Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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agosto 2007 - Artículos

Champán y ricino

Fue el derbi más rico en fútbol y emocionante en muchos años, y a juzgar por el alborozo del conjunto merengue (hacía tiempo que no veía tan genuinamente contento al Madrid), cuyos integrantes elevaron los brazos al cielo cuando Mejuto pitó el final, el Atleti vendió cara su piel. (Schuster había indicado la víspera que los madridistas le concedían menos importancia al partido que sus otrora eternos rivales. Cualquiera lo hubiese jurado, a la vista del bullicio en la grada. Los hinchas locales se acaloraron, bichofearon al adversario y rugieron, como si el mejor club de la Historia y vigente campeón de liga tuviese frente a sí a un archiodiado enemigo y no al moribundo Atlético de hoy.

Al temprano (y afortunado) tanto de Agüero (en mi opinión el jugador más sobresaliente del match), respondió el Madrid con la acometividad de costumbre. Fueron los mejores minutos del Real (superior en el aspecto físico a su adversario; no más veloz pero sí más fuerte, más vigoroso). Después del empate (estupendos el centro de Ramos y el testarazo de Raúl), no hubo quien dominase el choque, que se caracterizó por un continuo vaivén.

El Atleti elaboró más las jugadas, pero admitió el contraataque del Madrid, no siempre ejecutado con maestría, aunque sí con brío y entusiasmo. (El fútbol moderno es más dinámico que el antiguo. Como en el balompié velocidad y precisión son inversamente proporcionales y hoy la pugna transcurre a toda pastilla, hay un mayor número de jugadas, pero muchas no pasan de meros esbozos. Esos interruptus dejan a los profesionales, incluso a los más consagrados, convictos de torpeza, sin ninguna razón.)

El cuadro de Aguirre tuvo más empaque en el despliegue que en el repliegue. Percibí un error estratégico: si tienes laterales que descuellan más en la faceta ofensiva que en la defensiva, debes procurar dos cosas: que el ocho y el diez actúen cerca de los medios de cierre y de enlace y adelantar la defensa para reducir el campo tanto a lo ancho como a lo largo. No es lo que dispuso Aguirre. Aun así, el Atleti sufrió más en los rebotes y a balón parado que con la pelota en juego, lo que nos permite concluir que a la zaga colchonera le falta un hervor.

En el centro del campo, las parejas Guti-Diarra y Maniche-Raúl García libraron un duelo parejo y ambos metas sudaron, aunque tampoco la gota gorda. Brilló Raúl en el primer tiempo, pero se diluyó algo en el segundo. Robinho propendió al barullo en los metros finales; no obstante, la defensa madridista pareció más sólida, aunque el Atleti rondó con peligro la puerta de Casillas. Simao ganó y perdió alternativamente varios uno contra uno con Ramos, pero Forlán estuvo frío y tampoco puede sentirse muy satisfecho Maxi de su laboriosa pero gris noche.

Por su parte, el nueve del Madrid,Van Nistelrooy, compareció lejos de su mejor forma. Los holandeses Sneijder y Drenthe, indesmayables y consistentes, lucieron condición física y dotes técnicas, si bien distan de ser grandes figuras. (Schuster había comentado que ninguno de los jugadores que compró esta pretemporada su club vale lo que se pagó por él. Es cierto, pero lo mismo ocurre en el caso del Atleti. En el Madrid, a la hora de fichar predomina el criterio del alarde –que significa: nos sobra–; las decisiones al respecto en el Atleti las gobiernan los chanchullos de Gil Marín.)

Deslucieron el partido el gañafón de Pepe a Agüero (la típica vendetta, pero el central se quedó en el campo) y la semitrifulca de Ramos con el chaval argentino. Entre paréntesis, el lateral del Madrid es un magnífico futbolista pero en esta oportunidad pecó de macarra. (Le mostró el puño al "Kun" en plan "Que te pego, leche".) Este tipo de heroicidad, que ejercieron ilustres predecesores suyos (Benito, Hierro, etc.) merece repudio y castigo, pero el Madrid la practica porque los árbitros se lo consienten. Como las protestas. Ningún equipo con más capacidad de indignación que el del Bernabéu.

