Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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diciembre 2006 - Artículos

Cantiga de ultratumba

Hay escritores que inauguran la temporada taurina despachándose contra los Toros (la fiesta, no los morlacos). Yo pienso hacer lo mismo cada vez que nos endilguen otro capítulo del ignominioso "Memoerial", partido basura donde los haya. Pero aplazaré hasta una próxima entrega el texto contra Jesús Gil que exige el guión. Hoy me ocuparé de una secuela del pseudo-match.

Hablar con los ausentes absolutos (los muertos) es, por razones que a nadie escapan, un artificio retórico en declive, pero si además lo usa un animal de bellota, la escasa virtud expresiva que aún pudiese atesorar el gastado recurso se desvanece sin dejar rastro. Consideremos la cantiga de ultratumba titulada "El mundo al revés", en la que no se sabe qué admirar más, si la completa falta de escrúpulos a la hora de mentir o el estilo ramplón y cripto-kitsch del comitente. (Pido disculpas al lector por citar a semejante enemigo del idioma y del sentido común, pero ¡qué diablos!, ríase a carcajadas si logra dominar el estupor.)

"Las cosas han cambiado mucho, Jesús, en este último año: somos cuartos en Liga y estamos en Champions, algo impensable hace poco tiempo. Tanto han cambiado las cosas que nos parecemos al Real Madrid: ganamos teniendo un par de ocasiones de gol y empatamos con una sola, como frente al Barcelona."

Han cambiado tanto las cosas que vamos por detrás del Madrid (como casi siempre) y amenazados por el Valencia y el Zaragoza. Me sorprendería que el Atleti consiguiera retener la cuarta posición (la entidad rojiblanca no está aún en la Champions; va cuarta y punto); pero, si así fuera, constituiría todo un exitazo para un club poseedor de nueve ligas.

¿Recuerdas la última vez que jugamos en Europa? ¿Te acuerdas de tus cursos de inglés por los aeropuertos internacionales?

Seguimos sin jugar en Europa, pero eso sí, "Home English" ha adquirido los derechos de autor de los célebres cursos de inglés obra del archipatán políglota, todo un legado a la posteridad.

Nosotros no tenemos esos jugadores galácticos del Real Madrid, pero contamos con la fuerza del bloque… Tanto cambiaron las cosas que en verano peleamos con el Madrid por el fichaje de Reyes. Como en tus tiempos.

Este párrafo, como los otros, es una colección de disparates. El Atleti de este año no destaca como bloque; de hecho es un equipo a medio conjuntar. Tampoco recuerdo el nombre de ningún jugador que le hubiésemos disputado al Madrid durante el mandato de Imperioso, con la excepción de Hierro, que se fue al Bernabéu, al igual que Reyes. ¿A qué tiempos se referirá este demente senil?

Ellos ficharon fuerza física (Diarra y Emerson) y nosotros, al Kun, el Juninho de tu época. Fíjate, Gil, el mundo al revés.

Ocultarle información a un muerto es una cosa bastante fea, aunque el finado no se vaya a enojar. El Madrid compró también a Marcelo, Higuaín y Gago, que no sobresale precisamente por su fuerza física. Además, el "Kun" será en todo caso el Juninho de esta época (el parangón es de todo punto arbitrario), no de la época de Gil, como trabuca el muy mastuerzo.

Al Madrid ya le perdonamos en nuestra cita anual del Bernabéu. En eso todo es igual.

¿Conocen ustedes algún mundo al revés donde todo

sea o siga igual? Si les interesa la fórmula mágica que resuelve tamaña contradicción, escriban al periódico

del que es empleado semejante cabeza de chorlito.

Ahora al Real le preside Ramón Calderón, pero eso lo tienen más revuelto que cuando tú tenías al club intervenido. Ni en tus peores momentos hiciste tanto el ridículo como han hecho ellos. Otra vez el mundo al revés.

