Quince o veinte minutos iniciales muy buenos, lo mejor que ha hecho la selección en lo que va de Mundial. Mentalización aparte (han salido a morder, hiperconcentrados, para intentar golpear de mano y evitar el atasco), creo que el que Xavi haya vuelto a ocupar durante ese tiempo su posición natural, ha sido clave. En esos minutos, hemos visto al Torres que enamora (dos jugadas excelentes, una de ellas rota con un penalty clamoroso), porque el equipo le daba lo que precisa: velocidad de circulación y de movimientos.
Entre que la cosa no se ha traducido en el marcador y que ese ritmo no lo aguntan mucho tiempo, luego ha venido una fase, hasta el descanso, donde hemos vuelto a ver la peor versión de España en este Mundial. Y lo que había sido clave para el buen fútbol inicial, se ha tornado arma en nuestra contra: la posición más adelantada de Alonso ha creado un boquete en el centro del campo, a la hora de defender, que nos ha podido costar carísimo. Tan caro como la nula oposición que encontraba Coentrao por su banda, que no ha sido definitiva porque su complemento, Simao, está como bien sabemos nosotros y porque arriba estaba esa especie de mula parda llamada Almeida. Mucho peligro también en los balones por alto, faceta en la que los lusos tienen poderío, y nosotros muy poco, amén de un Casillas que está en bajísima forma (si llega a ser colchonero, ya habría sido fusilado cualquier día al alba en una cuneta de Sudáfrica).
El equipo se ha rehecho tras el descanso. No ha jugado fino, porque Xavi e Iniesta no lo están, pero sí ha cerrado mejor la contra del rival, jugando más juntos sus hombres y presionando muy bien su salida. Y en esas ha llegado el gol, como era de esperar: jugada de los ilustres culés en un ladrillo y buena, además de afortunada, finalización del killer de Tuilla (illa, illa, illa, Villa pa'l Tuilla). De ahí en adelante, todo más fácil: como no es lo mismo preguntarque ser preguntado, Portugal a la deriva, y nosotros a poder circular el balón con espacios y sin tanta presión por lo reducido delterreno hábil para el juego. No obstante, si eso sucede en la Eurocopa, a Portugal le hubieran acabado cayendo dos o tres.
El "caso Torres".
No está bien; se lo ve con la moral quebradiza, y no sólo en el campo, sino también en varias tomas del banquillo cuando ya había sido sustituido. Se sabe presionado, sobreexigido, odiado incluso. Eso juega en su contra. Un gol le vendría de perlas para romper esa dinámica, que ya vivido varias veces. Si el equipo no juega con velocidad y los mediocampistas son incapaces de meterle un balón decente al espacio, lo tendrá crudo. Todo lo que ha hecho, que no ha sido mucho, se lo ha hecho él solito, y en eso es muy irregular.
¿Ha sido su sustitución clave, como vocean los verduleros, para el triunfo de España? Hay que tener mala baba y ser ignorante. ¿Qué han pasado entre su sustitución y el gol, cinco minutos? ¿Qué ha tenido que ver con el gol el logroñés? Ha tenido la mala fortuna de ser cambiado cuando, justo, se iba a poner el partido para él. En su lugar, el del Bilbao, ¿qué ha hecho de especial para ser ya la nueva referencia arriba del país? fallar dos goles claros de cabeza, que es su fuerte, en especial el primero, que si lo llega a fallar Torres, para qué contar.
Sobre Villa.
Sí, es un chupón, como tantos otros delanteros, pero es muy bueno definiendo, de lo mejor del mundo. Eso sí, si nadie le abre los espacios por delante, a falta de un fútbol muy rápido y vertical, como el que hace el Valencia, se queda en mucho menos. A las pruebas del día de Suiza me remito.
Es buena gente, y buen amigo de Torres, como demostró el abrazo que se dieron antes de empezar el partido, cuando esperaban el pitido inicial (a diferencia de CR, que hablaba con su Padre).
Del Bosque
Un diez por su actitud hacia Torres.
En fin, ahora, Paraguay. Partido con más trampas de las que este país de cebollinos cree. Pero, salvo catástrofe de las gordas, creo que estaremos en semifinales (entre otras cosas, porque nuestro debe arbitral está ya muy cargado y Paraguay luciría muy poco en unas semifinales). Con ello, yo creo que se cumpliría. Todo lo que viniera de más, sería algo más que un éxito: sería un hito histórico, difícl de repetir.