Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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septiembre 2006 - Artículos

Réplicas

Hoy me dedicaré a responder a algunos de los comentarios que últimamente ponen epílogo a mis artículos (ánimo, que discrepar es bueno). Lo haré en orden inverso a su aparición.

No he dicho que Torres en su mejor partido sea nadie (quien eso afirma que lea bien la columna). "Los arriba citados" es un plural que abarca a los cinco incompetentes titulares que actúan en el Atleti de ahora: Seitaridis, Perea, Luccin, Costinha y Petrov. A Luccin le faltan personalidad y oficio (necesita un jefe al lado, ¿Maniche?); Perea no sabe jugar al fútbol; Costinha sólo rinde cuando se limita a barrer y su alineación presupone quitar a un delantero; Seitaridis (hoy por hoy) ni juega ni corta, peor aún: es un flan con chantilly; y Petrov no dista mucho del pelagatos pirotécnico que vimos la temporada anterior (Alves se lo pasa de maravilla cada vez que se enfrentan).

En cuanto a Galleti añadiré que su empeño en hacer jugadas de uno contra uno (o contra dos), ¡cuando el adversario estaba en inferioridad numérica!, constituía un desatino, porque lo suyo era mover la pelota con velocidad en busca del compañero libre de marcaje.

Es verdad que el Sevilla tampoco cuajó una actuación redonda (ni el Valencia en la segunda jornada), y eso es lo preocupante. Hay equipos que, con independencia de la forma en la que estén o de lo buenos que sean, saltan al césped del Calderón confiados en que basta con esperar a que el Atleti se ponga la soga al cuello y le dé un taconazo al taburete. El Sevilla no tiene cracks, aunque Navas y Alves conformen quizá la mejor banda derecha del campeonato, pero es un conjunto lleno de jugadores que saben lo que hacen. El día que aprenda a defender sin dar patadas, será aun mejor, aunque difícilmente alcanzará la excelencia sin un par de figuras de primer orden.

En cuanto a lo oportuno que resulta silbar a Pablo, a las pruebas me remito: actúa nervioso y por eso incurre en errores infantiles. Además, seamos serios: la gente que nunca le perdonará a Pablo el crimen tan feo que dicen que cometió lleva dos décadas haciendo la vista gorda ante la demolición piedra por piedra de la entidad para la que trabaja Pablo. Demasiadas ínfulas en asuntos de etiqueta y muy poco coraje en los decisivos.

Las cláusulas de rescisión de Torres y Agüero han sido también motivo de controversia. Mi tesis: si a Torres y Agüero les han fijado unas cantidades que los ponen a tiro de los grandes del fútbol continental, ello se debe a que Gil Marín no quiere un Atleti grande. Decir que a Torres le apetecerían otras experiencias equivale a confesar que en el Atleti no las vivirá nunca. Una conclusión se impone: el nuestro es un club del tres al cuarto. (De ahí que la escenificación del juntos para siempre un año más me recordara la incongruencia de una boda por todo lo alto en la que sirviesen vino de tetrabrick.)

Y en cuanto a Agüero, no me extrañaría que hubiese sido el Independiente el que impuso una cláusula de rescisión tan modesta, pues le conviene que Gil Marín se deshaga del chaval. Sea como fuere, la confusa, chapucera, errática y turbia política del máximo accionista del Atleti únicamente vale para sembrar incertidumbre con respecto a la entidad.

Un lector irónico me aconseja fichar por el As o el Marca para llevar la sección del Atleti, porque, según él, eso haría felices a los madridistas. Ay amigo, si mis comentarios propiciasen la dicha de los merengues, hace tiempo que algún director me hubiera propuesto algo semejante a lo que tú sugieres, porque los periódicos que mencionas sólo piensan en blanco. Ahora bien, ellos no ignoran lo que pueden esperar de mí: una redacción decente, el respeto más estricto por los hechos, una ausencia radical de bulos, rumores, consignas y demás subproductos, todo ello para disgusto terrible de los bribones que okupan el Atleti. Ah, me olvidaba: algún gangoso dejaría de intoxicar, y, que no te quepa la menor duda, son los tipos como el aludido los que hacen felices al Real Madrid.

