Estar en segunda supondría, en mi opinión y deportivamente
hablando, varias desventajas.
En primer lugar, nos obligaría a competir para no bajar, por
lo que, imagino, se traería a gente algo más veterana, cortándose la progresión
de chavales que lo que necesitan es jugar (en segunda, segunda B o tercera).
En segundo lugar, nos encontraríamos con el problema de un
campo, ya excesivamente baqueteado. Como ahora, pero con el agravante de las
televisiones (que son quienes ponen los horarios).
Yo no soy partidario de subir y pelear (a cual precio) a
segunda. Lo ideal sería buscar buenos acuerdos de cesión en otros equipos,
donde el jugador pudiera seguir formándose y aprendiendo a competir, de mano de
gente más veterana.
Por supuesto que me haría mucha ilusión ascender, pero creo
que a la larga sería perjudicial.
Saludos cordiales.
Algún día volverán las barbacoas en nombre de Dios; rezad lo que sepáis, porque yo seré el Inquisidor.