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mayo 2014 - Artículos

  • Tenés todo, tenés nada

    En esta ocasión no habrá revista de prensa de la final. Ese cronista no se siente capaz de bucear por los medios y revivir el dolor. Dolor que aún le atenaza y que le va a acompañar mucho tiempo.

    Tenés todo, tenés nada


    LORENZO SILVA
    Actualizado: 25/05/2014 03:10 horas

    Sabes, hijo, que no considero que el fútbol sea importante, o desde luego no tan importante como parecen creer todas esas personas, incluidos jefes de estado y de gobierno, que le dedican un entusiasmo tan sincero e intenso como no ponen en otras cuestiones, a lo mejor más dignas de su atención y entrega. Sin embargo, en cualquier aspecto de la vida, por insignificante que sea, te aguarda una lección. Y cualquier hombre, por poco que esperes de él, puede ser el maestro que te la imparta.

    Fíjate, por ejemplo, en ese hombre de negro que comparece ante los periodistas, después de haber perdido en el minuto 93 una copa de Europa que lo habría catapultado a la gloria. Fíjate, en primer lugar, en cómo admite que su equipo falló en la segunda parte, en la que el rival lo arrinconó hasta hacerle encajar ese gol lacerante y demoledor en el tiempo de descuento.

    Primera lección: no responsabilices de tus fracasos, jamás, a otro antes que a ti mismo. Ni siquiera aunque tengas pretextos. No cargues contra los árbitros, aunque te parecieran adversos; no despotriques contra el rival, aunque la fortuna haya estado de su parte; no mires al cielo para quejarte de que en el momento decisivo no decidiera inclinar la balanza de tu lado sino del contrario. Siempre pudiste hacer más, hacerlo mejor. Hazte dueño de tus derrotas, porque ellas, algún día, servirán para hacerte dueño de tus triunfos; si es que está en tu mano, tu condición y finalmente tu suerte llegar a alcanzarlos.

    Es amargo, sí, tenerlo todo en la mano y al instante siguiente ver ese todo en las manos de otro y las tuyas aferrando solamente el vacío. El hombre de negro, con el golpe recién encajado, lo resume a la perfección: "Tenés todo, y tenés nada". Merece la pena que lo recuerdes, así, con su giro porteño, porque probablemente es la frase más trascendente y significativa de la noche. Mucho más trascendente y significativa, desde luego, que las declaraciones de los vencedores, que no aciertan a salir, tampoco hay que reprochárselo mucho, de los lugares comunes. Todo lo que un día creas poseer, todo lo que sientas que es tuyo, no es más que una ilusión que en cualquier momento se lleva el viento. Lo único que será tuyo de veras es el modo en que lo tengas, mientras te toque llevarlo, y la forma en que lo pierdas, ese día que más temprano o más tarde, puedes estar seguro, acabará llegándote, tal y como el hombre de negro dice, sin transición ni previo aviso. Y entonces, afróntalo con serenidad. Un hombre es la contención que sabe aplicar a sus emociones.

    Toma ejemplo del hombre que reconoce la amargura de haber perdido, mientras reivindica el orgullo de haber luchado, incluso cuando las fuerzas ya no estaban con los suyos y el oponente era superior. Que te venzan, pero nunca te rindan.

    Y hablando de emociones y vencedores, tampoco dejes que te alteren las exhibiciones que puedan hacer quienes entre ellos no sepan contener las suyas, incluso quienes den en caer en la arrogancia. Piensa que quien se quita la camiseta para lucirse, aunque en ese acto pierda la elegancia en la victoria, hizo un esfuerzo y logró algo que tú no supiste impedir. Ofenderte por ello es mezquindad y resentimiento en los que no debes caer: el estilo consiste, también, en saber convivir con los excesos de los demás, sin hallar pie en ellos para los excesos propios.

    En esta noche de mayo de 2014, algunos han llenado un poco más sus ya repletas vitrinas. Otros, no han conseguido nada que poner en ellas, pero han sido dignos perdedores.

    No es plato de gusto la amargura, y menos la derrota, pero sazonada así, no mengua sino que hace crecer. Siento que pierdas esta oportunidad. Siento que seas madridista. Con todo el cariño de tu padre, enhorabuena por esa merecida Décima.

    http://www.elmundo.es/cultura/2014/05/25/5381430cca47417f0b8b4580.html

  • El Atleti campeón de Liga. Galería fotográfica

     AS / El País

    Diario de Navarra

    Enviado may 18 2014, 09:49 por SDHEditor con no comments
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  • El Atleti campeón de Liga. Revista de prensa

    AS

    Atlético: triunfó la ética del esfuerzo

    Alfredo Relaño

    No hubo entrega de trofeo en el Camp Nou, y quizá se echó en falta, pero el Atlético ganó la Liga. Lo puedo certificar, estuve allí. Lo hizo como lo ha hecho todo este año: pegándose un arrimón, agarrado a la fe, superando dificultades. En partido a ser o no ser, en la guarida del Barça, frente a Messi, Iniesta, luego Xavi, Neymar... Lo hizo con Diego Costa lesionado a los veinte minutos, con Arda lesionado poco después. Lo hizo levantando un golazo de Alexis, que sacó el remate de su vida en una jugada que no parecía dar tanto de sí. Lo hizo a pesar de un tiro al palo, el enésimo, de Villa.