Otro visitante de mi blog me acusa de ser poco objetivo porque me emperro en criticar por criticar. Para él Mista y Jurado no son tan malos. El asunto es que tendrían que ser bastante buenos (si no, ¿para qué los contrataron?) Ahora bien, ¿lo son? Mista no es un zote, pero se mueve con lentitud y torpeza corporal. Resulta inútil enviarle un balón profundo porque no lo alcanza. Si acepta la suplencia, puede ser útil para según qué partidos y según qué momentos. En cuanto a Jurado, la operación entera estuvo ribeteada de pormenores humillantes para el Atleti; pero dejando a un lado esos nimios detalles que, como en el caso del calzón y la camiseta disparejos que ofendió a la vista en Bilbao, hablan de un club más verazmente que todos los spots publicitarios, percibo un dilema: si el jugador destaca, se lo llevará el Madrid y si no, se lo quedará el Atleti. ¿Dónde está el beneficio para el club del Manzanares?

He aquí un reproche que me formulan: soy demasiado catastrofista. ¡Ira de dios, es que el Atleti vive inmerso en una auténtica catástrofe! ¿Cuándo os daréis cuenta? ¿Qué tiene que pasar para que despertéis de una puñetera vez? ¿No os bastan con los dos años en Segunda, los siete sin ir a Europa, la venta clandestina y a cachos del Calderón, la deuda colosal o el ridículo en los terrenos de juego? Me reclamáis paciencia porque hay nueve caras nuevas en la plantilla. ¡Si todos los años las hay y el que viene también las habrá! ¿De quién es la culpa? ¿Quién ficha por fichar o para redondear negocietes? ¿Quién ha convertido al club en el paraíso de los representantes y de los especuladores? Y, por ceñirnos a lo más reciente, ¿quién cambió la buena forma al principio de la temporada (esencial para empezar bien la competición) por un plato de lentejas chinas?

Dicho lo cual, quisiera aclarar un extremo con relación al mister. Quienes han leído mis cosas este verano habrán constatado lo bien que hablé del "Vasco" desde que firmó por el club. No lo niego: me molestó que no sacara al "Kun" de titular contra el Valencia, aunque, en vista del rendimiento ofrecido por el dúo de oro contra los sevillanos, he de admitir que tenía razón. Y cuando el domingo quite a Agüero contra el Madrid, no protestaré. (Para que jueguen juntos Torres y Agüero, la medular colchonera ha de poseer un empaque del que en la actualidad carece.)

Siempre he defendido a los entrenadores contra los críticos. Desde que el Atleti volvió a Primera, sólo hablé mal de Manzano (un cantamañanas) y de Murcia (tremendista personaje que escupió en la camiseta del club poniéndosela a Vara, a Moreno, a Rufino y a todo el que pasaba por allí. (Por cierto, ¿alguien me puede informar sobre el paradero del protomesías del fútbol que atiende por Marqués?)

Pero Aguirre ha heredado esquemas y vicios que lastran al once colchonero. Contra el Sevilla (y si insisto en este match es porque me pareció definitorio) en determinadas fases del primer tiempo pude ver a Maxi, Torres, Agüero y Petrov formando una línea de cuatro… ¡en vanguardia!, mientras Costinha y Luccin se escondían detrás de sus marcadores. Así, ¿quién diantre iba a tejer el juego?

Señores míos: el proyecto paciencia ya dura 20 años. En realidad se llama resignación y cada día que pasa nos acerca más al sepulcro.

Por suerte (o por desgracia)

Por suerte (o por desgracia) no se televisó el partido y así poca, muy poca, gente pudo percatarse del morrocotudo papelón que hizo el cuadro local. Porque no creo que, de los 50.000 aficionados que vivieron in situ el match, llegaran a dos docenas los que sintieron un íntimo bochorno al ver cómo el equipazo de Gil Marín se mostraba negado ante un Sevilla con nueve hombres sobre el césped. Desde luego en la zona donde me situé, nadie levantó la voz para quejarse de la falta de sentido común, condición física y ánimo competitivo de la banda que se ha convenido en llamar Atlético de Madrid. El público (predominio de mozalbetes abanderados y tifosos, sin nociones de balompié) parecía más pendiente de las grescas que estallaban en el lateral y del duelo soez entre los ultras de las dos hinchadas que del juego en sí. Un ejemplo: coreó con olés los pases a Leo Franco en el descuento. En otra época hubiese silbado, porque, en lugar retener el balón lo más lejos posible del área propia (era lo que pedían el minuto y el luminoso), el once del Manzanares dio en jugar a la ruleta rusa, arriesgándose a un mal bote o a un resbalón del portero. Pues nada: olé, olé y olé.

