Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

Recursos Sindicaciones

Desastre con tenores

No comenté el partido del Racing por la sencilla razón de que no lo vi. No comenté el partido del Athetic porque no quise que nadie pensara que prefiero que pierda mi equipo a dejar de tener razón. (Ojalá los hechos me obligaran a tragarme todos y cada uno de mis vaticinios –ni siquiera sé por que los llamo así–, los cuales son consecuencia no de un don especial sino de aplicar al análisis de lo que percibo una miaja de sentido común).

Tampoco comentaré el partido de vuelta contra los ingleses que, dándose por eliminados (deseando incluso ser eliminados, pero casi nunca tiene uno lo que quiere), dejaron en la caseta al Tío Vania y a otros dos o tres titulares. Y no lo comentaré porque lo sucedido se me antoja tan, tan, tan tan, pero tan obvio, que no me extrañaría que nadie lo viera. (El hincha rojiblanco es un ciego king size, sin que la completa pérdida de la visión le haya agudizado los otros sentidos.) Exigirles a De las Cuevas, a Jurado, a Santana, a Luís García, a Mista, a Antonio López, a Pernía, a Pablo, a Perea…, etc., etc., que jueguen un fútbol no ya de primer nivel, sino de segundo o tercero, es como pedirles a Cerezo y a Gil Marín una gestión inteligente y honesta del club: algo totalmente remoto de sus posibilidades.

Y si los idiotas que plagan la crítica deportiva no gastasen un cerebro con menos neuronas que la drosophila melanogáster (o mosca del vinagre), le habrían explicado a la gente cuando procedía que la plantilla hecha por García Pitarch, a instancias de su patrón, autorizaba cualquier cosa menos el burdo y necio repique de campanas en domingo de gloria con el que nos abrumaron durante el verano. ¿Y qué han logrado estos sacristanes reincidentes hasta hoy? Nada más que engañarse a sí mismos y al sufrido / mentecato / seguidor, el cual, gracias al cielo, no es como los forofos de los demás clubes. Porque, ¿quién como él se atrevería a vociferar el himno cuando sobrevienen las derrotas en alud? Pues para cuidar la voz, nada como la clara de huevo.

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P