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Escritos con esencia Rojiblanca

"Patrioterismo" intersemanal.

Lo siento. Siempre me han hecho gracia los patrioterismos (disculpen “el palabro”) asociados al fútbol nacional. ¿Por qué puñetas tengo que desear que gane un equipo español cuando juega con uno extranjero si el conjunto de aquí me cae mal o simplemente me trae al fresco? ¿Qué voz decide que “hoy todos somos del Villareal, Barça, Madrid, Sevilla…? Representan a España, proclaman algunos con acento en la “P” y soltando un esputo en la pronunciación. ¿Lo hacen?, pregunto yo. Señores míos, se representan a sí mismos, a su empresa y sus aficionados. España no es más que el país donde se ubica su sede social.

 

Insisto, me hace gracia. En los últimos dos días he escuchado nuevamente una situación que no por repetitiva me deja de chirriar. En emisoras como la COPE o la Ser compruebo la falsa, oportunista y abusiva filiación de los comentaristas al equipo de la piel de toro. Con el Villareal no se nota mucho porque, al fin y al cabo, ¿a quién le importan los amarillos? Qué emoción!!! Vamos submarino!!! ¿Ha perdido? Bua, bua, que pena. Al día siguiente a otra cosa mariposa. Pero con los culés… ay, con los culés. Desde los estudios de las citadas emisoras escuchas a hinchas blancos micrófono en ristre exponer sus buenos deseos con la boca pequeña en una pose que reventaría cualquier detector de mentiras. Meten pequeñas coletillas de “vamos Barça” cuando hay un corner mientras cruzan los dedos debajo de la mesa, y, en realidad, el silencio expectante y esperanzado se produce cuando atacan los de rojo y negro. Vamos, el himno español (chunda, tachunda) cantado con falsete y sordina. Siempre queda el Estatut como excusa universal. Pero, ¿no hay culés en Badajoz? Da igual. Seguro que hablan catalán en círculos privados.

 

Y hablo de “buenistas” blancos porque son los que pueblan las citadas emisoras, no porque sean mayoría, que la autoimpuesta solidaridad exhibicionista y fariseo no atiende a colores ni filias. Si yo te contara de algunos atléticos con micro y sin él…

 

A ver si nos enteramos:

 

  1. La rivalidad local no muere en competiciones europeas. Todo lo más, se disimula de forma cutre y vil.
  2. Los equipos, los clubes, no representan al país. Eso lo hace la selección, siempre que no llegue un periodista y atribuya el poder de la roja a un club determinado (Roncero, Relaño, tachunda, chunda y el Sport a la contra).
  3. Los clubes son empresas, luego, ¿por qué tengo que desear que le vaya bien a una empresa? ¿Si trabajo en Carrefour tengo que desear que le vaya bien a El Corte Inglés?
  4. ¿Por qué es antiespañol descojonarse de un club español si cae en Europa y no lo es hacerlo de Moratinos cuando la caga en la ONU? Porque este sí que representa a España.

 

En fin, hipocresía en garrafón. Como decía Eduardo Hernández en sus FAQ´s sobre el Atleti: “¿Y si el Madrid juega contra un equipo extranjero? Nuestros mejores deseos para el rival. El patriotismo no tiene nada que ver aquí”. El patriotismo, que no el “patrioterismo”, añado yo. Quizás poco simpático y conciliador el gran Eduardo, pero coherente como Descartes. Y no pasa nada, que tampoco lloró ningún madridista cuando Van der Saar le paró el penalti a Esnaider. Seguro. Ni falta que hace, de verdad. Nadie es malo por eso. Peor es utilizar la roja y gualda para ocultar tras el paño las bajas pasiones balompédicas.

 

Victor Hegelman.

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