Cronológicamente hablando, la ofensiva empezó con un obús: "Esta vez va en serio" (¡sic!, ¿y antes no lo iba?), lanzado con rugiente desahogo por los malignos tarugos de costumbre. "El club y el jugador se frotan las manos" (¿Y los abonados del Atleti? Se frotan los ojos.) Y aunque el "Niño" declaró públicamente que no pensaba marcharse, ellos no interrumpieron su campaña artillera: "El Arsenal y el Liverpool competirán por Torres". Y empezó el alud de ofertas irrisorias (cantidades insultantes que sólo se pagan hoy por medios defensivos o por juveniles portugueses) que, para más inri, incluían el desembarco en el Calderón de jugadores que cobran mucho y hacen poco: Luis García (en el caso del Liverpool) y Reyes (en el caso del Arsenal). Y así hasta hoy.
El dirigente más superfluo y dañino que existe en el balompié mundial reúne a sus sicofantes infiltrados en cierto papel periódico para comunicar esta sabiduría: "Nadie somos imprescindibles" (sic), pues el muy bribón no goza si no estropea la gramática. Ahora bien, las intenciones de Gil Marín (alias: "Twistface", alias: "Garganta Profunda", alias: "Calam", por "calamidad", remoquete que le impuso su progenitor) son las de costumbre. (Alguien me dijo la otra tarde en Neptuno que Gil Marín habría proferido el siguiente juramento: "Venderé a Torres y el Calderón aunque tenga que ir por la calle en tanqueta". ¿Blindará su Porsche con cargo al presupuesto del Atleti?
Ahora bien, si él no es imprescindible, ¿qué podríamos afirmar de los granujas que le guardan las espaldas? Se diría que "Twistface" los tiene en la nómina del club y que por ese motivo han tomado como asunto personal (déjalo de nuestra cuenta, Miguel Ángel) el desahucio de Torres. ¿A cambio de qué, de la primicia?
Por de pronto, son tan torpes que no saben contar ni con los dedos de los pies. A Neptuno destacaron al inútil de su promoción con menos aritmética, y al pobre le salieron 180 disidentes, cifra que otros diarios nada afines a los insumisos colchoneros elevaron a 300 y 350. (Por cierto, las letras de algunas de los canciones que la gente coreó en Neptuno fueron censuradas por esos adalides de la libertad de expresión: "¡Delincuentes, delincuentes!" (y no señalaban a nadie), "¡Salta a la vista, la prensa es gilista!", "¡Cerezo, Marín, os quiero en Alhaurín!", y una versión del himno en la que se remataba el "¡Atlético de Madrid!" del estribillo con un contundente y exacto "¡Sin Gil!"
La otra cabeza pensante del ente bicéfalo que nos expolia, el tal Cerezo, había afirmado poco antes de que su colega decretara la insoportable levedad del ser: "No podemos hacer nada si viene un equipo y paga la cláusula de rescisión de Torres". Pero la cláusula bajó precisamente para que alguien viniera a por Torres y no pudiésemos hacer nada para evitar que se fuera. Y aún así, ni el Manchester, ni el Chelsea, ni el Liverpool parecen dispuestos a aflojar los 40 millones de euros. Con todo, los okupas no renuncian a desprenderse del único jugador con el que los seguidores rojiblancos se identifican. (¿Temen el cariño que la afición le profesa a Torres?)
Entre los hipócritas no han faltado los que claman para no se corte la trayectoria del futbolista, los que le dan las gracias al chaval por todos estos años, los que comprenden su postura, etc., etc. Ese adjetivo posesivo tiene truco. Platón acusó a los poetas de mentir demasiado. Pues bien, cierto poetastro refitolero nos quiere convencer de que Torres se va por iniciativa propia y de que su camino de Damasco fue la noche de la debacle a pies del Barça. Él, con sus propios ojos, fue testigo de cómo la cabeza de Torres "hacía clic" (sic) tras el seis a cero. ¡Triple imbécil!, ¿acaso quien ha decidido marcharse se molesta en convocar a los medios de comunicación para decir que no se va?
No acaban aquí las fabulosas noticias: los que ya dan por perdido al capitán del Atleti, los que preparan la "era postorres" (sic; ¡cuánta palabrería para disfrazar de entusiasmo la resignación!), nos dicen que Gil Marín y Cerezo van a tratar de convencer a Riquelme de las bondades del siguiente gran proyecto rojiblanco. ¡Un equipo alrededor de Riquelme, cuando no lo quisieron (o supieron) organizar en torno al "Niño"! Y enumeran el pedazo de plantilla que los ineptos okupas, esta vez sí, estarían configurando cara al próximo curso: el mencionado Riquelme, Luis García, Forlán, Quaresma, Abbiati, Cléber Santana… Cómo será la cosa que hasta "Indi", que se disponía a romper el carné, ahora está radiante. (El día menos pensado comprará diez abonos. A lo mejor ocurre precisamente eso: que la campaña de renovación de los abonos no marcha como esperaban los okupas y su fiel claque de marmotas.)
