Chinasky: vafe:
jibs: Si por opinar diferente en este u otros posts, viejos foristas como pereira, yatevale, aviacion o quien sea tienen que pedir perdón, mal vamos.
Viejos y nuevos. O nos respetamos las opiniones o no merecerá la pena entrar en el foro.
Eso de que todas las opiniones son respetables es una falacia. Puedes respetar al que la emite, pero no tienes por que respetar la opinión, y en ocasiones, a mí una opinión puede provocar que deje de respetar al que la emite, dependiendo del mensaje que contenga esa opinión. No voy a poner ejemplos de otros ámbitos de la vida porque no viene al caso y no quiero herir suceptibilidades de forma innecesaria, pero creo que los ejemplos los tenemos todos en la cabeza. No es el caso, pero eso del respeto a las opiniones perse es una milonga.
No ya solamente falacia, es una perversión. Las opiniones tienen más o menos valor en función de los argumentos en los que se sustenten. Y el que expresa la suya se somete al juicio del que la escucha. Si un tipo (sobrio y en su sano juicio, se entiende) me suelta una estupidez y no contento con ello la defiende con vehemencia, mi experiencia me hará sospechar que con gran probabilidad me encuentro ante un perfecto imbécil, lo que me pone de muy mala leche, porque está uno ya viejo para perder el tiempo con soplagaitas. En consecuencia, si es un desconocido y/o no puedo recurrir a precedentes compensatorios perderá mi respeto ipso facto.
Bastaría huir de los juicios de valor - son objetivamente indefendibles - para evitar el primer riesgo del ridículo dialéctico, pero estamos en un Foro de fútbol, donde la misma elección del equipo de nuestros amores es puramente subjetiva. Con todo, el planteamiento dogmático de medir el grado de "atleticismo" en función del "antimadridismo" que uno profese es una absoluta gilipollez se mire por donde se mire.
Ya escribí una vez que por desgracia me hice (o hicieron) radicalmente antimadridista hace ya muchos años. Malditos sean los ciervos responsables de ello, porque no me siento en absoluto orgulloso de serlo. Con orgullo se enarbolan banderas, no se queman. Además, sé que odiándoles les estoy concediendo una importancia que no merecen. Ojalá fuera lo suficientemente sabio para ignorar su existencia o incluso tratarles con una cortés indiferencia. He conocido quien así sentía y no obstante podía dar lecciones de amor a nuestros colores a cualquiera de nosotros. En consecuencia, que no me venga nadie a imponer la premisa sine qua non de antimadridista militante para ser un atlético como es debido, porque le mando a la mierda y aquí paz y después gloria.
Y, por supuesto, todo deseo hacia mi equipo que no sea el sacrosanto ganar, ganar, ganar y volver a ganar me repugna hasta la náusea.