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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Así lo veo yo (21/10/2003)

Mientras esta mañana mi coche atravesaba las llanuras de una Castilla batida por la lluvia del al fin llegado otoño, he tenido el tiempo suficiente para pensar en lo que ayer no tuve ni tiempo ni, sobre todo, deseos de pensar.


¿Lo de ayer fue un fracaso? Fracasos y éxitos son siempre relativos, incluso si se mira por el retrovisor aparentemente objetivo, por distanciador, que es la historia. Lo que uno espere es decisivo para valorar lo que resulta. Si alguien pensaba que ayer era El Día D, creo que se equivocaba. Nuestra Oklahoma está aún batida por una fuerte marejada, y nuestros equipos de desembarco no están todavía preparados para afrontar temporales. No es ahora el momento, creo, de enjuiciar estrategias y tácticas utilizadas ayer, pero sí avanzo que, en mi opinión, el ansia expresiva, la necesidad de dar rienda suelta a tanta rabia acumulada, a tanto oprobio lacerante, nos nubló la vista a la hora de valorar el estado de la mar y la fortaleza de nuestra flotilla. Creíamos en estar en condiciones de convertirla ya en toda una flota, pero quienes debían integrarla siguen, aparentemente impasibles, amarrados a puerto y esperando horizontes más despejados.

Quizá la distancia de Madrid, el vivir más ajeno que la mayoría de vosotros al día a día colchonero, en algún aspecto me dé ventaja para ver las cosas con un poco más de perspectiva. Algo creo que también me aporta el haber participado ya en otras guerras de este tipo. Por eso, yo no creí nunca que ayer fuera El Día D; y por eso también os digo que palpé un ambiente, en la calle y en la grada, que no es ya precisamente el más favorable a la monstruoisidad giliana, aunque pueda parecer lo contrario. Repartiendo los dípticos de AA, vi a buena parte de la gente a quien se la entregaba interesada, y a bastantes más de los que esperaba incluso receptiva a lo que pudieran decir esos cuatro gamberros que sólo a ellos mismos representan. En la grada, la gente ya no se hace ilusiones, me parece, y sabe perfectamente, a estas alturas, que la moto de este año es más vieja y está más averiada que nunca. Creedme, si el Aleti no fuera SAD y hubiera unas próximas elecciones, Gil sería barrido hasta por un Juanito Navarro, para entendernos.

¿Por qué la gente no reacciona, entonces? ¿Por qué aguanta, impasible, un horizonte despejado que todos sabemos nunca va a llegar? Pues porque es, simplemente, gente; gente de la calle, gente del hogar, gente del televisor, del Marca o el As, de El Larguero o El Tirachinas. O sea, no son héroes. Pero ¡ojo!, tampoco villanos. No caigamos en el mismo error que muchos criticamos en su día al Frente o nos costará muy caro.

A estas gentes, ¿qué las moverá? Pues, para ser sinceros, me parece que sólo el ver que el abismo vueleve a abrirse bajo sus pies. O que alguien, sea uno o sean varios, se decida de una vez a dar el paso adelante y demostrar que hay otra vía posible que no sea la que, irremisiblemente, parece llevarnos al tal abismo. Alguien que diga ¡aquí estoy yo y aquí está mi dinero! Alguien que, arropado por profesionales y su dinero, esté un día sí y otro también trabajándose los medios creadores de opinión (no enfrentándose con ellos). Alguien que no deje pasar un solo fallo del gordo y sus secuaces sin denuncia. Alguien, en definitiva, con verdadera voluntad de poder, de hacerse propietario mayoritario del Aleti pagando un alto precio, económico y personal, por ello. Y no nos engañemos: nadie de los que ayer, de un modo u otro, estuvimos en el ajo, somos ese alguien, sin el cual nuestro mayor o menor esfuerzo resultará baldío.

Nuestro papel es otro. Como diría el impresentable vascongado, debemos resignarnos a mover el árbol –con más tino, desde luego, pero con la misma voluntad–, y esperar que ese personaje o personajes sepa(n) tejer y poner la red para coger unos frutos que, aunque lentamente, creo que ya empiezan a madurar.
Así lo veo yo, 24 horas después y a casi 500 km. del lugar de los hechos.

Saludos colchoneros, que hoy quiero dirigir muy en especial a los bravos organizadores de los no tan baldíos como ellos mismos creen actos de ayer.

Posted: oct 21 2003, 12:00 por SDHEditor
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