¿Pero no quedamos en que el 90% del plantel de este año continuaría en el club? ¿No quedamos en que la base era inamovible? ¿No quedamos en que el único futbolista que sentía los colores del Atleti era Torres? Y desde el punto de vista deportivo, ¿no eran centrocampistas lo que necesitaba el once del Calderón? ¿Para qué quiere el Atleti cinco atacantes: Diego, Mista, Luis García, Agüero y Forlán?
Gil Marín y Cerezo se sienten tan poco concernidos por lo que anuncian, por lo que prometen, por lo que expectoran a la buena de Dios como Goebbles y Hitler ("No queremos la guerra", "No invadiremos Polonia", "No atacaremos a Francia", etc.) ¿Estarán tramando (y que me perdonen la frivolité los judíos) una Solución Final para el Atleti?
Me pongo mi disfraz de secretario técnico: Forlán: 28 años, goleador irregular y harto propenso a las rachas, con predominio de aquellas en las que le falla la puntería. Pasó desapercibido en el Manchester. Tuvo un año espléndido en el Villarreal, pero después decayó. ¿Y por un crack que les costó a los valencianos tres millones se dispone a pagar 20 el Atleti, poco menos de lo que abonará el Liverpool por el "Niño"? Claro que el chaval les salió aún más barato a los okupas. Luis García: 29 años, chupón, anárquico, se lesiona con facilidad… Sale un Aguilera y contratan a otro: Galleti; sale un Galleti y contratan a otro: Luis García. Riquelme: 29 años; aunque buen jugador, es muy lento e impone su lentitud al equipo. Sin embargo, tira las faltas y los corners. Pero no vendrá, perded el cuidado. Abbiati: portero gigantón, suplente de Dida en el Milán (y Dida no es mejor que Leo Franco.) Cléber Santana. Sobre el futbolista del Santos había yo emprendido una pequeña investigación, de esas a las que no condescienden los periódicos (¿para qué, si su trabajo no consiste en informar?) Ofrezco íntegramente el resultado de las modestas pesquisas. Me apoyaré en lo leído aquí y allá. "Santana tiene 25 años y es una de las joyas del fútbol sudamericano". ¿Una joya y sigue en Brasil con esa edad? Tampoco es internacional, detalle revelador. "Juega de mediocentro, una de las posiciones que desde el Atlético se habían propuesto cubrir para la próxima temporada…Su máxima virtud es lo bien que se incorpora al juego de ataque y su capacidad goleadora". ¿Un mediocentro cuya principal virtud es la incorporación al ataque y el gol? Qué raro. Además, ¿no se dijo todos estos meses de atrás que el Atleti buscaba un medio de enlace? Como las marmotas no informan y fundan sus juicios en las terceras o cuartas versiones del primer bulo que empieza a circular, indago en Internet. Un diario de Sao Paulo publica un suelto, que traduzco para vosotros: "Comenzó 2007 y Cléber Santana decidió hacer goles. Con libertad, en plena forma física y muy bien acompañado en el campo, el ex del Vitoria de Bahía tuvo un primer bimestre increíble y, hubo un momento en que parecía capaz incluso de ser el máximo goleador del campeonato paulista. Pero aquel momento pasó, los adversarios subieron de nivel y el fútbol de Cléber prácticamente desapareció. Pretendido antes por clubes fuertes de Europa, entre ellos el Atlético de Madrid, ahora aparece en el once inicial del Santos sólo porque es mejor marcador que Tabata o Pedrinho, que tampoco son una maravilla. En siete de los diez últimos partidos, que jugó como titular, no acabó el encuentro. Desde el 8 de abril no consigue un gol. Por eso hay que evitar precipitarse en los análisis futbolísticos. Tras media docena de buenas actuaciones contra rivales de calidad dudosa, mucha gente pedía ¡Cléber Santana, selección! Hoy tanta o más cree que debería ser suplente en el Santos". ¿Optó Santana por no arriesgarse a una lesión que hubiese impedido su traspaso o se disponen los okupas a enrolar otro Moacir?
En resumen, se trata de que los seguidores del Atleti admitan esta mayúscula contradicción: Torres debe irse porque el Atleti no es un club grande, si bien el Atleti es grande, grandísimo, aunque se vaya Torres!
A Gil Marín y Cerezo les gusta el zoo de los diarios deportivos y de todas las jaulas su predilecta es la de las marmotas. Allí prodigan los cacahuetes; los animalitos se ponen muy contentos y, con la panza llena, no tardan en dormirse. ¿Qué sueñan? Una invariable secuencia de fracaso, ilusionismo, chaladura y engañifas. El Atleti vive en el día de la marmota desde que los Gil okuparon el club.Roncan su destino las criaturas más vagas y con menos seso del parque.