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Escritos con esencia Rojiblanca

Blancas palomas, negras intenciones (II).

Me cuenta alguien muy cercano a la plantilla del Atlético de Madrid que hoy Torres andaba cabreado. Bastante cabreado. La calificación de churro que Palomar había hecho en Marca sobre su gol sabatino le ha tocado las narices pero bien. Porque el Niño, al terminar el partido, estaba exultante con su gol. “Uno de los mejores que he metido con la rojiblanca”, decía feliz. Hasta que llegó un listo y dijo que había sido de chiripa.

 

Me cuentan asimismo que Torres ha dicho que ya no le extraña nada, que de haber jugado en otro equipo todos, absolutamente todos y no un buen número, estarían alucinando con el gol. Y yo añado algo más. Cuando Fernando habla de cualquier otro equipo no habla de los recurrentes Madrid y Barça. Habla de cualquier equipo del mundo. A eso se refería cuando confesaba a Méndez en Onda Madrid hace un par de meses que no era fácil ser del Atlético en este país.

 

Porque el trabajo ya esta hecho. Basta que un “enterao” con cierto nombre mienta y manipule desde un diario nacional para que le sigan miles, tratando de convertir en verdad su disparate. No es complicado. A muchos les escuece cualquier logro de Torres. ¿Y que alguien dice que fue un churro? Pues con ese a muerte.

 

Mancha, ensucia, tergiversa, dispara mierda, Palomar, que algo queda.

 

Yo también, si rellenase la contraportada de Marca, podría decir cosas como que el gol de Cassano en el derbi fue una chamba, que no remató hábilmente poniendo el balón lejos de Franco, sino que el cuero le rebotó de mala manera en la frente y se coló de casualidad. O también podía decir que el “agua-anís” o como se llame de Raúl fue de chiripa, porque el de Villaverde se tropezó y le salió un regate. O que Zidane en la final de Glasgow fue a hacer un globo y le salió un tiro por la escuadra. Como diría Palomar: “Un churro, vamos”. Y así hasta cansarme. Por hablar que no quede. Es gratis. Pero no, no lo voy a decir. Porque fueron tres golazos impresionantes y yo estaría afirmando gilipolleces. Como la de Palomar el lunes. Y lo peor, tendría una legión de seguidores.

 

Es, además, curioso ver como se ha tratado de ilustrar la afirmación de don Roberto con una opinión de Quini, el gran brujo, que en ningún caso da la razón al redactor de Marca. Porque Enrique Castro, el magnífico Quini, sólo cree que Torres gira la cabeza antes de tiempo, pero sentencia que es un golazo (ver vídeos). Palomar dice: “remata mal, a destiempo, queriendo picar abajo o desviar a su izquierda, girando el cuello… Un churro, vamos.” Nada de eso es secundado por Quini, todo lo contrario, quien, por cierto y para los que no lo hayan visto, dominaba un gran número de suertes a la hora de tirar a puerta, siendo la anticipación y el testarazo su principal arma cuando se trataba de rematar de cabeza.

 

Demasiadas vueltas he dado a este asunto, pues, como digo, el mal está hecho. Tampoco me preocupa Torres. El chaval ya tiene costra con estos temas. Eso sí, no me sorprende que esté hasta las mismísimas pelotas.

 

Victor Hegelman.

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