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Las mentiras sobre el Atlético Aviación: Su derecho a jugar en Primera.

Volvemos hoy nuevamente para desmontar otra de las acusaciones que sobre la historia del Atlético Aviación y, por ende, del Atlético de Madrid. Periodistas con reputado pasado, pero nulas dosis de información y objetividad han vomitado al mundo la siguiente mentira: “En 1.939 se inventó una promoción contra el Osasuna con el objetivo de poder meter al Atlético Aviación en Primera”. Con otras palabras pero la misma desinformación y mala leche publicaba en 1.990 Francisco Yagüe en Diario 16 su incalificable artículo: “Efemérides para olvidar”. Después extendieron su “obra” unos cuantos más. Otros han ido más allá en la idiotez y denuncian: “Para meter al Atlético Aviación en Primera se obligó al Oviedo a renunciar a la plaza que le correspondía”.

Después de respirar unos minutos (tal avalancha de tontunas son difíciles de ingerir sin anestesia) vamos, como siempre, con los datos contrastados en los libros de historia.

Antes de comenzar quisiera dar las gracias por su ayuda tanto para confirmar datos como para ampliarlos y enriquecerlos a Fernando Sánchez, doctor cum laude en periodismo por su tesis: “Fuentes documentales deportivas aplicadas a la historia de un club deportivo español: Historia del Club Atlético de Madrid”.

Como dije en la anterior columna el Athletic Club (de Madrid) había descendido a Segunda división en 1.936 y esa era la categoría que en principio correspondía al Atlético Aviación al reanudarse la competición en 1.939. Sin embargo, ante una cierta sorpresa general, el Oviedo pidió una especie excedencia solicitando a la Federación, dada su desastrosa situación económica, social y deportiva, una prórroga para su reingreso en la competición. Es conveniente recordar como, antes de la Guerra Civil, el Oviedo, si no un grande como tal, era un equipo plenamente asentado en Primera, cuarto clasificado en la Liga del 36 y contaba en sus filas con Isidro Lángara, la gran figura hispana goleadora de preguerra (máximo anotador liguero en la 33-34, 34-35 y 35-36). Al finalizar la contienda bélica el Oviedo había perdido a una buena parte de sus jugadores (la lucha en Asturias fue especialmente cruenta), el propio Lángara había huido fuera de España con la selección de Euzkadi, y tenía su campo de Buenavista literalmente destrozado, con la tribuna arrasada (las maderas se arrancaron para hacer fuego) y una gran trinchera que partía el campo de juego en dos. Sin medios para reanudar su actividad, fue por tanto el club astur el que solicitó que le excluyesen temporalmente de la renacida Liga.

La Federación Española, ante la baja del Oviedo, confeccionó el calendario liguero con once clubes (uno descansaba cada semana). Sin embargo, el Club Atlético Osasuna reclamó su derecho a jugar en Primera en base a un acuerdo tomado por la Junta Directiva de la Federación, el 26 de junio de 1938, que otorgaba una plaza en la categoría de oro al equipo osasunista como agradecimiento a los servicios prestados por el pueblo navarro al bando nacional durante la Guerra Civil. Esta curiosa decisión fue refrendada por la Federación en la primera asamblea celebrada tras la guerra. Eso para los que hablen de “equipos del gobierno”. A ver cómo les cuentan ahora esta historia a los Indar Gorri…
Claro, si por una razón así se podía entrar en Primera, no es extraño que llegasen también reclamaciones de Coruña, Vigo y Ceuta enarbolando la bandera del “pa´ franquista el que suscribe, que yo también estuve a tortas con los rojos y merezco estar en Primera más que nadie”.

Sin embargo, estos méritos eminentemente bélicos chocaban frontalmente con los reglamentarios y deportivos, porque, al renunciar el Oviedo, el equipo que había tenido mejor clasificación en la última temporada no era otro que el Athletic Club (de Madrid) penúltimo en Primera en 1.936, correspondiendo el farolillo rojo al “promocionable por las armas” (valga la expresión) Osasuna.

Los directivos aviadores rojiblancos movieron sus influencias en la Federación (que no eran pocas) reclamando su mejor derecho conforme a la normativa puramente deportiva, y, tras varias deliberaciones, se decidió que el aspirante político (Osasuna) y el deportivo (Athletic) dirimiesen la plaza en primera en un partido de promoción a celebrar en campo neutral. Dicha decisión “salomónica” despertó una gran polémica, y no a favor del Ahletic-Aviación Club, que era el que realmente cedía su derecho deportivo frente a intereses ajenos totalmente al mundo del fútbol, sino a favor de Osasuna que presentó un recurso al Consejo Nacional de Deportes. Se llegó incluso a dudar del “franquismo” de los miembros federativos que tomaron la decisión, de ahí que el fallo de Consejo a favor del partido de promoción añadiese en su texto unas curiosas explicaciones finales:

“Resolución por unanimidad:

La Comisión ejecutiva, después de un detenido estudio de los antecedentes que se citan, resuelve por unanimidad:
PRIMERO. Que confirmado el acuerdo recurrido, el puesto vacante circunstancialmente en la 1ª División de la Liga de clubs de fútbol se decida a favor del que resulte vencedor del partido a celebrar entre el CLUB ATLETICO OSASUNA y el ATHLETIC-AVIACION, en Valencia, el día 26 DEL CORRIENTE MES.
SEGUNDO. Que es condenable y debe ser sancionada debidamente la campaña pública llevada a cabo por elementos extraños y con fines absolutamente ajenos al deporte.
TERCERO. Que son calumniosos y dignos igualmente de sanción los ataques inferidos a la Federación Española de Fútbol, y a sus dignos componentes, de cuya honorabilidad, responde plenamente la COMISION EJECUTIVA, así como el de su adhesión absoluta al glorioso MOVIMIENTO NACIONAL”.

Resumiendo, que la promoción “inventada” (según los indocumentados) en favor del Athletic Aviación-Club resultó en realidad ser una cesión por parte de los aviadores rojiblancos de su legítimo derecho deportivo a favor del Osasuna, cuyos méritos se reducían a su arrojo en la lucha en pos de la victoria de las tropas de Franco. Ni más ni menos.

Para completar la información sólo queda decir que el partido de promoción celebrado en Mestalla el 26 de noviembre de 1.936 terminó con un 3-1 favorable a los madrileños con dos goles de Enrique y uno de Vázquez que remontaban el inicial de Vergara, refrendando en el campo de juego lo que la política había puesto en duda: su derecho deportivo y reglamentario a jugar en la máxima categoría nacional.

Victor Hegelman.

PD. Por cierto, al Oviedo se le guardó su plaza y se reincorporó a la Liga de Primera División en la temporada 40-41, pero esa es otra historia.

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