REPORTAJE: Fútbol La violencia
Los 96 de Hillsborough piden justicia
Casi
un centenar de aficionados murieron aplastados contra las vallas en
1989 en Sheffield por un fallo del dispositivo de seguridad
LUIS MARTÍN - Liverpool - 11/02/2007
El
fútbol inglés tiene un antes y un después de la semifinal de la Copa
inglesa de 1989 entre el Nottingham y el Liverpool que debía disputarse
el 15 de abril a las tres de la tarde en Hillsborough, el estadio del
Sheffield Wednesday. Una tragedia de la que aún no se ha recuperado
Liverpool. En la terraza de Leppings Lane, 94 aficionados, entre ellos
John Paul Gilhooley, de 10 años, fallecieron por asfixia o paro
cardíaco aplastados contra las vallas. Cuatro días después, Lee Nichol,
de 14, murió a causa de las heridas internas. En marzo de 1993, tras
cuatro años en coma, el fallecimiento de Tony Bland elevó a 96 el
número oficial de muertos. Además, hubo 766 heridos. Miles de
familiares necesitaron ayuda psicológica.
"De no haber sido futbolista, habría estado allí, animando al Liverpool", asegura Aldridge, ex
del Liverpool y de la Real Sociedad, que vivió desde el césped aquel
infierno. "Durante seis meses no pude volver a pisar un campo. Tenía
amigos en la grada y no pude hacer nada por salvarles", relata. "Aún me
cuesta hablar de aquello. Vuelven a mí imágenes terribles", prosigue el
mítico delantero en su céntrico pub de Liverpool, The Aldo's
Place; "todos se merecen justicia. Tarde o temprano, se sabrá la
verdad". El dedo en la llaga: ¿qué generó la tragedia?
"No
queremos dinero. Sólo que los culpables lo asuman", sostiene ante el
estadio de Anfield un tal Brian. Voluntario de la campaña Justicia para los 96
vende camisetas por cinco libras y pulseras de plástico rojo por uno.
Cientos de personas como él siguen trabajando para que no se cierre el
caso como un "accidente".
"Muertos accidentalmente por asfixia",
falló un juez en 1990 ante la denuncia de la madre de un chaval de 14
años fallecido. La frase retumba para Peter Carney, un superviviente:
"¿Accidentalmente? ¿Quién nos hizo entrar en el corral? ¿Quién
prohibió que se abrieran las salidas de emergencia? ¿Dónde estaban las
ambulancias y los médicos? Nos empujaron a morir y nadie fue
responsable".
El sensacionalista The Sun señaló a los culpables. Bajo el título La verdad y siguiendo testimonios de los responsables policiales, acusó a hinchas reds
de robar a los muertos y orinarse encima, así como de golpear a agentes
y sanitarios, además de generar el problema por estar borrachos. Ni un
solo fallecido dio positivo por alcohol en las autopsias. En Liverpool
todavía se toman represalias contra The Sun y su ofensa.
Según
las evidencias recogidas por el juez Taylor en sus investigaciones, la
negligencia policial fue manifiesta. El responsable del operativo se
empeñó en meter a 3.000 hinchas en una zona para 1.600 para evitar
incidentes en el exterior, sólo se habilitaron dos puertas y, cuando ya
había decenas de cadáveres y el partido estaba suspendido, el inexperto
oficial al mando pidió permiso al superintendente Duckenfield para
abrir las salidas de emergencia y dejar que la gente escapara por el
césped. Le fue negado.
Dos hipótesis afectan al trabajo de
Duckenfield. "Si vio morir a los chicos y no hizo nada, no es humano",
justifican los voluntarios de la campaña para la justicia. Y, "si no
vio a la gente morir a través del televisor, ¿dónde estaba?". En
Liverpool juran que, tarde o temprano, se hará justicia y alguien
pagara por sus 96 muertos, que nunca caminarán solos.
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