El problema de la selección no es el "quién" si no el "qué": ¿a qué se quiere jugar? Y en función de esa idea es más fácil determinar los jugadores. De lo contrario es hacerse un krusty, poner jugadores amontonados a ver si juegan a algo por sí solos.
Ese mantra de que el "estilo es innegociable", o la paletada de la prensa de "el tikitaka nos ha dado la gloria" son rigideces dañinas para reconstruir la selección. A lo mismo no se puede jugar por muchas razones, pero sobre todo dos: la primera es que ese sistema ya está más que visto, y todo el mundo sabe cómo desconectarlo. La segunda es que con otros jugadores, de perfiles muy diferentes, no puedes jugar a lo mismo -salvo que te conformes con una versión descafeinada-.
Hay mimbres para hacer una buena selección, pero hay que empezar por los cimientos: estilo, trabajo táctico, y sólo entonces escoger jugadores. O podemos hacer como los manolos, y decir que en realidad todo es cuestión de plantar a Morata, Isco y Jesé y a gozar.