Perea reiteró las faltas, pero como le habían sacado la tarjeta amarilla una de las pocas veces en que no incurrió en nada punible, Mejuto le dio cuartel los 90 minutos. Por cierto, ¿fue el árbitro imparcial o simplemente contemporizador? Tengo para mí que las dos acciones de Ramos sobre Agüero cumplían los requisitos del penalti (no clamoroso pero sí claro). Sin embargo, antes había caído Raúl (¿sobre la línea delimitadora del área grande atlética?) y Pablo había agarrado de la camiseta a Van Nistelrooy sobre el punto fatídico.

El once de Aguirre combina mejor que el de anteriores campañas, pero está poblado de jugadores pequeños y livianos (sin ir más lejos, el ala izquierda), y los jugadores pequeños y livianos en el cuerpo a cuerpo no suelen prevalecer. Además, no pudo refrescar su zona ancha en la segunda parte porque Luccin estaba sancionado y porque Cléber Santana empezó a entrenarse el otro día. (Los despachos del Atleti son tan hilarantes como el camarote de los Hermanos Marx. Trajeron a Santana para la famosa jornada del Gloria Bistrita y luego no participó al no haber conseguido el club nacionalizar a tiempo a Perea. Entonces resolvieron darle vacaciones y hasta hoy.) Pero cuando Raúl García y Maniche se fatigaron, bajó Agüero a hacer jugadas de uno contra dos; también fue suyo el remate en el descuento que paró el guardameta merengue, y, como era de prever, el comentarista explicó que Casillas le tiene comida la moral. Pero el artífice de la presunta pifia atiende por Ramos, quien sujetó al "Kun" durante unos instantes preciosos. (Mejuto, como indiqué antes, quizá creyese que el Atleti le andaba debiendo un penalti al Madrid y se inhibió.)

La retransmisión pecó de casera, no ya sólo por los comentarios del locutor (blanco, blanquísimo) sino por las artimañas de los realizadores: primeros planos con los rostros (preocupados o felices) de los héroes locales, el chasco de Cerezo, que le reventó el tímpano a Calderón tras el gol de Forlán, para luego quedarse con cara de idiota (con el molde, que dirían en el Foro) cuando el referee señaló, certeramente, el off side del punta uruguayo, etc.

En fin, el Madrid se bebió el champán, mientras el Atleti sorbía otra cucharada de ricino. No fue un resultado injusto, pero tampoco el empate o la victoria del Atleti lo hubiesen sido. En el bar donde presencié el encuentro, un simpático vejete bromeó antes de que empezara la fiesta: "¿No dicen que la esperanza es lo último que se pierde? Pues yo tuve una novia que se llamaba así y me duró ocho días". "Abuelo, no sea gafe", sugirió un parroquiano. "A mí no me mires; el gafe es Cerezo", contestó el aludido.

Babayos

‘Babayo’ es un término con el que designan en Asturias al tipo que, por decirlo de una vez, tiene la baba floja y se le cae con facilidad. Abunda en la prensa deportiva; se hace pasar por informador.

Un viaje a Berlín me impidió ver el Atlético – Vojvodina correspondiente a una competición que no es ni la UEFA ni la Intertontos sino un limbo entre ambas. Por Internet pude ver los goles (buenos el primero y el último y algo afortunado el segundo) y leer las exultantes crónicas de los babayos. Al parecer todo cuanto sucedió el jueves fue para frotarse los ojos y abre ante el conjunto rojiblanco una era de esplendor; ojalá que no sea otra fosa. Sin embargo, el Vojvodina de Novi Sad es un equipo que sólo significa algo para los colchoneros de cierta edad. Campeón de la liga yugoslava en 1966, se enfrentó al Atleti en los octavos de final de la Copa de Europa (1966-67) y consiguió eliminarlo contra todo pronóstico. El Atleti, que una semana antes había vencido en el mismo escenario (el Calderón) por 2-0, enjugando así la ventaja que traía su rival de la ida, volvió a superar a los balcánicos en los primeros compases del partido de desempate, hasta adquirir una confortable ventaja (otro 2-0), pero después perdió gas y sucumbió en la prórroga. El Vojvodina actual es un equipo sólo serbio y bastante inferior al Partizan y al Estrella Roja (clubes que también vagan melancólicos por los castillos desmoronados de su pasada grandeur). Sirva el exordio para indicar que el Vojvodina es todo menos una piedra de toque y que el Atleti de este año constituye una incógnita que despejarán equipos de más fuste y torneos más exigentes.

