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mayo 2010 - Artículos

  • Fran Mérida, el primer fichaje

    El Atlético de Madrid ha presentado su primera incorporación para la temporada 2010-11 y se trata del centrocampista español de 19 años Fran Mérida, que llega del Arsenal tras finalizar su contrato con el equipo inglés. En principio, este fichaje se realiza a coste cero pero puede que los Gunners reclamen algún tipo de derecho de formación por el jugador.

    Ya se produjo esta situación cuando Mérida pasó de las categorías inferiores del Barcelona al Arsenal, que finalmente tuvo que pagar unos 3 millones de € por su pase. Mérida ha disputado un total de 6 partidos en la Premier League, siempre como suplente, y ha marcado un gol. En 2008 disputó la segunda vuelta del campeonato español de Segunda División en las filas de la Real Sociedad, con 14 apariciones y un gol. También ha estado presente en varios partidos de la Carling Cup inglesa.

    Enviado may 29 2010, 09:12 por SDHEditor con no comments
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  • Supercopa de Europa: Inter - Atlético de Madrid


    El 27 de agosto en el estadio Luis II de Mónaco el Inter de Milán, campeón de la UEFA Champions League se enfrentará al Atlético de Madrid, campeón de la UEFA Europa League por la Supercopa de Europa.

  • Agüero confirmado por Maradona entre los 23 de Argentina

    El delantero argentino del Atlético de Madrid Sergio Agüero disputará su primer Campeonato Mundial de Fútbol en Sudáfricatras ser confirmado por Diego Maradona entre los 23 jugadores que tratarán de lograr el tercer título para Maradona. El ex jugador colchonero Maxi Rodríguez, que ficho en enero por el Liverpool también está en el equipo albiceleste.

  • Final Copa del Rey. Revista de prensa

    Eurosport

    Esa ley no escrita

    Como en "Los Inmortales", sólo podía quedar uno. Y quedó en pie el Sevilla, que tuvo todo el acierto y la puntería que se le negó al Atlético de Madrid. El equipo del Ayatollah Del Nido golpeó primero con un disparo potente de Capel que venció a De Gea. De ahí en adelante, el partido tuvo dos protagonistas bien diferenciados. El que había marcado antes apostó todo a una carta: Se olvidó de jugar y guardó su renta. El rival, que había encajado el tanto, se vio forzado. Buscó su suerte desde la izquierda, la derecha y el centro, con tanta garra como escaso acierto. El Sevilla, con gol a favor y la calculadora en la mano, echó el freno de mano. El equipo de Quique, mucha furia y poco tino, cercó el arco de Palop sin desmayo. En el primer acto, pim (Forlán y para Palop), pam (Squillaci saca a puerta vacía), pum (fuera Kun). Con la frente marchita, el Atlético se fue a vestuarios maldiciendo. El Sevilla, viento en popa a toda vela, supo entonces que debía trabar el partido y dejar pasar el tiempo. Sin prisa pero sin pausa, el Atlético volvió a la tarea. Palop, ese portero al que le pierden las formas, estuvo siempre en el sitio adecuado en el momento justo. Amargó a Tiago, a Reyes, a Kun y a Forlán, y dejó entrever las miserias del Atlético. La people de QSF, siempre pura dinamita, tenía la pólvora mojada. Con el empate planeando sobre la cabeza de Álvarez, esa jirafa de ébano llamada Kanouté recepcionó de espaldas, armó un taconazo de lujo y Negredo, en la final por el enredo del Comité de Competición de Alfredo Flórez, topó con De Gea. Era el segundo aviso del Sevilla. El tercero y definitivo llegó cuando el Atlético, a la desesperada, lanzó su último arreón. Palop, siempre Palop, resistió el bombardeo. Con la adrenalina a tope y la Copa esfumándose entre los dedos, el Atlético caminó sobre el alambre. En el alargue, rapiñador, el Sevilla ajustició. Navas, un duende eléctrico, arrancó con una cabalgada todo voltios. Rompió a Domínguez por piernas, quebró a De Gea en su salida desesperada y a puerta vacía, exhausto, apuntilló al Atlético con un disparo que llegó a rozar el propio Domínguez, roto por el esfuerzo. "Sombrerazo" para Navas, una navaja de Despeñaperros que dejó su huella en el corazón del Atlético.

    El Atlético, castigado por su propia falta de puntería, fue subcampeón. No tuvo nada que maldecir porque lo entregó todo. Puede que los "papistas" y "pupistas" salgan del armario, pero al Atlético no le condenó el destino, sino su falta de precisión en los metros finales. En su día, el 3-0 copero de Huelva detonó la ira del colchonero de a pie. Quique abrió la caja de las galletas y entonces pilló hasta Maria Fontaneda. QSF purgó entre los pesos pesados, habló de que algunos debían "replantearse su profesión" y anunció medidas drásticas. El enfermo curó a sustos, el matasanos Flores revolucionó el once, apostó por la cantera, habló de dignidad y alcanzó recompensa a su liderazgo. Quizá por eso, la mejor afición de España, la del Atlético, no tuvo ni un solo reproche para sus jugadores. Kun lloró, Forlán quedó abatido y Reyes no pudo creer lo que vio. El público del Atlético, entregado, coreó a todos sus héroes. El Atlético, que pasó de la pesadilla del descenso a soñar con el doblete, se quedó con un título. Otros no pueden presumir de eso.

    En el bando del ganador, confeti, alegrías y liberación. El Sevilla, desangrado por la guerra civil entre los partidarios y los detractores de Manolo Jiménez, se abrió camino hasta la final cobrándose una víctima inesperada, el Barça de las seis Copas. La troupe de Guardiola hincó la rodilla a pesar de su exhibición de fútbol, pero entre un Palop homérico y un equipo todo practicidad, Josep María Del Niu tuvo la Copa, otra vez, en su punto de mira. Y como el equipo de Don José María es de esos que no dejan pasar la oportunidad cuando se les presenta, el Sevilla de Antonio Álvarez aplicó su jarabe de palo al Atlético. Tal y como hiciera ante el Barça, fue práctico, tenaz, vivió del error ajeno y liquidó el partido con tanta grandeza como fortuna. Lo hizo con dos navajazos de Capel y Navas, dos chavales de la cantera. Y por supuesto, con un portero descomunal, capaz de desquiciar a cualquier rival, Andrés Palop.

    El mismo día que Villa fichó por el Barça, que el Madrid aplazó el despido de Pellegrini, que Manzano se marchó del Mallorca porque la bancarrota no paga su ficha y que Clemente disparó el precio del pan al hablar de la AFE, el Sevilla alzó otra vez la Copa del Rey. Del Nido se pegó la fiesta padre con su sombrero. El Kun lloró de rabia, Palop de felicidad y el mundo se emocionó con el homenaje a Antonio Puerta. El Sevilla, con justicia, levantó la Copa del Rey. El Atlético, todo entrega, acabó con el corazón "partío". Su afición, que agota los calificativos, elevó a su equipo al título de campeón moral de la final. El campeón legítimo, el Sevilla, cumplió esa ley no escrita que se ha hecho famosa a base de ser invocada a lo largo de la historia: Las finales no se juegan, se ganan.

    Rubén Uría / Eurosport

    El Mundo

    Campeón de la pasión

    Miguel A. Herguedas | Madrid

    No fue una final, sino un laberinto de pasiones. En un Camp Nou prendido por un ambientazo de mil demonios alzó el Sevilla el quinto título de Copa de su historia, con fútbol y piernas veloces, con orden y también con patadas (2-0). Marcaron sus dos extremos, Capel y Navas, almas que llevó el diablo para castigar el empeño atlético, al que se le rompió en trizas el sueño del doblete. Porque fue Palop, con Antonio Puerta en la memoria, quien recibió el trofeo de manos del Príncipe. [Narración]

    Crujió el Camp Nou, con dos hinchadas irreconciliables, 80.000 tipos a todo pulmón. Ese feroz aliento se trasladó al césped, donde Sevilla y Atlético se emplearon a ritmo brutal, a tumba abierta desde el silbido de Mejuto. Los andaluces, con las ideas más claras, se pusieron en ventaja en sólo cuatro minutos. El Atlético, cargado de optimismo por sus éxitos recientes, superó los envites del destino, se levantó tras las patadas y nunca se sintió inferior.

    Y eso que el Sevilla hizo casi de todo para sacarle del partido. Primero, con las aceleraciones de Navas y Capel, por la derecha y por la izquierda. Luego, con una trepidante persecución sobre Agüero y Reyes, por lo civil y por lo criminal. Dos argumentos de sobra conocidos en Nervión desde hace una década. Y es que Antonio Álvarez, novato en la elite, no pudo ofrecer una receta menos novedosa. Quizá el fútbol sea más sencillo de lo que algunos se empeñan.

    Que se lo pregunten si no a Quique, que montó el mismo equipo de siempre, el que ha devuelto la ilusión a Neptuno después de tanta angustia. Y tampoco vayan con demasiadas cantinelas a Ujfalusi o Luna, de oficio laterales, uno veterano y otro novel, ambos brillantes en su cometido. El checo se hartó de subir por la derecha, sobre todo en los peores ratos rojiblancos. El canterano, sustituto de urgencia del lesionado Adriano, se doctoró ante Agüero y Reyes, sin cuartel en la marca, duro y efectivo.
    Sin Reyes, sin chispa

    Y es que al Atlético pronto le quedó claro que aquello no era Hamburgo y enfrente había algo más que el Fulham. El Sevilla liberaba adrenalina, llevaba el partido a lo emotivo, donde siempre nadó a favor de corriente. Renato y Zokora, en el centro, otorgaban oxígeno y criterio. Con ellos al mando, los andaluces gobernaron la media hora inicial. Luego llegó el estéril monólogo rojiblanco.

    Lo intentó el Atlético por todos los conductos, con fe y sin demasiado fútbol. Le pesó la mala noche de Agüero y Forlán, su pareja de ídolos. Domínguez, un títán ante el Fulham, resbaló dos veces antes del primer cuarto de hora. Como el tembloroso Perea, tan espléndido como de costumbre para regalar un gol en el minuto 25 a Squillaci.

    Tiago trataba de encauzar la situación, pero no encontraba socios ni en Simao ni en Reyes, que apenas olisqueó alguna opción por la derecha. Aun así, se las ingenió el Atlético para poner en aprietos a Palop. De hecho, pudo empatar en el minuto 10 en una doble ocasión que sacó bajo palos Squillaci. Y rondó el empate en el cierre del primer acto, con un remate pifiado de Forlán, una gran mano de Palop también ante el Cacha y un cabezazo fuera de Agüero con toda la portería para sí.
    El fallo de Negredo

    La pausa truncó el despertar colchonero y cargó de razones al Sevilla en su propuesta racial. No hubo reparos para tirar abajo a Agüero o para reiterar las faltas tácticas en la medular. Se le vino el mundo encima al Atlético, salvado por De Gea en el minuto 58, cuando conectaron por primera vez Kanouté y Negredo. El vallecano, torpe con la derecha, dejó su sitió un ratito después a Romaric.

    Había que reforzar las barricadas y no le tembló el pulso a Álvarez. También le convenía al Sevilla la polémica. Y de eso se encargó Cristóbal Soria, su famoso delegado, que vio la roja tras un alboroto en la banda. Perea hizo volar por los aires a Capel y la final se enfangó en el bochorno. El caso es que el reloj se paró casi cinco minutos y eso vino de cine al Sevilla.

    Apenas inquietó desde entonces el Atlético, con el único recurso de los balones aéreos, detectados con mejor o peor fortuna por Palop. Zokora, por si fuera poco, se hizo presente en cada pelea y no hubo noticias de nada más. Bueno, en el descuento llegó el gol de Navas, un acelerón para quitarse el sombrero. Ese que José María del Nido llevaba paseando por el Camp Nou desde la eliminatoria de octavos ante el Barcelona.

    http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2010/05/19/futbol/1274286109.html

    El País

    Ganó el serio, cayó el alegre

    Un Sevilla muy fiable conquista el título ante un Atlético ilusionado pero sin aire

    RAMON BESA - Barcelona - 19/05/2010

    El equipo más fiable, y puede que también más experto y aburrido, ganó una final de Copa que comenzó de manera muy divertida y acabó como el rosario de la aurora por un calentón muy repetido en situaciones extremas: Capel se cayó ante la entrada de Perea, que anticipó fuerte y bien, y se armó la de Dios es Cristo. Hubo más que zarandeos, salieron los suplentes del Sevilla y hasta pareció que Agüero agarraba a más de uno por el pescuezo. El árbitro solucionó el altercado con el correspondiente fuera de banda y ahí se acabo el lío y se desbravó el Atlético, falto de aire, que no de ilusión y de fútbol. La jugada subrayó, en cualquier caso, la intensidad y emoción que siempre ha tenido la Copa, también cuando el cartel es inédito.

    La trayectoria avalaba al Sevilla y suyo fue el trofeo, después de su victoria en el Camp Nou, el mismo escenario en el que edificó su triunfo final después de ganar en octavos al campeón Barcelona. Aquella noche marcó Capel, un chico que pasó por la Masia, y ayer volvió a resolver el extremo andaluz, protagonista para lo bueno y para lo malo. Al Atlético de nada le sirvió ser más jovial y juguetón, más futbolero. No pudo repetir el doblete soñado de los noventa. Le dio mil vueltas al partido y no encontró la portería frente a un rival que asumió la condición de favorito otorgada por su presidente hasta las últimas consecuencias. Aguantó el Sevilla en el campo y en el fondo norte, siempre en situación de inferioridad numérica, dispuesto a batirse como el campeón que siempre ha sido en los últimos años.

    Ningún torneo provoca la movilización social de la Copa, ni hay competición que depare liturgias tan insopechadas, como muy bien se apreció ayer en el Camp Nou. El estadio del Barça, habitualmente sereno y tranquilo, más mágico que intimidador, expresión del barcelonismo y del catalanismo, apareció ruidoso y muy colorido, lúdico y festivo, salpicado de banderas españolas, pintado de rojo y blanco. Rugía la afición del Atlético, mayoritaria, y cantaba la del Sevilla, muy flamenca, tocada con el sombrero andaluz puesto de moda por su presidente, mientras en el palco que habitualmente preside Joan Laporta, declarado independentista, se escuchaba el himno de España, que sonó corto y rápido. El príncipe Felipe, aficionado del Atlético que ya estuvo en la final de la Liga Europa de Hamburgo, presidía la final por ausencia del Rey Juan Carlos, convaleciente de su intervención.

    Los futbolistas se contagiaron del ambiente vertiginoso de los aficionados. La final tuvo un tono optimista, nada especulador ni angustioso, como pasa tantas veces, seguramente porque los dos equipos se sentían más aliviados que nunca después de cumplir sus objetivos: el Sevilla alcanzó la Champions en el tiempo añadido del último partido jugado en Almería y el Atlético ganó la Liga Europa la semana pasada. Así que se imponía un encuentro dinámico, de ida y vuelta, terreno abonado para las dos delanteras, por encima de las defensas. No habían pasado ni cuatro minutos y ya se habían contado tres ocasiones y un gol: Navas tiró, el balón dio en Domínguez y el rechace lo engatillo Capel con la zurda desde el balcón del área. También Ujfalusi tuvo el gol cantado por el Atlético y no atinó porque su triple remate solo encontró a zagueros del Sevilla.

    Aunque le faltó continuidad en el juego, el Atlético siempre estuvo en el partido por su capacidad para protagonizar jugadas episódicas: dos muy interesantes, además de la de Ujfalusi, antes de llegar al descanso. Agüero se arrancaba de vez en cuando y no supo colar la pelota con la portería franca y Forlán, que seleccionaba sus esfuerzos, exigió en un remate muy difícil a Palop. Al Sevilla le redimieron entonces sus dos centrales, muy aplicados, y finalmente Palop, fallón en los centros laterales y, en cambio, solvente bajo palos. Las llegadas del Atlético fueron más cuantiosas que las del Sevilla, que solo pudo aumentar su renta en un remate de Squilaci después de un rechace con el culo de Perea.

    El descanso no alteró el paisaje del partido. Volvió a la carga el Atlético y aguardó el Sevilla, un equipo que ha perdido energía y, sin embargo, mantiene un buen oficio competitivo, es más experimentado en partidos de la envergadura del que se jugaba anoche en el Camp Nou. A veces, sin embargo, el currículo no sirve cuando se enfrenta a rivales con el entusiasmo del Atlético, muy generoso, menos clarividente. Le faltó un punto de lucidez para rematar un partido que se trabajó con los titulares y con los suplentes. Los cambios de Quique Sánchez Flores permitieron a los rojiblancos mantener sus expectativas de éxito mientras que el Sevilla se encomendó a la contra y a la estrategia. El indultado Negredo dispuso precisamente de la pelota que podía cerrar la final, un mano a mano con De Gea, y perdió la ocasión porque remató mal y le aguantó muy bien el portero.

