«No me siento desgastado y además me siento querido»
ENRIQUE ORTEGO. MADRID.
Su rostro refleja el cansancio de una jornada dura en la que conoció el nombre de los rivales de España en la Eurocopa y ya le está dando vueltas al asunto. «Van a ser tres partidos muy parecidos. Son de esos rivales que se cierran atrás y te dan la iniciativa. No me gustan, pero si lo digo, me dirán que soy tonto porque todos piensan que es un sorteo fácil». Con hora y media larga de retraso llega a Madrid y se presta a la charla acordada en el hotel Barajas, lugar habitual de concentración de la selección antes de los viajes.
Si le llegan a decir que este puesto, a sus años, le iba a suponer tantos disgustos y quebraderos de cabeza, a lo peor hubiera dicho que no...
-¿Que no? Por favooor. Cómo me voy a arrepentir de ser entrenador de España. Yo sabía lo que me esperaba porque lo había hablado con otros seleccionadores. Sabía que era un puesto escabroso y sabía que iba a ser peor después del Mundial. La gente me echa en cara que dije antes de Alemania que si no mejorábamos lo hecho anteriormente me iba. Pude equivocarme. Pero yo me fui dos veces, dos veces, ehhhhh... Pero por lo que fuere, porque les convenía, porque no tenían a otro, la Federación me convenció para que siguiera. Muchas veces un trabajador se puede equivocar y decir que se va si no... lo que sea. Pero cuando ves que tu empresa te da la mano, te pide que sigas, pues sigues.
-No me diga que no parece un cargo maldito. Todos los seleccionadores han acabado mal.
-Sí lo parece y no lo entiendo, la verdad. Creo que en mi caso hay unos resultados, una forma de jugar, una apuesta por el único fútbol que podemos hacer con la condición física de base que tenemos. He renovado una selección que se va a quedar ahí con 24 o 25 años de media. Al Mundial ya fueron los Cesc, Iniesta... Si a mí hay que matarme porque nos ganó Francia, pues no lo entiendo. No me cansaré de decir que un Mundial o una Eurocopa no lo gana el mejor equipo. Precisamente del Mundial aprendí que un error te manda a la calle. Lo sabes, pero hasta que no lo juegas, no lo sufres.
-¿Qué es lo que más le ha dolido de lo que le han dicho o escrito en los últimos meses?
-Los insultos, los insultos. Yo las críticas deportivas las acepto. Usted lo sabe. Las he aguantado estoicamente. Pero me han dolido los insultos de la gente que yo más apreciaba, que estaba más cerca de mí. No sé si tendríamos amistad, pero sí una relación cordial, cercana, correcta. Por eso digo que no ofende quien quiere, sino quien puede. Hay muchos que han escrito barbaridades sobre mí, pero no me han ofendido. No pueden hacerlo. Este tipo de ofensas personales no se deberían permitir.
-¿Se siente desgastado?
-Para nada. Físicamente estoy bien. En junio me marcharé de la selección y si Dios quiere trabajaré en un equipo a no ser que no me quiera nadie. Pero creo que no va a ser así. Voy a tener equipo. No me siento desgastado. Mi imagen no creo que se haya deteriorado tanto como algunos dicen. Lo siento sobre todo por mi familia. Ellos han sufrido, sufren más que yo. Yo sé cómo es esto y los intereses creados.
-¿Se siente querido por la afición?
-Sí, sí, a mí por la calle me dicen que siga, que vaya para adelante... Alguno puede decir que me vaya, es normal. La Prensa tiene mucha fuerza y dice cosas y muchos se las creen, pero otros no.
-Su etapa en la selección tiene un antes y un después del partido contra Irlanda del Norte en Belfast, allá por septiembre del año pasado.
