Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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agosto 2006 - Artículos

¡Llorad, llorad, malditos!

(De traca)

¡Cómo se quedan los periódicos con la gente, qué barbaridad! Tengo la impresión de que, si las secciones de rumores y soplos las llevase uno de esos primates que se separaron seis millones de años atrás del ancestro del hombre, no se perdería nada.

En el fútbol, y por culpa de los sujetillos que nos cuentan la actualidad (cuyos cerebros tienen menos circunvoluciones que el neumático de un Fórmula Uno a la conclusión de un gran premio), suceden cosas incomprensibles. Así, los jugadores atados pueden irse al equipo que les dé la gana. Y es plausible que un club declare la guerra a otro y simultáneamente intercambie jugadores con él (¡claro, un canje de prisioneros!) Las negociaciones se enfrían y calientan a la vez, e incluso, la noticia puede consistir en que no haya tal noticia. (Un locutor: "El Atlético ha pedido a Iniesta al Barcelona". Y yo a Kaká al Milán, ¿no te...?)

¿Qué era el fichaje de Reyes? Poco más que una bravata para el consumo interno. Y conste que no parecía una idea del todo infeliz deshacerse del búlgaro y traer al sevillano, pero se conoce que para la festividad de los Inocentes aún es pronto. Como digo, hacía falta vender antes a Petrov, pues se antojaba ilógico que el Atleti cargase su nómina con dos fichas multimillonarias para cubrir un solo puesto. Por eso la oferta del Atleti al Arsenal tuvo que ser a la fuerza muy baja ("un insulto", en palabras de Arsene Wenger. Los divulgados 18 millones de euros, más incentivos, son una trola de Gil Marín; por esa cantidad, el Arsenal hubiese empaquetado a Reyes con un lacito azul, rumbo al Manzanares.)

Pero bueno, Gil Marín ha cumplido porque lo importante es la actitud; ahí queda eso: ¡hemoj querido fichar a Reyej! (no estoy borracho: he sustituido las eses por las jotas para que os hagáis una idea del estado mental y anímico de quienes elucubran tamañas majaderías.)

Sin embargo, estos faroles tienen otra interpretación, no tan euforizante: Gil Marín se las ha arreglado, una vez más, para dar la impresión de que la entidad rojiblanca es el último mono de la liga. La torean los clubes nacionales y los extranjeros; se ríen de ella los futbolistas de medio mundo y sus representantes. Y si el verano comenzó con la pérdida de Rosicki (más ficticia que real), termina con la de Reyes (otro órdago con un hilo de voz y a la chica), por culpa del bocazas especulador cuya principal estrategia es el andorreo, esto es: fingir un trajín de mil demonios que encubra su decidida voluntad de no hacer nada o de hacer dinero a costa de la institución (lo único para lo que sirve).

Principal enseñanza del affaire: incapaz de competir en el terreno de juego con el Madrid, el Atleti ha hallado una forma (perversa) de medirse con su vecino ¡durante las vacaciones! (Según los burdos bardos, se trata de una lucha a brazo partido en la que el Atleti siempre pierde en el descuento y de penalti injusto.) Y, si el Valencia y el propio Real le traspasan jugadores, no es porque Gil Marín sea un tipo que sabe extraer agua de las piedras, sino porque no ven en el Atleti a un enemigo temible. (Lo corrobora la operación de Osasuna con Juanfran, idéntica a la de Jurado, sólo que en mejores condiciones y sin megafonía petarda.)

¡Pero si lo grande del asunto de Reyes es que viene al Madrid para que Batista salga del club blanco! (Es decir: el trueque de Reyes por Batista era la condición previa para proceder a otros ajustes en el plantel merengue, ahora o en el mercado de invierno.) Y deliran los que aseguran que Ramón Calderón le ha jugado una mala pasada al Atleti porque le debía una desde el fichaje de Jurado. ¡Deben de pensar que al elefante le preocupa la hormiga! ¡Ni la ve!)

 

*

Cerezo, a propósito de la venta de Kezman: "Somos compradores, pero la oferta era muy buena" (¡sic!) Y el serbio, después de fichar por el Fenerbahçe turco: "Soy muy feliz, vengo a uno de los mejores clubes de Europa…" (¿No os suena la música?)

(La teoría de Aguirre)

Aguirre ha dejado una frase para la posteridad:

"La mala suerte y el árbitro no entrenan conmigo todos los días, así que no cuento con ellos para el domingo". Y también ha explicado que el Atleti debe ser una formación en la que predomine, por así decir, el espíritu de la colmena. Es una teoría válida para los equipos menores. Un club pequeño (el Sevilla, sin ir más lejos), no depende de tal o cual hombre, sino del estado de forma de la plantilla, de su cohesión y de su apetito de triunfo; de ahí que fomente la rivalidad entre los jugadores, pues todos poseen una clase similar. (Kepa es el cuarto punta del conjunto hispalense y acaba de marcar tres goles porque está en plena forma, lo mismo que el resto de sus compañeros). Pero los equipos grandes (como el Barça) poseen estrellas indiscutibles. ¿Quién le disputa un puesto en el once titular a Ronaldinho o Eto’o? Nadie. Otra cosa es que el Barça disponga de suplentes de calidad, para poder utilizarlos cuando una de las estrellas falte por sanción, lesión o cualquier otra vicisitud.

¿Yerra el "Vasco" en su enfoque? No, es el que mejor se compadece con el tamaño del Atleti actual. ¿Y alguien con un ápice de sentido común osaría llevarle la contraria? Desde luego, yo no.

Camisa que no llega al cuerpo

¿Veis como nadie tiene el monopolio del mal fario? ¿Veis como la fortuna no siempre le vuelve la espalda al Atleti? Ayer mereció perder y ganó.

Proclaman los optimistas: "¡Todo ha cambiado!" Yo no cantaría victoria tan pronto, pues la diferencia con otras veces quizá sólo estuviera en el flequillo de los pésimos cabeceadores del Racing. Porque mira que defendió mal el Atleti. Y en cuanto al ataque, baste decir que apenas elaboró jugadas y remató fatal (incluso en el gol del triunfo).