    El encuentro y, por extensión la final, había quedado a merced sobre todo del creativo Jurado al tiempo que el Sevilla se encomendaba a Romaric. Atacaba el Atlético y se defendía el Sevilla, a favor de marcador, experto y menos irregular que el Atlético, confiados los rojiblancos hasta el final en un gesto de sus artistas. Agüero y Forlan no comparecieron y Navas, un canterano como Capel, sentenció en el último minuto después de una pérdida de pelota de Perea. El Atlético había sido demasiado ingenuo frente a un rival muy puesto y fiero, más selectivo y certero, acostumbrado a marcar al incio y al final de sus partidos más difíciles, da igual que sea en la Liga que en la final de la Copa. La alegría con la que la hinchada sevillista celebró el triunfo al ritmo del "Arrebato" y la entrega de la afición rojiblanca hacia sus futbolistas fue el mejor epílogo para una final estupenda. La Copa conquistó también al Camp Nou.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/Gano/serio/cayo/alegre/elpepudep/20100519elpepudep_29/Tes


    No hay una Copa de más


    JOSÉ SÁMANO - Madrid - 19/05/2010

    Dos equipos al límite, físico y mental, exigidos en la fiesta de cierre del fútbol español, depararon una lucha sin tregua , un buen partido, con el voltaje que exige una final de Copa. Es un torneo que muchos clubes desdeñan, aun a costa de ridiculizarse ante algún equipo de los subterráneos de las categorías menores. Pero llegada la hora de la verdad, el día del gran último debate, la Copa se convierte en el santo grial de los finalistas, de aficiones que se movilizan en caravanas allá donde sea necesario. No hay una Copa de más. Lo mismo sirve para un doblete, que para un triplete. Y la mayor parte de las ocasiones resulta un single de valor incalculable.

    En casa del gran campeón de estos años, Atlético y Sevilla se lo tomaron con el crédito que merece esta competición. Por eso no importó que ambos llegaran escasos de depósito, con un Atlético obligado a gestionarse todo el curso con apenas 12 o 13 futbolistas, con un Sevilla de tránsito bacheado que tantas veces ha hecho la goma. Finalmente, los dos se engancharon al podio, uno a Europa y otro a la copa doméstica. Títulos para sosegar a dos instituciones con dudas sobre su etiqueta. El Atlético las tiene desde hace lustros, las sevillistas son más puntuales tras unos años de caviar. La temporada devuelve a ambos a la élite del fútbol español. En su año, otra gesta: son los dos únicos que han sido capaces de hacer descarrilar al Barça, el Sevilla le despidió de la Copa y solo el Atlético le pudo en la Liga.

    El Inter también se cruzó en el camino azulgrana, pero eso fue asunto de Mourinho, que cotiza como nunca desde entonces. En parte, por un alcorconazo copero que privó al Madrid de un trofeo que tan bien le hubiera venido como broche a una temporada de mucha alharaca veraniega y sin un mísero premio final. O a ese Valencia al que se le presumía mayor potencial y que ahora asumiría de otra forma su plan de ajuste financiero. La Copa nunca quita. Hasta la lloró Messi, que con seis títulos en la mochila y asiduo a todas las pasarelas en las que se conceden los honores individuales, no pudo contener las lágrimas en el vestuario del Sánchez Pizjuán tras caer el Barça ante el Sevilla. Cierto que la Federación Española no ayuda con su formato del torneo y a veces parece imposible que le corresponda su mecenazgo, pero el campeón siempre tiene un salvoconducto, la afición ganadora no olvida. Y olvidar cuando se ha perdido tras un éxito europeo tampoco cuesta tanto. Los dos han cosechado. Los dos han vuelto a sentirse protagonistas. Otros se desmarcaron en aras de supuestas metas de mayor enjundia. Hoy están en blanco. Salvo que Mourinho gane la Champions, claro.

    Además de su poco cesto, con una plantilla tan corta, el equipo madrileño fue víctima del primer sprint del Sevilla, que acelera tanto como aquel Atlético que una vez se declaró fundador del contragolpe. Ausente Luis Fabiano, confundido Negredo y con lo justo Kanouté, el Sevilla fue de Navas a Capel, velocistas de primera, dos alumnos de Nervión.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/hay/Copa/elpepudep/20100519elpepudep_28/Tes
     
    La Razón

    El Sevilla impide el doblete del Atleti y se lleva la Copa del Rey

    19 Mayo 10 - Enrique Gozalo

    El gol tempranero de Capel resultó clave para que los de Álvarez lograsen un merecido triunfo y conquistasen su quinta Copa. Los de Quique, víctimas de la ansiedad.

    No hubo tregua. Es el partido del año, por todo lo que lo rodea, y cuando Quique y Antonio Álvarez trataban de colocar a sus peones llegó el zapatazo de Capel para poner al Sevilla en ventaja. Cinco minutos para que la historia de la final tomara otro rumbo, para que el Atlético no tuviera otro remedio que tomar la iniciativa y para que los sevillistas cerraran huecos, dieran la pelota al rival y desde una agobiante presión en el centro del campo impidiesen que los rojiblancos encontrasen a Agüero y Forlán, los que en teoría tienen que dar al Atlético ese plus de calidad, de peligrosidad y de remate que desequilibran los partidos y matan al contrario.

    Partido nuevo, con la pelota en rojiblanco y el Sevilla cerrando huecos y buscando en las bandas a Capel y Navas para hurgar en esa herida que el Atlético no ha sabido curar durante la temporada. Y es que a las indecisiones defensivas, que Quique ha tratado de corregir, se unen las carencias para elaborar el juego a pesar de la presencia de Tiago. Quiso ser el portugués el eje del fútbol rojiblanco, el constructor y el encargado de poner la pausa y la inteligencia. Sin embargo, Zokora, un auténtico  corredor de fondo, se encargó de taponar los huecos, de encimar al rival y de impedir que la pelota llegara con claridad a los delanteros. En eso el Atlético fue un reflejo exacto de lo que le ha ocurrido durante todo el año.

    Y sin saber qué hacer con la pelota no se consigue que el contrario se descomponga, que deje huecos y que facilite las acciones de jugadores como Agüero y Forlán, que lo intentaron muchas veces, pero que no pudieron tener superioridad ante Squillaci y Escudé, perfectos en la anticipación.

    Atlético fue incapaz de tener claridad. Falló ocasiones en el primer tiempo –una de Agüero que sacó Squillaci y otra de Forlán a la que respondió Palop con una buena mano– y fue víctima de la ansiedad y de la precipitación ante un rival como el Sevilla, que se maneja perfectamente en esas situaciones.

    Hubo más intensidad que buen fútbol y pareció que el Atlético salió más decidido tras el descanso. Volvió a cometer los mismos errores y el centro del campo del Sevilla controlaba la situación. Además, Capel era un estilete que se dejaba la vida en cada acción. Kanouté buscaba para sus compañeros la segunda jugada y las apariciones de Navas eran escasas. Pero eso le bastaba para ser el dueño del partido, aunque la impresión, como el Atlético era el que tenía la pelota, fuera distinta.

    Para darle al equipo otra dimensión entraron Raúl García y Jurado, éste con la intención de buscar los pases en profundidad para que Agüero y Forlán tuvieran una décima de segundo para disparar. Tampoco andaban muy finos los sevillistas y Negredo se topó con De Gea, que evitó el segundo tanto cuando faltaba media hora y el Atlético no acertaba con Palop, seguro bajo palos y en los despejes de puño.

    El quiero y no puedo rojiblanco –el esfuerzo colectivo no tiene dudas– se fue estrellando en la defensa sevillista, en las prisas y en la falta de claridad en ataque. Ujfalusi era el más clarividente, entraba por banda, pero no terminaba las jugadas. Los remates de Forlán sirvieron para que Palop se volviera a lucir. Porque el Sevilla no tenía problemas, no inquietaba en exceso a De Gea y, además, supo manejar el partido a su antojo, después del incidente en la banda tras una entrada de Perea a Capel en la que el colombiano sacó el balón y con su fuerza arrastró al sevillista.

    Con el Atlético volcado, más por la inercia que por el juego, llegó la puntilla tras un error de Antonio López que dio un pase horizontal  del que se aprovechó Navas para batir a De Gea y encumbrar al Sevilla, justo campeón de Copa, porque con el tempranero gol de Capel supo manejar el partido a su antojo ante un Atlético que fue un calco del que hemos visto todos los domingos.

    http://www.larazon.es/noticia/8681-el-sevilla-impide-el-doblete-del-atleti-y-se-lleva-la-copa  


    ANÁLISIS: Faltó el gol de Forlán
    20 Mayo 10 - Domingo García

    - ¿Supo jugar el Atlético con un gol en contra?
    –Capel marcó pronto y el Sevilla encontró el juego que le gusta. Presionó con ganas y la salida era siempre por las bandas. Capel y Navas trabajaron por detrás y por delante.

    -¿Influyó la presencia de Negredo?
    –El Sevilla se podía haber ahorrado el recurso. Con el marcador a favor, al Sevilla no le hacía falta un segundo delantero. Para bajar pelotazos ya estaba Kanouté.

    -¿Jugó Simão?
    –El portugués mantuvo la línea de toda la temporada. Invisible. Como es costumbre en los partidos importantes, Quique lo sustituyó por Jurado. El Sevilla ganó el juego por las bandas. En la derecha, Reyes se empeñó en regates que no le llevaron a ningún sitio. Algo parecido le sucedió a Agüero. Además, lo intentaban siempre lejos de la portería. El Sevilla protegía muy bien su área.

    -Faltó el gol de Forlán.
    –El uruguayo ha hecho una temporada lamentable con unos resultados impresionantes. Si en el fútbol lo que se paga es el gol, Forlán vale mucho, aunque este año no haya aportado nada al juego del equipo. Ayer no marcó y su presencia en el partido fue intrascendente.

    -El gol de Navas, el ejemplo de lo que sucede cuando las cosas no funcionan.
    –Navas robó una pelota en su campo y con la mitad del Camp Nou por delante sólo tuvo que esforzarse por superar a dos canteranos, Domínguez y De Gea. Los de la casa se quedan solos cuando el partido se tuerce. Y el central se esforzó. Se tiró al suelo para cortar el avance de Navas, no lo enganchó y se fue a tapar la portería. Tampoco llegó. No era el día.

    http://www.larazon.es/noticia/3399-analisis-falto-el-gol-de-forlan 

    Público

    Sevilla, bendita cantera

    Capel y Navas firman los goles del triunfo andaluz. El conjunto hispalense, que controló desde el primer momento el partido, suma su quinto trofeo copero

    ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ 19/05/2010 23:01 Actualizado: 20/05/2010 06:57

    Capel y Jesús Navas, dos niños criados en la prolífica cantera sevillista, dos puñales por cada una de sus respectivas bandas, dieron la gloria al Sevilla. Un zurdo y un diestro, dos formas contrapuestas de arte, tumbaron al Atlético. Uno, Capel, puro nervio y velocidad, a veces sin control, abrió la esperanza en el primer tramo de la noche. Otro, Jesús Navas, todo duende, cerró la gloria andaluza en el último suspiro. Es la quinta Copa de un club que cuida como pocos su prolífico semillero de futbolistas.Ayer, en una final intensa, obtuvieron el premio justo a su desparpajo y calidad.

    Capel dinamitó la final en apenas cinco minutos. Los que tardó en asomarse al área madrileña para recoger un rechace perdido y patear sin miramientos con su pierna buena, la izquierda. El gol asentó al Sevilla y aturdió al Atlético.

    El centro del campo andaluz presionó y maniató el fútbol rojiblanco

    Fue el aldabonazo que necesitaba el equipo andaluz para afianzar su propuesta. O, más bien, para conducir a los hombres de Álvarez por la senda menos vistosa de su amplio repertorio. Con ventaja, el conjunto sevillista incrementó la presión y no le tembló el pulso a la hora de cercenar los intentos de creación rivales.

    La versión más implacable del Sevilla, grosera a veces, se le atragantó al Atlético, cuya mejor virtud nunca ha sido la lírica. Por eso le costó arrancar y, como es norma, lo hizo a empujones y obligado por la inesperada y adversacircunstancia.

    Quique ha edificado un grupo pétreo y sin adornos. Feo pero, paradójicamente, ideal para situaciones peliagudas como la de ayer. Los rojiblancos se han convertido en un equipo duro, impermeable a los sentimientos y, como tal, encajaron la madrugadora bofetada sin pestañear. Abnegados, se fueron hacia arriba en busca del empate con lo que tienen, sin desfallecer en ningún momento.

    Kanouté, solo en ataque, sostuvo el juego atacante sevillista

    El Sevilla demostró conocer los puntos débiles del contrario y hurgó en las carencias del centro del campo atlético, insuficiente en número y muy deficiente en calidad. Renato y Zokora, ayudados por Navas y Capel, sacaron los colores a Tiago y Assunçao, incapaces de sacar una pelota con precisión, holgura y criterio.

    Aún así, el Atlético, a golpe de riñones, fue conquistando metros. No los suficientes como para encerrar a los andaluces, pero sí para abrir espacios. Aturullados los centrocampistas Reyes y Simao tampoco asustaron, aparecieron los laterales. A ráfagas, Ujfalusi, que finaliza el curso pletórico, y Antonio López sorprendieron por banda. Squillaci sacó dos balones que iban dentro, Forlán pifió un remate claro en el punto de penalti y Agüero cabeceó alto tras un fallo enorme de Palop.
    Sin agobios

    Agüero y Forlán apenas recibieron balones en condiciones

    El Sevilla, lejos de agobiarse, siguió a lo suyo. Excepto ese trío de ocasiones atléticas, sufrió poco. Controló en todo momento el ritmo, salpicando el partido de precisas faltas que abortaron los mejores proyectos rojiblancos.

    El paisaje apenas cambió tras el descanso. Ni siquiera Raúl García ni Jurado fueron capaces de desabrochar el entramado andaluz. Su frescura e imaginación apenas lucieron unos minutos, los que tardó el Sevilla en ajustar un par de conceptos y volver a su inamovible postura inicial. Control, mano férrea y, en caso de duda, pelotazos sin rubor a Kanouté.

    El delantero africano es un seguro de vida para cualquier situación. Domina el juego de espaldas como ninguno. Ve venir un balón desde la estratosfera, lo mata y, cuerpeando o mediante un golpe de cintura, tumba a los defensas. Y, en último caso, saca de la manga un truco de ingenio muy sevillista: el taconazo. Ayer dibujó dos de escándalo. El segundo dejó a Negredo ante la ocasión de matar la final. De Gea tapó, el delantero se eclipsó, y todo quedó en nada.

    Las acometidas atléticas fueron decreciendo con el paso del tiempo, cada vez con más agobio y menos precisión. Hasta que Jesús Navas, la joya de la corona sevillista, emergió para sacarle brillo a la Copa. Cazó un balón perdido cuando el Atlético se desesperaba, vio el grandioso Camp Nou y decidió resolver. Tumbó a Domínguez con calidad y fuerza, encaró a De Gea y, con ese sutil regate de derechas que le ha encumbrado, marcó el segundo y honró su origen. Es el triunfo de la identidad. 

    http://www.publico.es/deportes/314084/sevilla/vence/atletico/proclama/campeon/copa/rey

    ABC

    El Sevilla conquista su quinta Copa

    JOSÉ MANUEL CUELLAR | MADRID

    La Copa del Rey no tiene nada que ver con la Liga. Y la final de la Copa del Rey tampoco tiene nada que ver con la Copa del Rey en sí. Es otra cosa. Como si en el cerebro de cada jugador se metiesen cien arañas y correteasen agitadas e histéricas por todos lados. Un hervidero de sensaciones que irritan los nervios. Por eso que todos parecían poseídos, como si una fuerza invisible les enganchase.

    Todos corren más, presionan como locos, con una aceleración que les hiciese ir a más marchas de las debidas. Y, además, tanto el Sevilla como el Atlético son equipos, de por sí, predispuestos al histrionismo. Es por eso que los dos salieron con una intensidad total, encendidos los sevillistas de tal manera que al minuto cuatro ya habían marcado después de una jugada de los dos de sus costados, haciendo realidad los peores presagios de Sánchez Flores.

    El Atlético temía dos cosas: a sus laterales, y a los extremos del rival. Que se juntasen unos para no destruir y los otros para crear. Por ahí vino el gol, diagonal de Navas, diagonal de Capel y en la encrucijada atraparon al bueno de De Gea, al que le explotó el esférico en toda la escuadra.

    Luego, el que explotó fue el Atlético. Un volcán de ceniza que arrasó el medio campo sevillista, una especie de gaseosa de diez minutos que enseguida se vació. Tuvo tres, cuatro, cinco ocasiones los rojiblancos, pero sin encontrar red, salvados los andaluces a veces en la misma raya de gol, agazapados en la arreona madrileña que estuvo a punto de empatar el encuentro tal y como mereció su valiente ofensiva con todo lo que tenía. Pero el Atlético encontró poco a sus figuras: Reyes, irregular; Simao, incandescente, y tapados Agüero y Forlán por el movimiento estudiado de los dos franceses del centro de la zaga hispalense.

