Huiría como de una lectura del Corán perpetrada por Arda de una polémica sobre las clases sociales en la España de hoy pero, como todos los tópicos, me subleva ese según el cual el Atleti es el equipo del pueblo. Ni el Atleti ni ningún otro equipo de España son "el equipo del pueblo". Si además rizamos el rizo de la terminología marxista sustituyendo -dolosamente, querido Mono Burgos- el término "pueblo" por el de "obrero", entonces ya ni te cuento. Estos eslóganes son propios de argentinos, que a veces piensan por medio de ellos, no sé bien por qué. Quizá porque Borges condensó tanto el idioma que lo máximo que la gente puede acercarse a su lenguaje es por medio del eslogan. Lo ignoro. Pero el caso es que ya Valdano nos ofreció en su día buena muestra de ese tipo de hipocresía -que, por su alusión política, podría calificarse como "socialismo bonaerense"- cuando, al amparo de una inversión cercana en su club a los doscientos millones de euros y desempeñándose él mismo en un cargo por el que percibía setenta y cinco anuales, declaraba con esa voz seria, tajante, de tono bajo, como quien resume en una frase la esencia -destilada y purificada por el tiempo y la razón- de lo que tanto dolor llegara a producirle en carne propia: "el fútbol es de la gente". No será esta retórica la causa, desde luego, por la que yo -que carezco de otras propiedades que mis libros y la cama donde duermo- considere a ninguno de ellos uno de los nuestros, a menos que ese "nuestros" se refiera tácita y subrepticiamente a todos cuantos la usan para perpetuar según qué ignorancias, qué vicios, qué comercios.