Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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septiembre 2012 - Artículos

¡Esto es Hollywood!

"El mejor partido de la historia del club" (¡sic!), según el director de un diario deportivo de Madrid (triunfalista y olvidadizo, como buen merengue), fue un choque entre dos equipos de preparación muy disímil. Tan es así, que no sólo cada jugador colchonero (suplente o titular) estuvo muy por encima de su contrincante del Chelsea, sino que no hubo ningún miembro de la expedición del Atleti que no lo hiciera mucho mejor que su homólogo blue: el médico, el utilero, el masajista, la mascota, la hinchada... No, no excluyamos a Cerezo, que por lo menos hizo acto de presencia; no así Abramovich, que se quedó en Londres resolviendo unos asuntos.

 

Sin embargo, el protagonista de la gran final de todas las finales (que el conjunto de Londres abordó en chanclas, como si se tratase de un torneo veraniego) fue Falcao. (Por razones de espacio y de propósito no hablaré aquí de Turan, magnífico también.) Por si sus soberbios partidos contra el Valencia y el Athletic Club en la última Euroleague no bastasen, su actuación en este partido (ante un rival sin piernas, es verdad), permite afirmar que no hay ahora mismo en los cinco continentes otro punta con la agilidad, la fiereza, la intuición, la sangre fría, la potencia, la calidad de remate y la elegancia del ariete colombiano. Es el nuevo rey de la selva del área.

 

Pero lo que en otras circunstancias, con otros dirigentes y otros seguidores, sería una gran noticia para el Atleti, aquí y ahora, por obra y gracia de estos dirigentes y de estos seguidores, no lo es. Me temo que Falcao ya está por encima de la entidad que le paga; de pronto el club del Manzanares se le ha quedado pequeño a su nueve. Es un crack en el escaparate y no durará lo que sus distinguidos predecesores. ¿Apostamos a que, si no lo impiden accidentes o lesiones, se larga en junio y no muy lejos de donde vive ahora?

 

En resumen: esta victoria no es un premio gordo, ni sitúa al Atleti entre los mejores equipos del Viejo Continente; parece más bien el reintegro momentáneo de una ilusión tantas veces burlada, acribillada, chafada por un gang de especuladores y su mercadillo persa. El Atleti tiene entrenador, un conjunto voluntarioso y disciplinado, de aceptable clase técnica, y un delantero centro estelar. ¡Qué peligro para el club!

 

2.- Heitingadas y diegadas.

Las pretemporadas de hoy son extrañas e invaden la competición oficial. Las del Atleti parecen concebidas para entretener a la parroquia, que en el fondo agradece los vaivenes, los rumores siempre desmentidos, las falsas nuevas, los agobios y las murrias caniculares. Con este infierno de cartón piedra se evade uno del purgatorio real, y me refiero al fútbol, no a la situación del país.

 

El argumento de tan extraña función es una suerte de "Ópera de los tres peniques", sólo que representada con brío heroico, cuando en realidad es del género bufo o cómico-bailable. Se trata de ensalzar las tribulaciones de Gil Marín para cuadrar las cuentas, pues el heredero ya no roba y además cumple con Hacienda, diga lo que diga el tal Tebas, que vive del fútbol, no como los okupas del Atleti que viven del aire e incluso pagan por respirar.

 

Las pretemporadas a la moderna incluyen un cierre extemporáneo de los mercados de jugadores. A deshacerse de un titular a última hora, sin tiempo para contratar un sustituto, llaman algunos aficionados rojiblancos heitingada, pues la venta in extremis de Heitinga fue la primera de una serie de operaciones cortadas por ese chusco patrón; aunque, en honor a la verdad, la cosa tuvo un precedente clamoroso: el de Vieri, figura cuyo traspaso sin contraprestación deportiva desbarató los planes de Sacchi que consistían en subirse a las barbas del Madrid y del Barcelona. A los Gil tan legítima aspiración les traía sin cuidado.

 

Dicho sea de paso: no sé si está bien elegido el epónimo (Heitinga) porque aquel holandés no sólo tenía cara de pazguato sino que lo era, pese a los forofos mitómanos que veían en él la rencarnación de Griffa. Hicieron mal en comprarlo y bien en venderlo; su mera ausencia mejoraba el plantel.

 

Más preocupante que la heitingada es sin duda la diegada. Aludo al "viene no viene", al "ya está aquí", "ya se aleja", al "nos quiere" o al "se enfría su amor por nosotros", al "lo fichan" o "al mendigan su cesión" referidos a cualquier presunto astro cuya capacidad ha sido exagerada y por el que nadie en el planeta del fútbol da dos euros, pero del que se ha encaprichado la mayor parte del graderío del Calderón. (La diegada tuvo así mismo un precedente: la riquelmada, pero mientras que Diego Ribas jugó aquí, con lo que el sueño se cumplió en parte, Riquelme subió incorrupto al limbo de los deseos insatisfechos).

 

Diego Ribas es el epónimo del falso crack sobrevalorado por los periódicos y las masas. Para cualquier aficionado al fútbol, con los que era frecuente tropezarse antes de que la chaladura trastornara los cerebros y los gustos, Diego Ribas es un futbolista que, como dicen los argentinos, divide el balón; no tiene criterio, ama la posturita y la cabriola y alterna un pase estupendo con pifias incomprensibles; juega para lucirse; no es un diez, ni un ocho, sino un tarambana con mentalidad circense.

 

De hecho, contemplando a Óliver en el trofeo Ciudad de Vigo, se me ocurrió que le podían pasar el vídeo a Digo Ribas. Y eso que Óliver está sin hacer (más de cuerpo que de mente); pero el crío es un futbolista despierto y racional, no un clown, y sabe que el taconazo o la chilena son medios, no fines.

 

Que la afición colchonera prohíje futbolistas malos o mediocres es otro síntoma del estropicio moral y estético que han causado al club sus muy honrados y eficaces gestores. Así el "Cebolla" va (¿por su carril?) para favorito del público (ignoro las causas; parece poseer algún recurso técnico más que Petrov y más idea del juego, pero menos velocidad); lo son ya el citado Óliver y Kader, sin apenas haber intervenido, aunque el gitanillo prometa.

 

Las pretemporadas a la moderna del Atleti incluyen también la maldición del primer partido de Liga, pues desde 2007 la cosa no comienza con victoria, aunque otros años en que hubo triunfo en la jornada inaugural las derrotas sin paliativos se anticiparon a las primeras lluvias de otoño; en realidad, el mal fario abarca el campeonato entero, y eso que la gente haría la ola y pediría que botase el Calderón con una cuarta plaza en la jornada 38.

 

El Levante, por ejemplo, es un hueso de aceituna para las mandíbulas con pocos dientes de los onces rojiblancos hodiernos. (Nota bene: cuando se habla de competir con el Madrid o el Barça, el público del Atleti rezonga: "No se puede luchar contra presupuestos que multiplican por cuatro el tuyo". Cuando el adversario es el Levante, nadie utiliza el argumento económico. Este espíritu conformista se refleja también en la costumbre de denominar "partido serio" al que no contiene ocasiones de gol, pero no se pierde o se pierde por la mínima.)

 

En fin, la pretemporada atlética es tan peculiar que hasta Tiago Cardoso Mendes se ha creído obligado a tomar el micrófono para anunciar a la plebe la meta del club para este ejercicio: ser el primero... en la otra liga. Pues que le den otro sueldo porque cobra como si militara en la liga fetén.