Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Por el rabillo del ojo

(El favorito.) Debutó Brasil y pareció más fuerte en la zaga que en el ataque. Sus estrellas —salvo Robinho— son todas vigorosas y luchan, pero es un equipo sin demasiado ángel y bastante mayor de medio campo para atrás. ¿Es Brasil un coloso dormido u oxidado?

(Telepredicadores.) Los locutores de la televisión ni narran ni informan. Antes peroraban; ahora, también; pero han añadido a su mísero repertorio una especie de ulular desagradable que recuerda a un coche de bomberos pirómanos; se diría que hacen la ola con la voz. Y algunos de los comentaristas rozan lo freaky (el "loco" Gatti, sin ir más lejos). Los mensajes oscilan entre lo guapos que somos y lo muy felices que son quienes nos contemplan. Es increíble la cantidad de tiempo que dedican unas y otras cadenas a la autopropaganda. Mira que tenían difícil superar la chaladura de las radios, pero van camino de lograrlo con creces. ¿Qué hacen los periodistas poniéndose en pie cuando suena el himno? ¿Acaso no teníamos bastante con la mandíbula legionaria de Raúl?

Volviendo a Gatti, sus comentarios despectivos hacia los jugadores africanos ("los morochitos, los negritos esos"), que prodigó durante todo el match entre Argentina y Costa de Marfil, no merecían la risa complaciente de su jefe sino una invitación a pasar por caja y largarse con viento fresco.

(El tópico.) Sostienen algunos cursis que a España le falta "cultura de Selección", y, si nuestros futbolistas únicamente se emplean en el Madrid o en el Barcelona, es porque sólo les importan los clubes y pasan del combinado nacional. De modo que no destacan en los mundiales porque no quieren.

Ahora bien, han bastado cuatro goles en el partido inaugural para que se declare una epidemia de entusiasmo: esta vez sí nos peta; somos puro espectáculo; el nuestro ha sido un comienzo histórico (sic); esta Copa es pan comido; nunca se vio un hambre de balón semejante; los contrarios tiemblan; a mí Sabino que los arrollo…

Se trata de ver quién es más idiota y quien suelta la mayor enormidad. La pugna promete ser reñida.

(El necio.) Un borrico, la víspera del España-Ucrania: "Ojalá me equivoque, pero creo que va a jugar Shevchenko". Sin comentarios. A los inútiles hay que dejarlos por inútiles.

(Aprensión.) ¿A qué tenía miedo Luis antes de empezar el campeonato? Barrunto que a una sola cosa: la falta de puntería. Por eso escogió el once del debut atendiendo a la habilidad rematadora de sus pupilos. Desconfiaba de los delanteros, y puso a los dos que suelen acabar en los lugares altos de la tabla de goleadores; pero los escoltó con gente no del todo inhábil ante el marco enemigo. De ahí que alinease a Pernía, que este año había marcado 10 tantos (cantidad respetable para un tres); o que sacase a Luis García, anárquico jugador que propende al barullo, pero al que le encanta chutar; también optó en el medio por Xavi Alonso y Senna, ambos titulares de una considerable pegada desde la frontal. Sí, creo que el tiro era la faceta del juego de nuestra selección que más inquietaba a Luis.

Pero, una vez superada esta aprensión inicial, nada me extrañaría que hiciese un par de cambios, cara al próximo encuentro. No me acaba de convencer Pernía en el corte ni, en general, como defensor; tampoco el bullicio errático del punta del Liverpool. ¿Hará el míster un último intento para incorporar a Raúl? ¿Meterá a López de lateral zurdo? Lo veremos por el rabillo del ojo, que es como se debe mirar la televisión.

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