Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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abril 2006 - Artículos

La pequeña diferencia

No hará ni tres años fui invitado a un debate, conmemorativo del centenario del Atleti, que se celebró en la sede de una peña de Toledo. Era, si no recuerdo mal, al principio de la temporada 2003-2004. Alterné con Bernardo Salazar y dos periodistas bastante conocidos: uno de la televisión —notorio atlético— y el otro del As (quienes hayan tenido la ocasión de leer sus inepcias esta semana hallarán, no sin asombro, lo que el muy zoquete opina sobre la eventualidad de que el Atleti logre clasificarse para la UEFA: "Es más que imposible" —¡sic!—).

En seguida se formaron dos bandos, el de los optimistas y el de los pesimistas. En el primero hicieron causa común las dos celebridades. En el segundo, coincidimos Salazar y yo.

Se ha dicho que un optimista es un pesimista mal informado. El aserto no es del todo justo porque ignora las situaciones, cada vez más frecuentes, en que predomina una denodada voluntad de autoengaño. Además, el optimismo, en los días que corren, es una exigencia de la industria, un criterio productivo, algo tendencioso per se.

Pues bien, en un momento de aquel coloquio intervine para explicar que, sin un cambio de dirigentes, el Atleti no tenía la menor probabilidad de recobrarse y volver por sus fueros. "Adviertan ustedes —añadí— que los Gil, en el tiempo que llevan a bordo del club, han redondeado su fortuna; el Atleti, su infortunio. Estos hechos no son independientes; casan. Cuanto más prósperos los magnates, más mísera la entidad".

Uno de los asistentes, con rostro bobalicón, pidió la palabra y, dirigiéndose a la lumbrera de los diferentes grados de imposibilidad, dijo: "Todo eso está muy bien, pero Fulano queremos que nos hables de los fichajes". Fulano gangoseó alguna de sus habituales patrañas, aunque, para curarse en salud, añadiera que había poco dinero y, por tanto, no cabía esperar grandes desembolsos.

La colusión de los informadores serviles y los prebostes ineptos (los incompetentes son aliados naturales) funciona durante todo el ejercicio, pero se agudiza en dos momentos de la temporada: al comienzo y al final. Al comienzo para hacer pasar por equipazo el discreto conjunto fruto de los enjuagues entre Gil Marín y los agentes de los futbolistas que contrata. Y al final para explicar la nueva decepción en términos que exoneren a sus verdaderos responsables.

Tengo el honor —no dudoso pero sí antipático— de haber sido el único comentarista a quien esta pretemporada, lejos de infundirle una ilusión sin fisuras —una fe ciega, como demandan ellos— en las posibilidades del Atleti, le produjo un más que razonable escepticismo. (De ahí que cuando Cerezo afirma: "Todos creímos que este año habíamos acertado…", se refiera únicamente a él y la banda de coreaproyectos que transmiten sus maquinales embustes.)

Y ahora que la cosa va a terminar con el resultado previsible y los analistas le echan la culpa a los árbitros, me gustaría recordarles que, en épocas pretéritas, nos trataban como en la actualidad, pero el equipo quedaba segundo o perdía la final de la Copa. Hoy, las injusticias lo varan en la mitad de la clasificación o lo envían a Segunda. Esa pequeña diferencia, en la que, por extraño que se nos antoje, no ha reparado nadie, es muy significativa y convalida mi opinión de Toledo, por si alguien lo dudaba aún.

Refuerzos
El Superatleti del año próximo -todo año por venir contiene un equipazo colchonero- empieza con rumores sobre el desmantelamiento del cuadro actual: Antonio López, Leo Franco, Torres, Perea... (Sin embargo es una lástima que nadie puje por Kezman y Petrov.) Han renovado a Ibagaza, un muerto redivivo. Al comienzo de la vigente campaña el club había decidido prescindir de él -de ahí el betún que le dieron a Gabi-. Pero los mismos que habían subrayado en rojo su expediente tuvieron que rehabilitarlo como gran figura, en el sepelio de Bianchi. Con el Atleti inmerso en el tramo ulterior de la temporada, en el que el concurso de Ibagaza podía resultar decisivo, ¿quién iba a negarle una subida al Caño?