En un santiamén, para no aburrir: soberbio, Leo Franco y cumplidores, los centrales; aseados, Costinha, Luccin y López; Mista y Jurado, irrelevantes; mal, Petrov, excepto en el contragolpe de la victoria; Seitaridis, calamitoso; Valera y Gabi lucharon sin gracia (y su fútbol no los rescatará del banquillo). El "Niño", como de costumbre, muy bien y muy mal: trabajó a destajo y alternó cosas estupendas con pifias incomprensibles. (Una de las labores de Aguirre ha de consistir en descargar a Torres de su omnipresencia y de sus alardes salvíficos. Que economice energías y actúe como en la Selección).

El mejor hombre del Atleti (con el balón en los pies) es Agüero. Como, además de clase, posee astucia y potencia, debe ser titular. Pero a Aguirre no le han dado aún los refuerzos que pidió para la línea media y tampoco disponía de Maxi; de ahí que decidiese reservar al "Kun" para la segunda mitad. Cuando el chiquitín saltó al campo, sus compañeros estaban con la lengua fuera. Soy de la opinión de que Torres, si no se obstina en apurar las jugadas él solito, puede formar con Agüero un dúo maravilloso.

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Los pelotas de Gil Marín, antes del partido inaugural, rezaban las viejas letanías contra el canguelo: "Ambicioso proyecto, ora pro nobis", "El Atleti es capaz de lo impensable", ora pro nobis etc.) Sin embargo, Valerita había dicho que él y sus coequipiers cumplirán (y con nota) si quedan sextos al final del campeonato. Y Aguirre (¡ay qué lejos está la edad de la inocencia pamplonica!) afrontó el inicio de la competición con un once lejos de su mejor forma (de resultas de entrenar poco y viajar mucho.)

Además hay otro asunto: se comprende que el Madrid, que eligió presidente hace un mes, ande aún confeccionando su plantilla. Empero es inadmisible que el Atleti invierta todo el verano en cerrar la suya sin haberlo conseguido hasta la fecha. Y eso que se nos juró que la base era sólida y que bastaba con dos o tres retoques. (El cuadro del Manzanares ha traído ya ocho jugadores nuevos y, sin embargo, predomina la sensación de que falta un retoque aquí, otro más allá…)

Por fin se marcha Kezman y ojalá lo imite Petrov. Ahora bien, ¿es lícito dudar entre Regueiro, Delporte o Reyes para sustituir al búlgaro? Siempre Reyes, siempre los listos.

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Del poker de impresentables que operaba en el balompié nacional hace unos años: Gil, Lopera, Caneda y Roig, únicamente queda en activo el sórdido prestamista del Betis. Cuesta creer que no lo hayan jubilado ya los éxitos del Sevilla y su propia ineptitud, pero la grada está con él, aunque cada vez menos porque las aficiones futboleras –salvo la ejemplar del Atleti– sólo adoran a los patanes y bocazas mientras creen posible su éxito. Esa fe en que lo peor nos deparará lo mejor es rica en conservantes, como los berberechos enlatados. De modo que su fecha de caducidad parece hundirse muellemente en el futuro, pero a la postre caduca, y, cuando lo hace, el feligrés consumidor, que ha abierto escéptico el envase, arroja su contenido al retrete con la natural repugnancia: "¡Coño, que mal olía!; era de oferta".

Factores desapercibidos

Todas estas súper no se qué son copitas, por más que los patrocinadores y las teles las encarezcan hasta la náusea. El Barça afrontó la de Mónaco como si fuera una más y el Sevilla como si se tratase de la final de la Champions. No quiero decir con esto que los jugadores del Barcelona o su entrenador menospreciaran al rival o desdeñasen el trofeo. La actitud del Barça no fue la de un equipo sobrado y luchó con todas sus fuerzas, incluso cuando era evidente que la victoria no iba a ser suya. Pero no codicia tanto las súper no sé qué como para justificar una puesta a punto acorde con el boato de la cita. Los andaluces prepararon el partido concienzudamente, mientras el Barça venía de jugar otra super no sé qué, amén del Gamper y de la gira por EEUU. (Una tournée de esta naturaleza –lo digo mirando de reojo al Atleti– sirve para hacer caja y darse tono, pero retrasa la plena forma de los jugadores.) El Barcelona no alteró sus planes (ni siquiera pospuso el Gamper) y lo pagó.

Me gustó Ronaldinho, que hizo un par de jugadas muy meritorias (en una de ellas esquivó tres o cuatro gañafones consecutivos de los angelitos que tiene el Sevilla atrás) y no se arredró, ni perdió los nervios antes las continuas provocaciones de Alves. El lateral del cuadro hispalense lo tiene todo para ser un magnífico futbolista y también un consumado bribón. No cuesta imaginarlo poniéndole la navaja en el cuello al oponente. Y no contento con pegar, suele tirarse. Si os habéis fijado, cuando lo zancadillean ni se inmuta, pero no da una patada sin simular que lo han golpeado a él, y no creo que haya aprendido esas malas artes de Navarro o Alfaro, o sólo de ellos.

Por alusiones. Dicen que Aguirre reserva a Agüero en Santander para protegerlo de defensas como el doctor (Alfaro es médico); pero yo creo que su aprensión es de índole deportiva y no sanitaria: se relaciona con la poca solidez de la medular atlética. Habrá pensado: ¿y si pongo al "Niño" y al "Kun" y no les llega un balón en condiciones?

Cuatro gotas

Perdonad que me vuelva pesado. Compromiso es algo que ya no se les exige a los intelectuales ni a las parejas que contraen matrimonio, pero sí a los jugadores de fútbol. Ahora bien, así como los yogures caducados acaban en las neveras de los asilos, muchas ideas, consignas o fórmulas de la vida civil terminan desembocando en el deporte. Su falta de vigor es lo que las hace interesantes. Perdida toda mordiente, se las puede pasear sin bozal.

Otro vocablo huérfano prohijado: ‘revolución’. Aún no se sabe si está en el taller o en el museo, lo que no es óbice para que infeste las primeras de los diarios deportivos.

