Alberto Ruiz Gallardón
Ruiz Gallardón, el alcalde de Madrid y amigo de José Bono,
acaba de firmar el convenio que impulsa, definitivamente, una de las
mayores operaciones urbanísticas de Madrid y que afecta a los terrenos
del estadio “Vicente Calderón” y de la antigua fábrica de cerveza Mahou.
En términos escuetos, dicha operación consiste en la creación de un
parque en el suelo del estadio de fútbol y el traslado de su
edificabilidad al solar, aledaño, de la cervecera.
El negocio relaciona a una sociedad anónima deportiva marcada por el signo de la corrupción desde que el finado Jesús Gil se hizo con el control del Atlético de Madrid, entidad aún controlada por sus herederos; y a la mercantil RTM DESARROLLOS URBANÍSTICOS Y SOCIALES (CIF: A84030980) en la que participan personajes como Marc David Rich, famoso en ciertos círculos, sobre todo los del FBI y los de los Juzgados de Corcubión, donde se instruye el caso del Prestige; el “malayo” Enrique Ventero Terleira; el responsable de la quiebra de MARTINSA-FADESA, Fernando Martín; y últimamente la propia Esther Koplowitz, a través de FCC.
Además, las dos entidades, la deportiva y la promotora, no son ajenas entre sí. Mientras la Sociedad Anónima Deportiva, presidida por Enrique Cerezo Torres y controlada mayoritariamente por la familia Gil a través de las sociedades HOLDING DE INVERSIONES ATLÉTICAS y PROMOTORA INMOBILIARIA LA ALHAMBRA; tiene como administrador al “malayo” Enrique Ventero Terleira y como Secretario al letrado Pablo Jiménez de Parga Maseda; en la entidad RTM DESARROLLOS URBANÍSTICOS Y SOCIALES aparece como secretario el mismo Pablo Jiménez de Parga y, como uno de los accionistas, la empresa VENTERO MUÑOZ S.A., es decir, una de las sociedades del imputado en la Operación Malaya, Enrique Ventero Terleira. Por otra parte en la sociedad ANDRIA INVERSIONES INMOBILIARIAS S.A, perteneciente en un 65% al citado Marc Rich Wang a través de la empresa domiciliada en Amsterdam, DORSALIS BV, también consta como Secretario el citado Pablo Jeménez de Parga Maseda.
Sólo debido a la presencia de estos nombres o de algunos de estos nombres, la Fiscalía Anticorrupción
debería sacar a relucir sus lupas más potentes pero es que, además, los
números que se manejan en la operación inducen a la más vehemente de
las sospechas.
Enrique Ventero Terleira, imputado en la Operación Malaya
Según informa El País, la venta del estadio fue puesta en marcha tras la muerte de Gil “no por iniciativa del Atlético de Madrid, sino a instancias de las inmobiliarias que están detrás de RTM DESARROLLOS URBANÍSTICOS Y SOCIALES“. Esto, sin embargo, es cierto sólo en parte puesto que es sólida y evidente la unión de intereses entre el Club deportivo y RTM, al menos entre algunos de los consejeros de ambas entidades y, además, ambas están unidas en el negocio desde su origen.
Así, apenas algo más de un mes después de que Gil compareciera en su “juicio final”, los accionistas mayoritarios del Club, que no son otros que la familia del difunto y Enrique Cerezo, constituyeron una sociedad que gira bajo la denominación DIVISIÓN INMOBILIARIA DEL CLUB ATLÉTICO DE MADRID. A dicha sociedad se les traspasó la propiedad del Estadio y en la misma operación se vendió, por 33,9 millones de Euros, a RTM el 10% de DIVISIÓN INMOBILIARIA
etc., porcentaje que también correspondía a los futuros derechos
urbanísticos. A esto se añadía una opción de compra del 5% y otro 5%
para Caja Madrid.
En la actualidad, si los términos del convenio firmado por Gallardón (véase el artículo de Tiempo titulado Montserrat Corulla Confidencial)
No cambian, la operación significará la construcción de unas 2.000
viviendas que, sensatamente, podrían suponer unos ingresos brutos de no
menos de 800 millones de Euros los cuales, como bien dice “El País“,
acabarían suponiendo unos beneficios netos no inferiores a los 100
millones de Euros, casi 17.000 millones de Pts. En otras palabras, se
invierten 34 millones escasos y, firma de Ruiz Gallardón mediante, se obtienen 100 millones limpios.
