¡Cariño, he encogido al equipo! (15/11/2004)
Mira que son malos, desorganizados y tienen la moral por los suelos los del Mallorca. Pues nada, ni por esas.
El primer tiempo es..., bueno, no voy a decir que de juzgado de guardia, porque luego no admitirían la denuncia por algún defecto de forma, o declararían el delito prescrito, por muy de lesa majestad que sea –que lo es-. Casi indescriptible. ¡70% de posesión de la pelota y sin saber qué hacer con ella! Tácticamente y en los movimientos, rígidos y fijos cuales jugadores de futbolín. La actitud, como la velocidad, o sea, peor imposible.
El segundo caminaba por los mismos derroteros, hasta que salió Ibagaza. Decepcionará, por no llegar al nivel esperado, fallará muchos pases –entre otras cosas porque arriesga con ellos-, pero su visión del juego y la velocidad que le imprime, lo hacen imprescindible en este equipo.
Tres ocasiones y media siendo dominadores casi absolutos del balón, y las dos mejores a balón parado. Pero lo mejor ha venido después del 1-1: ¡se han conformado!, y a puntito que han estado hasta de perder. El detalle de la última jugada –muy mal, Ibagaza-, lo resume a la perfección todo: un equipo encogido hasta el ‘liliputismo’, y no sólo por carencias posicionales y falta de calidad. Este entrenador, para mí, ya ha demostrado todo lo que tenía que demostrar: tal para cual en relación con la plantilla.
ORACIONES DEL DÍA
Para que Velasco, Sergi, Aguilera y Paunovic no vuelvan a vestir esta camiseta, te ruego Señor, óyeme.
Para que Jorge entienda que jugar en primera división exige algo más que dar pases horizontales o hacia atrás y moverse como un conejo con mixomatosis, te ruego, Señor, óyeme.
Para que Torres deje de tirarse y quejarse cuando no debe, porque luego, cuando es de verdad, la canalla arbitral ya tiene excusa para ignorarlo, te ruego Señor, óyeme.
Para que alguien enseñe a rematar de cabeza a ese estupendo jugador que es Pablo, te ruego, Señor, óyeme.
Para que alguien explique a ese no menos excelente defensor que es Perea, que nunca debe despejarse por abajo de frente, te ruego, Señor, óyeme.
Para que no vuelva a ver arbitrar al Aleti a Pino Zamorano, te ruego, Señor, óyeme.
Y por último, y como siempre, para que se vayan o se los lleven de una bendita vez a los apropiadores indebidos y estafadores, culpables de todos nuestros males, te ruego, Señor, óyeme.