche), el tempo del partido lo marca el rival. Y sí, puedes matarlo si eres certero, pero si no lo eres...
El problema es que esto nos lo hace el Zaragoza, pero ya el Villarreal, el Sevilla y el Espanyol... y esos son los partidos que nos quedan y en los que nos la jugamos.
Ya casi ni me queda coraje, ni me queda corazón.