    Hay algo que nos alegra a todos en esta victoria. Más a los atléticos que a nadie, claro, pero también a una gran mayoría de madridistas. Y a los aficionados de toda España. Hasta los culés respetaron el título de los atléticos, a pesar de la profunda decepción que les produjo el nuevo ejercicio de impotencia de su equipo, que se va en blanco de la temporada. Tantas veces como se le ha permitido reengancharse a la Liga, ha desperdiciado la ocasión. La última fue ayer, cuando todo su juego se canalizó por el esforzado Alves y sus continuos centros al área. No, esto ya no es el Barça, nos lo han cambiado.

    También ha cambiado el Atlético, claro. Pero para muy bien. Ha caminado esforzadamente por el campeonato con pocos jugadores, tres de ellos descartes de los dos grandes, el portero Courtois prestado. El resto, fichajes hechos desde el acierto, no desde el dispendio. Nada de 'vedettes'. Compañerismo, fútbol, esfuerzo... De eso está hecho el Atlético. Pensé que la mano de Caballero le había quitado la Liga. Pensé que también se la había quitado el chupinazo de Alexis. Pero no, esta Liga era suya, porque lo merecía él y porque lo necesitaba el fútbol. Hace falta creer en lo que defiende este Atlético.

    http://opinion.as.com/opinion/2014/05/17/portada/1400361368_391430.html

    El Mundo

    Nueve meses devorando récords

    •     Los rojiblancos conquistaron su décima Liga con el récord histórico de puntos del club (90)
    •     Courtois, primer portero atlético en lograr dos Zamora, acabó imbatido en 20 partidos
    •     Los trece triunfos lejos del Calderón manifiestan unos números pioneros como visitante


    FERNANDO BORRERO Madrid

    En letras doradas ha escrito el bloque capitaneado por Simeone sus más recientes páginas en la historia de un club sediento de nuevos éxitos. Si la pasada temporada acabó con 17 años exentos de un título de Copa del Rey, la presente ha sido testigo del punto y final a la mayoría de edad sin un triunfo en Liga, la segunda mayor sequía del club, solo superada en un año por el período comprendido entre 1977 y 1996. El título de la regularidad, además, permite a la entidad del Manzanares enlazar, por primera vez en su historia, cinco temporadas consecutivas levantando trofeos, y tres si excluimos las Supercopas, Intercontinentales o similares.

    La Liga 2013-2014 merece, sin ningún género de dudas, la etiqueta de 'mejor de la historia' para el Atlético de Madrid, no solo por haber salido campeón por décima vez en sus 111 años de vida, sino por la cantidad de récords que ha acumulado este equipo eterno. El devenir de los partidos traía consigo el correspondiente registro batido por los pupilos del 'Cholo'. Convertido en rutina, las cifras, esas que no engañan, han bailado semana a semana para establecer nuevos registros en aspectos de lo más variopintos.

    La primera y más sonada e incuestionable plusmarca del curso colchonero es la de los puntos. Hasta 90 asciende la cosecha 13-14 a lo largo de las jornadas disputadas, unos números inimaginables hace unos años y que superan los 87 obtenidos, con cuatro partidos más, por el histórico equipo del Doblete de la 95-96. Asimismo, las 28 victorias en Liga marcan una nueva cima en el club.

    Tampoco existió ninguna temporada que haya celebrado más goles con colorido rojiblanco, ya que las 115 dianas logradas por los Diego Costa y compañía dejan atrás la marca de 107 de la 96-97, aunque los 77 tantos, si nos limitamos solo a la Liga, quedan lejos de los 87 logrados en la 50-51 por la mítica 'delantera de cristal' de los Juncosa, Ben Barek, Carlsson, Pérez Paya y Escudero. En la competición doméstica, el número de goles supone la sexta mejor marca de la historia tras el mencionado récord del 51 y tras los 80 goles de las ligas 51-52 y 08-09, los 79 de la 97-98, y los 78 de la 57-58. La buena producción ofensiva, acompañada de la solidez atrás, alzan a este Atlético a establecer su mejor diferencia de goles de todos los tiempos (+51), dejando atrás la cifra de 1996 (+43).

