Como vivir es fracasar, todo fracaso encierra en sí una cierta gloria. Salvo si aquel que fracasa, claro, da en soberbio. Ningún espectáculo hay tan penoso, tan grotesco, como el que nos regala la soberbia de un perdedor. Apenas cayó Chinasky en él a pesar de darse todas las facilidades para ello. Nada, desde luego, que no pueda explicarse tras el ...