Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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Consenso

¿Aguirre malo? Hay unanimidad al respecto. No obstante, y a riesgo de ejercer de aguafiestas (pocas dichas como la de llegar a una conclusión irrefutable), me permito observar que todos los entrenadores son malos en el Atleti, para el Atleti, con el Atleti. Incluso los que tuvieron un relativo éxito (Luis y Antic) fracasaron después. Especialmente Antic, ese héroe de las ondas por cuyo retorno tantos suspiran; fue el entrenador cuando el doblete y también cuando el descenso, ¿o ya lo habéis olvidado? Antic cooperó como el que más a la antiproeza de bajar a segunda. El equipo con Ranieri había ganado sólo siete partidos, y nos parecía una miseria intolerable. Con el serbio (que lo condujo durante un tercio de la temporada) no ganó ni uno solo. Aún recuerdo las estúpidas decisiones tácticas que tomó: quitar a Baraja del centro del campo, colocar a Valerón de ocho, ordenar a Hasselbaink que lanzase los córners…

En fin. ¿Aguirre malo? Pues que lo cesen. Total, sería el cambio de entrenador número 50 en 20 años, ratio que no perturbará a toda esa caterva de airados forofos que claman por la defenestración del mister (¡qué mal uso y qué cobarde hacen de su ira); como tampoco inmutará a los que añoran a Gil (el padre y la madre de todos los desastres, el cual, si aún viviera, moraría en un presidio). Claro que lo que añoran muchos de esos resentidos es aquella manera made in Gil de disimular la propia ineptitud poniéndose grosero con unos y con otros. Contratan un inválido y lo meten a jugar al fútbol; el inválido pierde la pelota. Lo cubren de injurias y le rompen en las costillas un cayado de pastor. ¡Qué paz de espíritu debe de proporcionar esa bonita y noble demostración de carácter!

Lo dicho: si en verdad creen que la plantilla del Atleti es maravillosa y que el mexicano no sabe de fútbol, pónganlo en la calle. (Hombre, hay un pequeño problema: luego restaría una larga, larguísima, temporada sin nadie más a quien echarle la culpa, sin ningún cenizo sobre quien vaciar el cenicero.) En el Atleti para que el jefe siempre tenga razón, todos los demás empleados deben quedar como idiotas e incompetentes; carnita vegetal para los hooligans. Pero el hincha (vocablo que significa, ahora lo sé, persona de meninges hinchadas) está pagando con los subalternos la rabia de baja estofa que le producen los caprichos y necedades del primer espada y del apoderado, junto con el sordo malestar que le causa su impotencia no ya para cambiar las cosas, sino tan siquiera para mirarlas de frente. Abres la habitación del hotel: la cama está deshecha; el aire acondicionado no funciona; falta el papel higiénico… Entonces ruges: "¡Cabrón botones!".

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