    La Liga 2013-2014, que comenzó con el mejor arranque en la historia del club con 8 victorias, a solo una del registro del Real Madrid de Miguel Muñoz de la 68-69, también fue la que menos derrotas atléticas conoció en ligas de 20 ó más equipos (4), sólo superada por las 2 de la 40-41, donde competían únicamente 12 clubes.
    El Calderón fue el fortín de un visitante fiable

    Buena parte de la culpa de los éxitos recientes la tiene el Vicente Calderón, convertido en un estadio virgen de derrotas por primera vez desde la campaña 82-83. Sin embargo, y al contrario que en otras temporadas recientes donde el Atlético carecía de regularidad, la solidez como local ha venido acompañada de una fiabilidad lejos de la ribera del Manzanares inédita y de récord.

    El último curso ha sido testigo del mejor registro en la historia del club en triunfos consecutivos a domicilio. Hasta 6 se eleva la cifra obtenida entre la jornada 36 de la última temporada (Celta, 0-2) a la sexta fecha del último campeonato (Real Madrid, 0-1). Sólo el Espanyol del viejo conocido Javier Aguirre pudo acabar con la marcha triunfal como visitante que también se tradujo en el mejor registro de partidos seguidos invicto fuera de casa, los 12 comprendidos entre la 24ª fecha de la pasada campaña hasta la 7ª del presente, donde el eterno rival sucumbió en Liga (0-1) por primera vez desde octubre de 1999 (1-3).

    A todas estas rachas se unen los mejores datos de victorias lejos del Calderón obtenidos por el Atlético de Madrid, ya que los 19 triunfos visitantes en la temporada, 13 de ellos en Liga, suponen, en ambos casos, registros no superados anteriormente.

    Courtois, el cerrojo

    El principio fundamental en que se basan los buenos resultados de este bloque es el aspecto defensivo. La obsesión del 'Cholo' por fabricar un equipo asentado en la solidez atrás ha conducido al equipo a batir sus mejores marcas en esta faceta, con el belga Thibaut Courtois como principal protagonista, ya que suyo es el mérito de convertirse en el primer portero del Atlético en ganar dos trofeos Zamora, siguiendo los pasos de Tabales, Domingo, Menéndez, Rodri, Reina, Abel y Molina. Aunque ninguno de ellos logró dejar la portería a cero en más ocasiones que el corpulento arquero centroeuropeo (27 en total, 20 en Liga), que ha batido su propia plusmarca de un año atrás (24).

    Con Juanfran, Godín, Miranda y Filipe por delante del joven guardameta, el Atlético de Madrid ha sido capaz de establecer la mejor marca en cuanto a goles recibidos en ligas de 38 ó más jornadas (26).
    Madrid y Barça, nuevamente superados

    La victoria del equipo rojiblanco en la Liga ha servido para poner fin al binomio Madrid-Barça al frente del fútbol español. Merengues y culés ejercieron un dominio con mano de hierro en el campeonato español nunca antes conocido en las formas, pero sí en el contenido. Como ya sucedió al término de la temporada 65-66, el Atlético ha acabado con nueve ligas consecutivas en poder de estos dos colosos de nuestro fútbol. Un hito similar al que ya logró en la 95-96, cuando acabó con once años de bicefalia en el reparto de los títulos de Liga, el período más amplio de la historia de la Liga.

    La actual temporada se convierte en la 18ª que termina con el Atleti por delante de su vecino Real Madrid, y en la 21ª en la que logra superar al Barcelona. Asimismo, el 'Cholo Team' pone fin al mayor período de la historia colchonera sin acabar un curso por delante del Real Madrid y del Barcelona (18), superando los 15 años comprendidos entre 1951 y 1966, en el caso del equipo blanco, y los 8 que acontecieron entre 1988 y 1996, en el caso de los catalanes.

    http://www.elmundo.es/deportes/2014/05/17/5377baeeca4741f37e8b4578.html

    El 'Atleti' ya no fuma

    MANUEL JABOIS

    El Madrid viajaba a San Siro, donde Mourinho había dejado ese año en el eterno rival un triplete histórico. Era uno de esos partidos destemplados de liguilla de Champions y Mou desconfiaba. Cuando llegó al estadio se encontró las gradas repletas y frías. Sus jugadores tampoco parecían excitados. Mou tomó una de esas decisiones arrabaleras con las que fundó su mito: salió del vestuario y al llegar al césped, con sonrisa perversa, levantó tres dedos y los paseó por la grada. Estalló primero la tribuna y la ira se contagió por todo el estadio. Dejó atrás un reguero de bengalas, insultos y silbidos para llegar al vestuario, donde se encontró a los jugadores con las orejas en punta. «¿Escuchais? Esto es la Copa de Europa y jugamos contra el Milan. No digo nada más».