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La táctica predilecta de Gil Marín en todo es el aburrimiento. Ha conseguido un equipo bostezante; ha conseguido matar en el público del Atleti cualquier gusto por el fútbol; ha conseguido sofronizar a los chicos de la prensa (aunque éstos ya salieron modorros del vientre de mamá). ¿Cómo iba a renunciar al tedio en las negociaciones de los fichajes? Todas, salvo la de Agüero (y aquí hubo truco) duran y duran y duran… Los primeros que se resienten del compás de espera son los jugadores pretendidos, que no se ejercitan y pasan las horas en la habitación de un hotel comiéndose las uñas. Luego, en cuanto firman, lesión.

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El único carácter inteligible del especulador es la cicatería; por eso ahora Gil Marín le regatea a García Calvo unos miles de euros. Pero si el central transige, al día siguiente cambian las condiciones. Y así la informalidad que, en el tira y afloja por Maniche, gastan con Gil Marín los rusos, (según los amiguetes del heredero), él la repercute en los que sobran.

El apartheid de los futbolistas descartados es una cosa a la que no sé cómo se resignan los propios jugadores y sus representantes. Mucha gente piensa que se lo tienen merecido, pues los que no valen para el flamante nuevo proyecto son, por ende, los únicos culpables del fracaso de año anterior y es justo que pringuen, los muy pringaos. También aquí opera un nada sutil terror (tomad buena nota), como método de amaestramiento de los supervivientes. Pero lo extraño es la resignación de los deportistas, inatacables en virtud de su sueldo.

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El único club que puede hoy por hoy trazarse planes fastuosos es el Barça: ¡siete copas! Pero el triunfalismo, al que no es ajeno nadie que triunfe en el balompié, lleva a la pura contabilidad de los galardones. Bajo su cegadora luz, el Gamper las supercopas y los mundialitos, valen lo mismo que la Champions o la Liga.

Los que no son el Barça están condenados al prudente: "hay que ir partido a partido". Es obvio, los encuentros no se pueden jugar de dos en dos.

Además de torpes, ignorantes. Así, mientras el Barça "juega al fútbol", los demás "no saben a qué juegan". ¡Toma!, al fútbol, como los culés, sólo que no tan bien.

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Antes de que empiece a rodar el balón, el Atleti compite por el tercer y el cuarto puesto con el Sevilla, el Valencia y el Villarreal. Ninguno de los tres se han reforzado ni la mitad que el Atleti (si nos fijamos en la cantidad de caras nuevas), pero sus secretarios técnicos tienen por norma acertar. La especialidad del club rojiblanco son las tormentas secas: después de los fuegos artificiales nunca llueve. A ver si esta vez caen siquiera cuatro gotas porque, la verdad, hace falta el agua.

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Irónico y patético: Evander Holyfield, a sus 42 años, vuelve al ring como ¡gran esperanza negra!

Canción del verano

Los tópicos que plagan los periódicos deportivos también son sensibles a los cambios de estación. Hay uno que nunca falta a su cita con la pretemporada: el sufrimiento de los jugadores de fútbol. ¡Ah, esa hora feliz!, en la que por fin los dioses vengan a los asalariados, permitiéndoles contemplar (o recibir noticias) del trabajo de los malditos gandules, mientras ellos (los verdaderos currantes) holgazanean en la playa o en la piscina. Y a los reporteros no les tiembla el pulso: "¡Qué paliza!" "¡Ya sudan!" O este inconfundible: "¡Acabaron la sesión muertos!", que delata a los más sádicos.

Dalí declaró una vez que una de sus diversiones favoritas era contemplar el Tour por televisión, sobre todo las etapas de alta montaña. Allí, en el frescor de Portlligat, mientras se tomaba un vermú con aceitunas, el contraste entre el esfuerzo de los otros bajo la solanera pirenaica o alpina y su confort le producía un intenso placer. "Entonces –añadía con ánimo de epatar a los televidentes– se me cae la baba y vienen las moscas y liban en las comisuras de mis labios…".

Un locutor de televisión, en la Supercopa: "Fulanito ha sacado la mano y le ha impactado a Zutanito". ¿Por qué no dijo: "Fulanito le pega un bofetón a Zutanito"? Porque desacataría el lenguaje criptoimbécil del gremio, que es muy bárbaro y muy ignorante.

Lleva uno toda la vida escuchando lo del "club señor", en referencia al Real Madrid. Y toda la vida, menos un telediario, soportando la tabarra: "Un club señor como el Real Madrid no puede permitirse..." Hipótesis: a) no hay clubes señores; b) hubo uno, el Real Madrid, pero el señorío le duró un telediario; c) ‘señor’ significa, ‘mangante’; d) justamente el club señor es el que puede permitirse actuar sin señorío.

La prensa deportiva no da buenos redactores, pero tampoco psicólogos. Por eso insisten en que Petrov tiene un carácter muy fuerte. No es verdad: es un tipo que se arruga con frecuencia y propende a la desmoralización. Aquí confunden el carácter con la histeria. La última pérdida de papeles del búlgaro (medio capón al defensa adversario e insulto al referee) alentó este titular: "Petrov en el disparadero". Pues que nadie le deje un arma al alcance de la mano porque es muy capaz de dispararse un tiro en el pie.

"El Atleti inspira dudas". Significa que no funciona.

Así como cuando Pablo (el muy traidor) se quiso ir al Madrid, hubo críticos (lo digo por su estado de salud, que es de muerte cerebral) que pidieron a Gil Marín que le diese la baja, el trasvase de Jurado del Bernabéu al Manzanares no le ha costado al mozalbete ningún reproche. Suerte que no estaba por ahí Del Bosque, quien explicó una vez, antes de que su equipo jugase en Santander (en el conjunto cántabro se alineaba Munitis, cedido por el Madrid), que si Munitis fuera un güen madridista no saltaría al terreno de juego. ¡Qué poca vergüenza; le tenía pánico al zurdo!

Por cierto, el tal Jurado le hizo un túnel a no se quién del Getafe y luego chutó a las nubes. El cronista adjetiva la acción: "Luminosa" (¡sic!). ¿Y por qué no más bien ‘reveladora’?