    La sentencia final

    Las arañas se fueron muriendo en el transcurrir de los tiempos, a medida que se les iba el oxígeno. Así que todo se tranquilizó. Ambos bajaron el balón, respiraron, cansados los dos paladines, y se bajó el balón al piso. Fue sólo un espejismo. Cuando las manecillas del reloj se iban acercando al final del encuentro, todos se pusieron atacados del techo. El Sevilla atrancó el partido con suplentes, cuerpo técnico, nerviosos todos, intentando cerrar el fútbol que empezaba a crear el Atlético, temeroso de que el último tramo rojiblanco, lleno de fiereza, equilibrase el partido.

    Sánchez Flores metió tralla en el campo: piernas con Raúl García y talento con Jurado. El cerco se estrechó sobre Palop, que estuvo enorme, un muro con puertas cuyos goznes estaban oxidados, imposibles de mover. Escudado por su dupla de centrales galos, el arquero sevillista se mostró inexpugnable mientras el Atlético se dejaba el alma en una última intentona. Fue tan briosa como se esperaba, pero Palop y los suyos ya veían cerca la gloria y no dejaron un solo hueco.

    http://www.abc.es/20100519/deportes-futbol/futbol-atletico-sevilla-cronica-201005192311.html

    As

    Sombreros para Puerta

    Palop recibió el trofeo con la camiseta de su inolvidable número 16. Capel y un enorme Navas, goleadores. El Atlético, digno finalista sin remate.

    Tomás Guasch | 20/05/2010

    Ganó el sombrero en el campo que se estrenó, igual estaba escrito... Porque fue en el Camp Nou, una fría noche de enero, la de Reyes creo recordar, cuando el presidente José María del Nido apareció tocado con esa prenda que es ya un emblema sevillista. La noche que el Sevilla ganó al Barça (1-2) su primer partido de esta Copa que acabó levantando anoche entre el delirio de sus 32.000 acompañantes. Ganó el sombrero. Sin discusión. Quizá, o sin quizá, por una diferencia mayor de la que hubo en el juego. El 0-1 reflejaba mejor lo que había sido la final, que nunca le hizo un guiño al Atlético. No estés triste, viejo Atleti: caíste con honor y fuiste un señor finalista. Pero el gol de Capel, capelo, sombrero, sólo a los cuatro minutos de iniciarse las hostilidades fue seguramente más que un gol: marcó la línea de lo que iba a ser esta final intensa, disputada, emotiva, la final del sombrero y con todas las de la ley, que echó el cerrojo a una temporada llena de emociones y que nos deja, entre otras sensaciones, la vuelta a la senda de los títulos de los finalistas: el Atlético lo consiguió en Europa y el Sevilla, aquí. ¿A que lo hubiéseis firmado hace un par de meses? Pues eso. Reparto de títulos, ¡viva la alegría!

    Una diferencia mínima hubiese reflejado mejor lo que fue el partido, decía. Pero, amigo, en el Sevilla (y en La Roja) juega Jesús Navas: ¡qué futbolista! La cantera de Nervión abrió la puerta del éxtasis y ella la cerró. En memoria, honor y gloria de Antonio Puerta, que jugará en el corazón de todo el sevillismo por los siglos de los siglos. Con su camiseta 16 subió el gran Andrés Palop a recibir el trofeo de manos del Príncipe Felipe. La copa del sombrero y de Puerta. Y la quinta de este Sevilla que vivió cuatro días mágicos que valen por todos los sufrimientos de esta temporada tan movida para ellos. Rodri, otro de la casa, le llevó en Almería hasta la previa de la Champions; Capel y Navas le dieron la Copa ayer en pleno arrebato sevillista.
    Navas, MVP.

    Estábamos con Navas, sí, el MVP del partido, seguido muy de cerca por Palop. Su gol premió el enorme trabajo que desplegó por todas las zonas del campo y acabó con las ilusiones de milagro de un Atlético que peleó de principio a fin, pero careció de lo fundamental: remate. El Atlético, en realidad, fue arriba el Kun Agüero, para el que dicen prepara el Manchester una oferta monstruosa. Fue y vino en plan líder sin encontrar colaboración. Simao y Forlán no estuvieron. Cuando Quique puso en liza a Raúl y Jurado el equipo funcionó mejor, pero le faltó siempre el acierto final que hubiese premiado su mayor posesión de la pelota e iniciativa, sobre todo en la segunda mitad.

    Con un dibujo calcado, ambos equipos jugaron una final que empezó casi con 1-0. Capel se marcó un slalom digno del mejor esquiador para llevársela a Navas y siguió la jugada hasta dar con el zapatazo final. Fue una acción que adelantó lo que iba a ser el juego de su equipo: todos para uno y uno, para todos. El equipo que pareció fundido frente a Barça y Almería recuperó fuerzas que casi ni esperaba tener y supo manejar los tiempos a favor de marcador y de corriente. Y la suerte de las finales estuvo de su parte o no quiso saber nada con el Atlético: apenas cinco minutos después del primer gol, Squillaci salvó por dos veces, una bajo palos, remates de Agüero y Forlán, el empate se cantó durante los interminables segundos que para todos consumió esa jugada.

    Los colchoneros, mayoría en número de más de 45.000, se desgañitaron con su ¡Atleti, Atleti! empujando a su equipo hacia un gol que volvió a rozar en acciones de Tiago, Forlán y Agüero en el único lunar de Palop, una mala salida que propició el cabezazo del Kun que se perdió fuera por muy poco. Achuchaban los rojiblancos y se batían a la contra los blancos apoyados en el impecable trabajo de sus centrales y de Zokora, que es un tres en uno: ataca, defiende y traba hasta a su sombra.
    El fin.

    Echó de menos el equipo de Álvarez (que suponemos seguirá al frente del equipo tras este éxito) lucidez en Negredo, que tuvo la puntilla en una llegada ante De Gea, pero estrelló la pelota en el cuerpo del meta. La diferencia con Navas estuvo ahí: Jesús también llegó ante el Gato del Manzanares, pero supo esquivarlo. Antes, hacía mucho rato, la sensación de que no era la noche del Atleti con la espada se paseaba por el Camp Nou. También que difícilmente iban a darle vuelta a la tortilla: no atacaban con duende y el Sevilla se defendía bien.

    Pintaba a que Capel, capelo, sombrero iba a ser el hombre y el titular de la noche cuando Jesús Navas le mandó ese recado a Del Bosque, que estaba en el palco, claro. El aquí estoy yo, en la lista de Sudáfrica y para mucho más, de un jugador que personifica todas las inmensas virtudes de este Sevilla y que fue el primero que levantó su dedo al cielo. Por Puerta. Sombreros para él.
    Perfecto

    Navas

    Sensacional partido el suyo, culminado con un magnífico gol que cerraba la final sevillista.

    Fenomenal

    Palop

    El portero de los títulos acudió a su cita y fue otra de las claves de que el título se fuera a Nervión.

    Muy bien

    Capel

    Abrió el marcador y junto al trabajo inmenso de Zokora de convirtió en una pieza maestra arriba y abajo.

    Bien

    Agüero

    El mejor del Atlético, protagonizó una pelea sin suerte ante Squillaci y Escudé, sus defensores.

    Regular

    A. López

    Le tocó bailar con las más fea, Jesús Navas, y no pudo brillar ni defendiéndole ni atacando.

    Mediocre

    Simao

    Mediocre tirando a mal, Quique lo sustituyó a la hora de partido. Nunca fue un elemento decisivo.

    Mal

    Forlán

    Apareció de uvas a peras, desconectado del juego del equipo. No fue el salvador de la noche europea.

    Muy mal

    Negredo

    Le levantaron la sanción, pero para muy poco. No participó y falló ante De Gea su mejor y única ocasión.

    http://www.as.com/futbol/articulo/sombreros-puerta/dasftb/20100520dasdaiftb_15/Tes

    El Mundo Deportivo

    0-2: El Sevilla bate al Atlético y gana la Copa del Rey

    Un zurdazo y un derechazo inapelables dan la Copa a un gran Sevilla y postergan el sueño de doblete de un Atlético que lo ha dado todo

    Roberto Martínez - 19/05/2010 23:00

    El Sevilla ha superado al Atlético de Madrid por 0-2 y se ha proclamado campeón de la Copa del Rey. Los goles de Diego Capel y Jesús Navas a los 4 y 90 minutos respectivamente le han dado la quinta Copa de su historia al Sevilla en la gran final disputada en el Camp Nou este miércoles.

    Hablamos del gol de Capel y tenemos que internarnos en el terreno de la mística casi obligados. Y es que el almeriense ha jugado el partido con el dorsal que llevaba siempre el fallecido Antonio Puerta. ¿Le habrá iluminado desde el cielo el bravo ex lateral-interior zurdo? Secretos del más allá sevillista. José María del Nido, presidente del club hispalense, ya dijo tras el fallecimiento de Antonio que desde ese momento el Sevilla iba a jugar todos los partidos con doce. Esta noche parece que algo de eso ha habido.

    El Atlético ha golpeado a las puertas del Sevilla una y otra vez. Forlán ha descargado buena parte de su arsenal de pólvora en el primer tiempo. Hasta en tres ocasiones ha estado cerca el ya legendario uruguayo de perforar el marco sevillista. Simao también lo ha intentado y todo el 'Atleti' se ha volcado sobre la meta del equipo andaluz, que había elegido recostarse sobre el temprano gol del 1-0.

    La gran baza del Sevilla ha vuelto a ser Andrés Palop. ¿Le rebautizamos llamándole 'Pulpo'?

    El portero valenciano ha sacado manos de donde no las tenía para repeler cada intento 'colchonero'. Al fin y al cabo le gusta erigirse en el papel de héroe de la película. Él solo ya se había cargado al Barça en la eliminatoria que emparejó a los andaluces con el heptacampeón con una actuación que no habría firmado ni Superman con sobredosis de 'kryptonita'. Este miércoles el de L'Alcudia ha sido vital otra vez para las aspiraciones de su equipo.

    Pero no se crean que el Sevilla no ha disfrutado de buenos momentos. Por supuesto que los ha habido al margen de los goles. Tremendo el mano a mano que De Gea le ha sacado a Negredo en el segundo tiempo y que hubiera sentenciado el partido un rato antes. El fallo le ha costado a Negredo el reemplazo, prefiriendo Antonio Álvarez dar entrada a Romaric para 'rascar' en el centro del campo, acaso consciente de que sería muy difícil que se le volviera a presentar otra situación similar.

    Antes de que llegara la definición se ha montado una trifulca de las que hacen afición. Digo, porque rápido todo el mundo toma partido y se arenga desde la grada para que comience el intercambio de golpes y el espectáculo denigrante de ver futbolistas cascándose. Menos mal que no ha habido tal cosa y que no hemos tenido que soportar un ridículo parecido a aquel que protagonizaron Luis Fabiano y Diogo durante un partido de Ligas pasadas. Aquí ha costado mantener el tino, pero se ha vuelto a jugar al fútbol y ha archivarse la rencilla. ¿Saben quién ha sido clave para que así sucediera? El enorme Carles Naval, delegado del FC Barcelona. Si al bueno de Carles le llamaran para solucionar el conflicto entre israelíes y palestinos muy probablemente lo lograría.

    Forlán, a los 76 minutos ha soltado una volea impresionante que ha encontrado bien parado (otra vez) al 'Pulpo' Palop. El fútbol había vuelto a ser lo importante. El Sevilla, un ratito después, a los 90', ha acabado poniéndole la puntilla al Atlético en otra aparición en soledad de uno de sus jugadores frente De Gea. Aguantó bien el portero, pero Jesús Navas le esquivó y machacó el resultado final. Un zurdazo y un derechazo inapelables han dado la Copa a un Sevilla que ha lucido experto en finales y han postergado los sueños de doblete de un Atlético que lo ha dado todo sin poder obtener premio alguno.

    http://www.elmundodeportivo.es/gen/20100519/53931023047/noticia/0-2-el-sevilla-bate-al-atletico-y-gana-la-copa-del-rey.html

  • Final Copa del Rey. Galería fotográfica

    El País

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  • El Atleti campeón de la Europa League. Revista de prensa (II)

    El Hacha de Rubén Uría

    Alma, corazón y vida

    jue may 13 00:37

    Quique, sangre de Faraona en sus venas, pidió salir a disfrutar. Su gente, hizo eso en el primer tiempo, sufrió en el segundo y fue un grito de alegría en el alargue. De Gea fue precoz guardián entre el centeno. Ujfalusi, energía alternativa en la diestra; Antonio López, precisión quirírugica; Perea fue ese atleta de 400 vallas capaz de solucionar problemas cuando menos se espera; Domínguez fue una póliza de seguros por arriba; Assunçao, un motor diesel y una escoba para barrer; Raúl García, el pulmón y ese segundo aire; Simao, un punzón derecho; Reyes, una zocata con tiralíneas; Kun volvió a ser puro barrio y desgarró a la zaga rival; y Forlán, homérico y heróico, rompió el mal fario del Atlético justo cuando el partido era una lenta agonía. En la otra esquina, físico, jurásico y rocoso, el Fulham opositó a campeón. Roy Hodgson, manager del año en la Premier pero también el señor que hizo que Roberto Carlos saliera del Inter, diseñó un plan de choque ante el Atlético. Presión asfixiante, fútbol directo y ante la duda, receta añeja inglesa: Kick and rush (Patea y corre). El equipo de los almacenes Harrods buscó llevar el choque a su terreno. Casi lo consigue a base de mucha víscera y poca aventura. Llegó ileso a la prórroga y murió con las botas puestas. Forlán, con la grandeza y fortuna que acompaña a los grandes, les tumbó. El gol del uruguayo fue el colofón a una final "made in Atlético". Fue una victoria agónica, sufrida, trabajada, merecida y no apta para cardíacos. 

    Nada más salir, tras diez minutos de tanteo, Forlán hizo crujir el poste de Schwarzer. El Atlético, superior en su registro futbolístico, llegó con claridad en un par de ocasiones más. Una falta directa de Reyes topó con Schwarzer otra vez y Kun, con una culebra en la cintura, puso un nudo en la garganta de Inglaterra. El Atlético, más preciso y decidido, merecía premio. A la media hora, puntual a su cita con el gol, irrumpió Forlán para recoger la recompensa. El principio de todo fue Reyes, magistral, que se llevó por la cal hasta a tres rivales. Levantó la cabeza, abrió al espacio y Kun pifió. Ahí emergió Forlán, melena rubia al viento. En posición dudosa, el charrúa sacó a relucir su instinto matador, barrió un balón suelto y puso por delante al Atlético. Con la final donde la quería, el Atlético bajó los brazos durante cinco minutos. Suficientes para que el Fulham diera réplica. En una jugada embarullada de Zamora, la defensa colchonera sesteó y Davies empaló para batir a De Gea. De ahí al descanso, el Atlético quiso pero no pudo. Simao, Reyes y Forlán probaron de nuevo. Schwarzer tapó sus disparos. Fin del primer asalto y un mundo por delante.

    Anémico de confianza por el jarro de agua fría del empate, el Atlético salió frío en el segundo acto. Mantuvo cabeza fría, pero su corazón fue del tamaño de un guisante. Jurásico, pero efectivo, exagerando sus virtudes a costa de los errores ajenos, el Fulham impuso su estilo en el segundo acto. De Gea, con dos manos de oro, sacó sendas ocasiones de los chicos de almacenes Harrods. Quique, a la fuerza ahorcan, movió ficha: Jurado entró por Simao y Salvio, por Reyes. El Atlético, con el de Sanlúcar en el verde, tuvo más criterio y posesión, pero no encontró el gol y se estrelló una y otra vez contra el muro británico. En el último aliento del partido, al Kun lo tocaron en el área, el árbitro italiano se hizo el sueco y todo acabó en prórroga. En el alargue, el Fulham se aculó en torno a su portero y regaló pelotazos a discreción para Dempsey. Allí, Domínguez, bestial, zafó con él y lo redujo a cenizas. En el minuto 116, cuando el partido moría, el Kun hizo un acto de fe y sacó petróleo de la nada. Agarró el cuero sin dejarlo salir, giró sobre sí mismo, enhebró una jugada de pillo y Forlán llegó con todo en boca de gol para ajusticiar. El Atlético, experto en perder una Copa de Europa sin merecerlo en el último suspiro, se tomó cumplida revancha con su historia. El Cacha, a cuatro minutos de ir a la lotería de los penaltis, vacunó al Fulham. El Hamburgo Arena rugió, los transistores de España ardieron, el Príncipe Felipe se saltó el protocolo, festejó el gol empujando a Platini y Neptuno se puso bonito. El Atlético, medio siglo después, era príncipe de Europa.

    El Atlético regresó al pasado y se sacudió el fatalismo que muchos guardaban bajo el colchón. Levantó un título europeo, 48 años después de que Enrique Collar alzara al viento aquella Recopa mágica en los sesenta, y mandó a hacer gárgaras esa etiqueta de "pupas" que tanto daño ha hecho a la exigencia del club, con la complacencia de dirigentes y periodistas. Con tanta grandeza como fortuna, a la tremenda, el Atlético vuelve a su lugar natural, el Olimpo de los Dioses del fútbol. José Eulogio Gárate, el máximo exponente de una religión en rojo y blanco, catalogó llegar a la final como un "milagro deportivo". No le faltó razón, porque ni el más sesudo analista habría sido capaz de prever que el Atlético de Miocardio se transformaría en el Atlético de Europa. Después de 14 años en blanco, un descenso a los infiernos, una intervención judicial, un genocidio de una familia Caín y una manada de entrenadores que Imperioso contrataba para después despedir, el Atlético ha recuperado su lugar en el Viejo Continente.