Este caso tiene una vertiente deportiva y otra social. Me interesa ahora esta última.
Os habréis percatado de que no hay jugador de cierto nivel que se vaya del Atleti sin que, previamente, se desate en contra suya una campaña de difamaciones, insidias, comentarios desfavorables… El método lo puso en práctica el fundador de la dinastía y sus herederos le son muy adictos, aunque, a diferencia del Difunto, en vez de ofender públicamente al jugador, lo calumnian por la espalda y permiten que sean los sicarios de los periódicos quienes hagan el trabajo sucio.

Al final, el futbolista queda como un pesetero, o como un vago, o como un indisciplinado, o como un indeseable, o como todas esas cosas a la vez. Lo indisponen con el forofo para que sea el propio forofo el que pida la cabeza del otrora ídolo.

Por eso, cuando en las semanas previas a la renovación del Caño se dijo que su representante era un chantajista, que el jugador sólo rendía cuando le daba la gana, que estaba mayor y se lesionaba con frecuencia…, muchos pensamos que el chiquitín no seguiría. En aquel popurrí había de todo, menos lisonjas, y, como en el fútbol de ahora, la difamación suele anteceder a la caída en desgracia -exactamente igual que en las purgas de Stalin-, lo sólito era que Ibagaza no hubiese renovado. Y a buen seguro que algún personaje de los que flota en torno al club se opuso a la continuidad del Caño, pero el equipo parecía dispuesto a comerse el mundo y abrir una crisis entonces era poco aconsejable. De manera que se contentaron con utilizar los insultos y las insidias como herramienta intimidatoria en la negociación.

Vamos ahora con el asunto de los refuerzos.
Como Toni Muñoz no continuará al frente de la secretaría técnica, me pregunto quién asesora a Gil Marín respecto a los fichajes para el año que viene. ¿Ruiz? Es como para echarse a temblar.
Dicen que va a venir Rosicki, un jugador del corte de Ibagaza y éste cobra demasiado dinero para desempeñar el papel de sustituto de calidad. ¿Acabará marchándose el argentino? No me extrañaría.

Enrolado ya Pernía, quien, salvo que traspasen a López, verá los partidos desde el banquillo saboreando un chupa-chups -pero en todos los conjuntos son necesarios los buenos suplentes-, y a punto de incorporar a Rosicki, la pregunta es: ¿a quién le gustan los jugadores petisos, que es como llaman en Buenos Aires a los que no levantan dos palmos del suelo? Recuerdo que una vez nos dio por contratar enanos (Pizo Gómez, Bustingorri, Pedro, Abadía, Orejuela…) Eran veloces, pero la hierba les llegaba por la cintura. En el fútbol de hoy, la estatura no es tan crucial como en el de ayer, pero para que un futbolista pequeño sobresalga ha de atesorar una gran potencia (Roberto Carlos, Cicinho…) o ser muy hábil y astuto (Xavi, Deco, Iniesta…)

El Atleti precisa zocatos (un central, un medio y un delantero zurdos), amén de un “dos” que relegue a la suplencia a Velasco o a Molinero. Hace semanas se habló de Cani y Raúl García. Ambos son altos, rápidos y buenos. Otra ventaja: son españoles, pero el zaragozano ya tiene 26 taquetes y al osasunista le han puesto un precio muy Real Madrid (18 millones).

Se rumorea que vuelve Pablo García. Es feo, es lento, es leñero, es mediocre, tiene un malísimo perder… Si lo quiere Aguirre que lo compre de su bolsillo. Basta ya de aliviar la tesorería merengue comprando sus nulidades. También se ha dicho que Solari podría regresar. Tiene una pila de años y nunca fue gran cosa.

Después de la epopeya de Vitoria -en mi opinión un partido de Segunda-, algunos jóvenes gozan ya del cartel de grandes estrellas en ciernes. En la copiosa relación de adquisiciones e incorporaciones a la plantilla del Atleti desde que el club retornó a Primera, no incluí a Marqués porque no es un jugador rojiblanco (ahora mismo no recuerdo si pertenece al Rayo o al Racing de Santander). La crítica atolondrada -disculpad el pleonasmo- ha convertido en fútbol de alto copete el trabajo incansable y las picardías del chaval.

El domingo que viene, a poco que se luzca, exigirán a Luis que lo lleve a la selección. Contra el Bilbao hizo dos o tres cositas con sentido, pero es un atleta endeble, no devuelve un balón al primer toque, se trompica en los regates y no chuta. Le hacen falta dos cosas: mucho gimnasio y un profesor de tiro.
Sobre Gabi, Molinero, Zahínos, Rufino, Mario Suárez y demás cracks no me pronunciaré puesto que ya lo he hecho en repetidas ocasiones.

