Tarde loca en el Atlético, Aguirre a la calle
EDUARDO J. CASTELAO
MADRID.- "Abel,
no te preocupes. Tengo aquí al presidente y ya está todo arreglado".
Las palabras son de Jesús García Pitarch, el director deportivo del
Atlético, a eso de las 23.00 horas. Al otro lado del teléfono, Abel
Resino, todavía en Castellón, respiró aliviado y supo entonces que
desde este martes es el nuevo entrenador del Atlético de Madrid. Era el
final de una tarde esquizofrénica, con negociaciones a cinco y seis
bandas, teléfonos conectados entre Dubai, Ginebra, Madrid y Valencia,
acuerdos firmados, rotos y vueltos a firmar, celos y recelos, una
locura con un final: Javier Aguirre se despedirá a las 13.00 horas y su
sustituto será presentado bien entrada la tarde (19.00).
Sin embargo, hasta llegar a ese punto, el Atlético vivió una jornada
desquiciante, acaso un reflejo de la situación que se vive no sólo en
el equipo, también en el club. La cronología obliga a mirar a la pasada
semana, cuando un intermediario le dice a Abel, ex portero del
Atlético, que en el equipo de su vida están pensando en él. Por
supuesto, dice que sí con los ojos cerrados. También le dice que sí a Miguel Ángel Gil, que lo llama por teléfono el mismo domingo por la noche.
Porque todo se precipita tras la derrota con el Valladolid. Por un
lado, el presidente, Enrique Cerezo, se promete a sí mismo: "No me van
a convencer otra vez, Aguirre ha de irse ya". Por otro, el consejero
delegado, Miguel Angel Gil, cambia su opinión hasta entonces y
considera que la marcha del mexicano es necesaria. Además, tenía el sí
de Resino. Es hora de ponerse a trabajar. Cerezo no viaja finalmente a
Dubai para reunirse con el consejero delegado, pero sí a Ginebra para
comer con Michel Platini, presidente de la UEFA.
Mientras el presidente está en Suiza, Jesús García Pitarch, el
director deportivo, comienza una reunión con José Manuel García Osuna,
el máximo accionista del Castellón, equipo donde entrenaba Resino hasta
ayer. A través del teléfono, García Pitarch consulta cada movimiento
con Miguel Ángel Gil, que cierra el acuerdo a media tarde, un acuerdo
como el que sigue: el Atlético pagará al Castellón 150.000 euros,
irá a jugar un amistoso el año que viene y cederá uno o dos jugadores.
En ese momento, Miguel Ángel Gil llama a Javier Aguirre y le comunica
su destitución.
Aguirre, molesto porque sabía de las negociaciones con Abel, acepta
sin más, aunque sus cercanos describían su estado de ánimo: "Está
jodido". Por la noche, en el programa El Larguero, ponía buena cara:
"Hemos llegado a un buen acuerdo", dijo, cuando en realidad con él no
consultó nadie nada hasta que recibió la llamada del consejero
delegado. "Soy consciente de que yo formo parte del problema y acepto dar un paso al costado".
El caso es que, cuando todo parecía cerrado, Enrique Cerezo regresa
de Ginebra y quiere tirar toda la operación por tierra. Está enfadado
porque esos movimientos no le han sido consultados e incluso pide que
todo se paralice. Sin embargo, bien entrada la noche da marcha atrás
-lo convencen- y otorga su bendición al proceso. En ese momento se
produce la llamada con la que arrancan estas líneas. El ex portero
rojiblanco celebraba de ese modo su cumpleaños (49), aunque según
alguien muy cercano a él estaba "algo dolido" con el Atlético porque, a
su juicio, le habían "racaneado" con la cantidad que cobrará de aquí al
30 de junio.