¡Acabáramos!, fue el Madrid el que bajó a Segunda, y Florentino, el condenado por chorizo; Sanz, el que daba cursos de inglés macarrónico en los aeropuertos; Calderón, el que sacudía a los colegas; Palacios, el que insultaba a todo el mundo y Villar Mir, el que arruinó al club.

Nos dejó Miguel Pérez, el gran Tito, que tantas alegrías nos dio a los que viajamos con el equipo. Hace poco se fue también Imperioso, con el que protagonizaste episodios irrepetibles.

Comprender en el mismo apunte necrológico a una persona y un cuadrúpedo es una nueva figura retórica que merece el nombre de zoozafiedad. Que muertos Gil y su caballo cónsul, los episodios protagonizados por ambos sean irrepetibles (como ya lo eran en vida de los dos, aunque por otras razones, nunca inculpatorias del jamelgo) es algo tan fatal como indigno de cualquier especie de nostalgia.

Ayer todos quisieron participar en tu homenaje, nuestros jóvenes, al que apenas damos oportunidades, y los del Real, que si no triunfan en el Bernabéu sí lo hacen en otros lugares. Todos, incluidos Raúl, nuestro eterno azote. Poco importaba el partido y el resultado.

Los futbolistas cumplían órdenes (por cierto, constituye un acto de irresponsabilidad comprometer la salud de los que habían actuado la noche anterior frente al Barça). Y este necio poetastro omite un minúsculo detalle: no bien cayeron cuatro gotas, pudimos comprobar lo mucho que los espectadores le habían dado la espalda al acontecimiento. (Los pocos asistentes, invitados en su inmensa mayoría, cupieron y sobró sitio en las escasas zonas del estadio que ofrecen refugio contra las inclemencias.)

Por lo demás, la memez sobre los canteranos del Madrid que triunfan fuera del Bernabéu persigue atribuir a Jurado un mérito que sólo cabe achacar a la ignorancia del comentarista.

Me preocupa una cosa, Jesús: con tanto partido por la noche y tanta televisión se van a cargar la afición de los niños por el fútbol.
Modesta proposición para proteger al balompié del tedio y para que los niños no le vuelvan la espalda: suprímanse los estrambóticos memoeriales.

Definitivamente algo sí ha cambiado, Jesús: ganamos al Real Madrid por penaltis, una utopía a lo largo de la historia.

¡Ah el gran definidor! De modo que un mundo al revés es aquel en el que algo puede haber cambiado, quizá, con un poco de suerte, aunque ya veremos. ¡Y el partido no importaba, pero sí importaba! A destacar también cómo, a continuación, fruye con la proeza consistente en eliminar de la Copa por penaltis a un cuadro recién ascendido:

Hace unos días ya eliminamos al Levante en Copa del Rey con un gol en el descuento y siendo mejores desde el punto fatídico. Definitivamente, algo grande le espera al Atleti este año: que lo disfrutes.

Definitivamente, el tal F.J. Díaz es un asno pata negra. Descanse en paz su cerebro.

El que no miente no cobra

Se me acumuló el trabajo; pido disculpas. Les tenía yo ganas a un par de ilusos rabiosos (son los peores con diferencia) que tiran contra Aguirre porque, cuando no saca a Agüero, les jeringa la ilusión ("con la ilusión no se juega"). (Algún menguado ha llegado a decir que le da lo mismo perder con tal de que alineen al "Kun", lo cual no se relaciona con las exigencias de un equipo grande, ni con la presunta idiosincrasia de la afición rojiblanca; al revés, es un requilorio de forofo de equipo menor; la hinchada del Atleti también ha encogido al compás del club).

Por otra parte, admira los humos que gastan estos tunantes con el profesional y el respetuoso silencio que le tributan al amateur que lo contrató. Pero éste sí que tiene bula para jugar con la ilusión de los atléticos. Como que llevan (él y su progenie) pateándola a mansalva, cual pelota de trapo, casi un par de décadas.

