Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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octubre 2008 - Artículos

Taquigrafías (V) (Mejor así)

Mejor así porque es preferible perder en el último minuto que empatar o ganar por culpa del árbitro. Por cierto: debemos a Gil Marín y Cerezo otro hito en la historia del club que okupan: el de perder robando. (Doy mi palabra de que jamás presencié algo semejante en un Atleti-Madrid.) De hecho, el gran nivelador del encuentro fue Clos, el trencilla. Gracias a él hubo partido en la segunda mitad. No es que el Madrid practicara un fútbol de alta escuela durante el primer periodo; es que la zaga del Atleti consiste en unos muñecos de plástico dispuestos en línea, como los dummies que, en los entrenamientos, forman la barrera con la que se ensayan los golpes francos.

Perea e Heitinga se sobraron y bastaron para hundir a su equipo. Del holandés se dice que juega lesionado (peor aún: que vino lesionado). Pero es un mal defensa, como todo el mundo pudo comprobar cuando Van Nistelrooy, de espaldas a la portería rival, dominó el esférico con un movimiento que auguraba el giro veloz y el chut. Heitinga le dejó hacer. Los defensas del Madrid, en cambio, siempre interpusieron la bota, la rodilla, el codo, la pierna; nunca permitieron que sus oponentes dispararan con comodidad.

El único jugador del Atleti que estuvo a la altura táctica del Madrid fue Assunçao. El Madrid es un buen conjunto sin grandes figuras; homogéneo y adiestrado (por Capello), no tiene jugadores tontos ni tristes. El Atleti tiene un tonto de capirote: Perea y más de un triste (Pernía, por ejemplo, es un representante conspicuo de la raza de los tristes.)

Aunque mucha gente cree que la garra es un buen sucedáneo de la clase y del vigor, un equipo que puede poner en liza a Van der Vaart y a Drenthe durante los postreros 15 minutos, cuando el adversario únicamente puede echar mano de Luis García o De las Cuevas, cuenta con bastante ventaja. Sin embargo, la perenne alineación del zurdo catalán prueba que Aguirre es un entrenador de idea fija (sólo tiene una y copiada de Rikjaard: alinear a los interiores en la banda opuesta a la aconsejable por su condición de diestros o zocatos). El "Vasco" vive de espaldas al dios de los pequeños detalles y éste se venga haciéndolo víctima de sus diabluras.

Ya sé que es pedirle la Luna a un futbolista que viaja en vez de entrenar y que no ha tenido tiempo aún ni para hacerse los análisis de la pretemporada, pero el admirable Agüero, el exhausto Agüero, ha de concentrarse más cuando dispara o cuando da el último centro. Sus regates e incursiones nivelaron la contienda, pero sus errores en la asistencia y en el tiro también contribuyeron a que los blancos salieran indemnes del choque.

Tan feliz estaba el once local con el empate que se fue a celebrarlo un minuto. Quizá los futbolistas rojiblancos no podían ya con su alma y la igualada les sabía a victoria. O tal vez son así de inconscientes. Ya en Barcelona extrañó que accedieran a intercambiar las elásticas con sus vapuleadores culés en paz y armonía. Es el signo de los tiempos y lo es en este caso por partida doble: a casi todos los futbolistas de hoy les encantan las gansadas sobre el césped y los del Atleti, por ende, trabajan para una institución subnormal.

Taquigrafías (IV). (Anticrónica de un tiro en la sien)

Antes de que el Barça comenzara a jugar (y siempre lo hizo a placer), ya ganaba por tres a cero. Los tres goles habían sido a balón parado (el último a ¡balón parado y a puerta vacía!) De modo que, a los ocho minutos de partido, la única tarea que le restaba al once local era ¡la decoración de la hazaña!.

Tan sin enemigo se vio el Barcelona que Messi quiso firmar un gol de ensueño, desdeñando marcar uno excelente, ¡como en los entrenamientos! Conclusión: el Barça se entrenó con el Atleti (o con un facsímil griposo de su propio juvenil).

