Ha bastado una victoria contra el gran Numancia —obtenida de un modo más que discutible, pues en el primer tanto Salva arrolló a un zaguero rival— para que un simplón optimismo se propague entre los comentaristas filorrojiblancos, tan forofos como sus colegas merengues, pero, por lo general, más idiotas, si ello es factible. Así, uno de esos ...