Abrazados a la Miseria

El Blog de Severino Lorences

Sobre mi blog

Todo escritor es también el primer lector de una obra siempre destinada a otros. Nadie escribe para sí mismo. Asumiré, por tanto, la hipótesis de que estas páginas van a ser visitadas. Es mi blog, pero también el de cualquiera que lo abra. Lo titularé como mi próximo libro: “Abrazados a la miseria”.

Recursos Sindicaciones

¡Qué quedrán!

Han salido en tromba los medios de intoxicación de masas a defender a los bribones y a los incompetentes. Y han liderado el quite del perdón algunos madridistas, cuyo interés por el Atleti es bastante noble y desinteresado. (Muchas gracias, amigos.) Uno de ellos ha puesto la misma cara que Rafael "El Gallo" cuando el público taurino lo increpaba por medroso, y él, fingiendo no entender el motivo de la reprimenda, se giraba hacia su cuadrilla y exclamaba altanero: "¡Qué quedrán!". El imitador de Rafael "El Gallo" no entiende cómo se puede estar en contra de unos tipos "que pagan las deudas del Atleti" (¡¡sic!!). ¡Oh sí!, las pagan tan bien que, cuando arribaron al club, el Atleti debía 2.700 millones de las extintas pesetas (no llega a los 18 millones de euros); ahora debe 70.000: unos 420 millones de euros). Pagan las deudas, y Cerezo, además, pone dinero de su profundo, insondable, bolsillo, aunque a cambio mande menos que la señora que repone el papel de los mingitorios o el señor que corta el césped del estadio. ¡Habrase visto cosa igual!

Es chocante esta unanimidad a propósito de lo inútil y estúpido (o, peor aún, malo en sí, pues "de mal nacidos es ser desagradecidos") de toda protesta contra los okupas del Atleti, por leve que se nos antoje. Particularmente hay un lince de las ondas que ahora editorializa por las mañanas en la SER, el cual repite desde hace años, muy orgulloso de la superioridad de su ingenio, esta consigna: "No hay nada que hacer, porque los del Atleti vendimos el alma al diablo". Ese "nada que hacer" incluye el voto de silencio, aunque en situaciones verdaderamente excepcionales se autorice a los feligreses a protestar contra los empleados del club, pero nunca contra los dirigentes, ya que éstos son los dueños y la propiedad es sacrosanta, qué carajo.

Sin embargo, toda venta del alma es en beneficio del cuerpo, durante su paso por el mundo. Aquí no ha traído más que calamidades para el cuerpo (las del alma no me conciernen; son jurisdicción de los curas), calamidades que el citado as de las ondas ha ocultado o minimizado por sistema; en cambio, ha difundido y difunde las acaecidas en otros sitios. De hecho, la última vez que entró en singular combate contra el enemigo público número uno, no eligió al presidente de un club comme il faut (hay cuatro en este país) sino al máximo accionista de una SAD (o sea, al diablo en persona). Juan Soler se llamaba este habitante del inframundo que huyó dejando tras de sí un inconfundible pestazo a azufre. Pero quizá no fuese más que un demonio menor, un diablejo, un lucifer de pacotilla, ya que nunca había delinquido, que se sepa, en el desempeño de su cargo. Pues bien, el lince de las ondas fue secundado en tan valerosa cruzada por toda la profesión, sin que a nadie se le ocurriera ni por lo más remoto advertir a los seguidores valencianistas de que Soler no se iba a marchar porque era el propietario legítimo del club y que, por tanto, era ocioso abroncarlo, bichofearlo y pedir su salida inmediata.

Qué quedrán!" los malditos protestantes. Pues quedrán que se vayan los autores morales y materiales del bochorno y de la ruina, junto con sus amaestradas cacatúas. Quedrán una prensa deportiva que informe y no intoxique; quedrán realidades y no fantasmagorías; quedrán un club resucitado de entre los muertos; quedrán que nadie los estafe; quedrán no más saqueos, ni proyectos…

Pues querer es poder, o eso dicen.

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P