La diferencia de velocidad, de ritmo, de agresividad, de capacidad de maniobra y de técnica entre los dos conjuntos fue abismal. Todos conocemos a los jugadores blaugranas, pero es que ayer Gudjohnsen, Busquets y Piqué parecían candidatos al Balón de Oro.

También conocemos a los jugadores del Atleti: Luis García, Coupet, A. López, Sinama y el gran Perea hicieron lo que saben. No se les puede pedir más; incluso cuando meten la pata, son ellos mismos; quiero decir que el aturdimiento forma parte de su naturaleza; pero el hasta ahora infranqueable valladar Ujfalusi quedó en ridículo; Heitinga (al que Aguirre ha pedido que no juegue el balón en corto sino que largue pelotazos a los delanteros, pues esto no es Holanda, ¡pendejo!) ídem; Assunçao y Raúl García fueron dos azucarillos en un orinal de ácido sulfúrico, etc. Sólo Agüero estuvo y, en el segundo tiempo durante un ratito, Banega. (De Maxi nada diré por razones obvias; se lesionó en el rabioso chut del tres a uno.)

En el palco, agonizó en silencio el pobre Lázaro Albarracín, pues uno de los okupas no acude ni al Calderón, por consejo de los doctores en Medicina, y el otro sólo acude al Calderón (aunque ambos bien que lucieron traje y corbata en Eindhoven).

Los que idearon un original cartel con el desafío Messi-Kun, olvidando que el balompié no es el tenis, también se cubrieron de gloria; pero éstos lo hacen todos los días. Para ellos un debate consiste únicamente en abrir una puerta para darse el gusto de cerrarla de golpe y en las narices de algún prójimo.

Taquigrafías (III)

Buen partido en la primera mitad y malo en la segunda. (No sobra la gasolina y está por las nubes a uno y otro lado de los Pirineos.)

El Atleti salió airoso ante un buen equipo gracias principalmente a quien es ocioso mentar y a un par de secundarios de los que el público esperaba poco: Raúl García y Assunçao, aunque el brasileño empezó el choque obsequiando un balón y lo acabó obsequiando una falta. Durante el resto del match fue bastante más cicatero con sus oponentes. Assunçao equilibra al Atleti porque roba, presiona con sentido común y no es ningún tarugo con el cuero en los pies. Y R. García, más ágil y atinado que en otras ocasiones, se congració con los forofos locales, que estaban empezando a perder la fe en sus virtudes. De las Cuevas no desentonó. En cambio, a Sinama le vino grande el partido, igual que contra el Sevilla.

Agüero tiene un caminar raro, como si cojease o como si sólo viviera para correr y driblar y le aburriese el mero ir de un lado a otro al paso del común de los mortales. Como está molido, ha cambiado de forma provisional su estilo de juego; ahora renuncia al desborde; se frena después del dribling y busca a un compañero o dispara.

Algunos aficionados piensan que Perea es un buen defensor y un mal atacante, pero yo opino que es un mal jugador integral, un mal jugador de pies a cabeza. Rifó la pelota en los dos sentidos del campo y no comprendió las únicas situaciones que requerían algún discernimiento, entre ellas la obvia del gol marsellés. Sin embargo, Pernía tuvo anoche una actuación casi meritoria para sus posibilidades.

La televisión mostró un palco multirracial y circunspecto y la alegría descomunal de tres pijos del papel cuché, a los que las cámaras otorgaron una representación que no les corresponde.

Próxima cita: el sábado en el Camp Nou. Demasiados partidos. El que suscribe tampoco anda sobrado de preparación y debería tomarse un mes de baja, pero se avecinan duelos en la alta sierra. Y si no descansa el pobre "Kun", ¿cómo va a escaquearse un simple amanuense de sus hazañas?