Predomina la sensación de que jugar en el Atleti hoy es algo al alcance de cualquiera.

Entrenarlo, también y presidirlo, no digamos.

Dos tazas y media de soma
La última comparecencia de Cerezo ante los periodistas especializados -dejémoslo así- concluyó de nuevo con un triunfo apoteósico del magnate. A cada derrota -pero también a cada victoria-  le sucede una declaración, que suele ser de intenciones (vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro, mañana tal, pasado cual…). El señor -dejémoslo así- Cerezo distribuye soma, aquella ambrosía con la que los gobernantes de “Un mundo feliz” atontaban a la gente para embotar en ella todo apetito de rebelión. El “presi” -como infantilizan los gacetilleros- no dice una verdad. (Esto lo aprendió de Gil, para quien la verdad sólo era un embuste proferido con entusiasmo.)

Por ejemplo, según Cerezo, el Atleti tiene una deuda histórica (sic) de 125 millones de euros. ¿De dónde sale la expresión “deuda histórica”? ¿Se quiere decir que es rancia, que data de tiempos inmemoriales? ¿Se quiere decir que el club no puede asumirla? ¿Se quiere decir que no es asunto de los bergantes que llevan 18 ó 19 años al frente de la entidad? Tengo entendido que la deuda a corto plazo del Atleti supera los 150 millones de euros y que la deuda a largo plazo anda por ahí.

Sostiene Cerezo que el club lleva reconstruyendo el equipo desde el año 2001. ¿Y cuánto tiempo calcula que necesitan él y su socio para acabar la obra? Desde el verano de 2001 el Atleti ha incorporado a su plantel a los siguientes jugadores:
 
(2001-2002) Burgos, Armando, Carreras, García Calvo, Otero, Colsa, Jesús, Movilla, Nagore, Ortiz, Stankovic, Diego Alonso y Del Pino.
 
(2002-2003) Esteban, Juanma, Colochini, Contra, Sergi, Emerson, Jorge, Luis García, Javi Moreno y Albertini.
 
(2003-2004) De los Santos, Lequi, Aragoneses, Diego Rivas, Ibagaza, Novo, Nano, Musampa, Molinero y Toché.
 
(2004-2005) Leo Franco, Cuellar, Luccin, Velasco, Pablo Ibáñez, Perea, Antonio López, Colsa (que volvió por segunda vez), Sosa, Núñez, Gronkjaer, Braulio y Raúl Medina.
 
(2005-2006) Zahínos, Manu del Moral, Arizmendi, Petrov, Kezman, Maxi, Galleti, Falcón, Valera, Mario y Moreno.
 
¡Cincuenta y siete! Pues bien, el equipo no da ni para jugar la Intertontos. ¿Con qué finalidad ingresan todos los años diez o doce futbolistas nuevos en el club? ¿Es confesable tal finalidad?
 
El sacrificado Cerezo -¡pobrecito, hay que ver el tiempo que quita a sus negocios para ocuparse del Atleti!- dice que no han tenido ofertas por el club y que no le sorprende porque el fútbol es deficitario. ¡Pero si la de Alfonso Camba fue pública! (Y hubo dos más: una cuando estaban en el Infierno y otra, la del inquietante mexicano, por las mismas fechas en que Camba concretó la suya.)
 
Fanfarronea Cerezo que en dos años promocionarán a la primera plantilla desde la cantera a ¡ocho jugadores de primer nivel! Y luego viene el asunto del balonmano. Es increíble que los mismos que liquidaron la sección nos salgan ahora con que quieren rescatarla de la eternidad. (¿Y por qué no intentan hacerle el boca a boca a la momia de Ramsés II?) Pero han entrevisto -aunque en la lejanía- la oportunidad de presumir:
 
-Fíjate en el Ciudad Real y en el Portland San Antonio, Enrique; ¿has visto cómo ganan esos muertos de hambre?
-Pues es muy fácil, Miguel Ángel.
-¿Ah sí?
-Buscamos un espónsor y un salón de baile en Brunete y, hala, a cosechar títulos europeos.