El serial de despropósitos (eso que algún ignorante ha denominado "partido magnífico", olvidando que no hay tal sin que ambos oponentes rayen a gran altura) empezó con un regalo de Perea a Kanuté y continuó de pifia en pifia hasta los dos zarpazos de Maxi. De modo que los remates certeros de "La Fiera" (rugidos por la afición como en las grandes noches) impidieron que la cosa resultase de traca. Hay victorias que ocultan la verdad, la amarga verdad, pero los que vimos ayer al Atleti con los ojos abiertos sacamos algunas conclusiones. La principal: para doblegar a un cuadro del nivel del hispalense no valen ni Seitaridis, ni Perea, ni Petrov, ni Luccin, ni Costinha. Son, por tanto, cinco titulares que merecen la suplencia, pero sólo dos de ellos tienen posible sustituto: Costinha y Petrov, los cuales deberían dejar su puesto a Maniche y Pernía. (Particularmente incomprensible es el predicamento de que gozan el colombiano y el búlgaro, así como la estúpida y contraproducente tirria a Pablo Ibáñez).

El poco fútbol siempre corrió a cargo de los andaluces, que superaron al conjunto colchonero con once, con diez y, sí, también con nueve. Pero los de Juande pegan demasiado y sin ninguna necesidad, como los equipos pequeños.

Los seguidores del Atleti somos peces y picamos (no podía ser de otra manera tratándose de peces). Por eso fuimos en masa a que nos curase de nuestra crónica murria la delantera de los niños. Pero, ay, no se entendieron; esa es la pura verdad. Torres (hasta la jugada del último gol, que fue espléndida) anduvo autista, amén de enfadado con la pelota. Y Agüero apenas logró hallar algún claro en el bosque de piernas de la zaga contraria. No obstante, el "Kun" fue de los pocos que comprendió que el encuentro pedía la pared y la combinación a un toque y desistir de los balonazos y los regates absurdos (a lo Galleti). Se puede estar mal, como Agüero ayer, y aun así dar fe de existencia. Agüero en su peor partido es alguien. Los arriba citados, en sus mejores tardes, nadie.

¿Qué preferís?

Los males del Atleti son una industria de la que viven (y muy bien por cierto) una serie de personas e instituciones: Gil Marín, el Real Madrid, la prensa del ramo… Y no hay noticia colchonera fausta que no sea el preludio de varias nefastas. Algunas de las buenas incluso ya nacen con un aspecto deplorable y en ellas se insinúa inequívoca la calamidad. Así, la renovación de Torres. A nadie le ha pasado desapercibido el hecho (sin precedentes en el fútbol de hoy) de que a un jugador se le suba la ficha y, a la vez, se le baje la cláusula de rescisión del contrato. Es un contrasentido tan llamativamente grosero que, por fuerza, debería haber suscitado alguna pregunta interesante, algún comentario suspicaz o irónico. Pero como en los medios de comunicación deportivos sólo trabaja el personal más vago, obtuso y pancista que os podáis imaginar, el club ha podido difundir sin impedimentos la burda especie de que se trata de un gesto de confianza hacia el capitán rojiblanco. ¡Hace falta cara dura! Si tanto confían en Torres y tanto lo quieren, ¿por qué no le rebajan la cláusula hasta un simbólico? y ¿por qué no le hacen un contrato vitalicio?

Pero lo bueno de tener como presidente a Cerezo es que siempre se va de la lengua (hábito irreprimible que le contagió el Difunto). Y hete aquí que el magnate del cine le explica impunemente a uno de esos profesionales de las ondas que nunca pasarán de becarios en su primer día de prácticas que, valiendo el "Niño" sobre el papel 90 millones, no había ningún club que se atreviese a comprarlo. Y el entrevistador, con lágrimas en los ojos ante la gran perogrullada, reveladora de una confianza a toda prueba, tolera que el otro reboce cínicamente la mísera verdad en loas al rubio delantero y votos para que eche raíces en la institución.

La temporada venidera un equipo con los delanteros algo talluditos y fondos suficientes (no señalo a nadie) puede agenciarse al dúo Torres-Agüero por 76 millones. ¿Que es mucho parné? Pues hay clubes que se están gastando veintitantos kilos en cada centrocampista obrero y central que adquieren (algunos de ellos ancianos o cojos; no digo más).