El triunfalismo no es patrimonio del balompié. Ved si no este titular: "Checa une La Gomera y Tenerife". Nada más falso. Lindberg pudo ufanarse de unir dos continentes, porque su proeza abría una ruta a la aviación civil. Pero la hazaña deportiva del nadador no abre nada, apenas una estela en el mar. ¿O vamos a ir, a partir de ahora, desde la Gomera a Tenerife a crol o a espalda en vez de en jet foil o en avión?

Con respecto al incidente que puso término a la Copa del Mundo, hemos visto, oído y leído de todo. Principalmente:

-Materazzi es un villano porque hizo picar a Zidane.

-Zidane hizo mal pero en buen sitio, porque ese Materazzi es un cabrito de mucho cuidado.

-Zidane es una víctima porque recibió una ofensa. Picó y agredió. O no picó, sino que salió en defensa del honor ultrajado de su madre y de su hermana. Lo habría hecho de cualquier forma, en cualquier circunstancia. De manera que no fue un pronto, pero es comprensible su iracunda actitud.

Y un escritor del Madrid sostuvo que, gracias al testarazo de Zidane al esternón de Materazzi, la cosa sería recordada por los siglos de los siglos, amén, y que le deberíamos estar muy agradecidos al francés por dejar en nuestra memoria un hito imborrable. (Y a él por usar un argumento que, de puro torticero, perdurará.) En achaque de fútbol, el madridista es gato: cae siempre de pie.

Última fanfarronada: "El Atleti tiene una plantilla de Champions", aunque (aseguran) le falta un hombre: el pasador del último pase. Pero el Barça no usa especialistas para esa función. La desempeñan cuando circulan por las inmediaciones del área rival: Ronaldinho, Eto’o, Messi, Beletti, Xavi, Iniesta, Deco, Giuly… Es decir: todos. ¿Cuántos de los citados son mediapuntas? Ninguno. Ergo…

A la larga, todo aburre. A mí empiezan a cansarme un tanto las sonrisa extática (y sistemática) de Ronaldinho y esa demagogia que le lleva a explicar por gestos lo que ha intentado (y no le ha salido) o a preferir la virguería al desenlace natural de la jugada. También el oponente débil merece ser tratado con respeto: goléalo, pero no lo humilles.

El silencio de las ovejas

Así pues, nos hemos convertido en el Madrid B, ¡qué gran honor! Lo ha dicho su presidente (el nuestro ya): "El Atlético es un gran equipo donde Jurado puede crecer…". ¡Y pensar que todavía hay madridistas que ven (o fingen ver) con recelo la operación! ¡Como si el Atleti fuera el incómodo rival de antaño y no el segundo equipo merengue! Lo confirma hasta el uniforme blanco manchado con que lo obliga a disfrazarse el okupa (en adelante, el visir del otro.)

Y es que, mientras la gestión (por llamarla de alguna manera) del Atleti se compone de tristes hechos consumados, su propaganda abunda en bobas fantasías consumidas. Él grita (y en esto le siguen la cuerda todos, incluso los portavoces del Madrid): ¡Grande, grande, grande! Y la realidad le hace burla desde el eco: ¡Pequeño, pequeño, pequeño!

Pero, por amor de Dios, ¿qué es hoy la entidad del Manzanares? Un montón de ruinas. ¿De dónde parte? No precisamente de una planicie situada a nivel del mar, sino de lo más profundo de la fosa de las Marianas. Para restablecer sus finanzas, necesitaría fundirse el plantel y que el Ayuntamiento autorizara un pelotazo similar al que se perpetró en beneficio del Madrid.

Pero, cuando hacemos cábalas sobre lo que precisa el Atleti, nos olvidamos de quién maneja los hilos de la pobre marioneta. Damos por supuesto que el producto de esas lucrativas operaciones ingresaría en las arcas del club colchonero. Y no es así. Nunca permitiría Gil Marín que el Atleti tuviese más que lo justo para ir tirando. Fue la táctica de su padre y es la suya.

El Atleti abre para (y sólo para) que un Gil se lucre. Ahora bien, si debes 300 millones, tus horas están contadas; pero, si consigues dejar la cosa en 100, aún tienes cuerda para un ratito. Se trata –queridos– de echar tierra en el socavón a fin de hacer pie y seguir depredando. Este es el secreto de las heroicas especulaciones propuestas por el máximo accionista del Atleti.

Gil Marín no está reconstruyendo la entidad, sino ordeñándola a modo. (Hay anécdotas que, por su poder revelador, son categorías. En los tiempos de la intervención judicial, Gil Marín clamaba contra el representante de la Justicia en el club: "¡Es vergonzoso, le está pagando a Hacienda!". Esto es: que se ponga a la cola Hacienda, pues primero voy yo, y después yo, y después yo.)

Pero el día en que el Atleti se derrumbe sobre sus carcomidos cimientos, Gil Marín se irá tan pancho a Valdeolivas y le dará dos terrones de azúcar a Imperioso. ¡Misión cumplida, oh inspirador jamelgo! Nos has dado suerte. Cuando mueras, te disecaré y le rogaré al alcalde que me permita incluirte en el monumento que medita colocar donde se alzaba el Calderón. (Una pradera con una placa conmemorativa y la momia del caballo. ¿A que mola?)

Por eso, la gente que se conforma con que Torres o Pablo no se vayan al Madrid y el Atleti no juegue un par de meses en el Bernabéu (cuando los JJOO), que calla ante la cesión encubierta de Jurado y que permite que se la insulte con bochornosos homenajes al inspirador de la trama que ha hundido al club, ha de saber que, en su nombre y con su beneplácito, están demoliendo la institución.

Hay que sacudirse el entreguismo y abrazar la intransigencia, porque 45.000 adeptos rezándole al fracaso para que no los abandone son un lastre más, no el bastión de nada. Cuando empiece la liga, el público del Atleti tiene una oportunidad (y quizá no haya otra) de demostrar que no está formado exclusivamente por ovejas mudas.