    De la mano de Quique Flores, que dio sentido a la palabra dignidad y trabajó para su afición, el Atlético ha recuperado sus valores. QSF, con cromosomas madridistas, ha sido el primero en limpiar, fijar y dar esplendor a la historia colchonera. Cogió un equipo enfermo, en cama, que estaba moribundo. Quique tocó fondo, habló con sus jugadores y les dijo que "o se curaban como equipo, o morirían como individuos". Así que harto de ser parcheado por "atléticos de toda la vida" y tuneado por directivos de corazón enano y corbatas caras, el Atlético se curó a sustos. Tuvo recaídas, partidos que harían vomitar a una cabra y momentos de zozobra, pero Quique escaló el Everest. A pelo, sin serpa a su vera, a esforzado golpe de piolet, instaló el campamento base al lado de la cima de dos finales en tiempo récord. Esta noche, en el Hamburgo Arena, su Atlético logró ollar en la cima de Europa. Quique, valiente y honesto, ha rescatado el significado de la palabra dignidad para los atléticos. Esos fieles, único activo y patrimonio decente del Atlético, que habían olvidado su condición de grande y habían quedado sepultados en los medios de comunicación, relegados a leer sobre su equipo siempre y cuando la información no estorbara la cubertería oficial del Real Madrid y la vajilla con la cara de Iker Casillas. Quizá acabe con una patada donde la espalda pierde su casto nombre, como Antic, el destinatario del grito "Radomir, te quiero". Pero desde esta noche, pase lo que pase, QSF ya forma parte del santoral de mitos atléticos. El Atlético, esa pasión inexplicable, soñó más fuerte que nadie. Los atléticos, de Hamburgo a Neptuno, de Estepona a Albacete, de Cádiz hasta Valladolid, han vuelto a recuperar lo que habían perdido, su grandeza. Hay razones que el corazón no entiende, pero este Atlético es más que un sentimiento. Es alma, corazón y vida.

    Rubén Uría / Eurosport

    http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/10963/

    La Razón


    El Atlético gana el primero del siglo

    12 Mayo 10 - Hamburgo - Domingo García - Enviado especial

    Dos goles de Forlán dan al Atlético la Liga Europa ante el Fulham en la prórroga. Es el primer título de los rojiblancos desde que los años empiezan por «2»

    Cuando marcó Diego Forlán se acabaron los años de sufrimiento, de derrotas, de reproches y de lágrimas. Empezaba una nueva era después de 14 años sin títulos y casi 120 minutos de angustia. El tiempo de la felicidad. Un nuevo siglo en el que el Atlético ya empieza a contar títulos. Ayer llegó el primero, la semana próxima puede llegar el segundo. Desde que los años empiezan por «2», el Atlético no había sido capaz de ganar un título. Cambió el siglo con el equipo en Segunda, una muy mala señal, y todavía no se había recuperado de aquella caída.

    Hasta que llegó el tanto de Forlán. Los tantos, porque en la primera parte ya había hecho a su equipo sentirse campeón. Pero aquello duró exactamente cinco minutos. El tiempo que tardó en empatar Simon Davies. Fue un pequeño intermedio, una pausa para la publicidad, la fugaz oportunidad para soñar un mundo mejor. Es lo que duran las alegrías en el Atlético, un club donde sufrir es la costumbre.

    El Atlético ha sido durante años yonqui de la lágrima fácil. Cuanto más padecía, más le gustaba. Porque así podían presumir de las carencias que le eximen de sus obligaciones. Pero ayer lo puso todo para ganar. Tenía que hacerlo por los aficionados que había en el estadio y por los que no pudieron estar. Por aquellos a los que la memoria se les paró en el nodo, en películas en blanco y negro.

    Hay dos formas de jugar una final, con fútbol o con el alma. El Atlético eligió el alma y se fue arrimando al fútbol. No quería renunciar a ninguna posibilidad, pero tampoco le quedaba otro remedio, porque el Fulham le obligó a tener la pelota. Los ingleses no la querían, era una molestia que convenía tener lo más lejos de su área posible. Pero cuando la tenían, la movían con rapidez. Y con un solo objetivo, la portería contraria. No necesitaban más ideas, que luego se confunden cuando los argumentos son limitados. Algo que no acaba de entender la defensa del Atlético. Porque fue un enredo de Perea el que abrió la puerta al gol del empate.

    El Atlético tampoco se entretenía mucho más. La diferencia eran los futbolistas, Y es que donde el Fulham tenía a Zamora, el Atlético tenía a Forlán. El uruguayo es egoísta. Porque es delantero y porque es Forlán, dos veces Bota de Oro. Goleador. Avaricioso.

    No tardó demasiado el «7» del Atlético en avisar. Un disparo al poste para que nadie se sintiera tranquilo. Después, una falta de Reyes que despejó Schwarzer. Los rojiblancos se iban preparando para la felicidad.

    A ser feliz no se llega de cualquier manera, hay un paso entre el éxito y la depresión. Cuesta asimilarlo cuando se vive rodeado de desgracias. Da miedo a veces. El que tuvo el Atlético cuando regresó del vestuario. Era ya un equipo encogido, sostenido sólo por las paradas de De Gea, tan joven que todavía no ha aprendido ni a tener complejos. Se jugó la cara en una salida ante Gera, que llegaba con los pies por delante, y le salvó la vida a su equipo en otro disparo de Davies.

    Había que tener paciencia. Superar los ataques del Fulham y, además, una prórroga que anunciaba los penaltis por todas las ocasiones desperdiciadas.

    Sólo había que poner las cosas en orden. El pase fue de Agüero, el remate de Forlán. Por una vez hubo suerte, la pelota golpeó en Hangeland y alcanzó la red del Fulham. El título era del Atlético. El primero del siglo.

    http://www.larazon.es/noticia/6818-el-atletico-de-madrid-otra-vez-grande-de-europa-2-1

    La gloria es para Forlán


    13 Mayo 10 - D. García (e. e.)

    Fue decisivo en la final igual que lo había sido en la semifinal contra el Liverpool. Ha marcado los cuatro últimos goles del equipo en el torneo

    Hamburgo- «Volveremos, volveremos, volveremos a ser campeones, como en el 96». Es el grito que lleva ensayando la afición del Atlético durante todo el año. Desde que descubrió que la Liga era una larga molestia y su refugio de felicidad estaba en las Copas. En la de Rey y en la Liga Europa, esa heredera de la UEFA, la hermana pequeña de la Liga de Campeones que ayer eligió a su primer campeón. Catorce años de padecimiento que se borraron cuando Antonio López levantó la Copa. No hay maldiciones eternas, aunque lo parezcan.

    La que castigaba al Atlético mu- rió en los pies de Forlán. En dos goles que devuelven al club al lugar que ocupó alguna vez, un sitio entre los mejores de Europa gracias a uno de los mejores delanteros del mundo. Porque el «7» tiene mucha culpa de que el Atlético vuelva a sentirse grande. Suyos fueron los dos goles contra el Liverpool y suyos los dos de la final. Ha marcado los cuatro últimos tantos de su equipo en la Liga Europa y cinco de los últimos seis, porque también acertó en Valencia. Allí consiguió el 0-1 de un partido que terminó 2-2.

    No necesita compañeros, sólo socios que le den la pelota en el momento apropiado. Y si no los tiene se acelera. Pero tenía que ser él quien eligiera el instante para acabar con la desgracia, para descubrir que con rayas rojas y blancas también se puede ser feliz. Y ganar después de 48 años sin un título europeo, 24 sin una final.

    El uruguayo aparecía feliz en la sala de prensa, con la camiseta del Atlético y el trofeo de mejor jugador de la final. Que en su caso es lo mismo que decir el que más ganas tuvo de ganar. «Son los dos goles más importantes de mi carrera. El año pasado fue un gran año, pero este es mejor. Estoy muy contento de llevar un título a los hinchas para que lo disfruten». Especialmente los que ayer gritaban desde uno de los fondos del Arena de Hamburgo «que bote el Calderón». Los mismos que hicieron salir a los jugadores del vestuario para festejar una victoria histórica. «Estuvo bien, pero hubiera preferido que se acabara en 90 minutos», comentaba Forlán.
    Hoy es un día de esos que los rojiblancos llevaban tiempo esperando, un día en el que sentirse orgullosos de su equipo.

    http://www.larazon.es/noticia/354-la-gloria-es-para-forlan

    ANÁLISIS: Al Atlético le faltó un plus de experiencia


    12 Mayo 10 - Enrique Gozalo

    - ¿Estuvo el Atlético a la altura de las circunstancias?
    - Jugó un partido gris, con muchos altibajos, irregular y sin el poderío suficiente para imponer su ley y sus virtudes ante un rival que es, simplemente, discreto y voluntarioso.

    - Además, no supo administrar la ventaja.
    - Entró mejor en el partido que el Fulham, dominó sin hacer mucho daño, pero se encontró con el gol de Forlán. Y un gol en una final es un tesoro, pero el equipo no supo tener la pelota y permitió el empate de Davies.

    - ¿En qué zonas falló el equipo de Quique?
    - Como ha ocurrido a lo largo de la temporada el centro del campo es el punto débil. El balón circula con lentitud, no hay pases entre líneas y eso favoreció a la defensa inglesa que, por arriba, era infranqueable. Forlán y Agüero no recibieron balones en condiciones y amagaron, pero no pegaron.

    - El Fulham cambió tras el descanso y fue más ambicioso.
    - Los ingleses cambiaron de actitud en la segunda parte, tuvieron más la pelota, abrieron a las bandas y los movimientos de Gera crearon problemas. La marcha de Zamora, muy mermado, mejoró al Fulham porque Dempsey tiene más recorrido. Y cuando crearon peligro ahí estaba De Gea para refrendar que es tá ya al nivel de los grandes.

    - ¿Mejoró el Atlético con la entrada de Jurado?
    - Le dio más juego, más posesión y más clarividencia. Tuvo cambios de orientación para buscar a Ujfalusi y trató de asociarse con Agüero y Forlán, que no estuvieron muy inspirados. Sin embargo, una acción de Domínguez, la continuó Agüero y la remató Forlán cuando los penaltis eran ya una amenaza.

    http://www.larazon.es/noticia/3407-analisis-al-atletico-le-falto-un-plus-de-experiencia

    Con el sello del Atleti 

    12 Mayo 10 - Julián REDONDO

    Esperaba que Forlán, Agüero, Simao, Reyes, Raúl y Assunçao rindieran como poco al 70 por ciento. Sería suficiente, pensaba, para derrotar al Fulham. Y que Ujfalusi, Perea, Domínguez y Antonio no se liaran con la pelota para que el «petisuí» De Gea no pagara las consecuencias, y con él purgara su increíble afición. Patinó Perea, «centró» Assunçao y marcó Davies. El sello atlético, inconfundible: tirar la ventaja, con el regalo de rigor, y después, sufrimiento, agonía y... victoria. Adiós «Pupas». Deseaba que el equipo se creyera grande, más que histórico, y afrontara la final como si enfrente jugara el Barça, no el Espanyol o el Xerez. Bastaba con eso para soñar porque es mejor que el Fulham; tanto que, a priori y pelo a pelo, no cambiaría un solo jugador de los madrileños por uno de los londinenses. Pues el Atleti, en general, es malito porque desespera, y el Fulham, muy malito; pero si se lo regalan... Confiaba en que con «alegría y atrevimiento», prédica de Quique antes de la añorada cita, el Atlético que hizo saltar al Príncipe en el asiento cuando marcó Forlán, fulminara, no sin apuros, padecimientos y situaciones de infarto, a los ingleses. Lo acarició con las manos; lo tuvo en sus botas, lo desaprovechó, y agotó los 90 minutos con 1-1, cansado de no entenderse ni comprender cómo fue incapaz de zumbar a un rival tan malo. Dejó escapar el partido cuando era superior y se topó con la prórroga por su mala cabeza, por su intrínseca  fragilidad. Pero resurgió para ser grande de Europa. Otra vez. 

    http://www.larazon.es/noticia/4216-con-el-sello-del-atleti-por-julian-redondo

    Forlán la ganó

    12 Mayo 10 - Julián GARCÍA CANDAU

    El Atlético no puede ganar si no es angustiosamente. Su sino es complicarse la vida aun cuando cielos y tierra le sonríen. Por ello tuvo que llegar a las postrimerías de la prórroga para que Forlán marcara el segundo tanto y la copa fuera suya. El goleador y Agüero fueron, de nuevo, la solución. Entre ambos se consiguió el triunfo.

    El Fulham no pertenece a la élite inglesa y, sin embargo, ha llegado a la final después de haber eliminado a equipos de superior categoría. Contra el Atlético tenía que tratar de imponer su juego de desplazamientos largos y ataques oportunistas en el área contraria. Para el equipo madrileño la propuesta tenía que ser distinta. Le convenía jugar más en el control de la pelota. Dado que los colchoneros tampoco tienen  centrocampistas que acaricien el balón todo sistema podía quedar reducido a la entrada en juego de Forlán y Agüero.

    El uruguayo, para empezar, estrelló un balón en el poste. Fue un aviso. Luego apareció Agüero para demostrar que en medio de vulgaridades es capaz de hacer brillar la calidad. Darle la pelota es crear emoción porque es capaz de burlar a los contrarios en un metro cuadrado. Y no son adornos, sino soluciones repentinas. Lo peor que hizo fue fallar un remate a gol que en la dirección errónea fue a parar a la jurisdicción de Forlán, quien marcó. Luego, la angustia. Jurado dio más aire y en el momento cumbre apareció el uruguayo.

    http://www.larazon.es/noticia/10044-forlan-la-gano-por-julian-garcia-candau

    Público

    Kun, Forlán y la gloria

    El argentino y el uruguayo fabrican el gol de la victoria a cinco minutos del final de la prórroga y que proclama al Atlético campeón de la Europa League

    ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ 12/05/2010 23:13 Actualizado: 13/05/2010 00:38

    Diego Forlán celebra eufórico junto al Kun Agüero el gol que proclama al Atlético de Madrid campeón de la Europa League. - AFP

    Diego Forlán celebra eufórico junto al Kun Agüero el gol que proclama al Atlético de Madrid campeón de la Europa League. - AFP

    Sin resuello, con la afición rojiblanca agarrada ya a De Gea en previsión de los penaltis inminentes, Kun y Forlán, las dos joyas letales, se juntaron para desempolvar una leyenda que siempre estuvo ahí. Medio siglo, 48 años después, el Atlético levantó la Liga Europa, su segundo título continental, tras ganar al Fulham en el último suspiro de la prórroga.

    El argentino y el uruguayo atisbaron una pelota larga que llegaba desde la cueva. Rebuscaron un último soplo de aire en sus pulmones, apenas se cruzaron una mirada y supieron qué hacer exactamente. Agüero salió a recibir el balón y Forlán se escabulló hacia el área. El bravo Kun escondió el esférico como sólo él sabe hacerlo, burló a Baird y lo sirvió al uruguayo. Este metió la bota derecha, apenas rozó el cuero, y el Hamburgo Arena estalló en éxtasis colchonero.

    Una final es un dolor. Un asedio a la gloria que no puedes dar por alcanzada hasta oír el bendito pitido final. Salvo casos contados, palizas únicas e históricas, ningún combatiente se da por vencido. Cuesta tanto llegar a la cita suprema que, una vez que comparece, nadie dimite así como así. Ni siquiera el Fulham, un equipo de fútbol antediluviano cuya presencia en Hamburgo sólo se comprende por su fe y por el miedo que, dicen, provoca en los rivales la ratonera que es su estadio.

    El Fulham, un equipo feo y sin fútbol, aguantó más de lo previsto 

    Los ingleses se declararon inferiores al Atlético desde siempre, pero eso no les impidió buscar su ocasión bajo cualquier brizna de hierba. Según el guión previsto, se replegaron sin complejos, dejaron hacer a los rojiblancos y esperaron con paciencia.

    El conjunto de Quique tampoco ha prometido nunca florituras. Bastante que, cosido a una refundada seguridad defensiva y a la inspiración de sus atacantes, ha sido capaz de aspirar a dos títulos, algo impensable hace no demasiados meses. Nunca ha sido aconsejable cambiar de caballo cuando cruzas el río, así que el Atlético aplicó su modelo: orden, concentración, criterio y fogonazos esporádicos de sus puñales delanteros.

    Tras sondear la pretendida orfandad balompédica del Fulham, y una vez comprobada la certeza del diagnóstico, compareció Agüero. El argentino sirvió una pelota de oro a Forlán -que la estrelló en el palo izquierdo- y luego dibujó tres chicanes de vértigo entre otros tantos defensas por el costado izquierdo del ataque español. La zaga británica se asustó, contagió el pánico al resto del equipo, y el Fulham reculó.