De manera que, si este ejercicio las cosas funcionan, la alegría se transformará en amargura por la pérdida de los jóvenes astros, y, si no funcionan, seguiremos criándolos para la próxima feria. ¿Qué preferís?

Club de suicidas

(Primero, los fenómenos.) Una parte de la afición se dedicó a silbar a Pablo Ibáñez, sin importarle el efecto de semejante actitud sobre el defensa en un match que no toleraba las bromas. (Pablo estuvo nervioso e impreciso como pocas veces.) El capitán se autoexpulsó (¡pero nene!), malbaratando las pocas posibilidades de darle la vuelta al partido. El entrenador dejó en la caseta durante el primer periodo al jugador más maduro de esta plantilla (¡acaba de ingresar y es un pibe de 18 años!), otorgando la titularidad a un tal Jurado y a un tal Mista, dos flojos cuya principal carta de presentación (y acaso única) es la de haber militado en el Real Madrid. Pero ¿quién fichó a esos dos mirlos blancos? La banda derecha fue un coladero porque ni el dos ni el ocho son, en realidad, un dos y un ocho. (Aquí nadie juega donde debe:. Valera no es un lateral, Jurado no es un interior, Costinha no es un mediocentro, Luccin no es un medio de enganche, Mista no es un delantero… Yo los pondría, sí, pero fuera del campo.)

¿El Valencia? Fabuloso porque todos los onces que se miden al bienhechor Atleti parecen más conjuntados, más serios y con aspiraciones.

(Luego, el análisis.) Comparemos, por pasar el rato, al cuadro del Manzanares con el Sevilla. Aguirre no tiene equipo; Juande, sí. Aguirre tuvo que preparar a sus hombres en función del departamento de mentiras y propaganda (que preferimos denominar "marketing"), la única sección de la entidad colchonera que funciona (y así le va al club). A Juande le permitieron trabajar sus patronos, que tampoco son unos santos pero que dejan hacer a su coach y al secretario técnico de la casa. Sabia política que Gil Marín encuentra poco o nada compaginable con sus chanchullos.

Dicen la mentira y la ignorancia confabuladas que el Atleti tiene "excelentes" jugadores. Entonces ¿por qué ha empezado mal? La presunta excelencia del plantel rojiblanco es un lugar común y está en consonancia con el gran esfuerzo del club para lograr dicha excelencia, otra milonga. Aunque tampoco el Sevilla es un congreso de figuras y, sin embargo, rinde. Pero el Sevilla está conjuntado y en forma; el Atleti, desorganizado y a medio rodar.

¿Y quién tiene la culpa? Según el marketing, Aguirre; de modo que la cabeza del "Vasco" corre peligro de caer antes incluso que las hojas de los árboles por obra y gracia del otoño (¡qué tiempos aquellos en los que la duda era si el mister llegaría al turrón!). Lejanas quedan sus sonrisas y su buen humor. Poco a poco empieza a comprender la clase de covacha inmunda en la que se ha metido.

 

Debacle

El ciclista Fuente (estupendo escalador), la víspera de correr aquel Tour que a la postre ganaría Ocaña (en pugna con el propio Fuente y el francés Thévenet), declaró que, si subiendo el Galibier veía a su rueda a Poulidor (el gran "Poupou" tenía ya 40 años), se bajaba de la bici. Cuando se produce un resultado como el de la selección de fútbol esta semana, es obligatorio bajarse de la bici. Hay que dimitir por respeto a uno mismo y a las cosas, para poner un límite al desbarajuste, para no confraternizar con la dejadez, por pundonor, por dignidad…

Una cosa es perder y otra refocilarse en la incompetencia. Lo peor del batacazo en Irlanda es que todo el mundo consiguió jugar mal y los que hicieron algo útil en el campo cometieron errores pueriles, como si tuvieran la mente en otra cosa. Hasta puntales como Pujol y Casillas semejaban borrachos en un bailongo.

¿Por qué Luis cambió de procedimiento después de la Copa del Mundo? Antes de Alemania, su estrategia había consistido en reunir un nutrido grupo de jugadores, a fin de estimular la competencia y repartir el trabajo. No parecía dispuesto a casarse con nadie y las ganas de luchar y la ambición eran un atributo imprescindible para ser de la partida. Pero resulta que del revés teutón salió con un plantel definido, cerrado; éstos eran los suyos. Pues bien, los suyos desertaron en masa el miércoles.