Ni zorra idea

Es ocioso que se dediquen a ver partidos de fútbol. No aprenderán así los asen al carbón en la parrilla de San Lorenzo. Ahora han dado en repetir (extraña coincidencia) que Luccin es un figura. Lo más probable es que hayan sucumbido a la prédica del gran Ruiz, ex - secretario técnico del Atleti y comentarista de una televisión. (Un día habrá que hacer el catálogo de los jugadores que descubrió cuando trabajaba para sus antiguos patronos; apuesto a que no resultará muy arduo enumerar la lista de los servibles).

Ruiz es como la tortura del gota a gota, que acaba por perforar el cráneo y la materia blanda que el cráneo protege (como Michel, otro barrilero). Tiene, como todos los aficionados, sus futbolistas favoritos, pero los suele defender hagan lo que hagan en el campo. Por ejemplo, a Valera (el cual, entre vosotros y yo, está muy verde) o a Luccin, que lleva dos temporadas vagando sin rumbo por los estadios de la liga española. Tácticamente hablando, el francés es muy deficiente y tampoco es un pasador infalible. Carece de equilibrio, se cabrea a menudo, pega patadas sin ton ni son (usa artes marciales y se hace amonestar hasta cuando el oponente le sacude a él). Dicen que chuta una barbaridad, pero con el Atleti habrá marcado tres o cuatro goles, a lo sumo.

¿Y qué podemos decir del murciano? Sus pases (telegrafiados: ¡atentos, que va!) casi nunca encuentran a un amigo y como defensa es blandiblue y se aturde, no sabe interpretar las situaciones… Ruiz lo defiende por su activismo, pero ¿de qué vale multiplicarse si uno falla nueve veces de cada diez? Kosecki (por cierto, ¿alguien recuerda quién lo fichó?) era un as del desmarque y corría como un gamo, pero, obtuso, chupón y con la pierna torcida, estropeaba multitud de combinaciones.

Sí, escuchar a los analistas televisivos es un dolor de muelas. Aparece Torres en la demarcación del siete y salta el listo de turno (Ruiz, sin ir más lejos): "Ese no es su sitio; él es un delantero y claro ahí pierde"). Se descuelga el "Kun" hacia el medio del campo y sentencia el mismo inepto: "Es que esa no es su posición". Pero, si se quedan ambos en punta, les echa la regañina: "¿Por qué no baja uno de los dos a recibir?"

En realidad, Ruiz y sus imitadores no tienen criterio. El lateral domina la pelota y centra; sólo hay un atacante en el área; ellos exclaman: "¡Hace falta otro delantero!" Sale el segundo atacante y se produce un pase en profundidad que es interceptado por la defensa contraria. Ellos rezongan: "¡Hacen falta extremos!" El mister les complace: el siete o el once desbordan y envían el balón al carajo. Ellos dan un respingo: "¡Hace falta un mediapunta!".

Es decir, proceden por contagio situacional. Si se les hiciera caso, los equipos alinearían a dos delanteros, dos extremos puros, dos laterales ofensivos y al famoso mediapunta. ¿Qué selección o club practica un sistema tan temerario? Nadie en el ancho mundo porque los equipos adelgazarían por detrás sin robustecerse por delante.

A ver si el que le lleva los cafés al cámara o la señora de la limpieza le explican al tal Ruiz que en el fútbol moderno no hay posiciones o, al menos, éstas no se ocupan como las trincheras. Hay funciones y se transita por todos los lugares del campo. El juego es dinámico, no estático. A ver si alguien le dice que los extremos de toda la vida están de más, porque los delanteros y los interiores han absorbido su tarea, y que un delantero de hoy tiene que fabricar jugadas y golear. Por eso no valen ni Kezman ni Mista. Ambos le gustan a Ruiz, aunque reconoce que el serbio fuera del área ni la huele y dentro no es frío (¡sic!). Y para poner juntos a Mista (el archimediapunta), Torres y Agüero, es menester un sistema 4-3-3, en el que a los interiores se les prohíba profundizar demasiado para que la defensa no quede desamparada (de ahí que algún entrenador, cuando adopta dicho dibujo, sacrifique al ocho y al diez para jugar con dos o tres pivotes).

¡Que viene, que viene, uh, uh!

Ha sido muy revelador ver a Gil Marín repitiendo con idénticas palabras las mismas consignas que difunden los pseudoinformadores que le profesan una lealtad perruna (casi todos, aunque va habiendo bajas). Principalmente las consignas son dos: la del gran esfuerzo que el club habría realizado en materia de fichajes y la de las risueñas perspectivas que se abren ante el Atleti este ejercicio. Ahora bien, el esfuerzo, según los portavoces del club, siempre ha sido grande, incluso enorme (el Difunto solía presumir de que se estaba arruinando por el Atleti; su vástago miente como él, pero es un bocazas de corte más rutinario, casi funcionarial).

Y todas las pretemporadas la ilusión brota y crece incontenible. Sin embargo esta vez percibo un runrún de fondo (¿les castañetean los dientes?), pues ni los más triunfalistas las tienen todas consigo. El once colchonero no funciona y estamos a dos semanas de que empiece el campeonato. ¡Que viene, que viene, uh, uh!

Y no funciona porque adolece de los mismos males que el año pasado. Aseguran que no hay dinero para un hombre de clase en la medular, pero pudo y debió haberlo. ¿Cómo? Declarando transferibles a: Kezman, Luccin, Gabi, Perea, Petrov y Galleti… (sobre todo al búlgaro y al serbio, que no tienen enmienda; son ya hombres hechos y derechos y se les ha visto el cartón). Sobre Kezman me dijo un aficionado del Atleti cuando lo pretendíamos: "¿Por qué no traen a Gudjhonsen? Tampoco actúa mucho en el Chelsea y es un futbolista muy interesante: técnico, nada vedette, inteligente…". Pues no, prefirieron al farruco porque los farrucos parecen jugadores de carácter y acaso costaba algo menos que el islandés.