    Mou era un motivador, como Simeone. Tenía su camino orgiástico, como Ancelotti tiene el suyo más zen. La mañana de la final de Copa los jugadores leían, jugaban con el móvil o charloteaban; un directivo del club se paseó por allí temblando con aquella pachorra y Carlo, atento, levantó una ceja: «Están preparados». En su primer día el Cholo, atento a las sensibilidades de un equipo que se le parece, ordenó a los jugadores salir al entrenamiento a esperarlo mientras miles de personas coreaban su nombre. «Es por mí», dijo al reunirse con ellos, y se fue a saludar. Se cargó primero los egos, y sólo después empezó a escenificar el batallón religioso al que Europa asiste ahora con recogimiento: un equipo de iluminados, una de esas plantillas a las que amputan a sus mejores jugadores y dan la sensación de que seguirán presionando como el caballero sin extremidades de los Monty Python.

    El sábado en el Camp Nou no sólo se sobrepuso al Barça, un equipo en modo Walking Dead que no se agita ni ante la expectativa de un título, sino a la parada de Caballero y el aire de fatalismo que amenazó con llenarlo todo como gas mostaza. Como uno de esos actores de los que esperas cambio de registro, el Atleti se concedió el lujo de un guiño del pasado en la jornada anterior sólo para convencer a sus seguidores de que ni la tentación de malditismo puede resistirse ya a su nueva condición. El empate del Málaga fue el pitillo del ex fumador ante el que todos se llevan las manos a la cabeza. El verdadero ex fumador: el que puede fumar cuando le da la gana.

    Terminó el partido del Camp Nou y comenzó en las gradas la final de Lisboa. Fue como si alguien apretase un botón en el estadio y apareciesen tribunas reversibles como esas estanterías de libros que se transforman en muebles bar. El público del Barcelona ovacionó al Atleti y aquí paz y después gloria. El madridismo estará en Portugal donde le gusta: rodeado y sin poder hacer prisioneros. La Décima no exigirá peajes escandalosos ni ejercicios de la melancolía imperial que a veces asalta al Madrid a un paso del trono. Jugar y morir como un equipo sin abandonarse a las soluciones individuales de las que se quejaba hace poco Arbeloa en una declaración que muchos captaron en sentido contrario, pensando que en efecto su filosofía es «yo voy a lo mío y que cada palo aguante su vela». Había tantos esperando que dijese algo así que, cuando lo dijo, pensaron que lo decía. 

    http://www.elmundo.es/opinion/2014/05/19/5379263ce2704ed17a8b4576.html

    Lección de hombría

    CARLOS TORO

    Nadie podía ganar este partido, en homenaje neutral del fútbol a dos colosos que, dada la trascendencia del momento, sustituyeron el juego sin fronteras por la pasión sin freno. Nadie podía ganar en justicia y rigor este partido. Pero el empate le daba el título a quien más lo había merecido a lo largo de la temporada. Y así sucedió.

    Hacía tiempo que al Atleti no se le llamaba El Pupas. Pero cuando antes del minuto 20 se encontraba sin Costa y Arda, pareció llegado el momento de desempolvar el mote, aunque ya no del viejo modo gimoteante. Para el Atleti, un equipo que ha convertido este año el plomo en oro, ya no tiene sentido regodearse en el sempiterno estado de aflicción conformista que llegó a formar parte no tanto de su ADN como de su DNI. El victimismo no estaba en su carta de naturaleza, sino en su carné de identidad. Se le dio al derrotismo un tinte poético, jaleado por cantautores y celebrado por algunos de nosotros, los periodistas, como un melancólico signo de distinción romántica.

    Pero lo que aconteció tras el tanto de Alexis, esa aleación chilena y chaplinesca de comicidad y genialidad, fue una lección de hombría y un ejercicio de rebeldía contra esa chorrada seudoliteraria del fatalismo ingénito. Asomarse a la gloria es como asomarse al abismo: produce vértigo. Pero el Atleti resistió el vahído e intercambió golpes con un Barça también heroico en su pelea pero que se descompone por momentos y en el que Messi, antes y después de su renovación, parece haberse transformado en un chico bajito, obcecado y torpe.

    Armado moralmente hasta los dientes, fortalecido hasta la sensación de inexpugnabilidad, con la temporada convertida ya en una marcha agotadora pero triunfal, el Atleti viajará a Lisboa a la conquista guerrera e ideológica de la mayor hazaña de su centenaria existencia. El rapto de Europa, y además ante el Madrid, no implicaría sólo la obtención de un título de máximo prestigio, sino la cumbre intemporal de una historia indeleble. 

    http://www.elmundo.es/deportes/2014/05/18/537869ab268e3e29768b456f.html

    La misma ilusión, diferentes estilos

    Antic, técnico del doblete del 96, compara aquel equipo con el que le ha dado el relevo

    RADOMIR ANTIC

    Las comparaciones son odiosas. Nunca me han gustado, aunque resultan muy recurrentes en estas ocasiones. El Atlético ha vuelto a proclamarse campeón de Liga 18 años después de que nosotros lo lográramos. Y, aunque el éxito ha sido incuestionable en ambos casos, existen enormes diferencias entre los dos equipos. Este Atlético de Madrid de Simeone defiende más atrás, mientras que aquel grupo buscaba tener más el balón y el juego por las bandas. El equipo de la 95-96 siempre tenía en mente hacer más goles que el rival. Por el contrario, el actual prioriza mantener la portería a cero y el juego de contragolpe. Sin embargo, el carácter, la garra, la ambición y las ganas de ganar son elementos comunes a los dos equipos, el del 96 y éste. Dos equipos campeones.