No obstante, el babayo del mes ha sido sin duda el fulano que entrevistó a Cerezo en Ibiza. La conversación tuvo lugar a bordo del yate ‘Atlantis’, propiedad del magnate de la industria cinematográfica. He aquí un resumen del recital de babayadas con ínfulas de diálogo, extracto que trufaré con mis observaciones. La situación y el estilo recuerdan a los de la prensa que unos llaman ‘del corazón’ y yo prefiero denominar ‘del intestino grueso’.

Enrique Cerezo disfruta de unos días de vacaciones en Ibiza. Un descanso al que pondrá un paréntesis el próximo jueves para presidir el regreso del Atlético a la UEFA. El máximo mandatario dejará por unas horas su barco, el 'Atlantis', para acudir al palco del Vicente Calderón. El presidente encara con cautela la visita de la Vojvodina. "No te puedes fiar, pero debemos tratar de sacar una buena ventaja ya en la ida". Retened ese ‘No te puedes fiar’ porque contrasta vivamente con la colección de bravatas que nos endilgan acto seguido los dos interlocutores. Enrique Cerezo es contundente a la hora de valorar a qué debe aspirar el nuevo Atlético. El presidente no comulga con la cautela que impregna cada una de las declaraciones que proceden del vestuario. Es valiente (sic; lo que los argentinos llaman un ‘bocón’ y los españoles un ‘bocazas’). Y pide a sus jugadores que también lo sean. "Quien no crea que con este equipo debemos aspirar a todo, que se quede en casa". Un mensaje diáfano y con claros destinatarios: jugadores, técnicos y dirigentes (sic; el entrevistador procede de un modo rutinario y coloca junto a ‘jugadores’ y ‘técnicos’ un ‘dirigentes’ que hace quedar en mal lugar a Cerezo. ¿Acaso no confía éste lo bastante en la calidad del equipo que debe recurrir a la autoarenga?). "Hemos hecho un equipo para abordar todos los frentes. Quien no crea esto, mejor que no se pase por el Calderón…" La sempiterna apelación a la fe, que en el Atleti nunca ha movido un grano de arroz, tanto menos montañas. Cerezo pide fieles y no espectadores porque le asustan los aficionados capaces de juicio. Además, él y su socio necesitan echar tierra sobre dos apestosos asuntos: el traspaso de Torres y la venta del Calderón. De ahí el énfasis en las bondades del nuevo proyecto.

El Atlético es el segundo equipo del mundo que más ha invertido en refuerzos en la presente temporada. Un dato revelador que obliga a bloquear (sic, qué mal escribe el jodido) la espiral de fracasos en la que está inmerso el club, alejado de los éxitos desde el doblete de la 95-96. Desde las arcas de la entidad se han desplazado (sic; reitero el comentario anterior) 80 millones de euros para reforzar al máximo el plantel de Javier Aguirre. El entrenador mexicano tiene en sus manos uno de los proyectos más ambiciosos del club a lo largo de las últimas décadas. "Hemos hecho el mayor sacrificio económico de los últimos años". La palabra clave no es ‘ambición’, aventurada por el pelota que mamporrea el ego de las masas, por ver si eyacula euforia, sino ‘sacrificio’, muy del gusto de Gil, que nadie usa ya en el fútbol porque es un vocablo empequeñecedor y embustero. Todo ello para reunir a una pléyade de figuras que elevan al infinito (¡sic! Este imbécil debió de suspender reiteradamente en Matemáticas y en Lógica) las posibilidades rojiblancas de recuperar el puesto que la historia le concede". (Otra frasecita hueca; la historia no concede nada que no te ganes día a día, pedazo de zoquete.) "Es el equipo en el que más confianza tengo para conseguir lo que muchos atléticos queremos. A día de hoy creemos que hemos hecho nuestros deberes. ‘A día de hoy’ es pretemporada, y no hay modo de saber si los deberes han sido o no bien hechos hasta que la competición concluya o siquiera eche a andar. Pero Cerezo quiere la matrícula de honor antes de examinarse, dejando entender que, si la papeleta trae un cate, él no habrá tenido la culpa. (Nota bene: el último ‘creemos’ ha perdido la agresividad que exudaba en anteriores párrafos.)