    El Atlético intensificó el asedio, pero se enceló en fabricar centro aéreos, la gran y única especialidad británica. Hasta que apareció Reyes, el futbolista de perfil ideal para atravesar la doble muralla planteada sin complejos por el viejo Hodgson. El sevillano se presentó ante el público con una carrera de extremo puro, en la que dejó desmadejado sobre el césped a Duff antes de levantar la cabeza y ver a Simao al borde del área. Activada la conexión del cuarteto mágico, no hizo falta más. Agüero prendió la mecha y Forlán hizo explotar la red de Schwarzer y las gargantas rojiblancas.

    Forlán adelantó

    al Atlético, y cuatro minutos después empató Davies 

    Pero una final es eterna. E imprevisible. Y, sobre todo, no conoce la piedad. Cada error es una condena. Así que cuando la zaga atlética rememoró viejas y peliagudas pájaras, los limitados delanteros ingleses se cansaron de fallar pases y remates hasta que, en el más complicado, Davies empaló con la diestra la volea de su vida y empató. En apenas cinco minutos equilibraron de nuevo el partido y la final, cómo no, arrancó de nuevo.

    La secuencia de los dos goles fue tan fugaz como inocua. A ninguno se le atragantó el golpe. Uno y otro se levantaron, se sacudieron el polvo y siguieron a lo suyo.

    Desfallecimiento español

    Sólo el argumento físico logró moldear el paisaje. Al menos durante el primer tramo del segundo tiempo, cuando el Atlético sufrió un escandaloso desfallecimiento que quedó en nada por la mediocridad del Fulham. Y, claro, por la excelencia de De Gea. El portero no es de los que olvidan. Le debía a Davies la parada que no pudo realizar en el empate, y le devolvió el acierto en una enorme estirada a tiro lejano y envenenado del galés.

    Exhaustos, los 22 protagonistas parecían dejarse llevar a los penaltis

    Quique decidió borrar las bandas, donde Reyes y Simao fueron intrascendentes -salvo en la jugada del gol-, y apostó por el control. Tiró de Jurado y Salvio, y la final giró de nuevo hacia el libreto previsto: dominio del Atlético y frontón del Fulham. Una película fea y sosa de la que salió reforzado, por razones obvias, el conjunto británico.

    Empecinado en colgar balones hacia el único territorio donde el Fulham es superior, el cielo del área, el Atlético amenazó con desesperarse, justo lo que esperaba el aguerrido equipo inglés para buscar la hazaña. Fue entonces cuando emergió Jurado, el único que entendió el delicado equilibrio de una final. El centrocampista, sabedor de que el hilo que separa un trofeo del llanto es fino y tenso, propenso a quebrarse en cualquier momento, tejió con pausa y precisión cuanto pudo. Ralentizó el fútbol y dejó que el partido desembocase en la prórroga.

    Exhaustos, los 22 protagonistas parecían dejarse llevar a los penaltis. A la suerte pura. Y entonces aparecieron Kun y Forlan para sacar brillo a la grandeza. Para siempre. 

    http://www.publico.es/312277/atletico/campeon/europa/league

    Atlético: año cero, día uno

    Á. L. MENÉNDEZ 13/05/2010 00:23 Actualizado: 13/05/2010 07:02

    Más allá de lo sucedido ayer en Hamburgo, la catarsis colectiva que vive el Atlético -y que se prolongará, como mínimo, hasta el próximo miércoles, día de la final de Copa- tiene que servir para cambiarle el paso a una entidad centenaria desnortada desde hace años. Es hora de arrancar la mala hierba victimista que brotó del fatalmente ingenioso calificativo de Pupa" acuñado por el presidente Vicente Calderón tras la fatídica derrota ante el Bayern en la final de la Copa de Europa de 1974.

    Alentada por campañas publicitarias tan geniales como perniciosas, el poso de sufridor se instaló en las entrañas del club, engordó y acabó tapando el auténtico espíritu del Atlético. Para justificar el descenso a Segunda (año 2000), envolvió su grandeza en compasión impostada y encerró la gloria en un baúl de lástima y xcusas baratas que contagiaron a buena parte de la masa social. Dejó de ser un equipo respetado, incluso temido y cualquier rival se cree con licencia para subírsele a las barbas.

    La cantera como símbolo

    Un silente grupo de veteranos jugadores de leyenda y un puñado de aficionados con memoria y coherencia ha mantenido viva la llama del verdadero sentimiento atlético. Ese fuego parece haber prendido estos días, avivado, paradójicamente, por Quique, un entrenador de origen blanco -ha habido y hay varios infiltrados madridistas, luego conversos, en las entrañas del Calderón- que ha sabido leer la historia y, sobre todo, transmitirla al mundo.

    Y ha reforzado su discurso renovador con hechos. O, para ser exactos, con De Gea y Domínguez, dos chavales de la cantera a los que la afición se ha ido agarrando hasta convertirlos en icono de los nuevos tiempos. El espíritu del Atlético de siempre, el de verdad, tiene que florecer bajo la alargada sombra de esos futbolistas noveles y de los miles de jóvenes seguidores que descubren estos días la versión gloriosa y grande del club que aman. 

    http://www.publico.es/deportes/312310/atletico/ano/cero/dia

    El truco del Kun vale un título histórico

    El argentino desvela la seña que le hizo a Forlán en el gol que supuso la victoria ante el Fulham. Las celebraciones rojiblancas se iniciarán esta tarde a las 17.30 en la capital.

    HUGO JIMÉNEZ Enviado especial a Hamburgo 12/05/2010 23:49 Actualizado: 13/05/2010 00:29

    "Le hice una seña a Diego para que fuese al primer palo, lo entendió y marcó". Una argucia para la historia fue la que le hizo Aguero a Forlán. Después de esa carrera infinita, el argentino aún tuvo tiempo para mostrarle al Forlán el camino del gol con esa seña que sella una sociedad que ayer hizo historia. "Desde que llegué estoy feliz de defender la camiseta y lo haré de acá hasta donde pueda", dijo Aguero, alusión a su incierto futuro. "Esto va por ellos, por los que han venido hasta aquí para animarnos y por los que se han quedado en Madrid. El título es de todos", confesó el Kun.

    Por fin, Antonio López pudo formar parte de la composición de su fotografía soñada. Capitán del Atlético y brazos arriba alzando la Copa. "Se lo dedicamos a todos los atléticos. Mi primera final y mi primer titulo. Es increíble, no hay palabras palabras. Siempre he estado orgulloso de ser capitán de este club, pero hoy es el día más feliz de mi vida", se expresaba, visiblemente emocionado Antonio López, al que Aguirre le arrancó inexplicablemente el brazalete de capitán . "Me siento un privilegiado, lo mejor que me ha pasado en la vida es haber fichado por este club", decía Perea, él, que ha sido tan vapuleado por sus errores, pero que ha levantado cabeza y ahora ya no es un incomprendido y un apestado para la grada.

    "Este partido merecíamos ganarlo, fue una lástima el empate, me tocó hacer los goles y siempre los disfruto. Aún más el segundo, claro", relataba extasiado Forlán, el héroe del partido junto al Kun y a De Gea. "Con el tiempo nos daremos cuenta de lo que significa esto", proseguía el uruguayo, que encabezó la vuelta al terreno de juego del equipo para lanzarle un saludo de eterno agradecimiento a sus seguidores. "Quique me ha ayudado mucho. Le estoy muy agradecido a él y también a la afición", balbuceaba Reyes, otro como Perea que ha reconquistado a la hinchada atlética.

    "Admiro a estos jugadores y el trabajo que hacen . Estoy emocionado"

    "Admiro a estos jugadores y el trabajo que hacen . Estoy emocionado. Está siendo una temporada muy dura. Ha sido una oportunidad que nos brinda la historia y la hemos aprovechado. No se repetirá fácilmente", advirtió Quique Flores, todavía con ese abrigo azulón estilo Mourinho, igual que esa barba dejada de dandy que lucía. "Siento mucha emoción e ilusión. Nosotros hemos trabajado para generar felicidad", proseguía Quique, que tenía clara la dedicatoria: "Se lo dedico a mis cuatro hijos, a mi mujer Patricia y a la afición".

    "Estamos decepcionados. Hemos hecho todo. Todo apuntaba a que íbamos hacia los penaltis, pero hemos fallado. Estábamos organizados bien disciplinados, hemos intentando lograr un buen resultado, pero Forlán ha sabido aprovechar la oportunidad en el segundo tiempo de la prórroga. Y no nos ha dado tiempo a recuperarnos", declaró Hodgson, técnico del Fulham. "Para nosotros, es una decepción haber perdido esta final, pero estoy muy orgulloso de lo que han hecho nuestros jugadores", añadió el técnico.

    "Es uno de los momentos más felices de mi vida, todo esto me hace recordar a mi padre y lo mucho que hubiese disfrutado en esta final. Esto es algo muy grande para los aficionados del Atlético, pero yo lo siento un poco más por todo el sufrimientos de los últimos años. No sé la de pastillas que me he tomado hoy", decía un agotado Miguel Ángel Gil, director general del club.  "Hemos merecido ganar, aunque haya habido momentos en los que lo hemos pasado mal", reconocía el presidente Cerezo.

    "Es uno de los momentos más felices de mi vida"

    El Atlético tiene previsto ofrecer el trofeo conquistado desde desde la sede del ayuntamiento al pueblo de Madrid a las 17.30 horas. A causa de la prórroga la expedición rojiblanca retrasó el horario previsto de su salida desde Hamburgo, que estaba inicialmente fijada para la 1.30 de la madrugada.

    Los jugadores decidieron no ir a Neptuno al llegar para no hacerlo por dos veces. Los festejos oficiales se iniciarán esta tarde con visitas a la catedral de la Almudena, la sede de la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento y el fin de fiesta en la fuente de Neptuno, donde los jugadores esperan llegar sobre las 20.30 horas.

    http://www.publico.es/312277/atletico/campeon/europa/league  

    La Gazzetta Dello Sport

    Forlan fa il fenomeno
    Europa League all'Atletico

    L'attaccante dei madrileni segna la doppietta che dopo i tempi supplementari regala la competizione, appena rinominata, agli spagnoli. Ad Amburgo superato 2-1 il Fulham di Hodgson, che aveva pareggiato nei regolamentari la rete dell'uruguaiano grazie a Davies

    MILANO, 12 maggio 2010 - La prima Europa League della storia finisce nella bacheca dell'Atletico Madrid. Che non vedeva un trofeo internazionale dal 1962, quando conquistò la Coppa delle Coppe battendo la Fiorentina. L'eroe della serata è Diego Forlan, attaccante uruguaiano stagionato ma di gran livello, che con una doppietta stende un Fulham indomito, però con meno qualità tecnica degli spagnoli.

    sfida spagna-inghilterra — È stuzzicante, di primo livello, come confronto di stili e valore assoluto, anche se i biancorossi della capitale iberica sono soltanto noni nella Liga (seppure in finale di Coppa del Re) e la formazione di Hodgson, manager dell'anno, è finita solamente 12ª in Premier League. Ma questa finale di Amburgo premia chi a questa competizione ha creduto, mentre per esempio le formazioni italiane l'hanno colpevolmente un po' snobbata.

    Diego Forlan esulta dopo il gol vittoria. ReutersDiego Forlan esulta dopo il gol vittoria. Reuters

    atletico in vantaggio — Il primo tempo mostra un Atletico più convincente. Più manovriero, propositivo, sempre pericoloso in avanti con la coppia Aguero-Forlan. L'argentino è funambolico, svaria su tutto il fronte offensivo, bravo anche ad allargarsi e a proporsi da rifinitore, l'uruguaiano è maestro nel farsi trovare al posto giusto al momento giusto, e la porta la vede bene, eccome. Colpisce infatti un palo di sinistro su assist del Kun, poi, trova il vantaggio scattando sul filo del fuorigioco sulla conclusione sbagliata del "genero" di Maradona che si trasforma in assist. Azione originata da un bello spunto di Reyes, che si accende a sprazzi. È l'1-0 meritato per la squadra di Quique.

    Simon Davies esulta dopo l'1-1. ReutersSimon Davies esulta dopo l'1-1. Reuters

    pari fulham — Gli inglesi, giustizieri della Juventus, tengono botta con Hangeland che spazza l'area e sbroglia un paio di situazioni intricate senza stare a guardare alla forma. Rinvii alla cieca, e via, pur di restare in partita. E gli sforzi della squadra di Hodgson vengono premiati. Grazie ad un super gol di Davies, che segna con un gran destro al volo sul primo palo dopo un'azione insistita di Zamora. È l'1-1. Che penalizza i colchoneros, che caricano a testa bassa senza sfondare sino all'intervallo.

    il fulham cresce — Nella ripresa. La gara diventa più fisica e giocata a ritmo alto, il che favorisce gli inglesi. Che guadagnano anche in tecnica quando l'americano Dempsey sostituisce Zamora, un pennellone che fa volume davanti, ma ha piedi da ricalibrare. L'Atletico accusa la stanchezza, la pioggia che appesantisce il campo diventa un fattore. E così chiude sì il tempo in avanti, provando a scongiurare i supplementari e invocando senza successo un rigore per fallo su Aguero, ma l'occasione più pesante porta però una firma inglese, quella del solito Davies, pericoloso con un improvviso destro di prima intenzione, bravissimo De Gea.

    Forlan si gode la coppa. ReutersForlan si gode la coppa. Reuters

    tempi supplementari — Quando sembra che gli inglesi possano portare la finale ai rigori, o addirittura fare il colpaccio uscendo fuori alla distanza, gli spagnoli regalano due guizzi. Sempre di Forlan, che prima serve su un piatto d'argento a Salvio un'occasione poi divorata, poi si mette in proprio e con una zampata sottoporta su assist di Aguero trova il gol vittoria sfruttando anche la deviazione di Hangeland. Il testimone dello Shakhtar Donetsk, ultimo vincitore della Coppa Uefa, lo raccoglie l'Atletico Madrid.

    Riccardo Pratesi

    http://www.gazzetta.it/Calcio/Estero/12-05-2010/forlan-fa-fenomeno-603958357155.shtml

    AS

    Hijo, por esto somos del Atleti

    Iñako Díaz-Guerra 13/05/2010

    Un gol de Forlán al final de la prórroga dio la primera Europa League. El uruguayo también marcó el 1-0. Igualó Davies. Primer título rojiblanco en 14 años

    Ustedes leerán esto hoy, pero yo escribo en directo. En este momento el Atleti da la vuelta de honor al Hamburgo Arena con la copa de la Europa League en sus manos. Saltan, se abrazan, besan a Forlán, Agüero se ríe compulsivamente, Joel viste la camiseta de Asenjo, Quique flota sin perder la compostura ni la bufanda... Y yo estoy empapado por dentro, pensé que era la maldita humedad de esta gélida noche alemana, pero no, son unas lágrimas de emoción que, aunque contengo, calan. El Atleti, 48 años después, vuelve a ser campeón en Europa y si ni por éstas me puedo poner cursi, ya me contarán...

    Porque, claro, el infarto también rondó nuestro destino. No podía el Atleti, confortablemente superior al Fulham, haber ganado con cierta holgura, no, le parecería decepcionar a su afición y a su historia. Así que esperó al minuto 117 de la prórroga, cuando los penaltis acechaban, para que Forlán agarrara a los fantasmas de Schwarzenbeck y del Pupas y les metiera una paliza. Le ayudó, cómo no, su socio Kun, que montó una escabechina de defensas en la banda hasta ponerle el balón a Forlán, que remató en carrera, con el exterior, muy difícil. Pero Fortuna entendió que acumulaba demasiadas deudas sin pagar y la pelota pasó entre las piernas de Hangeland, que llegó a rozarla antes de que entrara en la portería y desatar la locura.

    Dos horas antes, el uruguayo, perdón, el señor Uruguayo, no había tenido tanta suerte y su remate cruzado pegó en el palo. Era el minuto 12 y el Atleti, asumiendo su condición de favorito, dominaba sin juego pero con carácter. El Fulham parecía un equipo de futbolín, siempre perfectamente alineado pero con la cintura de madera y un pie pegado al otro. Su plan era sencillo: pelotazo y a esperar que Zamora, claramente mermado al correr pero un trolebús al chocar, prolongara la jugada. Pero Domínguez, sensacional, fue un muro.

    Intercambio de golpes. Así que el Atleti controlaba esperando un destello de los de arriba. Este llegó en una arrancada de clase de Reyes por la derecha, que tocó Simao, remató en semifallo Agüero y remachó Forlán al filo del fuera de juego. 32 minutos y lo más difícil estaba hecho. O no. Porque de inmediato el Atleti se relajó y el Fulham empató en la primera que tuvo. Zamora se va de Perea, tocan Duff y Gera y remata inapelable Davies. Bajonazo y pánico al descanso.