    LA PORTERÍA

    Como distintos que eran ambos grupos, existen importantes diferencias a la hora de defender la portería. Courtois se ubica más cerca de la línea de gol, mientras que Molina lo hacía más lejos de la linde del campo. José era un portero que descargaba la presión, ya que aquel Atlético iniciaba más el juego desde atrás que el actual. Thibaut, por su parte, también participa en el inicio del juego, pero de otro modo: con sus saques largos buscando la cabeza de los hombres altos de ataque.

    LA DEFENSA

    Nuestra defensa tenía un mayor protagonismo a la hora de participar en la zona de elaboración. La zaga del Atlético de Simeone juega más retrasada y desempeña un papel decisivo en las jugadas de estrategia, muy importantes en los planteamientos. Entre Solozábal y Santi existía una evidente complementación. El primero era el gran capitán del equipo, un zurdo ejemplar que jugaba en el campo de modo muy acorde a sus características, mientras que el manchego iniciaba las jugadas y conectaba con la línea del centro del campo.

    Hoy en día, el Atlético suele iniciar más en vertical. También cuenta con dos grandes centrales que se entienden muy bien. Miranda ha sorprendido a todos superándose en todas las facetas. Es contundente, despeja con criterio y se desenvuelve de maravilla en el juego aéreo. Tal vez debería prodigarse más en los desplazamientos largos diagonales. Godín, por su parte, es más defensivo y participa mucho en la estrategia.

    Los laterales guardan similitudes ya que tanto Juanfran como Filipe Luis son jugadores con una clara proyección ofensiva, como también lo fueron Toni y Geli. De este último se recordará la jugada de la final de Copa, ejemplo de la importancia que tenían para nosotros las bandas. López tuvo protagonismo cuando buscábamos otros recursos, mientras que Toni aportaba mucho en nuestro juego, más lateral, y en los saques de banda. Era el complemento ideal de Simeone como de Koke lo es Filipe Luis, que ha evolucionado mucho por la importancia que este Atlético concede al aspecto físico.

    EL CENTRO DEL CAMPO

    En la 95-96 contábamos con un jugador sordo como Vizcaíno, que daba confianza a sus compañeros a la hora de incorporarse al ataque, ya que siempre estaba bien colocado. Mario defiende más atrás y ejerce muchas veces de tercer central. El carácter en esa línea lo aporta Gabi, como entonces lo hacía Simeone. Ambos son líderes, ejemplos de compromiso, aunque el Cholo jugaba más caído a banda y Gabi destaca por su presión.

    La magia en los tres cuartos de campo la ponía Caminero y ahora lo hace Arda Turan. Aunque José Luis era más versátil y más goleador. Los dos tienen un enorme talento, pero Caminero participaba más en la estrategia y tenía un carácter de improvisación que lo hacía excepcional. Arda, por el contrario, ha vivido una conversión, de segundo delantero en el Galatasaray al lugar más retrasado en la cancha que ahora ocupa.

    También se ha hablado mucho de las similitudes entre Pantic y Koke, pero Milinko era único. Su cambio de ritmo y su capacidad de regate eran increíbles. Además, era el especialista que necesitábamos a balón parado. En ese aspecto sí que se parece al joven Koke, un luchador que cuenta con un enorme talento y que representa la cantera del club y sus valores.

    LA DELANTERA

    En esta parte del campo, los jugadores son muy diferentes. Este equipo juega de acuerdo a las características de Diego Costa, un goleador físico y veloz con gran capacidad de regate. Nosotros teníamos a Kiko, futbolista mágico capaz de improvisar jugadas como pocos. Su capacidad de sorprender era única, y era más técnico que Diego, que necesita más espacio.

    Nuestro otro delantero titular era Penev. De él me llamó la atención siempre su espíritu ganador y su carácter tan personal. Fue muy importante y anotó bastantes goles. En esta temporada, Villa ha arrastrado problemas físicos que le han impedido contar con la regularidad deseada. Le gusta caer a la banda izquierda, donde a veces choca con Costa y necesita más espacios. Ha alternado su titularidad con Raúl García, que sí que aporta otras características. Al no buscar tanto el dominio, el físico del navarro y su poderío aéreo le convierten en una pieza clave, ya sea de titular o saliendo desde el banquillo.