Hemos sido de los equipos que más hemos invertido en Europa. E inversión tiene que ser igual a éxitos", afirma el rector atlético. (Depende. Joan Gaspar tiró centenares de millones a la basura y el compadre de Cerezo, Gil Marín, todos los años contrata ocho o diez jugadores, que nunca vienen gratis. Es verdad que hay una diferencia: Gaspar fue un pésimo gestor a secas; Gil Marín, un Gaspar aprovechado, trincón y okupa.) El cuadro del Manzanares únicamente ha sido superado por el Manchester United inglés en el apartado inversor. En España, en el año en el que más se ha gastado en contrataciones a lo largo de la historia, el Atlético es el rey, superando ampliamente a Barcelona o Real Madrid. Nuevo cúmulo de falsedades, porque la inversión neta del Atleti no ha rebasado los 31 millones de euros. De hecho es uno de los clubes del Viejo Continente que más ha desinvertido, quizá sólo por detrás del Oporto. Conclusión: "Con este presupuesto y este equipo no podemos ser quintos o sextos. Seamos valientes". Ya no habla de títulos. Al final, cualquiera puede colegir que valdría con quedar cuartos.

A no ser que Aguirre o la dirección deportiva aconsejen un esfuerzo de última hora, Enrique Cerezo da por cerrada la plantilla. Es hora de que los dirigentes se retiren a un segundo plano y dejen el protagonismo a los jugadores. La escuadra está ahí y ahora llega su turno. "Hemos hecho nuestro equipo y nuestros deberes. Los dirigentes ya no podemos hacer nada más. Los que deben hablar, sentir y marcar los goles a partir de ahora son los jugadores. Todo el mundo piensa que es un gran equipo y es el momento de que lo demuestren". Ese "todo el mundo" de Cerezo es asaz pequeño; se reduce a unas pocas personas: la familia, Gil Marín, los babayos de la prensa y los botarates de la Universidad de Navarra, que han hecho un estudio según el cual Torres habría sido traspasado por la cantidad adecuada y en el momento idóneo. ¿Cómo lo saben?

La interminable (sic) ambición de Enrique Cerezo no se reduce esta temporada a Liga y Copa. El Atlético ha vuelto a Europa y el presidente quiere que el regreso sea por la puerta grande (sic). "Con estos 24 jugadores que tenemos podemos ganar cualquier cosa". El máximo responsable del Atlético no descarta nada. "Seamos valientes, pensemos en la Liga, la UEFA y la Copa". Precisamente, osadía es lo que quiere palpar en el vestuario que lidera Aguirre y que se muestra cauteloso tras los últimos y espectaculares descalabros. "Hemos reunido a un grupo en el que impera la juventud, el futuro y la valentía".

En fin, la cosa continúa girando monótonamente, como tornillo pasado de rosca, alrededor de la valentía y de su contrario por alusiones: la cobardía, pero hay una referencia al affaire Torres que no puedo omitir.

El presidente estuvo atento al estreno de Fernando Torres en la Premier. "El 'Niño' es un gran atlético y todos deseamos que triunfe en el Liverpool. Sus éxitos serán nuestros éxitos (sic). Y los éxitos del Atlético serán los de Fernando (sic). Sé que va a triunfar en Inglaterra, que es nuestro deseo. Y sé que él desea encontrarse con nosotros en Europa..." Cerezo y el absurdo. En su fantasía paupérrima y demagógica no hay incompatibilidad entre un suceso y su contrario. Torres se ha ido, pero no se ha ido. Marca goles para el Liverpool, pero se los anota el Atleti. Si ambos equipos coinciden en la Copa de Europa o en la UEFA estarán encantados porque (hecho sin precedentes en la historia del deporte) ganando uno ganará el otro…

Tengo para mí que los okupas desean que fracase Torres, porque cada gol que marque recordará a la afición colchonera que ya no está en el Atleti y que Gil Marín y Cerezo lo malvendieron por rapacidad e incompetencia. Los éxitos del "Niño" serán del "Niño" y del club que ahora le paga y los seguidores del Atleti los sentirán como un despojo. (¿O acaso se han celebrado en el Calderón las gestas de Raúl González?)

