Hacía tiempo que no pasaba por aquí, pero hoy era una visita obligada.
Poco tengo que comentar que no se haya dicho o escrito ya. Solamente decir que hoy, más que nunca, me siento colchonero y orgulloso de serlo. Esta mañana al ir al trabajo, en pleno atasco en una de las vías de circunvalación que rodean Madrid, un figura - solo se le puede llamar así - había puesto todo orgulloso su bufanda en la luneta trasera del coche. Sí, hoy y no el jueves pasado, cuando era mucho más fácil. Algunos le miraban con estupor y extrañeza, otros con cierta sorna, hasta que ha llegado uno y al verle ha empezado con los pitidos de hermanamiento. Luego, nos hemos sumado unos cuantos. No tiene nada que ver con las sensaciones que habrán vivido quienes han tenido la suerte de estar en Hamburgo o Barcelona, pero ha sido bonito y emotivo, como todo lo que hemos vivido en las últimas semanas.
Si echo la vista atrás, no consigo recordar una derrota tan dulce como la de anoche. Fue una derrota ante un equipo odioso y deleznable y como tal escuece, pero la sensación es muy diferente. Es una sensación de renacer, de recuperar una ilusión perdida, de reencuentro, pero sobre todo es una sensación de orgullo, orgullo de ser seguidor de este equipo y de que ni los descensos, ni las gestiones calamitosas, ni los Zidanes, ni los CR9´s ni los años de peregrinar por el desierto han podido con nosotros. Nuestro pasado reciente ha sido duro, el presente es malo y el futuro incierto, pero viendo lo que he visto a lo largo de estos días, tengo el convencimiento de que sobreviviremos a todo lo que nos pueda venir. Hoy más que nunca, ¡Forza A_tl_eti!. Seguiremos viendo la vida en rojo y blanco.