    En aquel doblete también tuvieron importancia los suplentes. Contábamos con una mezcla entre veteranía y juventud en un grupo joven y feliz. Los Correa, Juan Carlos, Tomás, Biagini, López o Roberto Fresnedoso desempeñaron un papel tan fundamental como este año han hecho Diego Ribas, Alderweideld, Tiago, Adrián o Sosa.

    http://www.elmundo.es/deportes/2014/05/18/537871d922601dde678b456c.html

    El Atlético y la Décima

    PEDRO SIMÓN

    Luis Aragonés nos enseñó que el escudo no se pisa. Urízar Azpitarte nos enseñó que sí. Camus nos enseñó que el éxito es fácil, pero lo jodido es merecerlo. Y nuestras madres rojiblancas nos educaron en que se puede ser más con menos, nos enseñaron a dar las gracias siempre independientemente del regalo recibido.

    Así que gracias, con humildad, sin aspavientos, en pie, aplaudiendo, lo primero muchas gracias.

    Dieciocho años después de la gesta arrabalera del doblete, el Atlético ha vuelto a lo más alto del fútbol español ofreciendo una lección moral en estos tiempos de zozobra colectiva. Las lágrimas de Costa, las de Arda, las de la señora de la limpieza. Mejor que la reforma educativa de Wert, yo creo que va a ser más apropiado organizar viajes escolares al Calderón. Para que los niños de otros equipos sepan que frente a la cultura del pelotazo existe la cultura del esfuerzo. Para que aprueben la asignatura de los sueños. Para que empapelen su habitación con el poema de Kipling, que siempre fue uno de los nuestros y por ende de todos hoy. «Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti (...), si puedes hacer un montón con todas tus ganancias y arriesgarlas a una sola tirada (...), si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado (...)». Pues eso.

    Me quedo con el esfuerzo mayúsculo de Gabi -oh capitán, mi capitán-, que juega como si el rival le adeudara seis meses de alquiler. Me quedo con la imagen de mi padre llorando como cuando murió el suyo. Y con una frase que nadie escuchó, pero yo vi.

    «Si avanzo, síganme; si retrocedo, dispárenme».

    No lo dijo Simeone, aunque podría haberlo dicho con la cara tiznada de negro después del empate contra el Málaga. Lo dijo Hernán Cortés en los prolegómenos de su final a muerte contra el Moctezuma fútbol club, indios y más indios, cuando veía que sus hombres perdían la fe, la esperanza, la perspectiva de lo logrado y hasta el centro del campo.

    «Si avanzo, síganme; si retrocedo, dispárenme». Tan sencillo y tan complicado. Lo dijo Hernán Cortés, por cierto, que nació en Badajoz, vaya, donde haremos noche a hora y media de Lisboa velando armas, listos para la toma definitiva. Soñando con otro titular como el de hoy. O mejor, mucho mejor, ya saben: el Atlético gana la Décima .

    http://www.elmundo.es/deportes/2014/05/18/5377dcc0e2704e7b5f8b4578.html

    El País

    El Atlético sublima el “sí, se puede”

    El Atlético, con infinito ardor y buena dosis de fútbol, conquista con todo merecimiento la Liga tras una temporada colosal culminada, por ahora, con otra gesta en el Camp Nou

    José Sámano

    Un convoy de jabatos liderados por ese Espartaco que es Simeone acabó con la plutocracia del fútbol español, donde Barça y Real Madrid han impuesto durante justo una década tanto su hidalguía como el fundamentalismo financiero imperante. Con su décima Liga, certificada en Barcelona (1-1) con infinito ardor y buena dosis de fútbol, el Atlético ha constatado que se puede improvisar la gloria, ha sublimado ese himno quijotesco que parecía a muchos el “sí se puede”.

    Lo del equipo rojiblanco ha sido un reguero emocional, un mayúsculo acto de fe. Camino de su segunda final de la Copa de Europa, la travesía del Atlético es colosal, no solo por lo conseguido, sino por el himalayesco listón que le puso el destino: hace un año conquistó la Copa en casa del Madrid; este sábado le tocó jugarse la Liga en feudo azulgrana, con dos pretorianos como Diego Costa y Arda lesionados antes de la media hora y un golazo en contra de Alexis, equilibrado después por Godín. Una diana que descalabra al Barça y al Madrid por primera vez desde que lo hiciera el Valencia en 2004, lo que amplifica el valor de la gesta colchonera.

