En principio las incorporaciones que se han hecho pintan bien, no se puede decir que se ha fichado mal y parece que hay una buena planificación. Al aficionado medio le encantan los fichajes y se celebran las incorporaciones. Y, no nos engañemos, a todos nos gusta también ver caras nuevas y nos sentaremos delante de la tele para conocer a los nuevos cuanto antes y ver qué tal pinta el Atleti. Sí, a todos nos ilusiona cada nueva temporada, a todos.
Pero dicho esto a mí tanto cambio me inquieta. Son demasiados jugadores nuevos en un equipo que se ha caracterizado últimamente por ser un
bloque sólido y que a todos los jugadores que han llegado les ha costado entrar
en esta pequeña secta que es el Atleti del Cholo. No termino de ver dónde va a encajar João Felix, por no hablar de James, que si termina por venir, no tengo nada claro que pueda aportar algo, ni de interior ni de segundo punta. Este año es, sin duda, el mayor reto que tiene el Cholo desde que llegó, porque a una renovación profunda de la plantilla se le suma que ya no somos aquel equipo que firmaba con sangre quedar tercero, a este equipo nosotros le exigimos competir por todo (lo que nos exijan desde fuera nos la perfuma), no hay tiempo que perder y no podemos estar acoplando piezas como se intentó con mayor o menor fortuna durante estos años y si no funcionaban no era una tragedia porque el bloque seguía ahí. Ya no, tienen que funcionar ya. Y para el Cholo debe ser un reto apasionante pero también tiene riesgo, muchísimo.