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Escritos con esencia Rojiblanca

Orgullo atrofiado y cara de panoli.

A mediados de enero aproximadamente escribía otra columna llamada “El silencio de los vagos” cuya vigencia, por desgracia, no decrece sino que se reafirma día tras día. En aquella ocasión exponía cosas como estas:

“Hace un par de meses Bianchi "el breve pero caro" comentaba a uno de sus ayudantes al final de un partido: "¿Pero qué tipo de club grande es éste?, ¿aquí te machacan todas las semanas los árbitros y nadie dice nada?". Sin entrar en valoraciones deportivas sobre su trayectoria de rojiblanco sólo puedo decir que el mister argentino tenía mucha razón.

El tema de los arbitrajes que recibe un club es tarea de los dirigentes lo mismo, exactamente lo mismo, que es tarea de los jugadores entrenar. Sin embargo en el Atleti de los últimos años es evidente que no muchos hacen su trabajo. Así, vemos cómo los mandamases colchoneros contemplan impasibles los atracos sin alzar la voz y decir basta ya nunca. ¿Educación? ¿Respeto por el estamento arbitral? Y una mierda. Pasotismo. Dejación. Incapacidad. Inutilidad. Mala fé.

Hay varios árbitros que año tras año son una garantía de expolio al Atleti. Hablo de Pérez Lasa, de Burrul, de Muñiz, de Iturralde, de Daudén y del recientemente incorporado al colectivo, Bernardino González Vázquez. Es oir que pitan el próximo partido del Atleti y saber de antemano que cosas como que pase lo que pase, por ejemplo, los jugadores rojiblancos no van a tener un penalti a favor aunque les arranquen la cabeza en el área, y que lo van a tener crudo para acabar con once jugadores, teniendo vía libre el rival para dar la cera que le de la gana sin recibir una expulsión. Ves las estadísticas con estos árbitros y hay números demoledores: en nueve partidos dos empates y siete derrotas, con cero penaltis a favor y cuatro en contra. Es saber que ha tocado uno de éstos y tener la sensación de ir al matadero de la derrota segura, derrota que alguna vez es por deméritos deportivos, pero otras, las más con estos árbitros, no.

E insisto, ¿qué se hace desde el club? Ni se asiente ni se niega nada. Parece mentira que después de los años tenga que echar en falta en algo al apropiador Jesús Gil. Y sí, mire usted. Hecho de menos que después de un robo vergonzante alguien pegue cuatro voces, se cague en todo lo cagable y diga un "no vamos a permitir que nos roben y no pase nada". Es increíble pero en esos casos sí que echo de menos los rugidos de Gil. Prefiero el eructo de un salvaje al silencio actual.

Y no me hablen, vuelvo a insistir, de respeto ni buenas maneras. Don Vicente Calderón, que ganó de todo en el Atleti antes de que éstos llegasen (que no lo olviden nunca), era un tío educado, pero cuando había que llamar a Guruceta por su nombre lo hacía, y cuando había que montar una rueda de prensa en Barquillo para recusar a Franco Martínez, lo hacía. Defendía a su Atleti, con la educación de un señor de los pies a la cabeza, pero también con la contundencia y entrega con la que se defiende aquello a lo que se quiere. Ahora, obviamente, no pasa esto. Gil Marín y Cerezo pasan de todo.”

Parece que hubiera escrito esto hoy mismo. Lamentablemente nada ha cambiado. Ni los arbitrajes ni la actitud de los dirigentes. El Atleti sigue con sus árbitros malditos perfectamente definidos sin que nadie en el club denuncie sus tropelías. En este camino, autopista abierta hacia el abismo, el club se deja llevar cabizbajo, resignado, autoconvencido de un fatal destino.

Ya he perdido la cuenta. Paso de más números. Creo que han beneficiado al Atleti tres o cuatro veces y le han perjudicado en diez u once. O por ahí. Da igual. El justo reparto proclamado por los ventajistas (“al final te dan lo mismo que te quitan”) es un brindis al Sol Más falso que Judas, y no el Tadeo precisamente.

El momento de decir basta llegó hace no se sabe cuanto. Si no puedes hacer nada al menos que te oigan. Montad, zánganos, la de Dios es Cristo. Todos lo hacen desde sus medios oficiales u oficiosos. ¿Eso es llorar? ¿Estoy llorando? El que piense eso es gilipollas. Esto es defenderse. Si no puedes derribar al que te ataca, por lo menos se lo pones incómodo. Te cagas en su puta calavera y bien alto, que se entere todo el mundo de que tienes orgullo, joder.

Mucho tienen que cambiar las cosas en este atontado Atleti al que roban y no pone la denuncia no sea que alguien se moleste.

Por cierto, si alguien cree que estas palabras generan violencia simplemente me da igual. Aunque nadie me oiga, me he quedado a gusto. Mejor uno que ninguno.

Victor Hegelman.

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