Es lícito discrepar de la alineación de un entrenador. Lo que no es admisible es insolentarse cobardemente con él, mientras hace gala uno frente a los poderosos de una sumisión tal que, por comparación, hasta un perro de aguas se antoja lobo estepario. (De acuerdo: si el comentarista zoquete no se engallara contra el débil ni hopease en presencia del mandamás, no cobraría del papelucho donde coloca sus pésimas colaboraciones.)

Aunque no sólo andan sobrados de bellaquería; la ignorancia también es su fuerte. Repaso los periódicos deportivos o las secciones deportivas de los periódicos y no hallo ninguna referencia al gran partido de fútbol que jugó un tal Zé Castro la última noche en el Calderón. ¡Qué recital de sangre fría, colocación y técnica (el mejor pase de Perea parece un despeje; el peor despeje de Ze Castro, un pase.) ¿Qué más quieren? ¿O es que no vieron el partido? Pero el portugués nos salió gratis; ergo no puede destacar. En cambio, se les cae la baba cuando Jurado hace una de esas bicicletas gazmoñas cuyo colofón suele ser un magnífico centro-pifia a la puñetera grada. Pero Jurado viene del Madrid y en la vitola del Cohíba los ilusos leen: protocrack medio robado al Madrid). Ahora bien, si juega es porque Aguirre, que aborrece el talento y ama el músculo, últimamente lo encuentra más fornido (¡sic!, pero en peor prosa).

Con semejantes memos es imposible que no se acumule el trabajo.

El borroko

1) Increíble pero cierto: en Señales de Humo había un tarado de esos que aún piensan que las buenas causas son defendibles con métodos inicuos. Al pobre imbécil no se le ocurrió otra cosa que ensuciar con amenazas las paredes del inmueble donde vive Cerezo. No sólo es que nada justifique una tropelía así, sino que, en un estado de derecho, todo enfrentamiento público ha de ajustarse a unas pautas de conducta que incluyen, entre otras cosas, un estricto respeto a la vida del otro, a su integridad física, y ello no sólo sensu estricto sino también en sentido figurado o simbólico. (No se puede desear públicamente la muerte de un semejante, quemarlo en efigie, y, mucho menos, proferir amenazas contra él.) En las sociedades abiertas, donde la libertad no es sólo un principio más o menos vago, o un tema objeto de ardientes discusiones filosóficas, sino una facultad susceptible de ser ejercida, el espacio público que el reconocimiento jurídico de esa facultad crea es un bien fundamental no sustituible por otro.

Para enfrentarse a un orden de cosas injusto en el seno de una sociedad abierta, es preciso aparecer ante los demás, solicitar su atención, hablar ante la invisible asamblea de los conciudadanos, señalar los males y sugerir o proponer los remedios; nunca es lícito apelar a la barrabasada, porque la barrabasada de palabra u obra, al ser amenazante para la integridad física de las personas, ejerce coacción sobre ellas. No cabe concebir un atentado mayor contra el nervio mismo de la libertad y una vulneración más flagrante de las reglas que constituyen y protegen el espacio público.

Oponerse a un mal o defender un bien de manera pública exige tener en consideración que males y bienes hay muchos y que guardan entre sí cierta jerarquía. El espacio público —como digo— es un bien de orden superior. Que el Atlético de Madrid está en poder de unos individuos que lo arruinan y destruyen es algo tan obvio para muchas personas, entre las que me encuentro, que ni siquiera parece materia opinable (los hechos que confirman esa ruina y esa destrucción son abrumadores). Pero sería preferible que el club siguiese en las mismas manos o que incluso, como consecuencia de tan calamitosa administración, llegara a desaparecer, a que, para evitarlo, hubiera que recurrir a intimidar a un prójimo. Porque aunque tal delito garantizase la supervivencia del Atlético de Madrid, supondría también la contaminación, la perversión y el eventual hundimiento del espacio público. No se apela al terror sin pagar un alto precio y sería deseable que los que no siempre ven con repugnancia este tipo de desafueros, por carecer de la suficiente sensibilidad ética, fueran al menos capaces de entender las razones políticas para mantenerse en guardia contra toda especie de violencia en la vida pública. Si en una discusión admitimos los revólveres, al final las balas sustituyen a los argumentos. (Y aun cuando no fuese así y no corriera la sangre, el diálogo degeneraría en interrogatorio o en monólogo expectorador de órdenes.) Señales de Humo siempre ha postulado que la oposición a los Gil y a Cerezo debe llevarse a término mediante un uso civilizado de la palabra, que apele a la conciencia de los aficionados, no a sus bajas pasiones, sin perjuicio, eso sí, de acudir a los tribunales cuando pudiera haber indicios de delito en la gestión del club.

