Yo entiendo que haya detractores, que haya amantes del fútbol falso de salón que no puedan con Raúl García, lo mismo que cuando un pusilánime medroso se encuentra delante de un macho alfa siente repulsión y temor por naturaleza, (normal por otro lado, en otras épocas, y la genética es muy sabia, solían ser su alimento), pero un tío que cuando su equipo se queda con 9, va un entrenador, Aguirre, y le pone de central y es el mejor. Luego le ponen de 5 y rinde con nota más que alta, que se lo pregunten a los tipos del Liverpool. De 6, lo mimo (aunque es donde más le cuesta si tiene otro 5 por puros huevos se termina chocando con él y le falta sitio).
Te juega por banda, incluso por la que no es la suya, que ahí llegó a ponerle Quique, y rinde, sin alardes, pero rinde. Sale en su verdadero puesto en un equipo menor, y lo mete casi en Europa con una jartá de goles y asistencias, y luego le sacas de 9 puro, con empate a 0 en casa y en 10 minutos obliga al portero a sacar tres manos prodigiosa, mientras se dedica a ayudar a todos sus compañeros donde le necesitan, pues algo tendrá, digo. Pero es que me juego el cuello que si un día, esperemos que no, expulsan al portero sin cambios posibles, ahí iría Raúl García a ponerse sus guantes (que por cierto me consta que no lo hace mal del todo).¿Por qué? Porque sabedor de que su equipo lo necesita, va y lo hace, con la mejor disposición del mundo.
Jamás rechaza nada, lo intenta en cualquier sitio que le pongas, con oficio y con dignidad, con humildad pero con la cabeza alta, con las medias bien arriba, con olor a fútbol de antes. Va bien por alto, domina el juego por bajo, no se maneja nada mal con el balón, puede dar pases cortos y largos, tiene un buen tiro con ambas piernas, nunca se esconde y suda hasta la última gota. Que en nada es de 10, puede ser, pero en todo supera el 6, si no más, sin dificultades. Jamás una mala cara, ni un mal gesto, en el campo o en el banquillo. Ni una declaración para cobrarse deudas, ni para llamar la atención o señalarse, ni siquiera para el autobombo tan normal en nuestros días. Siempre tendiendo la mano, al rival o al compañero.
No sé, creo que vivimos en un mundo equivocado, porque en lo que yo entiendo que debería ser el mundo, Raúl García sería el tipo más respetado y los payasos como la Ronalda, por muy bien que jueguen, serían apaleados por asquerosos.