De principio a fin. He estado en todos. No me he
perdido un minuto. Allá por el 21 de agosto de 2013 se levantaba el
telón a orillas del Manzanares, con la Supercopa en juego y con el
Barcelona como rival. El resultado: 1-1. Curiosamente, así cerramos el
año ayer ante el Málaga. De nuevo empate a uno. Entre medias de esos dos
resultados, otros 28 partidos en los que este equipo nos enseñó a
creer, y mostraron al mundo que desde la humildad y el esfuerzo, se
puede lograr lo que parecía inalcanzable.
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Subíamos
los veintitantos escalones de la boca de Metro de Pirámides, y lo
hacíamos más ligeros que de costumbre. Como si la ola de gente nos
llevase en volandas camino del estadio. Cruzamos la calle Toledo, y se
veían las primeras camisetas conmemorativas de la final de Lisboa. Entre
tanto, unos hablaban de la ausencia de Diego Costa. Es mejor no
arriesgar (decía uno), y tenerlo a tope para Barcelona y Lisboa. Yo
forzaría (contestaba otro). Otros hablaban de como iban a viajar a
Portugal el día 24, de si era mejor ir en coche o en bus. Y en esto,
enfilamos cuesta abajo el paseo de los Melancólicos, con un radiante sol
primaveral en la cara. A mitad de la cuesta ya se oía el griterío al
fondo. A dos horas para el comienzo del partido, no se podía dar ni un
paso sin pisar a alguien. Oímos decir a un niño de unos ocho años, que
debía de ser aquel al que Sabina citaba en la canción (“para entender lo
que pasa, hay que haber llorado dentro del Calderón, que es mi casa; o
del Metropolitano, donde lloraba mi abuelo con mí Papá de la mano”); -
¡Papá, si queda mucho para empezar el partido y ya están todos animando!
Tras
la puesta en escena de rigor, cincuenta mil banderas rojas y blancas
mediante, y nuestro himno cantado al cielo de Madrid por todos los allí
presentes, para dejar canijo al mismísimo Pavarotti, llegó el momento
del minuto de silencio en honor a todos los Atléticos fallecidos en esta
temporada. Cada uno se acordó de los suyos, y en mi caso de mí tío
Luis, que también llevaba este veneno dentro, y que nos dejó días mas
tarde de aquella Supercopa que citaba al principio de estas lineas. Y al
mismo tiempo, todos sin excepción, miramos al cielo acordándonos de
alguien a quien no conocimos personalmente, pero que nos dejó tanto,
tanto, tanto… Otro Luis. Don Luis Aragonés.
Ya metidos en
harina, vimos a un equipo, el nuestro, que empezó fuerte. Que parecía
querer resolver la papeleta por la vía rápida, y que llegó a sacar tres
córners el los primeros minutos, llegando incluso a provocar un penalti
por manos de Eliseu que el arbitro no vio. Luego asistimos a una buena
jugada que terminó con un balón perfectamente peinado de cabeza por Raúl
García para dejar mano a mano con el portero a Villa. Pero Villa volvió
a fallar, y no es la primera vez, ni sería la última en este partido.
El
caso es que llegamos al minuto sesenta y cinco aún con cero a cero en
el marcador, y cada vez con más nervios en la grada y en el campo. El
caso es que una concatenación de errores e infortunio terminó con el
balón dentro de la profería del fondo sur, sí, la que defendía un
Curtois que no había fallado en todo el año, y que ayer en un momento
puntual eligió mal día para dejar de fumar. El caso es que el Atleti,
bastante castigado física y psicológicamente, tiró de casta para sacar
unas fuerzas que no le quedaban. El caso es que el Atleti, empató el
partido a falta de un cuarto de hora para el final, en un córner sacado
por Sosa bien rematado por Toby. El caso es que el Atleti siguió
generando ocasiones. El caso es que se sabía que el Barcelona tampoco
podía con el Elche, y que estábamos a un gol de irnos todos a Neptuno.
El caso es que Sosa lanzó una falta que no entró por milímetros, y con
el portero ya batido. El caso es que apareció Adrián, que no apareció en
muchos momentos de la temporada, pero que si lo ha hecho en los
momentos más importantes, he hizo una jugada que finalizó con una rosca a
la escuadra. El caso es que esa rosca a la escuadra la veo repetida una
y otra vez en mi memoria. El caso es que, esa rosada a la escuadra que
puso patas arriba el Calderón, no terminó en la red. El caso es, que
Willy Caballero hizo una parada a mano cambiada que impidió el delirio
en las gradas. El caso es, que nos acordamos mucho de los ausentes Diego
Costa y Godín. El caso es, que se nos escapo entre los dedos una
ocasión que ni pintada de ser campeones. El caso es, que ayer no era el
día.
Una vez terminó el partido, tardamos más de diez minutos
en levantarnos de nuestros asientos. Eran muchas sensaciones a la vez.
Pero nos despedimos del Templo hasta septiembre con la cabeza alta, y
con el único pensamiento de ir a ganar a Barcelona, para levantar una
liga que nos hemos ganado partido a partido. Será el 17 de mayo. Será
justo un año después de ser campeones de copa en el Bernabeu. Buen día
para celebrarlo.
El cholo dijo esto en rueda de prensa:
"Llegaremos a la última fecha a un lugar, el Camp Nou, que no creían que
íbamos a llegar con tres puntos por delante del Barcelona. No lo creía
nadie. Y no va a creer nadie que tenemos posibilidad de ganar... Estamos
bien”
Atleti, me vas a matar. Pero yo, contigo hasta morir.