Cerezo cultiva la gilidez con la fruición de su maestro. Y nunca le falta el socorro de un babayo, de esos que estiman que a Europa se regresa por la puerta grande a través de la UEFA o que el club ha fichado a una pléyade de estrellas (Abbiati, Luis García, Cléber Santana, Simao...). Esta vez acudió el inepto reportero de un periódico que había silenciado la última manifestación contra los okupas y sus tejemanejes. ¿A cambio de qué? ¿De una mahou en el ‘Atlantis’?

El verano es fanfarrón

Los creativos que hacen las campañas de publicidad para Gil Marín y Cerezo dicen que ser del Atleti desafía a la lógica. Nos quieren chalados porque así consumimos más y peor. De ahí que al final de cada temporada nos sometan a un lavado de cerebro intensivo. En esto coinciden con los ideólogos del Madrid, los cuales, en el colmo de la desfachatez, regañan a los seguidores del Atleti (pocos aún) que desconfían de cualquier proyecto de los okupas por venir precisamente de ellos. Unos y otros prefieren un tipo de seguidor incapaz de aprender las mínimas lecciones que suministra la experiencia y resignado, muy resignado. Sólo con esas condiciones recibe el hipócrita calificativo de "ejemplar".

"El mejor proyecto de los últimos años" es una fórmula que se repite todas las pretemporadas. De hecho, apenas existe un equipo que renuncie a su empleo, aunque en este punto (y en todos aquellos en los que la desvergüenza desempeña un papel fundamental) nadie aventaja a los okupas. Los proyectos del Gil Marín y Cerezo siempre son los mejores, hasta que el balón echa a rodar. En el deporte, ignoras lo que vales mientras el rival no te mide, pero esa circunstancia, que debería invitar a la cautela, la aprovechan los cantamañanas para sacar pecho durante el verano y comerse el mundo… con la imaginación. De cualquier forma, el Atleti parte de tan abajo, de tan atrás, que todo progreso, por leve que sea, parecerá enorme, lo cual no significa que los okupas hayan sido esta vez más diligentes y sagaces que de costumbre.

Tres incursiones un ápice alocadas de Simao, en la derrota contra el Ajax, y la victoria contra el Lazio autorizan a los comentaristas fieles a los okupas a proclamar una nueva era, justo cuando el asunto del organizador estaba vertiendo ríos de tinta. Me adhiero a la opinión de Aguirre: el Atleti no necesita a Riquelme, futbolista con clase pero lento y que obliga a jugar a su ritmo a los conjuntos donde actúa. (El seleccionador de Brasil ha sido el último –pero no el único– en demostrar que, atando corto a Riquelme, los equipos donde éste milita quedan paralizados.) Además, para lanzar las faltas, los saques de esquina y los penaltis ya están Reyes y Simao. En un once grande de verdad sobra la figura del organizador. O, si lo preferís, una buena organización es incompatible con un cerebro, pues depende de varios. ¿Quién se encarga de encauzar el juego y dar el último pase en el Barcelona? Cualquiera podría citar media docena de nombres.

Hablando de los culés, el Atleti se dispone a adoptar un invento de Rikjaard, aunque con peores ejecutantes. Me refiero a poner en la banda derecha a un zurdo y en la izquierda a un diestro. (Simao y Reyes en vez de Ronaldinho y Messi.) Este detalle debería bastar para reconocer que ya nadie juega con extremos "de los de toda la vida". La profundidad del antiguo ala o exterior la recrean hoy esporádicamente los laterales y los puntas.