Yo hubiese invertido en Alves y en Raúl García, y buscado un par de jóvenes en Brasil. Me parece prometedora la contratación de Agüero (toco madera para que no se lesione y entre con buen pie en la competición) y tampoco tengo nada que oponer a los pases gratuitos de Costinha y Zé Castro. Pero ¿qué van a solucionar? Nada o muy poco. Si acaso Costinha barrerá alguno de los despistes de Luccin, de Perea, de Valera…

Pero las adquisiciones de Seitaridis, Pernía y Mista no me convencen en absoluto. (Acaba de explicar el presidente del Valencia: "No traspaso a Ayala al Villarreal porque es un rival directo". En cambio, Soler nos ha vendido a Mista. Una de dos: o no cree que el Atleti sea un rival directo del cuadro che, o juzga que Mista es una castaña pilonga.)

De manera que la otra novedad de esta canícula: Gil Marín en el primer plano (¿os habéis dado cuenta de que ha mandado al banquillo a Cerezo, que antes era el cara dura titular?), puede que esté relacionada con un intento de tapar las grietas en la moral de los mamarrachos a los que se les ha debido de fundir el ordenador con tanta expectativa de éxito nugatoria.

No quisiera despedirme por hoy sin aludir a dos asuntos: uno trivial; el otro, serio. Empezaré por este último. Un club bien organizado y sensible para con las necesidades deportivas de sus equipos no hubiese accedido a competir en Riazor, máxime después del absurdo viaje a Shangai. Ya sé que el Milán y el Nacional también se prestaron a disputar el torneo coruñés. Pero los errores ajenos no exoneran de los propios. Y si en China el Atleti sobrevivió a un campo leproso, no tuvo la misma suerte en La Coruña. Las lesiones de Seitaridis y de Miguel (terrible esta última) aún flotan aciagas sobre el mal desempeño del equipo. Ya sé que a veces los percances ocurren de todos modos, pero obran con irresponsabilidad los que arriesgan la salud de los jugadores en semejantes huertas. Objetaréis que el Atleti se debía a un contrato. Pero los contratos tienen cláusulas. ¿Por qué no colocar una en la que se especifique que, si el césped no está en condiciones, el partido no se celebra? ¡Chapuceros!

El trivial es la definitiva incorporación de Jurado a la disciplina rojiblanca en régimen de cedido. Sí, porque el Atleti no puede alinearlo contra el Madrid, ni traspasarlo a quien se le antoje, y el Real lo recuperará (si tiene a bien, o sea: si triunfa) por seis cochinos milloncejos. Pero que no se diga que el Atleti ha claudicado al admitir nuevas condiciones (¡en una negociación ya cerrada!), porque Gil Marín ha puesto una en verdad tremenda: que los merengues participen en el Segundo Memoerial ("o erial de memos") en honor de papá. ¡Uf!, tiene que haber sido muy duro para Antonio Calderón pasar por las horcas caudinas.

Insisto: ¡Chapuceros!

El Atlético de Shangai

Y mira que Ancelotti hizo todo lo posible para perder el match. Alineó a los suplentes de los suplentes, y estaba tan contrariado después del gol de los suyos que encendió un pitillo para que se le pasase el malhumor. ("¡Hay que joderse, tengo que ir a Belgrado el martes, y estos mantas del Atleti me obligan a luchar por el Teresa Herrera sobre un césped con hongos!")

Otro gol idiota, si hemos de ser francos. El Atleti ha encontrado en Seitaridis a ese artillero en propia puerta que nunca le faltó en las últimas temporadas. (Sotto voce: es un futbolista malo; no tímido, malo.)

Permitidme una pequeña digresión. El año en que al Atleti de Alfonso Cabeza le impidieron ganar la Liga, entrenaba al Barça un Helenio Herrera ya muy mayor. Aún así, durante buena parte del campeonato parecía que los culés eran los únicos que podían atrapar a los colchoneros, hasta que, en el último tramo de la competición, los árbitros izaron a pulso al Madrid, sin fijarse en la Real Sociedad (acaso creyeran que con despojar al Atleti bastaba), y el título voló a San Sebastián. A lo que voy: el Barcelona, en la jornada equis tropezó en San Mamés; al término del encuentro, el Mago echaba humo por las orejas: "¡Cómo podemos sucumbir contra un equipo que tiene un futbolista tan malo que se lesiona solo!" (¿Sarabia? No lo recuerdo con exactitud.)

Seitaridis es malo porque regala goles y se lesiona solo. Y Valera, su sustituto, más que desmelenarse, se despelurcia cuando sube por la banda y pone cara de estupor no bien le hacen una finta. Es bobo. Y Pernía, gris. Petrov no sabe jugar al fútbol. La leyenda de Mista la hilvanaron los bardos merengues (ni Jurados, ni Gutis, por favor; no son mejores que Ibagaza). Y los del medio (Gabi, Fofó, Miliki y familia) bailaron al compás del personal de banquillo rossonero, porque el Milán no tiene jugadores bobos.

Ocho fichajes después, el Atleti sigue tumbado al sol en la playa, pero no como la grácil Pauline de Rohmer, sino como un cachalote agonizante. Dicen que le falta la guinda, y algunos proponen escoltar a los dos delanteros y a los dos exteriores con un mediapunta. (No están en su sano juicio, porque la acumulación de gente en la vanguardia no garantiza un buen ataque, pero sí una mala defensa.) Yo opino que al Atleti le falta el pastel entero y que el presunto chef (Gil Marín) es un cocinillas que ignora lo que se trae entre manos.

Sí, Ancelotti hizo lo que pudo. Comprendió que había cometido un error en el primer tiempo al formar el once con los suplentes y sacó a los titulares ("No metáis la pierna, ¡coño!"). Puso a Kaká, un astro definitivamente frígido, que sólo se desperezaría para engañar a Valera de tacón. Puso a Gatusso, a Gilardino y al abuelo Cafú. Ni por esas consiguió perder con el Atlético de Shangai. Ajo y agua.

Perturbados

El asunto del chaval del Madrid que aún no firmó por el Atleti está volviendo majaretas perdidos a algunos comentaristas que nunca anduvieron sobrados de lucidez. Desde que se puso en circulación el forofo con carné de prensa, desde que informar equivale a torcer (como dirían en Brasil), son cosa del pasado las técnicas narrativas y los recursos expresivos, pero también el respeto hacia los hechos. Esos bienes han sido suplantados por un mejunje que combina a partes iguales fabulación de la pobre, chaladura e incapacidad verbal.