    El primer cuarto de hora de la segunda parte fue un sinvivir. El Fulham, con un fútbol tan elaborado como una naranja sin pelar, empezó a rondar el área de De Gea, que en ese rato tuvo que salir de urgencia a los pies de Gera, hacerle una palomita a Dempsey y un paradón a Davies. La grada era el espejo del alma. Mientras la del Fulham cantaba despreocupada como amigos en un bar, la del Atleti lo hacía como un adolescente histérico en una prueba del conservatorio. La enorme diferencia entre no tener nada que perder y llevar demasiados años perdiéndolo todo.

    Pero pasó la tormenta. La afición recobró el aplomo, Jurado entró por Simao, que se fue enfadado en vez de agradecido por seguir siendo titular con el año que lleva, y el Atleti recuperó la pelota. El peligro tardó bastante más porque ayer el Atleti transformó los pases de la muerte en, a lo sumo, pases del susto de muerte. Una y otra vez llegaba hasta la línea de fondo, sobre todo un Ujfalusi desatado, y ponía un balón atrás al corazón del área que acaba inevitablemente alto, desviado o en el trasero de un defensa. La prórroga fue el destino inevitable.

    Y de golpe, cuando la tensión ambiental resultaba insoportable y las voces salían tenues de las gargantas, el Atleti se sintió campeón por derecho y se fue a por el partido, entendiendo que la gloria estaba allí, en esa media hora, y que de no agarrarla se arrepentiría hoy, también mañana y para el resto de su vida.

    Asedio. El Fulham reculó sin rubor alguno y las ocasiones fueron goteando con cierta lentitud por el empeño del Atleti de colgar balones por alto, que con el Fulham tiene la misma efectividad que un ataque marítimo a Suiza. Pero cuando la pelota rodaba era otra cosa. Una mano salvadora de Schwarzer en un balón muerto, un disparo levemente alto de Forlán y, sobre todo, una doble carambola memorable en la que ni Salvio ni Agüero embocaron un balón que era gol o gol. O fuera por poco. Tras 14 años de sequía y angustia esa jugada dio la impresión de sentencia silenciosa.

    Pero ya saben que no. En este instante Quique habla en sala de Prensa y no logra una coherencia absoluta en sus palabras, sin embargo nunca nadie se expresó con tanta claridad. Su discurso emocionado, algo inconexo y absolutamente feliz es el de todos los atléticos del mundo. Miro mi teléfono móvil y tengo 52 mensajes de texto sin leer. No lo necesito. Sé lo que dicen: el Atleti es campeón y la vida es hoy perfecta.

    Perfecto

    Forlán

    Marcó los dos goles que hicieron que el Atlético ganara el trofeo. Su nombre está en la historia rojiblanca.

    Fenomenal

    Agüero

    Suya fue la jugada del gol definitivo. Cuando cogía la pelota, los defensas del Fulham temblaban.

    Muy bien

    Domínguez

    Estuvo enorme durante toda la final. Anuló a Bobby Zamora el tiempo que éste estuvo en el campo.

    Bien

    De Gea

    Solventó con seguridad lo que le disparó el Fulham. En el tiro a bocajarro del gol no pudo hacer nada.

    Regular

    Zamora

    Forzó para estar en la final y no pudo hacer nada ante Domínguez. Apenas entró en juego.

    Mediocre

    Dempsey

    Salió para suplir a Zamora y tampoco llevó peligro. A pesar de su calidad estuvo muy frío sobre el campo.

    Flojo

    Simao

    Se enfadó tras ser cambiado en el minuto 68, cuando no estaba siendo muy incisivo en banda.

    Muy mal

    Duff

    Otro de los pilares del Fulham que estuvo inédito en la final. No fue el líder del Fulham que se suponía.

    http://www.as.com/futbol/articulo/hijo-somos-atleti/dasftb/20100513dasdaiftb_1/Tes

  • El Atleti campeón de la Europa League. Revista de prensa

    ABC

    Heroica gloria del Atlético

    POR JOSÉ MANUEL CUÉLLAR


    Actualizado Jueves , 13-05-10 a las 07 : 55

    Hay un estrecho sendero en el camino hacia la gloria que está cercado por agua y fuego. Caes a un lado y te ahogas, caes al otro y te quemas. A uno y a otro costado caen los temblorosos, los que dejan el fútbol de un lado y se pertrechan, temerosos, en la miseria de la retaguardia.

    El Atlético no es de esos. Fiel a su historia, fue a la final con el pecho descubierto, novio de la muerte, amparado en la fe que le da el talento de sus hombres ofensivos, fiel a sí mismo ante un rival ordenado, muy trabajado y enormemente disciplinado.

    En ese contrapunto de estilos se jugó la final y en ese mismo contrapunto el Atlético fue casi siempre mejor, argumentando su mayor pegada que acabó con el gol de Forlán en el enésimo enlace con Agüero, que fue una víbora lleno de veneno atizando en el tobillo (que es dónde le llegaba) del gigante Hangeland (1,95). Y también fiel a su estilo hasta el final, el Atlético cometió su pifia habitual que le costó el gol de Davies para alcanzar un equilibrio que no se veía en el choque.

    En el contexto general del primer tramo, el Atlético fue más en casi todo: entró por los costados con habilidad, se desdobló en diagonales con derroche físico y siempre amenazó arriba con sus agudos estiletes. El Fulham también confió en su estilo: contundencia, líneas juntas, equipo compacto y simpleza que delimitaba con la sosería en casi todo lo que hizo.

    Refugiados en De Gea
    Aun así, la segunda parte fue un calvario porque el Atlético se descosió. Desfondados los rojiblancos, se creó un desierto entre Forlán y Agüero y el resto. En ese descontrol, el orden inglés se impuso, se presentó ante la portería atlética y ahí se quedó: frenado por el grandísimo De Gea, que realizó paradas de todo tipo, manteniendo a flote a su equipo, que hacía aguas en puntos vitales de la embarcación.

    Fue hasta que también se acabó el fuelle inglés, que no duró mucho más. El último tren lo cogió el Atlético con más fe que el Fulham, que se refugió en su coraza de tortuga, asediado por todos lados en los minutos finales. La prórroga, con el Fulham sin aire, fue del Atlético, que llegó con todo y con más armas. Hasta que apareció la dupla, el Kun por un lado y «el U-ru-gua-yo» por el otro para dar la gloria al Atlético.

    http://www.abc.es/20100512/deportes-futbol/futbol-atletico-fulham-cronica-201005122144.html

    El Mundo

    El Atlético se inscribe en el futuro



        * Hasta el minuto 115 no certificó con goles su superioridad sobre el Fulham
        * El Atlético concedió el gol a Davies cinco minutos después del primero de Forlán
        * Una excelencia de Agüero permitió al uruguayo definir el gran logro europeo

    Fernando Llamas | Actualizado miércoles 12/05/2010 23:13 horas

    Empatado en compromiso y muy superior en todo lo demás, el Atlético de Madrid inició la final de la Liga Europa tan temeroso como el Fulham. Pasada la fase de adaptación, el grupo madrileño se movió con soltura y desarrolló un fútbol a ratos admirable. Golpeó con Forlán en el 32 y se flageló con el látigo de Perea, que permitió en primera instancia el gol de Davies. En la primera parte ganó en todo; en la segunda, en nada; mediada la prórroga ofreció indicios de campeón y 48 años y 115 minutos después, Forlán agarró por la asas el segundo trofeo continental de la historia del club del Manzanares, tras la Recopa de 1962. [Narración]

    Las filigranas de Agüero en sus incursiones, preferentes por el costado izquierdo, sus controles, reversos y fintas debían dictar sentencia. Forlán merodeó cerca, siempre cerca de su alimento, hasta que lo cazó. A la media hora remachó sin miramientos un balón procedente de un remate mordido del Kun. En posición que la televisión delató ilegal por milímetros, le dio un largo de ventaja al Atlético de Madrid. Una hora y 25 minutos después, todavía tuvo aliento e inspiración el Kun para completar la jugada del año, darle el balón al uruguayo infalible, que lo empujó ni se sabe cómo. Pero en el 115, el Atlético ya se sentía, merecida y sufridamente, campeón de la primera edición de este largo y tortuoso torneo continental.

    Tras el primer gol de Forlán, el de la primera parte -precedido por un impacto al palo con remite uruguayo-, el Fulham penaba arrinconado por un rodillo táctico y técnico. Pero el disgusto sólo le duró cinco minutos. Echaba balones fuera, buscaba sin éxito a su goleador Zamora, hasta que una indecisión de Perea, el colombiano de doble filo, le regaló la ocasión de gol. No supo aprovecharse el delantero inglés de ascendencia caribeña, pero se reprodujo el síndrome del rebote al rival que persigue al 'Aleti'. Balones trompicados en el área, fabricados en serie, a botas enemigas. El centro de Gera lo peinó Assunçao y se convirtió en asistencia a Davies, un francotirador que ya había avisado una primera vez desde lejos. Entonces respondió la tenaza asombrosa de David de Gea; en esta segunda oportunidad, a corta distancia, reventó la portería española.

    Quién dijo que una final era fácil. Tras cinco minutos de alivio, nada más, de nuevo la constancia, aún más intensa, para molestar al portero australiano que defiende al Fulham, Mark Schwarzer. Jugando por la Copa de la UEFA ante el Sevilla, alistado entonces en el Middelbrough, encajó cuatro goles. Esta vez se complicó muy poco ante los disparos de Reyes y Simao y sacó con esmero un zurdazo de Forlán de apariencia letal justo al término del capítulo uno.

    Capítulo dos: el Fulham, cambia de máscara. De cohibido y carroñero a ambicioso y depredador. Desconfiado de su calidad, esperaba más de una presión adelantada sobre el Atlético que de sus cualidades. Y efectivamente, pilló al Atlético con el paso cambiado. Obligó a De Gea a partirse la cara ante el húngaro Gera, en carrera por un balón mal defendido, de nuevo, por Perea. El portero de moda saca otro peligrosísimo remate de Davies, esta vez asistido por error de Antonio López.

    Cuanto se refiere a la defensa atlética debe matizarse: Álvaro Domínguez despachó un partido perfecto: en posición, anticipación, salida de balón, ayudas zonales... La consagración de lo que debe ser un mito rojiblanco en la década que comienza.

    La amenaza del Fulham en ese arranque de la segunda parte no pudo con los sueños del Atlético. Se rehicieron los de Quique poco a poco, aunque sin recuperar la presencia amenazadora en casa ajena. Los continuos balones colgados a la altura del área eran cabeceados sin problemas por los espigados defensores del Fulham y ni Forlán ni Agüero estorbaron a Schwarzer en todo el segundo tiempo, que se encaminó a la prórroga irremediable, con dos jugadores de refresco en cada bando: Jurado y Salvio (disgusto en la cara de Simao y mutis de Reyes) en el Atlético y Dempsey y Nevland (por Zamora y Duff).

    Dos jugadas inteligentes del mito uruguayo, que había estado desaparecido durante un largo periodo, fueron armas hirientes contra el Fuhlam en la primera parte de la prórroga. El portero australiano arruinó la primera y la segunda, al límite del primer cuarto de hora extra, no la supo embolsar Salvio con la portería abierta a su uso y disfrute.

    Pero Forlán y el Kun habían regresado al partido y luchaban contra la ruleta asesina de los penalties a pesar de contar con el imponente De Gea. A la penúltima oportunidad, la genialidad brotó de nuevo. Y el Atlético regresó de la noche de los tiempos, de aquellas páginas ya amarillentas. Quique lo ha inscrito en el futuro.

    http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2010/05/12/futbol/1273687069.html

    Del cómic al cuadro

    Orfeo Suárez



    13 de mayo.- Hacía ya largo tiempo, demasiado, que el Atlético bajó del cuadro a la caricatura, entreverado por personajes de cómic. Llegó a interiorizar esa nueva categoría con complacencia hasta el punto hacer de la derrota su propia liturgia, como refleja el expresivo qué manera de palmar de Joaquín Sabina.

    Ese cóctel sentimental de compasión, rebeldía y alguna manía persecutoria le permitió mantener e incluso aumentar la fidelidad de una afición ejemplar, pero erosionó su sentido competitivo hasta hacer peores a los futbolistas que contrataba. El doblete del 96 fue una oportunidad perdida. Hamburgo y, quizá, Barcelona representan la segunda, ya sin intervenciones judiciales y sin un personalismo capaz de devorarlo todo a su alrededor, incluso a sus propios hijos, como Saturno.

    El segundo título europeo en su historia llegó con dificultades, más de las que anticipaba la diferencia técnica entre los dos equipos, y de ahí es de donde pueden sacarse las conclusiones más positivas, con independencia de los errores. A partir de su caída en la Champions y la llegada de Quique Sánchez Flores, toda la andadura del Atlético en la Europa League ha sido un ejercicio de madurez, el de un equipo que se ha sobrepuesto a los peores momentos, que es como se llega a las finales, fuera en Lisboa, en Liverpool o en Estambul.

    Que se ha negado a palmar, en una palabra, y eso es competir. Lo prueba la final que ganó sin jugarla, fiel a lo que Luis Aragonés dice sobre esta clase de partidos, aunque su experiencia en rojiblanco aparezca ligada al malditismo, como jugador frente al Bayern Múnich del impronunciable Schwarzenbeck, en 1974, y como técnico ante el Dínamo de Kiev del maestro Valery Lobanovski, en 1986.

    El Fulham no está en semejante segmento, ni tiene futbolistas de la jerarquía de Beckenbauer, Maier, Zavarov o Blokhin, pero los títulos hay que ponerlos en perspectiva, más allá del punto final, para explicar cómo y por qué se han producido.

    Eso debe hacer ahora el Atlético, después de la Copa pero con independencia de lo que suceda, porque un título es suficiente para quedarse con las cosas positivas, que son muchas. Al observarlas, es evidente el trabajo de un entrenador que sólo levantó la voz cuando necesitaba una reacción, pero que obró con mucho sentido común y empezó por reconstruir al equipo desde lo táctico, desde lo defensivo, que es lo único que devuelve la seguridad a los futbolistas.

    Quique le puso a la deriva una hoja de ruta. De pronto, apareció en el primer equipo una cantera que parecía inexistente, desde De Gea a Domínguez, para contribuir a poner cimientos al Kun Agüero y Forlán, a esperar sus momentos sin desperdiciar el resto del tiempo y así cantar qué manera de ganar para volver, de una vez, al sitio que le corresponde, al cuadro.

    http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2010/05/13/libredirecto/1273701805.html

    Neptuno es Forlán

    Julián Ruiz



    12 de mayo.- El masoquismo atlético debe superar superar sus traumas definitivamente. Que invoquen a Neptuno. Es fácil escribir que jamás ví oscurecerse el triunfo rojiblanco. Sólo hubo la sospecha de los penaltis, pero el Fulham era mucho peor equipo. Tenía que perder obligatoriamente.

    Todo ello tras el nerviosismo, la taquicardia de una final que dejó extenuados a los atléticos, que deben superar definitivamente el trauma del 'pupas'. Eso es un atisbo del pasado. Son otros tiempos.

    Que se lo digan a un técnico bajo sospecha que era Quique Flores, que se encargó un equipo que iba directo hacia el infierno. Tras muchas dudas decidió que este conjunto es muy irregular y decidió jugársela al cuerpo a cuerpo de las eliminatorias a dos partidos. En consecuencia, dos finales con un sistema táctico que era el mismo de los tiempos del 'vasco' Aguirre, salvo en la mentalidad de los jugadores.

    Ahora ya tiene un título y es posible que la semana que viene caiga el segundo, salvo error o cansancio rojiblanco, que vió en la segunda fase como el fantasma de los músculos perdidos se comía la cabeza del Neptuno rojiblanco. Pero el Fulham fue un tronco en un oceano sin lograr establecer un rumbo fijo que le llevara alguna parte en ese mar inmenso. Neptuno jugaba a favor del Atlético.

    Caso aparte son el Kun y Forlán. El cono sur borró todo atisbo del mal fario rojiblanco. El Kun y Forlan fueron una vez más determinantes, como si el Atlántico que lleva hasta Hamburgo hubiera entendido a estos embajadores de la mar oceanica. El uruguayo hizo los goles, pero también es verdad que sin el padre de los nietos de Maradona no hubiera forzado o trajinado a los defensas ingleses, Forlan no se llamaría una vez más Forlángol.