 
Lo que quieren es levantar copas, aunque sean de Montilla Moriles, pero sin poner un euro, sin ningún plan, a base de puro marketing, fachenda y anuncios bombásticos.
 
Y aún hay ingenuos -dejémoslo así- en los medios de comunicación que preguntan: ¿cómo se las arreglan ustedes para hacer proyectos ilusionantes que siempre fracasan? (¡Sic!) ¡Carajo es que son ilusionantes en la medida en que pecan de fantasiosos, esto es: en la medida en no hay ni una sola posibilidad de que se materialicen (y tal vez ninguna intención de llevarlos a cabo)!
 
Contra la ilusión ciega de los forofos, que se resisten a admitir la caída del telón -el día en que todo acabe a más de uno le parecerá mentira y pensará que se trata de una broma-, recortan ellos sus burdas especulaciones. Su magia se parece a la de esos prestímanos que simulan un conejo. (Ni siquiera se molestan en comprar uno vivo y mostrarlo o escamotearlo, como harían los ilusionistas de las variétés, sí los del sombrero de copa y traje fosforescente.)

El factor común en los petardos del Atleti, habida cuenta de que todo lo demás cambia -y todo lo demás: jugadores, entrenadores, etc., ha de cambiar para que el club no cambie de dueños-, es la okupación del club por unos tipos que son muy asnos o muy golfos (puede que ambas cosas), los cuales tratan al público como si fuera un bebé: “¿Ah, que no quieres más soma? Pues dos tazas y media”.
El frontón
(1)

En el año 71 del siglo XX, el Ajax de Cruyff visitó el Manzanares para disputar el partido de ida de las semifinales de la Copa de Europa. Como ya he comentado en alguna ocasión, es el mejor equipo de club que yo he visto sobre un terreno de juego. Sus numerosas virtudes físicas y técnicas le hacían parecer invulnerable y, además, tenía a Cruyff.

Marcel Domingo -el gran mister del Atleti- sopesó la estatura de los holandeses y prohibió a sus hombres que centrasen el balón por alto. Luis, Ufarte, Abelardo, Irureta, Alberto y los demás acataron la sensata orden y lograron vencer por uno a cero.

Contra el Celta, los futbolistas del Atleti de hoy -mucho menos inteligentes que sus antecesores- quisieron ganar a base de pelotazos a la olla. ¡Pero allí había un central de metro noventa y un delantero de metro ochenta! Lequi -el central- acabó mareado de tanto cuero como percutió contra su cabeza. Kezman -el delantero- no dio una, ni con la testa ni con el pie. Él y Petrov son las dos grandes decepciones deportivas de la temporada. (Algún cronista insiste en que el búlgaro actuó bien, pero lo cierto es que intervino mucho y generalmente mal.)

Los centrales del equipo vigués son altos y saben colocarse, pero, debido a su corpulencia, sufren cuando la pelota circula a ras de césped. Ignoro si Murcia desaconsejó a sus hombres que prodigasen la suerte del bombeo, pero ni siquiera hacía falta la recomendación porque era tan notorio que Kezman nunca podría con Lequi que a la fuerza tenían que haberse percatado del asunto Luccin, Gabi, Petrov y Galleti. Mejores o peores, los tres primeros son muy duros de mollera; el cuarto parecía astuto en el Zaragoza, pero se le ha fundido la bombilla en Madrid.

(2)

Torres no debería bajar de la línea de medios propia cuando al Atleti le sacan una falta o un córner. Entre el guardameta, los dos centrales y Luccin han de bastarse y sobrarse para despejar los balones aéreos. Torres ha de ser reservado para las faenas de ataque, y necesita un compañero de vanguardia zurdo. Hasta Petrov mejoraría si, en vez de Kezman, hubiese un ariete zocato, porque al exterior le salen los centros o muy pasados o muy cortos. (El zurdo aprovecharía los cortos.)

(3)

Lo del arbitraje contra el Atleti viene de antiguo. Se trata de un juego de suma cero, y, para que nadie pueda decir que los colegiados benefician a los equipos de la capital del España, el continuo gorroneo del Real exige a modo de compensación una política no menos perseverante de sablazos al Atleti. El lobby colchonero no existe, y como, según la propaganda, el club del Calderón es un grande, los árbitros lo utilizan para demostrar que no se arrugan ante los grandes. Sin embargo, y por lo que se refiere a la vigente campaña, las protestas han arreciado ahora, con Murcia en el banquillo. Cuando el entrenador era Bianchi, los puntos se perdían sólo por culpa del Virrey.

