Crónicas en la Distancia

Fases finales a lo rojiblanco

Sobre mi blog

Estas notas son probablemente gotas insignificantes en un océano. Pero saben a sal rojiblanca, a la playa del expatriado, y a la fortuna de vivir in situ de nuevo la fase final de un campeonato de fútbol de naciones. No son por tanto mucho, pero son las nuestras. O al menos sólo tendrán sentido si así consigo que las sientas.

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Estampas mundialistas - Die Welt zu Gast bei Freunden

Esta semana ha regresado a las orillas del Rhin el sol, y con ello han reaparecido las terrazas, los bikinis, y el bullicio en la vieja ciudad. Ayer por la tarde, cuando el sol se paseaba por la orilla de Oberkassel, me dejé llevar por esa parte vieja y además encontré, recién llegados, numerosos hinchas enfundados ya en sus galas de fiesta.

Primaban los suecos, los más visibles por altura, color de pelo y piel, y el amarillo de la Sverige, que brillaba hasta en las sombras de los vetustos callejones. Los ecuatorianos, que estrenan hoy campeonato, también se dejaban ver, envueltos en anchos plásticos, en un amarillo más alegre pero más modesto, más mate sobre el fondo de sus curtidas pieles y sus rizos de antracita. Los ingleses, los menos uniformados, reposaban el trigo y la cebada matutinos tras sus inmutables gafas de sol y sus entrecortadas sentencias.

Y en cualquier lugar, tienda o bar, camioneta o árbol, colgaban ya o se disponían a ser colgadas, la tricolor, la naranja, la del quetzal, la del orden y el progreso tan anhelados, la de la espada, la de la quimera, la de la unión, la del santo y la del pecador, la de la libertad, la de la independencia, pero sobre todo una que más me movió el corazón: la roja, la de mi furia, mi euforia y mi alegría, la que añoro lejos y no soporto cerca.

Entre el Rhin y el Oder, durante estos días, el Mundo es un invitado entre amigos (Zu Gast bei Freunden). Comienza por tanto la fiesta. Seguiremos informando

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