Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

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El respeto según Don Vito

Pues no, Agüero no se lesionó como indica un periódico. Fue lesionado, lo cual no se produjo a consecuencia de una entrada (según pretende su lesionador), sino de un pisotón alevoso y por la espalda, mientras el balón estaba en la otra punta del ataque. Tampoco fue un lance desafortunado del juego sino el típico recadito del defensa matasiete que se sabe inmune. Ya después del derbi, "El País" publicó una excelente fotografía con un mendaz, falsísimo, pie de foto: "Sergio Ramos forcejea con Agüero por la posesión de la pelota". ¡Forcejeo, qué gracia! Eran cuatro faltas en una: el brazo extendido de Ramos contra el rostro de Agüero, una rodilla del central blanco contra la parte posterior de la pierna derecha de su rival y la canilla izquierda alrededor de la cadera del "Kun"… La jugada terminó con los dos hombres por el césped, el merengue agarrado a un brazo del rojiblanco como a una tabla salvavidas, y la sanción (o premio) a tamaño brío secante consistió en una simple cartulina amarilla.

Ítem más: la fama de tramposo de Agüero proviene de que metió un gol con la mano; en cambio Raúl y Messi, que también consiguieron tantos así, son como Maradona: vicarios de Dios en la Tierra, además de deportistas ejemplares.

¿Qué tienen estas tres peripecias en común? ¿Qué permiten concluir estas historias sin conexión aparente? Que Agüero es un jugador grande en un equipo canijo. Por eso los De Coz y los Ramos lo pueden cocear y tumbar sin miedo a la sanción, por eso aquella artería del "Kun" merece repulsa y no universal aplauso. El mensaje implícito es: chaval cambia de club. ("Vente con nosotros, que en el Atleti no serás nunca nadie", le dijo una vez Amancio a Torres).

En este imperio del cinismo, los comentaristas colchoneros (que son como los otros o peores) instan a los okupas a defender a sus futbolistas y se quejan de que la entidad del Manzanares no sea más respetada por los árbitros (aunque algunos incorregibles estetas plantean las cosas desde un punto de vista que quiere ser más amplio y hablan de defender el fútbol arte.) En mi libro "El Rojo y el Blanco" critiqué acerbamente la noción de ‘respeto’ por su afinidad con la ilustrada por don Vito Corleone en "El Padrino". "No me respetas" equivalía en aquel film a decir "no me temes y no me tributas una pleitesía acorde con mi rango y poderío". ¿Qué ocurre? Que los lobbies alrededor de los clubes con hinchadas más numerosas promueven incesantemente el respeto al… Padrino. Por eso jugar en el Madrid o en el Barça es tan ventajoso. Nadie imagina a Guti o a Xavi vilmente agredidos por un De Coz. Y al revés, los Pujol, los Ramos y demás zagueros expeditivos (pero que militan en clubes de postín) siempre parecerán heroicos por mucha leña que repartan. En el fútbol español, héroe es todo villano que actúa en el bando fuerte y villano, todo héroe que milita en el bando débil. Los héroes oficiales nunca derriban a sus adversarios sino que forcejean con ellos, cuando engañan al árbitro es por inspiración divina y de su espíritu de lucha y de su carácter emana una suerte de derecho a propasarse con los oponentes. (Incluso para los artistas de las instituciones poderosas hay una considerable exención reglamentaria. En su día, Zidane, Roberto Carlos o Figo lesionaron de gravedad a rivales, sin que se tomara contra los citados cracks medida disciplinaria alguna dentro o fuera de los terrenos de juego.)

Lo que no les cabe en la cabeza a los comentaristas deportivos es que los bienes a defender no son el arte o el respeto more siciliano, sino la justicia y la deportividad. Hay en el reglamento suficientes artículos e inequívocamente redactados como para proteger a cualquier jugador de los desafueros y triquiñuelas de sus rivales. Y los comités deberían actuar de oficio cuando al árbitro le pase desapercibida la brutalidad (o la falsedad) de un mal deportista, en vez de inhibirse como si estuvieran comprados o temieran al Padrino, a sus leguleyos y nuncios. De otro modo siempre ganará Corleone, aunque no descartéis que tal sea el anhelo de la mayoría.

Comentarios

supercolchonero ha opinado:

Querido Seve, siempre das en el clavo de forma correcta y contundente. Hace años que al Atleti se le perdió el respeto, fundamentalmente porque el Atleti, sus representantes, se lo perdió a sí mismo.

El Reglamento debe ser igual para todos y desgraciadamente no es así. Creo que no lo ha sido nunca y menos ahora, cuando los intereses en juego son infinitamente mayores que antes.  

# febrero 7, 2008 11:50

MLPD ha opinado:

excelente, como tantísimas veces

gracias

# febrero 12, 2008 9:27

Javidelugo ha opinado:

Por curiosidad: ¿a quién se refería con calificativo de "El Eterno Aprendiz" en su último artículo?

Si es quien pienso, no me cuadra. Lo ha tenido cerca en el último Gaudeamus. ¿Me equivoco?

# febrero 13, 2008 4:14