Ha sido alabada la contratación de Abbiati, con el argumento de que Leo Franco no tenía competencia. Pero un portero no necesita competencia sino confianza. Casillas, Bufón y Valdés carecen de alternativa en sus equipos. (Haced memoria: la última oportunidad en que los incompetentes crearon esa competencia estéril donde no la había, el Atleti bajó a segunda; no afirmo que fuese el factor principal, pero si un experimento con pólvora que le estalló en las manos a Ruiz.)

Por lo visto en Amsterdam, la combinación rápida, en corto, y el disparo van a ser las señas de identidad de un Atleti más alegre, ofensivo y chutador que el de otros ejercicios. (Ojalá divierta a sus incondicionales, aunque dudo que gane la liga.) Habrá muchos momentos en los que no pase nada digno de mención, como ocurrió en el primer periodo contra el Lazio, pero entonces llegarán una falta o un corner favorables y el Atleti solucionará el problema, sobre todo ante los oponentes con menos recursos.) Sin embargo, en toda abundancia acechan los peligros. Así, vislumbro una falta de economía en la faceta atacante. De pronto, el Atleti se ha llenado de chupones con ganas de sobresalir, y en el fútbol lo más difícil es darle lo que pide a cada situación del juego. Por cierto, algunos de los recién llegados, los de más renombre, tienden a lesionarse con harta facilidad.

Tampoco sabemos aún qué pueden dar de sí Raúl García y el inédito Cléber Santana. Es curioso: con la llegada de Simao y Reyes, Maxi y Agüero parecen abocados a competir por un sitio en la vanguardia, junto a Forlán. No obstante, Simao, Reyes y Luis García son jugadores irregulares y (como expliqué antes) rompedizos, que alternarán momentos sublimes con tardes grises y lesiones, por lo cual es de presumir que la "Fiera" y el "Kun" serán alineados a la vez en bastantes ocasiones. Con tantos partidos por delante (si la Vojvodina de Novi Sad no dispone lo contrario), nadie debería intervenir en más de 40 ó 45 encuentros. (Al asunto lo llaman ‘rotación’ y lo puso de moda Irureta en el Coruña. Le costó más de un berrinche con la prensa especializada, pero esta forma de administrar un plantel de deportistas de élite se impuso porque era de sentido común.)

La zaga del Atleti no ha sufrido retoques, cuando quizá los exigiese. Creo que jugarán de centrales Pablo y Eller, mientras que Seitaridis y Antonio López (o Pernía) serán el "dos" y el "tres". Todos están en entredicho: Pablo por su poca técnica, Eller por su endeblez física, el griego y los zurdos porque no son grandes marcadores…

Quique Sánchez Flores, mister del Valencia, declara: "Estoy harto de quedar tercero o cuarto". En el Atleti pagarían una crecida suma por ese hastío. ¿Veis en lo que paran los fanfarrones?

Azotes

El sarcasmo de José Luis Sánchez Ayuso lo resume de un modo admirable: "Agradezco a Gallardón que haya actuado con transparente hermetismo". En efecto, es casi increíble la cantidad de información que se utiliza para no informar de nada. No sabemos lo que debe el Atleti ni a quién se lo debe (con la excepción de Hacienda, acreedor universal). No sabemos cuál es el balance de la operación especulativo-inmobiliaria, en virtud de la cual el Atleti desaloja su estadio. No sabemos qué trozo del solar ya no era del Atleti cuando el Ayuntamiento, Mahou y los okupas firmaron el protocolo de (malas, aviesas) intenciones. Sospechamos que, sea el que fuere el monto de la deuda (mayúsculo o simplemente enorme), el trueque del Calderón por La Peineta no servirá para enjugarla ni tanto así, y mucho menos para hacer un gran equipo.