Leí el otro día que el Madrid nos había afrentado arrebatándonos a Raúl. Quien eso afirma ha debido de sufrir un grave trauma de pequeño (seguido de algunos otros no menos importantes ya de mayor). Un político norteamericano dijo del presidente Gerald Ford que era un buen chico, pero que había jugado demasiadas veces al rugby sin casco. Me pregunto si este inepto columnista (que también es presentador de televisión) no habrá pasado la niñez cayéndose de cabeza cuando montaba en bici.

Raúl González se marchó al Madrid porque el Atleti suprimió la cantera, punto. El que afrentó al Atleti fue su dueño de entonces, quien un día, después de deliberar con Imperioso, convocó a los colegas del ignorante afrentado para dar ostentóreamente la siguiente nueva: "A los chavales de las categorías inferiores los tiene que cuidar la federación y no nosotros" (sic), y cerró el quiosco sin más. De modo que, cuando Raúl fue a entrenar a la mañana siguiente, no había campo, ni porterías, ni balón, ni botiquín, ni compañeros, ni mister… Raúl tenía 14 ó 15 años. ¿Qué iba a hacer? ¿Renunciar al fútbol por la estúpida decisión de un caballo? (Nota bene: El Real no tuvo ni siquiera que ir a buscar a Raúl; fueron los representantes del entonces cadete los que lo refugiaron en Concha Espina.)

Pero no contento con mentir, el tipejo se permite roncar un sueñecito: ¡ya ve a Jurado marcando un gol en el Bernabéu! Y se lisonjea con la fantasía de que saldrá igual o mejor que Raúl. ¡Será idiota! Pues tengo muy malas noticias para él. La mayoría de las perlas de la cantera blanca, pese a los trucos publicitarios, son jugadores normales y corrientes: clasecita sin cuerpo o cuerpo sin clasecita y me sorprendería que Jurado fuese una excepción a la regla. (En honor a la verdad, añadiré que los cobistas del Atleti hacen lo propio con los jóvenes de las secciones inferiores del conjunto rojiblanco. O sea: mitad por puro desconocimiento, mitad por adular a la institución, exageran sus cualidades; en esto, como en lo demás, tampoco son mejores que sus vecinos.)

Pero es que, aunque Jurado sobresaliese y emergiera en plan figura, el Atleti, al haber una cláusula de recompra, siempre estaría a merced del Madrid. El negocio (dictado por el prurito de hacer como que le quitamos al Madrid un protocrack) es malo para el club del Manzanares, se mire como se mire.

Jet lag

Lo mejor de la expedición al Lejano Oriente ha sido que las lesiones nos respetaron. Los dos encuentros basura en un patatal y bajo un calor bochornoso podían haber torcido algún tobillo. Por suerte (y gracias a la prudencia de Aguirre) hubo salud, que es lo importante. Gil Marín ha vuelto eufórico de la experiencia y quiere repetirla y ampliarla el año próximo. Desde el punto de vista del training, este viaje ha sido, con toda probabilidad, peor que nulo, contraproducente; pero como él no juega…

Se habla mucho de la marca "Atleti" y su proyección en aquellos remotos pagos. Pinchan en hueso. En Shangai existe un mercado de artículos de imitación que tiene cuatro kilómetros de longitud. Toda China es un top manta colosal, y nadie compra una maldita camiseta en las tiendas oficiales. En esas condiciones, hasta vender un pin se antoja utópico. Además, la mejor propaganda es el éxito en el campo, el renombre deportivo de un conjunto. Pero del Atleti han hecho sus gestores actuales un perdedor risible, un muñeco de feria, un patito gafe. (A lo mejor esa es la idea: convertir al Atleti en una pepona feucha con la que se encariñen los niños de muy corta edad.)

Aunque los adversarios endebles no permiten sacar conclusiones, Agüero tiene pinta de crack. De plomada baja, es listo, técnico, maniobra muy bien y no le asustan los porteros. (Convirtió el infame solar en un campo de balompié; los baches, por arte suyo, se transformaron en meras manchas; perdieron una dimensión.) Ojalá no se malogre y ojalá no se lo quiten al equipo colchonero en diciembre o en junio. ¿El resto de los debutantes? Hombres de club más o menos promisorios.

El pregón es de la época de la polca: con dos o tres retoques, un equipazo; al final, retocan media plantilla y el Atleti continúa con sus achaques, sus tribulaciones, su desistimiento. También repiten el soporífero mantra de volver a Europa, y te hacen sentir que quedar sexto sería el colmo de la felicidad. Los únicos que se han atrevido a pedirle algo más a la vida (Maxi y el propio Agüero) apenas han murmurado la palabra Champions. ¿Y qué queréis?, la resignación es un cultivo, no un carácter.

La prensa publica la relación de los gastos correspondientes al gran esfuerzo de este ejercicio en fichajes. Todos, salvo Agüero, costaron dos pesetas o traían la carta de libertad. Y en relación al "Kun", nada se conoce con certidumbre. En Argentina lo llaman el hombre de los 19 millones de dólares; aquí juran que el club desembolsó 23 (pero de euros), notable diferencia. ¿Qué cantidad figura en el transfer? ¿Hay dos contratos, uno para Argentina y otro para España? Se me hace muy cuesta arriba creer que un jugador, por cuyo 80% se ha pagado 23 millones (el Independiente posee la quinta parte de los derechos del "Kun"), tenga una cláusula de rescisión de 36.

Entre la multitud de ridiculeces en letra impresa me quedo con una: la peña china de los 50.000 seguidores atléticos y 100 socios. En total, 50.100. Me viene a la memoria aquel chiste de los comanches. El centinela del fuerte grita: –¡Se acercan los indios! –¿Son muchos?, le pregunta el sargento. –Mil tres, responde. –¿Cómo lo sabes con tanta exactitud?, inquiere el sargento. –Porque primero vienen tres y después unos mil, explica el centinela.