Marc David Rich, el prófugo indultado que fuera socio de Petra Mateos-Aparicio Morales.
Marc David Rich Wang
Marc David Rich Wang, nacido en Amberes con el
apellido Reich y emigró a Estados Unidos junto a sus padres ante la
invasión nazi de Bélgica. Pertenece a esa clase de sujetos que como Mosser Alkassar o Kashougi, delinquen, presuntamente, en “términos de continentes”.
Su vida empresarial independiente comenzó en el 74, asociado con Pincus Green y con Jacques Hachuel, que alcanzó fama en España durante el proceso del “Caso Banesto“, banco en el que compartía consejo de administración con Mario Conde y en el que el mismo Rich estuvo implicado junto a Petra Mateos, como luego se verá.
Rápidamente hace fortuna traficando internacionalmente con materias
primas quebrantando el bloqueo estadounidense a la URSS y el de la ONU
a la Sudáfrica racista. También se le atribuye un papel importante en
el tráfico de armas , todo ello desde la sede de su empresa en Zug, Suiza.
El gran negocio comienza cuando a principios de los 80, ignorando el bloqueo de Estados Unidos a Irán, compra petróleo a Jomeini, a precio de saldo, y se lo vende a Israel.
Esos negocios, difíciles de comprender sin la protección política del
mismo gobierno cuyas leyes burlaba, el de Estados Unidos, no obstante,
se convierten en su peor problema puesto que de paso, elude al fisco
estadounidense no menos de 50 millones de dólares. Como una cosa es
actuar de “agente” en el saqueo del petróleo iraní y otra muy distinta
no pagar impuestos, el FBI comienza a perseguirle y en 1983 se le acusa formalmente. Para refugiarse de esa acusación, solicita y obtiene del gobierno de Calvo Sotelo, la nacionalidad española.
Petra Mateos-Aparicio Morales
Con Felipe González en el Poder, Rich se introduce en el negocio de los hoteles a través de la financiera RON INVESTMENT, donde se asocia con personajes esenciales del poder político de la época, aunque de aparente segunda fila: León Benelbás, el condenado y encarcelado Julián Sancristobal y, quien ahora más interesa, Petra Mateos-Aparicio Morales, jefa del gabinete de Miguel Boyer,
especia que salpimentó algunos de los más importantes escándalos
económicos de la época y, en la actualidad, persona integrada en el
círculo íntimo de José Bono.
Por entonces Estados Unidos aún ofrecía una recompensa por la cabeza de Rich
de 750.000 $ y continuaba acusado de evadir controles de precios y
ganancias, de realizar transacciones falsas, de expedir recibos falsos,
de fraude fiscal y “comercio con el enemigo”, etc. etc.
En 1984, dentro de una campaña para “regularizar su situación” las empresas de Rich admitieron haber cometido 78 delitos, de los cuales, según publicó el diario argentino Clarín,
“la mitad formaba pare de un plan para evitar los controles sobre sus
ganancias y evadir impuestos”. Esas empresas aceptaron pagar, entonces,
multas por un montante cercano a 1000 millones de dólares.
La legalidad le llegó a Rich, nacido Reich, cuando Bill Clinton
le concedió un indulto durante las últimas horas de presidencia. Ese
indulto fue investigado porque venía precedido por valiosas
aportaciones y regalos hechos por la ex esposa de Rich a la campaña electoral del citado Clinton y a él mismo. La investigación no llegó a mucho y el propio Bush ratificó el indulto. No en vano, Rich había compartido sillón en el consejo de la Twenty Century Fox (la mitad de la cual le pertenecía) con el expresidente Gerald Ford y con Henry Kissinger. Sin embargo, la campaña desplegada a favor de Rich ante la presidencia de Estados Unidos y en la que participaron personajes señalados como Camilo José Cela
o el Presidente y el jefe de los servicios secretos de Israel e,
incluso, el propio rey de España, vino a hacer pública otra faceta del
peculiar Rich. También era un hombre ligado a los
servicios secretos, aunque sería prácticamente imposible determinar con
seguridad a qué servicios secretos, pues como en el caso de otros
personajes similares, este hombre, posiblemente tenga la cualidad de
agente doble, triple… o hasta quítuple.