2) Aquí hay una víctima: Cerezo, que merece apoyo y solidaridad; y un agresor cuya fechoría nunca repudiaremos lo suficiente. Pero también hay unos damnificados colaterales: los ex compañeros del borroko, que no sabían que lo era y sobre cuya acción pública ha comenzado a caer un fácil descrédito. Y no deja de ser irónico que una plataforma disidente (la única que se ha atrevido hasta hoy a enfrentarse a los amos de la entidad), con cuatro años de ejecutoria intachable a la espalda, haya pasado del perfecto anonimato a la chusca celebridad que usufructúan algunos malhechores.

Aunque era previsible que tal cosa sucediese. Cerezo y los medios de comunicación que apuntalan su desastrosa presidencia han aprovechado este penoso y demencial incidente (obra de un individuo aislado, en todos los sentidos de la palabra) para arremeter contra Señales de Humo, recurriendo a su arma favorita: el embuste. Cerezo ha afirmado que los autores de las pintadas eran dos miembros de la junta directiva de la Asociación. (En las fotos de las pintadas aparecen dos sujetos, pero sólo uno de ellos pertenecía a Señales.) No se trata de una simple inexactitud, sino de una flagrante mentira cuyo móvil es paladino: dos es mucho más que uno más uno; dos es un plural, dos es multitud; mediante ese falsísimo dos, confía Cerezo en extender el alquitrán de un acto ruin a todos los miembros de la plataforma, corresponsabilizándolos de su comisión. (Algún locutorcillo ha llegado a pedir a Antiviolencia que actúe contra Señales, olvidando que el asunto ha concluido del mejor modo posible: con la detención del presunto autor de los hechos y su puesta a disposición del juez, cosa que rara vez sucede con los ultras que infestan el estadio y cuyo vandalismo impune no se puede explicar sin el desistimiento del club y la tolerancia de buena parte de la prensa, como poco).

3) El presidente del club colchonero contrapone diálogo a violencia, sí, pero privatiza el diálogo, hurtándolo a la mirada pública. Cerezo ha dicho que todo se puede solucionar "hablando en una mesa como gente civilizada". (¿Dónde habré oído eso antes?) Cerezo da a entender dos cosas: que no es como los salvajes de Señales de Humo, los cuales se congregan alrededor de una fogata, al igual que los pieles rojas del Far West; y también que, si Señales fuese proclive al diálogo con él y Gil Marín, se acabarían los diferendos y todos nos pondríamos a remar en la misma dirección.

Los problemas que tienen una dimensión pública, nunca deben ser solucionados mediante graffitis insultantes a cargo de gamberros con pasamontañas, pero soy de los que opinan que tampoco admiten el arreglo en petit comité.

Por eso, después de repudiar las pintadas de las que ha sido objeto, hemos de decirle al presidente del Atleti que no basta con ser víctima para tener razón y obrar con rectitud y que se equivoca de punta a cabo si espera que sus patrañas y torpes maniobras queden cohonestadas por las amenazas que sufrió. Si cree que los periodistas camanduleros (los que escriben o peroran a su dictado) lograrán que la voz de Señales suene a gruñido de hooligan, comete otro error mayúsculo. Y si él y Gil Marín aspiran a desactivar a sus detractores sin cambiar de política y de conducta, pierden el tiempo. El acto infame de un borroko no va a dejar al club inerme y a merced de sus ocupantes.