CARLOS E. CARBAJOSA
MADRID.- "No hay vuelta atrás y no merece la pena pensar en ello. Ya no hay que pensar en otra cosa que no sea la selección, en el camino que tomó hace tiempo, en sus enormes posibilidades y en lo que se quiere hacer de ella". Luis está feliz con el trabajo realizado.
Bueno, feliz quizá no sea la palabra; está satisfecho. Ya le tocaba, porque ha pasado las de Caín. A 70 días para el comienzo de la Eurocopa (7-29 de junio), el seleccionador español se ha vuelto a ganar el derecho a soñar.
Para la mayoría de la gente que le acompaña, incluidos sus críticos más recalcitrantes, es inevitable imaginarle sacándose de un brazo una espina enorme en el momento de su despedida de la selección (se producirá minutos después del último encuentro del equipo nacional en el torneo de Austria y Suiza). Que nadie dude de que en el mismo instante en que diga adiós, otra espina más grande y más profunda se estará clavando en su corazón.
Luis ama su trabajo. Le encantaría seguir, pero no existe la posibilidad de marcha atrás. No la hay, pero eso no significa que vaya a dar la espalda a la que ha sido su vida profesional los últimos cuatro años (46 partidos, 31 triunfos, 11 empates y cuatro derrotas). Luis se ha liberado en cierta manera de una atadura y no le importa mirar más allá, todo lo contrario: "Yo me voy, pero este estilo en la selección debe continuar".
El técnico nacional no quiere que el equipo, en caso de un traspié en la Eurocopa, sufra una operación estética. "Debemos creer en este fútbol que intentamos porque es lo que más nos conviene. No somos perfectos, naturalmente. No somos Brasil. Tampoco somos Italia. Para ganar a estas dos selecciones a mí no se me ocurre otra forma de hacerlo que apostando por este tipo de jugadores".
Se le ve encantado, sí, y a la vez preocupado. Suma 14 partidos sin perder (23 goles a favor y cuatro en contra). Digamos que le golpea la cabeza algo parecido a esto: "Mira que si ahora que estamos en tan buena racha y que hacemos las cosas bien se nos tuercen un día clave en la Eurocopa...". No pasa una jornada sin que consulte con su equipo de trabajo qué podría ganar el equipo poniendo a éste allí o quitando a este otro de allá.
Poco después del triunfo del miércoles sobre Italia, César Mendiondo, miembro de su equipo técnico que se encontraba en Rumanía para hacer un informe de Rusia (rival de España en la primera fase del Europeo), sintonizó la RAI. El locutor estaba derrochando elogios al equipo español. Enseguida llamó a Luis para contárselo. Esto le produjo buenas sensaciones a Luis.
No son buenas vibraciones las que le provoca el hecho de intuir que el ambiente durante el torneo podría sufrir algunos intentos de desestabilización. "Mientras los ataques sean a mí, no me importa". Sabe que algunos van a ir a por él.
Durante la rueda de prensa que Luis ofreció tras el partido de Italia, un locutor de radio que hace tiempo le declaró algo así como la guerra realizaba su programa en directo en la misma sala. Las impresiones del seleccionador a la prensa apenas se podían escuchar debido a que el locutor no bajaba su voz. "¡Cállese, joder!", exclamó a Luis antes de soltar una risotada.
Ufarte. Armando Ufarte es, además de su amigo íntimo desde hace muchos años, su ayudante directo en la escuadra nacional. El que fuera gran extremo del Atlético de Madrid aporta un punto de vista sobre el futuro del equipo: "Nosotros estamos contentos con lo que se ha logrado. Esta España tiene un estilo muy definido; la afición ya se sabe la alineación de memoria, y eso es siempre buenísimo. Lo que no se puede hacer, aunque en la Eurocopa se tenga un tropiezo, es darle la espalda a este estilo".
Si la pregunta es si el vestuario apostará por el sucesor como lo ha hecho por Luis, Ufarte no tiene dudas: "Es verdad que estos chicos están a muerte con él, pero son deportistas magníficos y con una percepción del deber altísima".
No hay lista cerrada para la Eurocopa. Es seguro que entre los 23 convocados no se encontrará Raúl. Para Luis fue el único detalle reprobable en la noche del miércoles: los coros de parte de la afición reclamando en el equipo nacional al delantero madridista. "No me duele a mí, me da pena por los jugadores", dijo.
La figura del mediocentro defensivo es la que le produce al seleccionador más incertidumbre. No hay decisión, como tampoco sobre la pareja titular de centrales. Albiol gana enteros y Marchena es intocable...