rossobianco: Pues querido Nexus, solamente nos faltaba que los valerosos como tú se nos vuelvan cortos... O sea, ¿que un periodista deportivo al que nadie puede hacer sombra por experiencia y prestigio (amén de por el descrédito de los actuales), nos defiende por una pvta vez en la vida diciendo verdades como puños y tú lo desacreditas con cajas destempladas?
El tema es ése, que nos perdemos en el qué de quién cuando fue, y yo me limito a seguir el arte de la guerra. Tu mejor general puede salir al campo de batalla y decir bien alto, "somos la polla, esta guerra la ganamos, los otros son unos cobardes", y está muy bien, le dará un extra de valor a tu ejercito, pero el resto, los ajenos a él, se quedarán igual. "¿Qué va a decir éste?" será la frase más repetida.
En cambio, si el general enemigo sale al centro del campo de batalla y dice "somos unos mierdas, unos cobardes, nos van a masacrar", eso te hace ganar la guerra seguro, porque importa incluso más quién lo está diciendo que lo que está diciendo.
Que un vikingo confeso, un ser que nos ha hecho mucho daño (estoy de acuerdo con Jesús, en el mundo del periodismo prácticamente nadie nos ha hecho tanto daño como este tipo, aunque sólo sea porque es el principal artífice de que existiera el personaje del felizmente finado), sale diciendo lo que ha dicho, lo que todos pensamos, tienen un valor infinítamente mayor que si lo dice cualquier otro supuestamente afín a nuestros intereses, además en la forma en que lo dijo.
Entiendo que nadie quiera reirle las gracias al que ha asolado tus tierras y vejado a tu familia, un ser así en mi mundo sólo puede tener la vía de la guadaña, pero si a ese ser le puedo utilizar para destruir a todos los suyos, lo haga sin dudar un segundo. Para nuestros intereses su intervención tiene una relevancia manifiesta. Otra cosa es que ahí ha quedado, porque ya no tiene megáfonos y, evidentemente, a los que les interesa silenciarlo ya se han encargado de hacerlo.