Entonces ¿por qué se va el Atleti con la música a otra parte? Porque ya se había ido, porque Gil Marín y Cerezo, que aún no han satisfecho el importe de las acciones que les dieron el control y la propiedad del club, han estado adquiriendo futbolistas a precio convenientemente inflado, con los fondos que les adelantaban Martinsa y otras sociedades anónimas del hormigón. Sabemos, eso sí, que La Peineta nunca será del Atleti de pleno derecho (si quisiera venderla no podría, es otra de las curiosidades del peculiar apaño) y que el terreno revertirá antes o después (o sea, cuando desaparezca el club) en el Consistorio. Usted tiene una casa; se la cambian por otra más grande pero que está por construir. Debe usted correr con los gastos; le obligan además a reformar la anterior (y la posterior, en caso de que a los parientes y amigos de quien autoriza el negocio les apeteciera darse un garbeo por Madrid en 2016 y no encontraran alojamiento.) Le entregarán las escrituras dentro de nueve años y, para colmo (detalle en el que me permito insistir), nunca podrá usted vender la vivienda recién adquirida. (¿Es realmente suya, si no puede hacer nada con ella salvo habitarla?) En resumen: después de gastarse una cantidad mayor que la que le dan por irse del Manzanares, el Atleti devendrá en una especie de inquilino de los de renta antigua; ¡La Peineta no será su feudo sino su asilo!

Los okupas nos mudan únicamente para ganar tiempo y devolver la pasta a Fernando Martín y sus socios. Nota bene: el quid del ruinoso cambalache es que los okupas percibirán los 160 millones del viejo estadio antes de invertir un solo euro en el nuevo, en la ciudad deportiva, en la M-30 o en el parque lacustre. Miradlo como un crédito a muy alto tipo de interés. De aquí a 2010 resta un trienio, lapso más que suficiente para proceder a una huida ordenada. Campo habrá (ya lo hay; hemos jugado en él), pero no lo terminarán ellos o no poseerá las características que han sido divulgadas. (En vez de un aforo de 73.000 localidades, podría tener 50.000; en vez de techo, el cielo azul del Foro.) Aunque no todo son malas noticias, pues los okupas nos garantizan que, si el Comité Olímpico agraciase a la capital de España con los juegos de 2016, el equipo competiría en Getafe o Vallecas (¡sic!), nunca en el Bernabéu (¡eso no, eso jamás!). Total para entonces serán cuatro gatos los que maúllen el estúpido himno de Sabina: media entrada en el Alfonsito Pérez.

(Oda a una clasificación.) Por un momento temí que los jugadores alzaran los brazos, pero los profesionales se condujeron con dignidad; muy otra fue la actitud del público, plasmada en gestos como el de la tierna parejita de forofos (él y ella, ella y él) que se fundieron en un abrazo cuando el referee pitó el final del match. Esa efusividad romántica ponía colofón a la epopeya de la Intertontos. Ahora vienen los partidos basura de la UEFA. Dicen que el Sevilla sacó, durante la campaña anterior en tan distinguido torneo, 6 millones (¡y fue el campeón!); o sea, obtuvo suficiente para pipas, horchata y regaliz. Pero la propaganda, incansable, berrea el eslogan: "¡Ya estamos en Europa!". ¡Es tan fácil viajar y conocer mundo!

(La bofetada.) La nueva campaña en pro de la desmoralización del aficionado colchonero apela al más allá. En ella ocurre el siguiente prodigio: un árbol le propina una bofetada a un hombre. Y éste no lo tala y después le pega fuego, sino que admite la profunda lección del numen que se oculta tras la Naturaleza. El publicitario debe de ser animista del género bobalicón o finge a creer que los árboles esconden el alma de los difuntos y que el papá fiambre, lejos de verse reducido a la impotencia más absoluta, puede suministrar consejos (peor aún, ¡órdenes!) al hijo superviviente.

Pero el tortazo vegetal quizá sea una proyección. Si los okupas pudieran disponer de las posaderas de los 3.000 antiguos abonados que se abrieron en junio, las azotarían con la saña de una institutriz inglesa del siglo XIX. El Atlético sólo es un sentimiento o una emoción (de la clase que impide todo raciocinio) para los bribones, los mentecatos y los ideólogos del Madrid, que son muy mentecatos y bribones. No, el Atlético es un club de fútbol que está con un pie en la tumba. Cuando meta el otro, ya veréis como el ciprés, el olmo o el abeto de Santa Claus se civilizan y dejan de hacer gamberradas y propasarse con la gente. ‘Eternamente grandes’ quiere decir ‘eternamente muertos’: un pleonasmo letal.