    Dos cosas más. Creo muy importantes. De Gea es o va a ser el mejor meta de nuestro país. Jamás hubieran llegado hasta aquí sin él. Domínguez, una vez más la cantera, representa el presente de un fútbol español que supera el deficit público de nuestro país.

    http://www.elmundo.es/elmundodeporte/especiales/2009/08/liga/blogs/elcortadordecesped.html

    El País

    El Atlético despierta a Neptuno

    Un maravilloso gol de Forlán en la prórroga glorifica de nuevo a los rojiblancos ante un resistente Fulham

    JOSÉ SÁMANO - Hamburgo - 12/05/2010
     
    No fue Hans-Georg Schwarzenbeck y se deletrea mejor: Diego Forlán . Treinta y seis años después, el último segundo fue rojiblanco, por una vez el Atlético se entronizó con honores cuando se le escurría otra oportunidad de alcanzar el Olimpo. A una campanada del cierre, como aquel Bayern del 74 que tanta pupa le hizo con el punterazo de ese mocetón alemán llamado Schwarzenbeck en su única final de la Copa de Europa, una maravillosa espuela de Forlán hizo bingo para el Atlético. Hamburgo se tiñó de roja y blanca, como la cercana Stuttgart de 1962, sede hasta ayer del primer y último título europeo del Atlético, anoche con la solera de antaño. No fue una faena de aliño. Para el Atlético no hay alfombras, ya se sabe que en su genética hay un embrujo especial, algo de masoquismo. Está de nuevo en los altares y con todo merecimiento. Ha resistido en una competición asfixiante, inacabable. Ante un entusiasta y resistente Fulham, el broche final mereció la pena. Forlán, majestuoso otra vez, le puso el lazo en la prórroga y se hizo justicia. Sin alardes, el Atlético fue mejor. Su delantera tiene un encanto especial, le sobra ingenio. Agüero y Forlán, Forlán y Agüero no son materia gris precisamente. A ellos, en gran medida, les debe Neptuno su dulce despertar.

    Atlético de Madrid: De Gea; Ujfalusi, Perea, Domínguez, Antonio López; Reyes (Salvio, m. 77), Assunção, Raúl García, Simão (Jurado, m. 67); Agüero (Valera, m. 117) y Forlán. No utilizados:Joel; Juanito, Valera, Cabrera y Camacho.

    Fulham: Schwarzer; Baird, Hughes, Hangeland, Koncheskhy; Duff (Nevland, m. 83), Etuhu, Murphy, Davies; Zamora (Dempsey, m. 54) y Gera. No utilizados:Zuberbühler; Pantsil, Dikgacoi, Riise y Greening.

    Goles: 1-0. M. 31. Forlán remata un pase de Agüero. 1-1. M. 36. Davies, desde el segundo palo tras un centro de Gera. M. 116. Forlán, otra vez a pase del Kun.

    Árbitro: Nicola Rizzoli (ITA). Amonestó a Hangeland, Salvio, Raúl García y Forlán.

    57.000 espectadores en el Hamburgo Arena.

    Visto el cartel, el linaje respaldaba al Atlético, que alguna vez tuvo otro rango . Nada comparable al desierto del Fulham: 131 años de vida a la espera de una final, de cualquier final. Su primer asalto le había costado 18 partidos y un tour de miles y miles de kilómetros desde su estreno en la competición el pasado 30 de julio. Historias al margen, en el presente el gran desequilibrio entre ambos lo marcan dos prodigiosos delanteros rojiblancos. El Atlético, con una plantilla corta y un curso maratoniano, cuelga del Kun, un pícaro con cara de dibujo animado, y Forlán, gol puro forrado de abdominales. El Fulham no está en la burguesía del fútbol británico, no hay estrellas en su firmamento. Su fortaleza es el colectivo, su espíritu gregario: le mueve Murphy, percute Zamora y amenaza Gera, que apunta al mejor jugador producido por Hungría en décadas. Es un equipo muy ortodoxo, nada cosmético, pero toca dos teclas y las sabe tocar. Ante el mayor repertorio futbolístico del Atlético, que siempre tuvo más cerca el podio, ofreció respuestas y apretó la mandíbula.

    Es costumbre que las finales despeguen al ralentí. Todos quieren saber de qué va el adversario, el tanteo es inevitable. La cita de Hamburgo no fue una excepción. Anudado como estaba el partido, sólo podía descorcharse con una trenza de Agüero y Forlán, la etiqueta del mejor Atlético, o una embestida de Bobby Zamora, el sabueso del Fulham, que, renqueante, aguantó una hora. Y así fue por ambas partes. A un eslalon de Reyes respondió el Kun con un tiro dislocado, al que estuvo atento el ariete uruguayo, tantas veces sostén de los suyos. No faltó a la gran cita. La ventaja madrileña era consecuencia de la facilidad de sus atacantes para desestabilizar el débil dique defensivo inglés, con dos centrales poco sutiles como el gigantón Hagenland y Hughes. El Kun y su socio charrúa les sacaban de rueda con una facilidad pasmosa. El poste derecho de Schwarzer ya había escupido un zurdazo de Forlán antes de que hiciera diana. El portero australiano también había sido exigido en un lanzamiento picante de falta de Reyes.

    No había novedad en el despliegue de uno y otro equipo, que van justos de fútbol. Donde el Atlético buscaba a sus pretorianos, el Fulham descargaba el juego de forma machacona sobre Zamora, un pívot que maneja muy bien su carrocería. Mejor anclado por Domínguez, para Perea, más liviano, fue una cruz. Como era previsible, por esa vía llegó el empate inglés. Zamora hizo descarrillar al central colombiano, que se empotró en el suelo tras un cuerpo a cuerpo, y la jugada derivó hacia Gera. El centro de éste, tras un desvío desafortunado de Assunçao con la coronilla, cayó a pies de Davies, a un palmo de la línea de gol. De Gea estaba sentenciado.

    A falta de centrocampistas, al Atlético le cuesta gobernar el juego. Los laterales no son profundos, Assunçao tira de pico y pala, Raúl García no tiene peso y Simao y Reyes son delanteros desde las orillas. Juegan en una dirección y a la máxima velocidad posible. Sin tránsito, al Atlético no le queda otra que tirar los dados cerca del área rival. Por esa periferia, Agüero y Forlán le dan otra jerarquía. Su despliegue en la final fue extraordinario. Quique Sánchez Flores les dio todo el auxilio posible. Fundidos Reyes y Simao, les escoltó con Jurado y Salvio. No hay más.

    El mayor empuje final del conjunto español llegó también propiciado por la retirada de Zamora, lesionado los días previos. No es que sea un estilista o tenga dotes para el Bolshoi, pero él es el guión del Fulham. Dempsey, su relevo, el estadounidense que despachó a España en la última Copa Confederaciones, tiene menos gancho. Así, el Atlético se fue a la prórroga desde el área de Schwarzer. Tras diez meses de competición, la primera Liga Europa aún tenía cuerda. Ahí la tuvo el Kun tras otra magnífica jugada de Forlán. Otra evidencia del mayor empeño ofensivo colchonero. En las prórrogas los depósitos se secan. A Forlán, no. Agüero, cómo no, le encontró de nuevo. Esta vez no fue casual como en el primer gol. La maravillosa espuela del uruguayo cuando faltaba un suspiro para los penaltis devolvió al Atlético a la cima. Gloria para Neptuno, tanto tiempo con telarañas.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/Atletico/despierta/Neptuno/elpepudep/20100512elpepudep_26/Tes

    Simplemente Forlán

    El delantero del Atlético, rematador por naturaleza, consigue dos goles y el triunfo en la primera final de su carrera

    JOSÉ MARCOS - Hamburgo - 13/05/2010

    Diego Forlán asomó en Hamburgo con el pelo revuelto y los cascos del iPod acoplados en lo más profundo de los tímpanos. Desde el primer momento, el matador del Atlético fue muy consciente de la misión que lideraba.

    La responsabilidad de los goles era cosa de Forlán . Lo había reconocido hasta Agüero, su compañero de danza. El doble Bota de Oro, dos premios de muchos lingotes que reconocen los dos fusiles que tiene por piernas, firmó anoche una de las mejores faenas que se le recuerdan. "Es tan voraz... Me recuerda a cuando era joven, a cuando el gol era mi única obsesión. Forlán es como yo", le vanagloriaba hace unos días Enzo Francescoli en la tarima del Calderón. Por lo que más perplejo estaba El Príncipe, uruguayo como Forlán, como él de Montevideo, era por la puesta a punto del goleador, siempre de menos a más: "Diego hiberna en las primeras vueltas y sale rugiendo de la cueva en las segundas, que es cuando se juegan los títulos. Quizás lo hace inconscientemente, quizás se administra como hacemos todos cuando pasan los años, no lo sé... Lo que sí sé es que lo hace de maravilla".

    El Cachabacha, el sobrenombre que acompaña a Forlán en el vestuario -"Yo le llamo Diegol, es más lindo y le define mejor", protesta el Kun- dio la razón a su precursor. Aunque no hacía falta, el ambientazo del Hamburgo Arena le desperezó. Despertó sus instintos más primarios. Los más salvajes. "Por Dios, que ganen al Fulham, si no estará insoportable, no podremos entrar en casa", rogaba Pablo, su padre. El hijo permanecía ajeno a la conversación. La final estaba a punto de comenzar y Forlán no apartaba la vista del suelo, del cielo, con la vista perdida. Los demás componentes del Atlético estaban en corrillo, dándose palmadas y gritos de ánimo mientras el charrúa parecía una estatua de Buda meditando. Casi contra su voluntad, abandonó su postura de depredador solitario y se unió al cónclave.

    Su aportación fue muchísimo más intensa y extensa en cuanto Nicola Rizzoli pitó. Era la señal que Forlán llevaba esperando toda una vida. Por fin disputaba su primera final. No lo pareció. Sus desmarques metieron en más de un berenjenal a Hangeland. Los intercambios de posición con Agüero, buscando la espalda de Hughes pusieron al otro central del Fulham de los nervios. A los 12 minutos, el delantero de rizos dorados lanzó su primer zarpazo: Agüero recuperó el balón con el cuadro de Hogdson al contrapié y asistió en diagonal a Forlán que, tras un control sutil, remató cruzado al palo largo. Diez minutos después enganchó una pelota suelta al borde del área y no se lo pensó dos veces, aunque la envió alta.

    El Atlético mandaba pero no llegaba el premio. Hasta que Diegol fue a buscarlo. En una jugada que reunió a los cuatro fantásticos del Manzanares, Reyes la puso por la derecha, Simão tocó la bola, Agüero chutó con la izquierda y le salió una asistencia perfecta para que Forlán fusilase. La celebración le llevó al éxtasis, con la mejor banda sonora de fondo posible. "¡U-ru-gua-yo! ¡U-ru-gua-yo! ¡U-ru-gua-yo!" celebró el fondo que reunía a la hinchada. El gol de Davies sólo le concedió seis minutos de gloria.

    El Fulham no quería serla cenicienta. Los otros tres remates que le permitió no llevaban veneno. Pero Forlán no cejó en el empeño. La entrada de Jurado le dio más vuelo. Y la prórroga, la segunda en 15 días, le devolvió al disparadero. Con 100 minutos en los gemelos buscó las cosquillas de Schwarzer en un remate lateral que hizo suspirar de terror a unos y de desesperación a otros. A punto de concluir la primera parte del tiempo añadido, se inventó una jugada de fábula, yéndose de tres contrarios y dejando el gol en las botas del Kun, primero, y después de Salvio. El esférico pegó por fuera de la red por más que la gente del Atlético lo gritara dentro. La falta de puntería no arredró a Forlán. Siguió a lo suyo. Ujfalusi terminó una galopada por la banda con un envío atrás que el nueve rojiblanco mandó por encima del larguero. No importó. Quedaba lo mejor.

    Un centro del Kun lo mandó a la red con la espuela. Schwarzer, que era el portero del Middlesbrough en la final de 2006, hincó la rodilla derrotado. El Sevilla le endosó entonces cuatro goles como cuatro soles. Luis Fabiano, Maresca y Kanouté convirtieron el Philips Stadion de Eindhoven en una tortura para el australiano. Desde anoche, Forlán es su nueva pesadilla.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/Simplemente/Forlan/elpepudep/20100512elpepudep_29/Tes

    Ariete largo, delantero chico

    Zamora y Agüero definen las únicas vías de ataque y los diferentes estilos de juego

    JORDI QUIXANO 13/05/2010

    Los centrocampistas, toque y pausa, definen por norma general el estilo de juego de un equipo. En Hamburgo , sin embargo, fueron los delanteros los que condicionaron el planteamiento, los que guiaron el modus operandi para alcanzar las áreas. Despreocupado por la imagen, el Fulham tiró de pragmatismo y jugó recatado. De robar el cuero, atendió a la envergadura de Zamora. Balonazo y Dios proveerá. El Atlético jugó a otra cosa. Menudo y habilidoso, Agüero demanda la pelota al pie. Balones interiores precedidos de movimientos de entre líneas. Ambas armas fueron provechosas.

    De Gea.
    No acusó la falta de experiencia y transmitió seguridad para atemperar los nervios de su zaga. Tiene una aspiradora por guantes. Al primer disparo de Davies respondió con un blocaje. Al segundo, encajó el gol. No tuvo, en cualquier caso, mucho trabajo.

    Schwarzer.
    Pésimo con los pies hasta el punto de que su zaga nunca se apoyó en él con la pelota controlada. Pero buen cerrojo bajo los palos. No le temblaron las manoplas en los disparos lejanos y nada pudo hacer ante los disparos de Forlán.

    Ujfalusi
    y Antonio López. En el primer acto fueron insulsos en la ofensiva, laterales atados a su parcela. No les pillaron las espaldas pero palidecieron cuando Zamora se dejó caer a su costado. A la que se desataron -segundo acto-, Antonio López conectó dos disparos y Ujfalusi sacó centros sin rematador. Pero generó muchos huecos a sus espaldas que a punto estuvieron de costar un susto definitivo.

    Hughes y Hangeland.Limitados en el apartado técnico y temblorosos ante la presión adversaria, se remitieron a los pelotazos dirigidos a la boya Zamora. Perdieron infinidad de pelotas y, lentos en la corrección, fracasaron a la hora de frenar al Kun.

    Perea y Domínguez.Otro fiasco en la salida de la pelota. Sobre todo Perea, que ni siquiera pudo conectar con la siguiente línea. Rápidos en las ayudas, desdibujaron las prolongaciones. Pero sufrieron horrores para detener a Zamora, que les ganó en el apartado aéreo y les descolocó en la jugada del gol.

    Raúl García.
    Valiente y listo a la hora de leer el encuentro. No sólo fue el primero en rematar a puerta y se hartó a robar balones en la anticipación, sino que cuando tuvo el cuero, buscó los desmarques de Agüero.

    Duff.
    Ha perdido efervescencia en su juego y la rapidez en las piernas, por lo que se pierde en los regates. Cuando lo hizo simple, su equipo lo agradeció. Duró poco.

    Reyes.
    Dio amplitud al juego, pegado a la derecha para trazar diagonales o soltar pases interiores. Peligroso cuando se anudó la pelota a la bota, cuando se arrancó en carreras. Inició la jugada del gol de Forlán.

    Simão.
    No aportó nada porque no se ofreció. Al ser sustituido, puso mala cara al técnico.

    Davies.
    Habilidoso en el desmarque y oportunista en el remate, soltó un latigazo que a punto estuvo de sorprender a De Gea. Luego no perdonó.

    Jurado
    y Salvio. Salieron como revulsivos. Jurado buscó los pasillos interiores con asistencias pero se encontró con un Kun demasiado cansado. Se fajó y siempre pidió protagonismo. Y Salvio, horchata en vez de sangre, no sumó en absoluto, por más que de vez en cuando sacara algún centro. Infructuosos.

    Gera
    , Dempsey y Nevland.El primero resultó la única alternativa a Zamora porque se movió de forma punzante por la zona de tres cuartos y abrió espacios. Probó un disparo acrobático que chocó con las nubes. Dempsey y Nevland, de ideas fijas, actuaron de Zamora y chutaron toda pelota que engancharon. Se toparon, en cualquier caso, con los guantes de De Gea.

    Zamora. Referente y desatascador para el juego directo del Fulham. Una auténtica aduana que recibió tantos balones como patadas. Braceó, jugó de espaldas a portería y se enroscó las piernas a la hora de girarse. Se inventó el gol con un desmarque y un regate. Duda hasta última hora -molestias en el tendón de Aquiles-, lo cambiaron antes de tiempo y dejó huérfano y renqueante de ataque a los Cottagers .

    Agüero.
    Foco de luz para el Atlético y frontera obligada en la construcción. Sus desequilibrantes movimientos de entre líneas aclararon el frente de ataque. Provocador con la pelota controlada -buscó con persistencia las kilométricas y pesadas piernas de Hangeland-, vertical y sin miedo a conducir, encaró con descaro y desgajó las cinturas rivales. Recibió de Reyes, esperó que el central de turno le saliera al paso y cedió el gol a Forlán. Ya en la prórroga, forzado, falló un remate en boca de gol. Pero se inventó de nuevo una jugada que bien valió el segundo gol de Forlán, el triunfo del Atlético.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/Ariete/largo/delantero/chico/elpepudep/20100513elpepudep_2/Tes


    Tenía que ser así

    DAVID TRUEBA 13/05/2010
     
    La broma con los amigos del Atlético en estos días era: oye, ¿cuál es la fuente donde ir a celebrarlo? Porque pasan décadas entre triunfo y triunfo. Y se te han hecho mayores los niños que no tenías cuando el doblete. Y se te ha muerto el padre con el que celebraste la Intercontinental. Pero aquí estamos, en el año en el que el Real Madrid y el Barcelona pelean a dentelladas por la vulgar Liga, nosotros comiéndonos Europa y a tiro de dos títulos.