    El tanto del barcelonista Alexis retrató a este terrenal Barça que apunta al borrón y cuenta nueva: le van los imposibles episódicos, como ese trallazo del chileno o su victoria liguera en Chamartín. El Barça celestial había hecho un imposible de la infinita sucesión de éxitos posibles. No hay ficción para este Atlético convertido en un depósito sentimental que se ha sacudido todas las pupas, un grupo de mosqueteros en el uno ha sido once y once siempre han sido uno. Hasta el Camp Nou rindió tributo al apoteósico equipo rojiblanco: gloria al seny.

    El Barça fue incapaz de regalarse en 90 minutos lo que no ha hecho en nueve meses

    Para el Barça no hubo enmienda a su momificado curso. La Liga, a la que había dado la espalda con asados y parrandas a destiempo, no le redimió, no le sirvió como subsidio de su abandono de los últimos tiempos. La corona hubiera significado una copa para el Barça menos Barça de la era Messi, renovado por las nubes para pivotar, se supone, una contrarreforma de calado. Del otro Barça, ese que extasiaba como pocos a lo largo de la historia, queda su maravilloso testamento, el de un equipo póstumo. Frente al Atlético, con el que no ha podido en seis partidos, fue incapaz de regalarse en 90 minutos lo que no había logrado en nueve meses. Los arrebatos, como el que tuvo en el tramo final del encuentro, no le distinguen. Lo suyo es la singularidad, el fútbol sin aditivos, y ante los de Simeone evidenció por enésima vez que es un retablo de lo que fue. Eso sí, un incunable.
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    Se presagiaba un pulso de diván, una guerrilla mental entre el vértigo al éxito del Atlético frente al miedo al fracaso de un Barça en las últimas y ante su gente. Ni subido a su ola pudo el grupo azulgrana, vencido ante un equipazo coral, que le hizo frente y le sometió en muchas fases del partido. Se dirá que a los colchoneros le faltan celebridades que le den púrpura en las portadas de este juego en el que se priman los camerinos por encima de los vestuarios, pero por su vía, a su manera, el Atlético ha sido el mejor, el más inquebrantable. Con ese aire de sacamuelas que tienen sus futbolistas, todos han sabido manejarse ante los grandes, fueran el Madrid, el Barça o el Chelsea.

    Todos los rojiblancos son ahora mejores que ayer y han podido con rivales enormes

    No es fácil saber qué hacer en cada momento, mostrar el carácter necesario para no ser atropellado por las individualidades de los grandes, fomentar lo colectivo por encima de todo, explotar las mejores vetas —el empate de Godín fue el 12º gol a balón parado—, lograr que a los rivales de mayor enjundia les resulte cada asalto una película de terror, mantener el vigor físico de agosto a mayo.

    Todos los jugadores rojiblancos son ahora mejores que ayer y entre todos han logrado condenar a genios como CR o Messi. Eso es fútbol también, un juego en el que “sentir”, lo ya no tiene el Barça o ha querido administrar más de la cuenta el Madrid, es primordial. Y el Atlético, junto a su gente, ha sido un latido perpetuo partido a partido. Por eso, desde la subversión, lo suyo ha acabado por ser una oda a la felicidad, mayor si cabe que la del doblete del 96. La proeza aún es mayor. Y queda la estación de Lisboa. Así es este Atlético, el Hamelín de todos aquellos que creían que el fútbol no permite soñar. Que pregunten por Sevilla, Eibar o el Calderón. Se puede, claro que se puede. Un brindis por el Atlético.

    http://deportes.elpais.com/deportes/2014/05/17/actualidad/1400347136_509664.html

    La Razón

    Las tres vidas del Cholo Simeone en el Atlético

    18 de mayo de 2014. 16:32h Domingo García.  Madrid.

    Ariel Ibagaza descubrió pronto que en el Atlético no había más ídolo que Simeone. El «Caño» era el fichaje que había pedido Goyo Manzano a su llegada como entrenador al Atlético. Lo había entrenado en el Mallorca y sabía que era el futbolista que necesitaba para hacer jugar al Atleti. El argentino era también el fichaje que más ilusionaba a la afición. Pero el día de su presentación, cuando cumplía con el ritual de dar toques al balón sobre el césped del Calderón, Simeone asomó la cabeza por el túnel de vestuarios. Ibagaza desapareció del paisaje cuando el centenar de aficionados que visitaban el estadio aquella mañana de finales de agosto de 2003 empezó a gritar «Ole, ole, ole, Cholo Simeone».

    El Cholo se había ido, pero el grito de los aficionados permaneció para siempre. Un grito que la grada emparenta con el nombre de Luis Aragonés. Son los dos ídolos a los que se agarra el graderío cuando las cosas van mal. O cuando van mal y quiere demostrar quiénes son sus referentes. Por algo Joaquín Sabina incluyó al Cholo en su himno del centenario del Atlético junto a nombres como el de Adelardo, Leivinha, Ufarte o Griffa. Pero el Cholo llegó en diciembre de 2011 para cambiar la historia que contaba ese himno, para acabar con esa «manera de palmar» tan gloriosa.