(4)

La gente está harta, pero no de que la timen un año tras otro, sino de que los árbitros perjudiquen al Atleti. Yo dividiría mis protestas porque el exclusivo guirigay contra los de negro deja intacta la pregunta de a qué aspiran los señoritos de las declaraciones rimbombantes y la administración aventurera y caótica. Desde que volvió a la División de Honor, el Atleti ha sido incapaz de clasificarse por encima del séptimo puesto (menuda hazaña, ¿eh?). Y venía de descender y pasar dos añitos en el Infierno, y de coquetear con la Promoción antes de que la Justicia interviniera, y de … ¡Una década de nada, precedida por otra de casi nada! Ahora bien, la mejor afición del mundo, nunca remisa a indignarse contra un entrenador o contra un linier, tolera impertérrita la mofa constante de dos embaucadores y su media docena de paniaguados. Dicen que no ha perdido la ilusión. ¿Será su ilusión un trinquete de pelota vasca?

Puro kitsch (fábula del caballo y la hembra de pato)
Si tiene razón Kundera y el kitsch es un “biombo que oculta la muerte”, el Atleti está fiambre, sólo que el equipo médico habitual falsifica los comunicados de defunción, y las instantáneas que certificarían el óbito han sido retocadas para que el occiso parezca más en forma que nunca. 

 Coincidiendo con la redada de Marbella (otro club que habrá de ser intervenido judicialmente), Gil Marín se ha llevado a la plantilla de excursión. ¿A dónde? Según las crónicas, a un lugar que era:

   “…un paraje de ensueño donde los rojiblancos celebraron la comida de los miércoles, ya institucionalizada y que siempre significa victoria en el siguiente partido”.

No se sabe qué admirar más en el párrafo, si el tono cursi y como de entrega incondicional al Vip (muy en el estilo de la prensa rosa) o la falsedad en documento periodístico. Porque si bien los parajes de ensueño son muy a propósito para dormir la siesta después de comer y trasegar, la afirmación de que el almuerzo de los miércoles significa victoria en el siguiente partido contradice los hechos, salvo que la víspera de las contiendas con el Madrid, el Sevilla o el Cádiz no se hubiese celebrado la comida ya institucionalizada.

 Sigue el (o la) sedicente periodista:

 Antes, Gil Marín, como buen anfitrión, explicó a la plantilla, el cuerpo técnico y el resto de directivos, entre los que estaba Cerezo, la historia de la finca”.

 Ignoro si Gil Marín es un buen anfitrión, pero ¿acaso lo prueba que infligiese a los jugadores y técnicos la historia de Valdeolivas? (¿Y qué historia será esa?) En efecto, que Gil Marín explique a sus invitados la historia de la finca no basta para corroborar que sea un buen anfitrión, más bien indica lo contrario, porque, por mucho que él adore Valdeolivas, al resto de la gente puede importarle un ardite lo acaecido en las infinitas hectáreas de la inmensa propiedad. ¿Acaso preguntó Gil Marín a sus empleados si querían oír la historia del paraje de ensueño? Sospecho que lo único que perseguía era deslumbrar a los plumíferos adjuntos a la expedición, a los que luego iba a echar de comer.

Continúa el poeta (o la poetisa):

   Después, varias actividades, todas sorpresas: primero pudieron ver a los toros bravos de la ganadería Valdeolivas y los más de cien caballos, todos de pura raza, de la yeguada; después disfrutaron en el ruedo de la maestría de Encabo y El Fundi en el toreo…

Es de dominio público que en Valdeolivas hay caballos (todos de pura raza) y reses bravas. ¿Dónde está pues la sorpresa?

 Pero ahora viene lo bueno, la culminación de esta jornada mundial de la dicha y el asombro:

 “…y, por último, conocieron a Imperioso”.

