Hoy tenía un rato después de comer por la zona de Plenilunio y me he dicho, bueno, vamos a buscar un bar cerca del Metropolitano y así echo un vistazo a lo que nos encontraremos en septiembre.
Desolador. Es la palabra que define lo que he visto.
Lo primero que he hecho es darme una vuelta con el coche al barrio más cercano al engendro, Las Rosas, típico PAU madrileño con unos añitos más de antigüedad que Sanchinarro o Ensanche de Vallecas, calles anchas, urbanizaciones de pisos, bares impersonales, descampados y... poquísimas plazas de aparcamiento. No voy a hablar de los accesos a esta zona porque ya es un tema muy sobado y frustrante, ya que éstos son patéticos (desde la M30, desde la M40, desde otros barrios...), sino del entorno en sí mismo. Este barrio se verá claramente favorecido por lo que genere los aficionados del Atleti y sí, les vendrá muy bien, porque ahora mismo es un barrio residencial sin demasiados servicios. Pero, claramente, no está preparado para recibir lo que se les viene encima. Y, para más inri, el bar más cercano al estadio a esta orilla de la Avenida de Arcentales se llama La Peineta, tócate los cojones. Eso sí, lo único que me ha gustado es que en la Avenida de Niza hay un Polideportivo que se llama Pepu Hernández, algo es algo.
Luego he cruzado a la otra orilla, al barrio de Canillejas y la zona de Las Musas. Un ensanche madrileño de los 80, barrio humilde y mal diseñado, calles estrechas, menos plazas de aparcamiento aún y con pocas conexiones con la Avenida de Arcentales, la Plaza de Grecia (la famosa rotonda) y la Avenida Luis Aragonés. Esa zona es una auténtica ratonera y separada de la zona del estadio por un descampado con mala pinta, dejado de la mano de Dios. Ahí he decidido tomarme el café y casi me ha dado también ganas de tomarme un copazo para quitarme el estado depresivo que tenía encima al ver lo que estaba viendo. Mala decisión. Entro en un bar de mala muerte y lo primero que veo es a una señora tras la barra con el chándal rosa del Trampas y una bandera en el techo con la alcantarilla del vecino, cojonudo, pienso yo. Ya una vez dentro le digo, ya puede usté moderarse cuando lleguemos los atléticos a la zona, oiga, mal que nos pese. En fin, se lo toma con humor, no queda otra, al fin y al cabo la señora no tiene culpa de nada, pero la primera en la frente. Estaba contenta con el tema de que llegue el tema allí, pero me confiesa que tremendamente asustada porque el barrio no está preparado, que cuando había conciertos allí, años ha, era un auténtico caos, y que todo sigue igual.
Y tanto que sigue igual, el siguiente paseo ha sido por la Avenida Luis Aragonés, una calle que conecta Canillejas barrio y el final de la Calle Alcalá con el estadio. Y nada más. Esa calle no tiene una jodida conexión con otra cosa, una carreterilla de un carril de 2km sin un sólo sitio de aparcamiento. Y sí, colindante al jodido descampado que es todo el terreno que rodea el estadio, que no es otra cosa más que eso, un terreno impracticable y sin visos de que pueda serlo de aquí a mucho tiempo. No sé quién es el propietario de ese terreno pero... no se ha hecho nada! Cero! En serio se pretende que el Atleti se mude allí en 8 meses? Y, otra cosa, ese horrendo edifcio a medio terminar que se suponía que iba a ser el centro acuático, se quedará así, verdad? Y todo ese terreno sin urbanizar. Es un sitio aterrador.
No pretendía echar más leña al fuego sobre el asunto sino dar una primera impresión desde el desconocmiento de la zona hasta el día de hoy. Llamémosle masoquismo, sí, puede ser, pero ni siendo tan escéptico con el tema como lo era hasta hoy me podía esperar semejante escenario.