    Simeone emparenta a este Atlético de Madrid con la última generación verdaderamente ganadora que tuvo el club, con aquel equipo del doblete de la temporada 95/96 que entrenaba Radomir Antic. La gloria se la llevó Milinko Pantic, al que dedicaron un busto por su gol de cabeza en la final de Copa contra el Barcelona. Un ramo de flores en uno de los córners del Calderón sirve para recordar su habilidad con la pelota parada. Pero el que queda en la memoria es Simeone. «Dentro de la cancha te mataba, te comía los talones», explica su hijo Giovanni, delantero de River Plate, en una entrevista concedida al portal ligabbva.com. «El Atlético de ahora es un reflejo de lo que él piensa», añade.

    Simeone fue fundamental para aquellos éxitos del Atlético. Era la pasión del Calderón sobre el césped, el hincha hecho futbolista, porque él, «en el fondo, siempre se ha sentido jugador del Atlético de Madrid», como asegura su presidente, Enrique Cerezo. Simeone se hizo uno con la grada desde su primera época de futbolista en el Atlético y eso le sirvió para que su hinchada cambiara en menos de una semana el «jugadores, mercenarios» por el «Ole, ole, ole, Cholo Simeone» cuando firmó como entrenador del Atlético. Quizá por eso, él, que había pasado ya por cinco equipos como técnico sin permanecer más de año y medio en ninguno, ya lleva dos y medio dirigiendo al Atlético.

    Llegó para cambiar el ritmo de un equipo que en el parón navideño caminaba décimo por la Liga, a cuatro puntos del descenso y eliminado de la Copa por el Albacete de Segunda B: el equipo terminó quinto, a punto de clasificarse para la previa de la Liga de Campeones. Llegó para sustituir a Manzano, el hombre que lo había entrenado en su segunda etapa como futbolista rojiblanco. Simeone era ya un veterano y el Atlético «celebraba» su segundo año en Primera después del amargo paso por la Segunda División. Era un equipo en construcción, que buscaba su identidad a partir del juego de Fernando Torres, que tuvo que asumir demasiado pronto responsabilidades demasiado grandes para su corta edad.

    Manzano también supo ver la importancia del Cholo en aquel grupo. La plantilla había elegido a Aguilera, Santi y el Mono Burgos como capitanes. El técnico añadió a Simeone como el cuarto, aunque por antigüedad en el equipo el brazalete le correspondía a Torres. Sólo una vez ejerció Simeone como capitán y el revuelo que generó la decisión de Manzano hizo que el brazalete ya siempre fuera para Fernando. «Él me enseñó a ser capitán, me enseñó muchas cosas en el Atlético de Madrid», ha reconocido Torres alguna vez.

    En aquella época, el Cholo ya estudiaba para ser entrenador. Había regresado al Atlético para despedirse y apenas duró año y medio en el equipo. En el parón invernal de la temporada 2004/2005 se marchó a Argentina para darse el gusto de jugar en Racing, el equipo del que siempre había sido hincha. Pero apenas un año después, los dirigentes del club albiazul le reclamaron para que salvara al equipo del descenso desde el banquillo.

    Se acostó futbolista y se levantó entrenador, como le había sucedido a Luis Aragonés. Era el paso lógico para un tipo que reconoce que piensa 24 horas en el fútbol. «Es imposible tener una conversación con él y no terminar hablando de fútbol», reconocen algunos de sus compañeros en aquel equipo del Doblete. Compañeros a los que también escucha cuando se reúnen para cenar. Recuerdan los tiempos pasados y analizan al Atlético del Cholo. Y cada uno, según la posición que ocupaban en el campo, le va dando su opinión.

    Partido a partido, Simeone ha cambiado el destino del equipo rojiblanco. «Lo único que no se negocia es el esfuerzo», fue lo primero que les dijo a sus futbolistas en el vestuario. Y todos lo siguieron. Ese «partido a partido» forma parte del discurso de todos ellos y así han llegado a ganar la Liga tras 18 años y a la final de la Liga de Campeones, 40 años después del primer intento fallido ante el Bayern. Simeone llegó sin tener que convencer a nadie, sin tener que dar explicaciones. Los jugadores lo respetan y los dirigentes también. «Es el carácter, la competitividad, la creencia», dice Kiko. «Ha moldeado un equipo de jugadores que han renunciado a su ego por un bien mayor», analiza Radomir Antic. El Cholo era el mejor escudo para los dirigentes cuando llegó y se ha convertido en el mejor portavoz del club. «Nos ha dado un salto de calidad», dice Diego Costa. Por eso, éste siempre será «el Atlético del Cholo».

    http://www.larazon.es/detalle_normal_futbol/noticias/6386295/deportes+futbol/las-tres-vidas-del-cholo-simeone-en-el-atletico

     

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