Como los periodistas deportivos son los meros representantes del forofo en los medios de comunicación, se han puesto a escenificar el berrinche y a proferir insensateces: "¡Qué asco de figuritas!"; "Yo pondría a los sub-21". La noche de la derrota un locutor exigió, más rutinario que histérico, "revolucionar" el combinado, pero el propio Luis le recordó que "para revolución la de Zapata". En efecto, casi todo el mundo concuerda en que llevó a Belfast a los mejores jugadores de que disponemos (por ende, en la flor de la edad). Pues quizá se equivocase: tenía que haber elegido a los más rodados, porque en el fútbol actual el mejor es el que está en mejor forma, no el que se limita a exhibir palmarés. Si, por ejemplo, Navas o Cani destacan ahora mismo por su velocidad y su hambre de balón, ¿por qué no contar con ellos? Y, a la inversa, ¿qué hacía en la convocatoria Reyes, una oreja a un teléfono móvil pegada?

¿Qué clase de pretemporada han hecho los jugadores del Madrid, del Barcelona y del Atleti? ¿Son las giras (pródigas en viajes y rácanas en entrenamientos) una manera eficaz de poner a punto a los futbolistas? Y si los clubes se empeñan en hacer el tonto, ¿ha de solidarizarse con ellos el seleccionador? "Es que Luis tenía que enviar un mensaje de confianza a los hombres que habían pinchado en la Copa del Mundo", arguyen los ingenuos. Se da demasiada importancia a esas ridiculeces, con una consecuencia previsible: la infantilización de los ases del balompié, otro de los motivos por los cuales no carburan. A devolverlos a la edad del chupete coopera la pseudocrítica, mostrándoles la zanahoria o blandiendo contra ellos el palo. Los analistas se mueven entre la idolatría y la iconoclastia. Un día toca la alabanza excesiva y al siguiente el vituperio exagerado. Penúltima enormidad: "El baloncesto traumatiza al fútbol". En los últimos años, el deporte de la canasta apenas había conseguido captar la atención de los mass media. ¿De dónde provenía la frialdad? De las desgracias de los grandes: Madrid y Barça (cuando los megaclubes no triunfan, la competición es peor y no merece el interés de los aficionados) y también de un hecho irrebatible: el principal referente del basket es hoy la NBA. A la sombra de esa relativa indiferencia ha crecido la virtud de los Calderón, Garbajosa, Sergio Rodríguez, Jiménez…

El fútbol de aquí es una grillera: está podrido de mentiras; lo cuentan chalados y lo presencian tuertos de ambos ojos. Por eso es vital que el seleccionador (al menos él) tenga la cabeza muy fría y no se confíe. Dicen los entendidos que Aragonés no ha superado aún la decepción del Mundial. Pues que enjugue sus lágrimas y vuelva en sí. No le pagan para meter la cabeza entre las manos. Que los melancólicos son esos tipos que pasean gratis junto al estadio del Atleti.

Deflacción

Como nadie ignora, el verano es época inflacionista: el mundo, visto a través de unas gafas de buceo, parece el doble de grande. Pero no es esa la razón de que, con el otoño a las puertas, el gran esfuerzo de los 50 millones en fichajes haya encogido prodigiosamente hasta casi la mitad (26). Es que ahora toca elogiar las economías y la sagacidad de unos dirigentes que, según salmodian sus representantes en los medios de comunicación, han comprado mucho, bueno y barato. Mucho sí, pero ¿bueno y barato?...

Los dos futbolistas que, sin ningún género de dudas, mejoran el equipo titular de la pasada campaña son Agüero y Maniche: una promesa de crack y un veterano que frisa en la treintena. Luego hay otros dos hombres cuya utilidad no pondré en duda: Pernía y Costinha. El primero refuerza el lateral zurdo y el segundo puede servir para esas labores secundarias que saben apreciar los entrenadores y el público entendido. El resto no promete salir del anonimato. Por ejemplo, las incorporaciones de Mista y del chaval del Madrid sólo valen para confirmar algo que ya nos recelábamos: la cantera del Atleti no está bien organizada, carece de preparadores competentes y ojeadores con buen ojo; de ahí que no surta al primer equipo con la abundancia deseable.

