Puerta Cero
mié sep 09 20:13
"La manifestación debería ser para darnos las gracias".
Cerezo, aunque en ocasiones cuesta discernirlo, hace honor a su
apellido. No, no es un guindo (un árbol de la familia de las Rosáceas,
parecido al cerezo, pero de hojas más pequeñas y fruto más redondo).
Sus asesores y periodistas de cámara le han incitado a salir a la
palestra para provocar a los que no aprueban ni su gestión ni su
moralidad. El primer paso lo dio
Miguel Ángel Gil en su desafortunada y plañidera carta en el Diario As. El segundo lo ha dado
Enrique Cerezo. Y el presidente ha dado en el clavo. En la
Puerta Cero, en un nuevo kilómetro cero, la gente está dispuesta a darles las gracias. Las que merecen. Desde hace años.
Gracias Giles y Cerezos, por seguir pensando que todo esto es por
Heitinga y por
García Pitarch,
sus trajes caros, sus sofás y sus lámparas. Gracias Giles y Cerezos por
haber sido condenados por un delito de apropiación indebida. Gracias
Giles y Cerezos por refrescarnos que la
Justicia de
este país no es justa. Gracias Giles y Cerezos por sodomizar a la
prensa hasta el punto de que el personal confunda el término prescrito
con el término inocencia. Gracias Giles y Cerezos, por lograr que,
durante años, la afición del Atlético sea el chiste fácil y el tiro al
blanco del resto de aficiones. Gracias Giles y Cerezos por unos abonos
surrealistas, un estadio sucio, unos accesos desastrosos y por no pedir
daños y perjuicios por una M-30 con más agujeros que un queso gruyére.
Gracias Giles y Cerezos por contratar a cientos de jugadores a los que
ni conocen, ni han visto jugar ni saben siquiera para qué han
contratado. Gracias Giles y Cerezos por
tropecientos entrenadores,
buenos, malos y regulares, que se distinguen entre sí por su nombre,
pero que son el mismo perro pero con diferente collar. Gracias Giles y
Cerezos por fichar para su banquillo al
pagafantas de turno
(en este caso Abel y mañana Imperioso dirá). Gracias Giles y Cerezos
por haber multiplicado la deuda del club con su modélica gestión (son
sólo 400 millones de euros, una minucia). Gracias Giles y Cerezos por
llevarnos al éxtasis de la tienda de productos oficiales del club,
donde ustedes han conseguido que todos, niños y mayores, compren
orgullosos las camisetas del Liverpool con el nueve de
Fernando Torres en la espalda.
Gracias Giles y Cerezos por aquella maravillosa intervención judicial, aquel instructivo "Caso Atlético", aquel delicioso descenso a Segunda y esa gloriosa etapa donde se disputaba la Intertoto. Gracias Giles y Cerezos, por conseguir que los anuncios de La Señora Rushmore
hayan ganado más premios que el Atlético títulos. Gracias Giles y
Cerezos por ese discurso victimista de ese niño preguntando a papá por
qué es del Atleti. Gracias Giles y Cerezos por premiar al mercenario en vez de al responsable,
y por lograr que la única aspiración de los futbolistas sea jugar poco,
cobrar mucho y olvidarse de la afición. Gracias Giles y Cerezos, porque
con sus declaraciones y su falta de respeto y escrúpulos han despertado
un gigante dormido. Gracias Giles y Cerezos porque,
entre su petición de gracias y la carta con firma de nariz picassiana,
han abierto el camino hacia un mañana. Mejor o peor, pero en todo caso,
diferente. Gracias Giles y Cerezos, por ser el mal necesario que ha
conseguido que una afición anestesiada haya dado el paso para buscar un
sentimiento legítimo, vital, con valores y aire puro. Gracias Giles y
Cerezos, porque, por todo lo antes citado, han conseguido que el más
atlético de los atléticos, José Eulogio Gárate, haya dado de baja su abono. Gracias Giles y Cerezos por, en veinte años de mandato, no haber pedido perdón jamás por nada.
Gracias al pollo, gracias a la gallina, gracias al huevo gracias a la
tortilla. Sábado, Puerta Cero, kilómetro cero, sin violencia pero con
firmeza, día de Acción de Gracias. Hasta entonces, como rezaba la
canción de Ana Belén y Antonio Flores, uno sólo le
pide a Dios. Le pide que el engaño no le sea indiferente. Y que si un
traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden
fácilmente.
¿Y para qué sirve todo eso?....
Puerta cero, kilómetro cero. Hay quien intoxica y confunde, alegando
que la verdad de la manifestación dependerá del número de personas que
asistan a la Puerta Cero. Mentira cochina. La verdad siempre ha sido
cuestión de minorías. Entre otras cosas, porque es la utopía que les
alborota el gallinero a los de la mayoría. No sé si a la Puerta Cero irán ocho, ochenta u ochocientos cincuenta.
Acudirán, protestarán y se desfogarán. Con urbanidad, con civismo y sin
violencia, cualidades que a Gil y Cerezo siempre les han molestado
especialmente (ellos les descalifican diciendo que son cuatro gatos,
cuatro pobrecitos de pedir y demás). Dicen que cincuenta testigos hacen
cincuenta verdades. Habrá quien esté más cómodo en el sillón de su
casa, jugando con el Atlético con mando a distancia. Los habrá que
hagan el egipcio (poner la mano y mirar hacia otro lado). Y todos esos
que quieren pasar página y olvidar fácilmente, lanzarán al viento su
teoría del absurdo: "¿Y para qué sirve todo eso?"
Recuerdo que, en cierta ocasión, a Jorge Valdano
se le echaron encima los hijos de los resultados (los periodistas nunca
pierden) y le arrinconaron con la pregunta más absurda de todas. "¿Para qué sirve jugar bien?". Valdano, ilusionista de palabras, respiró hondo y disparó: "Un
día osaron preguntarle a Borges para qué sirve la poesía y contestó con
más preguntas: ¿Para qué sirve un amanecer? ¿Para qué sirven las
caricias? ¿Para qué sirve el olor del café? Sirve para el placer, para
la emoción, para vivir.". Así que, aficionados del Atlético, agitadores, buenistas o en estado vegetal,
cuando les pregunten (que lo harán) aquello de "¿ Y para qué sirve
manifestarse en la Puerta Cero?", recuerden a Valdano. ¿Para qué sirve
un amanecer? ¿Y las caricias? ¿Y el olor del café? Gritar el viento por
un Atlético sano sirve para el placer. Sirve para la emoción. Sirve para vivir. El Atlético está en coma desde hace años. Su afición, no.
Rubén Uría / Eurosport
http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/3812/