Aguirre me inspira confianza, tanta como recelo a determinados sujetillos de los periódicos. Uno de esos incorregibles panolis, al terminar el torneo de Shangai, se acercó al coach del Atleti para felicitarlo por haber vencido en un torneo talismán (sic). Aguirre reaccionó con un exabrupto: "¡Chorradas!". Pero claro, los panolis toman nota. Ya se empieza a rumorear que los métodos de Aguirre no gustan a Gil Marín. (Pretenden responsabilizar al "Vasco" del marrón de los descartados enfurruñados.) El dueño necesita un hombre fuerte (y el mister lo es), pero no tanto que, por contraste, el dueño parezca un monigote.

Por cierto, Gil Marín ha pedido compromiso a los capitanes. Esta tontería del ‘compromiso’ sustituye en la jerga del gremio a la de la ‘diversión’. Antes se invitaba al jugador a que se divirtiera (y aún antes a que se sacrificara); ahora le exigen que se comprometa. Vislumbro a los futbolistas practicándose una herida en la palma de la mano, mezclando sus sangres, jurando por las potencias ocultas… El club de los poetas lelos.

Autobofetada

No entiendo por qué el fichaje de Jurado por el Atleti colecciona parabienes en los medios deportivos. Si no me equivoco, significa que el conjunto colchonero accede a foguear a un jugador del Madrid a cambio de cinco millones (réstese de la cláusula de recompra lo que ha costado el futbolista). Y eso si el joven volante destacara, porque, de lo contrario, los administradores del Atleti habrían hecho otra operación fabulosa… para el Madrid, similar a las de Losada, Esnáider y Rodrigo.

En resumen: si el melón sale dulce, se lo devolvemos al frutero; si sale insípido, nos lo merendamos. De ahí que la "bofetada" al eterno rival, sobre la que delira algún zoquete, haya que entenderla al revés: es el Atleti el que pone el rostro y se autoabofetea con su política insensata.

Gil Marín (ese estratega) ya había intentado algo parecido con Eto’o. Por fortuna, el Barça se interpuso. ¿Alguien imagina lo que hubiese supuesto para el conjunto del Manzanares tener que desprenderse de Eto’o después de haber conseguido éste una veintena de goles?

Para no hablar de otros asuntos de menor cuantía, pero nada desdeñables. ¿A qué altura, que no sea la del betún, queda la cantera rojiblanca, a propósito de la cual se ha baladroneado con profusión? ¿Y qué va a suceder con De las Cuevas, al que acaban de contratar y que actúa de lo mismo que Jurado, es coetáneo suyo y diestro como él?

En la retransmisión de la gira por Shangai hemos descubierto en el papel de comentarista a otro ex-jugador pelota, con escasas nociones de fútbol y, por ende, tartamudo: Gabi Moya. Para el susodicho, la plantilla del Atleti posee una calidad enorme. Claro, y por eso hay que recurrir a un descarte merengue para volver a Europa. Muy alentador.

Pero no quiero que se malinterpreten mis palabras: la condición madridista de Jurado, que tanto preocupa a Indi (ya sabéis a quién me refiero), a mí no me produce ni frío ni calor. Que no nos vengan con pamplinas: pedimos buenos profesionales, con talento y, last but not least, en propiedad. Rechazamos que estén de visita o en viaje de estudios.

Chinosería y obituario

(I)

El Atleti se ha ido a Shangai, donde entrenará en unas condiciones muy difíciles (35 grados centígrados y un 80% de humedad) y disputará un par de amistosos ante conjuntos insignificantes. Le pagan un millón y pico de euros por el jet lag, y lo sólito es que la aventura retrase su puesta a punto, pero nos informan de que el dinero es lo de menos y el fútbol también; el auténtico objetivo de la excursión al Lejano Oriente es la venta de un club basado en una filosofía distinta (sic).

¿Y en qué consiste la famosa filosofía diferente? ¿Qué les van a explicar a los chinos? Pues que el fracaso también es rentable, aunque no para la institución que lo profesa y cultiva; que un club de balompié puede tener una finalidad más importante que dar espectáculos de fútbol (por ejemplo, la de enriquecer a sus gestores mientras él se empobrece); que se puede okupar una institución de este tipo sin consecuencias jurídicas; que se ganan todas las campañas de publicidad y se pierden todos los campeonatos; que hay aficiones que, convenientemente hipnotizadas, prefieren la derrota a la victoria; que el Atleti era un equipo de cierta estatura y ahora cabe en una caja de zapatos. (A lo mejor aquí hay una oportunidad, porque en China siempre gustaron las miniaturas.)

En fin, el genial mandamás rojiblanco (que ha tenido la cara dura de pedir limosna a Promomadrid para este par de bolos en Shangai) dice que conviene sembrar ahora porque se avecina un ciclo de éxitos (sic). Se lo garantizo, oiga.

(II)

Ha muerto Ferenc Szusza, un húngaro que fue entrenador del Atleti en la campaña 1978-79. Era un hombre afable, bondadoso y bien educado, lo que entonces se denominaba un "gentleman". Aún lo recuerdo declarando al término de aquel célebre match de Copa en el Bernabéu: "Señores, yo soy un deportista y no puedo expresar lo que siento porque entonces dejaría de ser un deportista". Fue la noche en que Guruceta clasificó al Madrid, en uno de los arbitrajes más parciales a favor del cuadro merengue que he tenido la desgracia de presenciar (y los he visto por docenas). El colegiado anuló dos goles legales al Atleti, que luego perdería en la tanda de penaltis. No me extenderé sobre las circunstancias de aquel choque (me referí someramente a ellas en mi libro "El Rojo y el Blanco"); pero sí hay un pormenor que he sabido luego y que ilustra lo muy consciente que era el árbitro de la fechoría que acababa de cometer. Tras el gol de Leivinha, Guruceta, que había concedido el tanto, lo anuló a instancias de uno de los linieres. Se le vinieron encima tres hombres del Atleti (los otros seguían con el juez de línea), que lo increparon unánimes: "¡Eres un hijo de tal!" Los jugadores repitieron el insulto no una vez ni dos; estuvieron un par de minutos desahogándose, a base de la misma fórmula: "¡Eres un hijo de tal!"¿Qué hizo Guruceta? ¿Los expulsó? De ningún modo; se irguió cuan largo era, muy ufano él, y, vuelto hacia la portería del Madrid, ordenó sacar.