Si repasamos la formación titular (sobre la base de un sistema 4-4-2): Leo Franco, Seitaridis, Pablo, Perea, Pernía (o López), Maniche, Luccin, Maxi, Petrov, Torres y Agüero, comprobaremos que todavía hay dos incógnitas: Seitaridis y Petrov. Particularmente inquietante es el estado de forma del griego, que venía para corregir el déficit defensivo en la banda derecha. Y en cuanto a Petrov, ahí sigue, aunque el sábado marcó un par de goles en tres minutos con Bulgaria (notición que ha pasado desapercibido incluso para los triunfalistas); ojalá que esos tantos no sean los últimos de la temporada.

A lo que voy: ni siquiera el teórico once de gala ofrece bastantes garantías. Otro motivo para el desasosiego: falta rodaje. Maniche acaba de llegar, Torres apenas ha entrenado, la estúpida gira está retrasando la puesta a punto…

Hablando del "Niño". Creo haber escrito semanas atrás que su cacareada renovación es una prez a los dioses para que se vaya del Atleti, pero sin tener que asumir la impopular decisión de venderlo. Lo normal es que, si le subes el sueldo a un futbolista, le exijas también un aumento de la cláusula de rescisión. En este caso no ha sido así. El montante de la nueva cláusula (36 millones) deja entrever muchas cosas: que el club ya no confía en lograr por Torres los 40 ó 50 kilos que hace un par de años se jactaba de poder conseguir con la gorra; que teme que cualquier percance o vicisitud deprecie al jugador por debajo de cierto límite, por lo que ha resuelto abrir el apetito de los posibles compradores; que Torres intuye lo que puede dar de sí la institución y comprende que su futuro está lejos del Atleti, pero le gustaría madurar antes de irse. (El Atlético, por culpa de sus propietarios, es una escuela de adversidad y no la hay mejor).

Otra hipótesis: el jugador y sus representantes han estado más listos que Gil Marín (¡otra vez!), pues sabían que el mercadeo de las vacaciones a costa del capitán del Atleti había sido atizado (o consentido) desde el club y, como es lógico, se lo han hecho pagar. Sea como fuere, le han puesto a Torres (como al "Kun"), una cláusula propia de un centrocampista tipo Essien, cuando la carne de delantero está mucho más cara. (Este año el Chelsea pagó por el veterano "Sheva" 58 millones.)

*

(Maledicencia.) Quizá no sea simple casualidad que el triunfo de nuestra selección en los Campeonatos del Mundo de Baloncesto haya coincidido con la decadencia (provisional) de las secciones de basket del Barça y del Madrid.

Pucheros

—¡Mami, el Madrid me ha pegado!

—¡Ay, pobre! ¿te duele mucho?

Lo advertí (creo que a finales de junio): el proceso electoral merengue le da al Atleti un mes de ventaja; que espabile porque si no… Qué va a espabilar. Y tuvo suerte de que no ganara Palacios. Gil Marín disponía de un mes para cerrar la plantilla, pero el inveterado trapicheador andaba muy entretenido rebañando comisiones y puliéndose el estadio por parcelas (de ahí saca el dinero para los fichajes). A Reyes le daba lo mismo el Atleti que el Madrid, con tal de escapar de Londres. No quería continuar en Inglaterra: llueve mucho y los ingleses son unos tipos muy raros (¡ozú, quillo, zi zerán raro que no hablan en criztiano, zino en inglé!). Ahora bien, oíd a Cerezo: "El domingo (27 de agosto) Ramón Calderón dijo que no le interesaba Torres; entonces (la cursiva es mía) le hicimos una oferta al Arsenal…"

¿Qué hace el Atleti fichando a Reyes a últimos de agosto y sólo después de que el Madrid haya dicho: pa ti pa siempre? Ahora aseguran que no era un jugador imprescindible, ni mucho menos. ¿Y por un futbolista que sí pero que vaya hubiesen pagado 18 millones de euros? No se lo cree ni el que asó la manteca (aunque la tropa de choque del periodismo deportivo está formada principalmente por asamantecas).

En aras a restablecer la concordia entre dos clubes que están condenados a entenderse, propongo que el Real consienta en disputar el "Memo-erial Gil y Gil" durante el próximo lustro.

¿A que mola? ¡Si es que no tienen imaginación!