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El texto me ha dejado un sabor agridulce, le he dejado un comentario, a ver si lo publican.
*(Copio sólo el texto que dedican al Atlético)
En la orilla del Manzanares todo es diferente. Cualquier detalle se aprovecha como excusa. Suena extraño que tras una derrota la culpa sea de los Gil,
también de Cerezo. El año pasado el Madrid no ganó la liga y nadie se
acordó de Calderón cuando había motivos más que fundados. Antes era el
entrenador, Aguirre, más tarde fue de Abel, que era un clon de Aguirre
en la toma de decisiones. Ahora es Quique, un entrenador táctico,
metódico, casual. No encuentran el camino, la senda de la victoria. Los
jugadores huyen aunque se hable de operación limpieza. Extraño quitar
para no suplir, perder jugadores cuando la mitad se la lleva Hacienda.
El mercado invernal es de retales, cuando se adapten los que lleguen
habrá pasado este y otro año; si no fíjense en Banega. Salvio, buen
jugador, tardará tiempo en aterrizar, como el Kun y tantos otros.
No entro en las culpas y los males de la propiedad pero los
colchoneros no deberían perder la perspectiva: plantilla corta, sin
Sinama y Maxi aún más. Muchos tampoco es sinónimo de suficientes.
Reducida en número, escasa en virtudes y desempeño. Más preocupante lo
segundo que lo primero. No hay actitud, tampoco liderazgo. Tres
competiciones, una de ellas la Europa League con una ronda más y el
castigo de jugar de jueves, lo cual castiga y mucho. En Liga el
descenso sigue cerca, esto avanza y siguen ahí, tras dos partidos
buenos; llega un mes para olvidar. Mirar a Quique, a la propiedad es equivocarse.
Cuando te levantas toca levantarse, competir en inferioridad, mantener
la concentración es vital para ser grande, lo demuestras cuando
pierdes. El vestuario del Atlético proyecta inmadurez, escaso carácter.
La falta de líderes es un hecho palpable, el compromiso salta por los
aires en cada balón parado. Marcas al hombre o en zona, siempre tres o
cuatro del equipo contrario libres de marca, da lo mismo que sea en el
primer o segundo de partido. Concentración escasa que sirve para tirar
un partido en un detalle; cuando un equipo se distrae en la cancha, es
un equipo perdedor, un equipo que olvida cuál es la tarea. Esto
significa un equipo sin dinámica ni compromiso, sin responsabilidad.
Los futbolistas, los que se llevan los elogios en la victoria, son los
que deben sacar al Atlético de donde le han metido. Ellos y no otros.
Cerezo y Gil no juegan, ellos serán culpables pero que sean una cortina
de humo sobre lo que pasa en el terreno de juego sólo hace mal, mucho
mal, a todos los que tienen el sentimiento colchonero.