 ¡Ah vamos!, había un plato fuerte en el menú: la cita a ciegas con Imperioso. Este acontecimiento cumbre en la vida social del Atleti es glosado mediante una foto en la que se ve a Torres junto al animal. Reza el pie de foto:

 El niño saludó a Imperioso. Imperioso, el ilustre caballo de Jesús Gil, fue uno de los grandes protagonistas de la jornada de convivencia de la plantilla rojiblanca en Valdeolivas. Fernando Torres, junto al doctor José María Villalón, se acercó a saludarle y, después, siguieron su ejemplo dos recién llegados como Maxi y Kezman, a los que se les explicó la importancia que ha adquirido Imperioso en el ideario rojiblanco. A sus 26 años y tras varias enfermedades, el caballo se mantiene en buena forma. La de ayer fue la primera visita de los jugadores a la finca de la familia Gil desde hace ocho años, y la jornada estuvo marcada por el recuerdo del fallecido y añorado presidente.

 De modo que fueron a conocer ¡a un caballo!, jamelgo ilustre e íntimo del Difunto, al que saludaron primero Torres y el doctor, después Kezman y Maxi. Una vez conocido y saludado —del contexto se desprende que el gusto fue mutuo—, alguien —presumiblemente el buen anfitrión— explicó a Kezman y Maxi la importancia que ha adquirido Imperioso en el ideario rojiblanco (¡sic!).

 Cualquiera en sus cabales deduciría que, si un caballo fuese, por alguna remota razón que no alcanzo a vislumbrar, importante para el ideario de un club, éste habría de ser por fuerza un club hípico, nunca de balompié. ¿O es el rumiante quien dirige el Atleti? En tal caso supongo que no lo hará en persona sino a través del antiguo ritual consistente en que un hechicero escruta a diario las deyecciones del cuadrúpedo y, en consonancia con la calidad, color y textura de las heces, Gil Marín ficha o no, destituye al entrenador o lo confirma en el cargo, reforma el Calderón o lo pone en venta.

 En la crónica, el pura sangre con el que departía Gil —Imperioso más bien soportaba los monólogos de su dueño pestañeando, pero sin relinchar— resulta curiosamente más persona que los futbolistas, el buen anfitrión y el —o la— tontaina que refiere la anécdota. ¿Será Imperioso el vicario del Difunto en la tierra?

 La cosa iba de bestias, y así, en otro diario, hallo la descripción de un simpático suceso del tipo “El polen ya se esparce por el aire”, una de las “canciones levemente obscenas” de Les Luthiers.

 Uno de los hechos más curiosos que acontecieron en la intensa jornada de ayer lo protagonizó un pato. El ave, hembra para más señas, de una raza poco común, debió (de) 'reconocer' al Atlético en su visita al aviario y a uno de los lagos de la extensa parcela de 1.200 hectáreas. De este modo y tras las pertinentes 'presentaciones' realizadas por Miguel Ángel Gil Marín el pato 'acompañó' a la expedición a lo largo de todo el recorrido como si de un visitante más se tratase. Debió (de) pensar 'aquí hay fiesta'... Uno de los encargados de la finca se vio obligado a atraparla y devolvera a su hábitat.

(Me he atrevido a corregir la caligrafía de dos frases compuestas con el verbo 'deber', añadiéndoles la preposición 'de' porque en el fragmento no se alude a ninguna obligación sino que se establecen sendas conjeturas más o menos verosímiles. Verbigracia: 'Debe ser él' significa que él —quien sea— tiene la obligación de ser él mismo. En cambio, 'Debe de ser él' significa: apuesto a que es él quien llama a la puerta —entre otras posibilidades—.)

El lector menos avisado comprenderá que el informador no es un zoólogo. Tal y como narra el lance, parece como si la hembra de pato estuviese en celo y la higiene de alguno de los jugadores dejara bastante que desear. El asunto trasciende a un flechazo feromonal típico de la primavera. (Sin embargo el hombre escribe que la pata “debió de pensar”. Es una incoherencia; ¿por que no puso “debió de olerse”?). En mi modesta opinión, el ánade esperaba alguna limosna de pan duro o sentía atracción por la indumentaria de los jugadores. 

He de decir en descargo del flojo prosista que, al menos, se digna a entrecomillar las palabras 'reconocer', 'presentaciones' y 'acompañó', a fin no sobrecargar de rasgos humanoides al bruto —tentación que no pudo eludir su colega—. Ah, y es un alivio saber que la pata no acabó en magret o en foie.

A mitad de camino entre los ecos de sociedad y la story de interés humano (notad las expresiones 'paraje de ensueño', 'buen anfitrión', 'intensa jornada', 'caballos de pura raza', etc.), esos textos cumplen una función: ocultar celosamente la ruina deportiva y económica del club. Son puro kitsch.