    Que el Fulham iba a ser un enemigo complicado lo sabíamos desde el principio. Sobre todo porque no tenía ningún pedigrí europeo y eso es anticlimático. El morbo está en eliminar al Liverpool. Pero si Al Fayed había vendido los almacenes Harrods la semana pasada a un ministro de Qatar, ya debíamos haber sospechado que el pelotazo era posible. Ahora sólo le queda vender el equipo y dedicar el rato a los nietos.

    Tenía que ser así. Ganar así. Jugando pésimo. Frente a un equipo espeso, que metió un gol en lo que fue un rapto de inspiración. Pero al otro lado el Atlético tuvo claro cuáles eran sus armas. Y los dos goles tuvieron algo de repetido, aunque con casi cien minutos de por medio. Qué paciencia. Pero si algo le sobra al aficionado del Atlético de Madrid es la paciencia.

    En el primer gol, el pase en profundidad lo tuvo que dar un defensa rival, luego Agüero chutó en semifallo y Forlán coronó la jugada con ese instinto depredador y polivalente, que le convirtió en Bota de Oro el año pasado. En el segundo y definitivo, Agüero salvó un balón en la raya de fondo y obtuvo petróleo en la combinación con Forlán y el defensa desesperado al rechazo.

    Tenía que ser así, casi llorando, arrastrándose. Basado en la pareja letal. Esos dos delanteros que convierten en balones peligrosos cualquier sandía que les llega del aire.

    En el año de la crisis, el equipo de la crisis no podía faltar a su cita impuntual con los corazones rotos, con las familias arruinadas, con los parados y toda esa patulea de gente que disfrutó de una noche excepcional bañada en un fútbol ramplón.

    En el Atlético los accidentes son la mejor virtud. Y empezamos la temporada con el fichaje rutilante del mejor portero revelación y después de partirle el alma, la autoestima y la rodilla, nos encontramos con De Gea, un chaval descarado que junto a Domínguez empiezan a apuntar que hay cantera atlética en manos de Amorrortu después de los años penosos tras el gilililazo que la cerró.

    Estábamos preparando la lotería de los penaltis, confiados en que a un portero vestido de naranja de los pies a la cabeza sólo le podría marcar un gol algún rencoroso con el reparto del butano, cuando llegó el milagro, el accidente, el esfuerzo final. Y otra vez Forlán se arrancó la camiseta y el árbitro le mostró la tarjeta más protestada por la hinchada femenina.

    Y Enrique Collar cantaba desafinado el himno del Aleti en la transmisión de la tele, porque ese himno hay que cantarlo desafinado. Y en el partido desafinado pudimos ganar un trofeo que ni siquiera sabemos muy bien cómo se llama. Es igual. El hambre de títulos estuvo a punto de paralizarnos, en un equipo poblado de jugadores que esperaban con ansia la reivindicación. La eliminatoria del Liverpool había devuelto la autoestima a este equipo agónico. La grandeza volvía a resonar tras un año esquizofrénico donde nada bueno duraba 15 días y al desastre lo coronaba siempre un arañazo de éxito. El Atlético deja magullado a su aficionado. Te da un masaje a pellizcos, a pisotones. Pero finalmente tocaba ganar.

    Y aunque no nos lo creamos ni nosotros mismos, en una semana tenemos otra final. Frente a un rival conocido y temido, pero crecidos como nunca. Todo es posible. Soñaremos más fuerte.

    http://www.elpais.com/articulo/deportes/Tenia/ser/elpepudep/20100513elpepudep_1/Tes

    Marca

     

    EL ATLÉTICO SE CORONA CAMPEÓN DE LA EUROPA LEAGUE CON UN DOBLETE DE FORLÁN (2-1)
    Los grandes siempre vuelven

    · Forlán, héroe del equipo durante toda la competición, aparece también en la final para hacer un doblete y dar el título en el minuto 116

    · Sensacional partido de Domínguez y aparición decisiva de De Gea · El Atlético vuelve a sonreir

    MANUEL MALAGÓN 12/05/10 - 23:20.

    La historia del Atlético de Madrid siempre la escribieron jugadores como Forlán, goleadores y competidores en estado puro, o como Agüero, genios capaces de sacar peligro de un balón perdido, o como Domínguez y De Gea, gente de la casa que sacan lo mejor en los partidos más trascendentales. Gracias a ellos, y también a otros, el Atlético vuelve a sonreir y a colocar su nombre en Europa. Ganó al Fulham (2-1) en la final de la Europa League con un doblete del uruguayo, el segundo tras una gran jugada de Agüero, y con un partido soberbio de sus dos canteranos, que sostuvieron al equipo en los peores momentos.

    La cantera tuvo un peso clave en el triunfo: De Gea hizo una parada salvadora y Domínguez sostuvo al equipo en los peores momentos

    Mucho se ha escrito en los últimos años de la condición de 'Pupas' del Atlético. En Hamburgo se demostró que de eso, nada de nada. El Atlético siempre ha sido un club ganador y con la suerte necesaria, como corresponde a los ganadores. Porque el Atlético ha buscando esa suerte a lo largo de toda la competición y la ha encontrado. La tuvo en Liverpool y la tuvo en la final, frente al Fulham, cuando más raro estaba el partido, cuando el Atlético empezaba a ver los fantasmas de sus anteriores finales. Ahí apareció Agüero para pelear un balón que se perdía, con plomo en las piernas tras casi 120 minutos de pegarse con Hangeland y Hughes. Midió a este último y centró al corazón del área, donde Forlán remató como pudo, no fue el mejor remate de su vida, pero el balón superó a Schwarzer. El gol, y el peregrinar del Atlético durante toda la competición, ha tenido de todo menos de 'pupas'. Ese calificativo es para otro, no para el Atlético.

    La final fue como se preveía, con tensión, con nervios. En los primeros minutos el balón no pasó por ningún centrocampista, el Fulham buscaba a Zamora y el Atlético a Forlán y Agüero, los dos de forma directa, y ahí el equipo inglés es mejor. Hasta que no apareció Agüero para bajar el balón y sembrar el terror en la defensa del Fulham, el Atlético no mostró su superioridad. El argentino hizo dos jugadas antológicas, con recortes marcas de la casa, demostrando que por abajo los delanteros rojiblancos eran muy superiores. Cada vez que caían a banda Forlán y Agüero y los centrales del Fulham salían de su sitio, el Atlético tenía superioridad.

    El gol del Atlético llegó en la primera aparición de Reyes en el partido, y casi la única. El sevillano desbordó por la derecha y puso un buen balón a Simao, el portugués la tocó en la frontal, Agüero chutó y el disparo del argentino se convirtió en el mejor pase posible para Forlán, que acudió como hacen los goleadores. Le bastó un solo toque, tac, para superar a Schwarzer. La final estaba encarrilada, lo más difícil estaba hecho, pero al Atlético no le gustan las cosas fáciles. Poco después, Perea se enredó, Bobby Zamora le hizo un nudo y Davies terminó marcando de volea tras un pase de Gera dentro del área. Sí, había que sufrir.

    El nombre de Forlán, decisivo contra Galatasaray, Valencia, Liverpool y también en la final, ya está con letras de oro en la historia rojiblanca

    Desde ese gol hasta el descanso, el Atlético tuvo sus mejores minutos. Encerró al Fulham y jugó con coraje y atrevimiento, como pidió Quique en la previa. El equipo inglés estuvo a punto de sacar la bandera blanca, pero Schwarzer le mantuvo en pie. El meta le sacó un buen disparo a Forlán. En el segundo acto, el Atlético salió con la caraja y el Fulham dio un paso adelante, como si se lo hubiera creido tras el gol de Davies. Pasó un mal rato el Atlético y De Gea tuvo que acudir un par de veces al rescate, en una salida a los pies de Gera y en un disparo de Davies. En esas, Hodgson retiró a Zamora y el Atlético respiró. El fuerte delantero inglés metió en problemas a Perea y el Fulham creció a su alrededor. Sus molestias fueron un alivio.

    A partir de ahí, el partido fue la típica final en la que hay más miedo a perder que otra cosa. Ninguno de los dos equipos quiso destaparse con cambios ofensivos, primaba más guardar la ropa. Quique quitó a Reyes y Simao y Hodgson a Duff. Eso sí, de quitar a Assunçao, Raúl García, Murphy o Etuhu ni hablar. El Atlético no estaba del todo cómodo. Aunque los disparos con mayor veneno eran suyos, no mostraba la superioridad que se le suponía, o no al menos como le gustaría demostrarla.

    El choque se fue a la prórroga, con los equipos tiesos por el estado físico, en especial el Atlético. Alguno se acordó de la prórroga del 74, de aquel gol de Schwarzenbeck, el gol más triste que jamás ha encajado el Atlético. Otros preferían quedarse con la de Liverpool de hace apenas quince días. Las figuras estaban reventadas, pero acudieron al rescate. Al final de la primera parte del tiempo extra, Salvio y Agüero no acertaron a un palmo de la portería tras una buena jugada de Forlán. El premio lo encontró el Atlético muy al final, cuando ya se pensaba más en los guantes salvadores de De Gea en los penaltis. La pelea de Agüero, su centro y el remate de Forlán ya está en la retina de todos los atléticos. De nuevo fue Forlán, el héroe de este equipo durante toda la competición. Su nombre ya está con letras de oro en la historia rojiblanca. Que Neptuno le bendiga.

    http://www.marca.com/2010/05/12/futbol/europa_league/1273699223.html


    ¡Qué manera de ganar!

    · El Atlético puso fin a 48 años de sequía europea y lo hizo a su manera

    · Tocaba volver a ser un grande y había que hacerlo al estilo colchonero

    RAMIRO ALDUNATE. Madrid 13/05/10 - 00:02.

    Es la idiosincrasia de este equipo. Hasta cuando gana te hace sufrir. El Atlético puso fin a 48 años de sequía europea y lo hizo a su manera, con un gol en la recta final de la prórroga. Parecía escrito en el libro del destino. Tocaba volver a ser un grande y había que hacerlo al estilo colchonero.

    Y es que la final sirvió para ver las dos caras que este conjunto nos ha enseñado durante toda la temporada. Por un lado se dejó ver ese equipazo capaz de pintarle la cara a cualquiera. Fue el que salió a morder en la primera parte y el que pudo resolver la final en 45 minutos.

    Cuando muchos aficionados atléticos ya estaban recuperando el espíritu del 'Pupas', aparecieron Zipi y Zape

    También se dejó ver Mr. Hyde en la segunda mitad del choque y en casi toda la prórroga. Ese equipo con problemas en defensa y demasiado empeñado en recurrir al patadón y el balón por alto para doblegar el Fulham.

    Pero esta vez sería la versión buena la que acabaría triunfando. Cuando todo parecía llevarnos inevitablemente a los penaltis. Cuando muchos aficionados atléticos ya estaban recuperando el espíritu del 'Pupas', apareció la pareja de delanteros rojiblancos. El Kun, desfondado, peleó un balón en línea de fondo por el que nadie habría dado un duro, se sacó un centro al área y ahí apareció su pareja de baile, Diego Forlán, para acariciarla con el pie en una especie de tacón. El resto ya forma parte de la historia de oro del Atlético de Madrid.

    Se acabó el maleficio rojiblanco. Se acabó lo de mirar con complejos al vecino. El Atlético ha vuelto por la puerta grande y encima tiene en una semana la posibilidad de ponerle el broche a una temporada inolvidable. De Gea, Ujfalusi, Perea, Domínguez, Antonio López, Assunçao, Raúl García, Reyes, Simao, Agüero y Forlán. Dentro de algún tiempo este once lucirá en las paredes de las habitaciones, de los talleres y de los bares de muchos rojiblancos. Estos chicos han hecho historia.

    http://www.marca.com/2010/05/13/futbol/europa_league/1273701751.html

    Sport

    Forlán hace campeón al Atlético

    El Atlético de Madrid se proclamó este miércoles campeón de la Europa League tras vencer al Fulham en la final gracias a dos goles de Diego Forlán, el segundo de ellos a cuatro minutos de que acabara la prórroga.

    SPORT.ES/EFE

    El conjunto colchonero tocó la gloria 48 años después de haber ganado su primer título europeo y 14 después de haber logrado el histórico 'doblete' de Liga y Copa.

    Los de Quique Sánchez Flores se adelantaron en el marcador gracias a un tanto del artillero uruguayo a la media hora de juego. Forlán batió a Schwarzer de chut ajustado al poste tras un remate en semifallo de Agüero (1-0, 32'). La alegría le duró poco, ya que el conjunto británico empató cuatro minutos después por mediación de Davies (1-1, 36').

    La tensión se mantuvo durante toda la segunda parte, aunque el gol del triunfo no llegó hasta el 116' cuando, de nuevo Forlán, remachó y logró el 2-1 en el 116', culminando un pase del 'Kun' Agüero.

    Un partido para la historia

    No importaron los pronósticos, que apuntaban al Atlético como ganador por su superior calidad, su presupuesto y su historia, entre otros asuntos. Era su quinta final continental, su duelo 212 en competiciones de las UEFA; el Fulham, con 33 choques europeos, se estrenaba en un encuentro de este tipo.

    Pero el partido fue bien distinto, porque el conjunto británico, sin ningún título internacional ni nacional desde su fundación en 1879, disfruta de una realidad prometedora, basada en su colectivo, el mismo que le mantuvo invicto en Europa en los últimos cinco choques y que planteó un duelo muy exigente para el Atlético.

    Nunca encontró el ritmo del choque, en un partido por momentos demasiado físico para los intereses del grupo dirigido por Quique Sánchez Flores, un encuentro con pocas ocasiones y menos fútbol durante los primeros 90 minutos, en los que todo lo relevante en ataque de los rojiblancos llegaba en acciones demasiado aisladas.

    No necesitó mucho más para marcar. Avisó por medio del uruguayo Diego Forlán, con un tiro cruzado al poste; el argentino 'Kun' Agüero, con un par de acciones, y José Antonio Reyes, con un lanzamiento de falta, y marcó el 1-0 en un buen contragolpe, dirigido por Reyes y culminado por el charrúa en el minuto 32.

    Del primero, con un auto-pase entre dos rivales y un quiebro para deshacerse de tres contrincantes, surgió el 1-0, que pasó por las botas del portugués Simao, en la otra banda; por las de Agüero, con un remate en semi-fallo, y finalmente por el toque sutil junto al poste de Forlán, sin opción de reacción para el portero Schwarzer.

    Pero el Atlético dilapidó su renta en cinco minutos, del 32 al 37, cuando llegó el 1-1 del Fulham, un equipo que se mueve en ataque al ritmo de Bobby Zamora. Lo demostró en sus primeros acercamientos y lo confirmó con el empate, que comenzó en sus botas y que terminó, tras unos rechaces, un posterior centro y un despeje sin suerte del brasileño Assuncao, en el remate en el segundo palo de Simon Davies.

    Final abierta, casi una hora por disputarse, mucho equilibrio sobre el césped, pese a los intentos ofensivos de Forlán y Simao en el tramo final de la primera parte, y toque de atención para el Atlético, mucho menos favorito que antes del inicio del choque, anulado en ataque por su contrincante y encomendado a su talento individual para desatascar un partido cada vez más inquietante.

    Así sobrevivió al intento dentro del área de Simon Davies, al que respondió David de Gea con una mano salvadora, en los peores momentos del conjunto rojiblanco, desconectado, sin ocasiones, sin dominio e, instantes después, con cambios en su equipo, Jurado por Simao, primero, y el argentino Eduardo Salvio por Reyes, después.

    El paso de los minutos reactivó al Atlético, obligado a demostrar algo más para llevarse la final, condenada a una prórroga tensa -pese al empeño rojiblanco, ya lanzado al ataque, por evitarlo-, a jugar media hora definitiva, sin margen de error, con todo un título europeo para el vencedor y sin consolación para el perdedor.

    Y Forlán y Agüero nunca quieren perder. Entre los dos se asociaron en el minuto 115, cuando el partido tenía pinta de tanda de penaltis para devolver al Atlético a la cima europea, 48 después de su anterior título continental, en la Recopa del 62, al sitio que le corresponde por historia al club rojiblanco.

    http://www.sport.es/default.asp?idpublicacio_PK=44&idioma=CAS&idnoticia_PK=713213&idseccio_PK=805

     

  • El Atleti campeón de la Europa League. Galería fotográfica

    El País

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    Diario de Navarra

     

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    Qué

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  • SImão, Tiago y Forlán, mundialistas.

    A menos de un mes para el inicio del Campeonato del Mundo de fútbol en Sudáfrica comienzan a hacerse públicas las convocatorias de los participantes. Los colchoneros Simão Sabrosa y Tiago Cardoso han sido seleccionados por Portugal y el goleador uruguayo Forlán pertenece al grupo de 26 que se quedará en los 23 reglamentarios el día 10 de junio. Esta convocatoria puede afectar la presencia del Cacha en la Final de Copa, puesto que Uruguay quiere hacer valer los plazos FIFA y disponer del jugador ya el día 19.

    Por último el arquero David De Gea es la única presencia rojiblanca en la preselección de 30 jugadores que hazo pública ayer el seleccionador de España Vicente del Bosque.


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