-Sí.Nos apeó Francia. Nos fuimos a casa pensando que podíamos haber llegado más lejos, como en torneos anteriores. Yo después del Mundial selecciono a los mismos para que vean que confío en ellos. Ahí tenéis otra oportunidad, les digo. No los consideraba unos fracasados porque habían perdido con Francia y habían demostrado un nivel de juego en los tres primeros partidos. En Belfast perdemos, después también en Suecia, pero lo hacemos por fallos individuales. No nos pueden hacer un gol de saque de puerta del portero, ni otro en una jugada de estrategia que teníamos ensayada... como en Belfast. En Estocolmo fue distinto. Allí no jugamos mal, pero como perdimos todo el mundo lo consideró así. Fue el momento en el que pensé que había que dar la oportunidad a otros jugadores, vi necesario cambiar y salieron cuatro, cinco, seis jugadores... Caso de Raúl, de Senna, de Salgado... Nosotros no tenemos cuarenta jugadores para escoger como otras selecciones, pero podríamos hacer dos selecciones.
-¿Y algún día contará públicamente lo que sucedió en Madrid al regreso de Belfast entre usted y algunos jugadores, caso de Raúl concretamente?
-No tengo nada que decir, ni ahora ni nunca. Eso son cosas de vestuario, de hoteles. Yo he sido jugador y yo entonces pedía justicia y ahora estoy obsesionado con ser justo como seleccionador, como siempre lo quise ser como entrenador. Sé que a veces lo consigo y otras no, pero es algo que para mí es vital en mi profesión. No dormiría bien si no lo intentara en cada una de mis decisiones, cada vez que hago una convocatoria. Siempre me pongo en la piel del jugador. A mí las injusticias me afectaban y a los de ahora también les afectan.
-¿El momento más crítico fue en Oviedo, cuando se negó a comparecer ante la Prensa de después del partido y al día siguiente no viajó con el equipo a Madrid?
-Vamos por partes. Vamos a ver... Yo no doy ninguna espantada como leí al día siguiente. Yo decido no hablar con la Prensa esa noche por el beneficio primero del equipo y después mío. Llevábamos unos días en los que era el pim-pam-pum de todos, sobre todo de las cámaras de televisión, que buscaban cada gesto que hacía. Todo se centraba en mí y más para mal que para bien. No hablo conscientemente. Y después al día siguiente no viajo con el equipo porque la concentración se había roto la noche anterior a las doce y me quedo en Gijón a ver a una hermana mía. Yo no abandono a la selección. Nunca lo he hecho ni lo haré. No tendría por qué explicarme, pero era necesario que visitara a mi hermana.
-Me decía el otro día por teléfono que usted nunca dudo de la clasificación.
-Nunca. Ni cuando perdimos en Belfast y Estocolmo y quedaban doce partidos y ni siquiera cuando empatamos en Islandia. Sabíamos que nos la jugábamos en Dinamarca y allí siempre se nos da bien. Yo estoy en este mundo. Lo mismo que Islandia se nos da históricamente mal, Dinamarca se nos da bien. Y sabía que íbamos a ganar allí.
-Pero me consta que varias veces se le ha pasado por la cabeza clasificar al equipo y marcharse.
-Puede que sí, pero siempre ha podido más la ilusión de estar en la Eurocopa, de intentar ganarla primero por este país, segundo por los jugadores y por último por mí. Pude tener tentaciones, pero también ganas de revancha. El fútbol siempre te da una segunda oportunidad, es «chance» continuo.
-También le molestó el fichaje de Hierro.
-No, me pudo molestar el momento y no porque me lo ofrecieran a mí y dijera que no. El momento no fue el idóneo, pero con Hierro la relación es fluida. Yo le pongo como ejemplo a todos los jugadores. Les digo que aprendan de su profesionalidad, de su experiencia. Hierro me está ayudando mucho. Como yo tampoco hablo mucho con los jugadores, él lo está haciendo porque se lo digo yo. Pero él con sus competencias y yo con las mías. Los jugadores tienen mucho que aprender de Hierro. Ha hablado con Xabi Alonso, con Torres...
«Ojalá Raúl se ponga pesado y me demuestre que debo llamarle, pero otros hacen lo mismo»
E.O.
Madrid. Es inevitable hablar con Luis y no hacer parada y fonda en el asunto de Raúl. Me pregunta por el partido del Madrid del sábado. Me dice que Ufarte estuvo en el Bernabéu.
-Raúl se está poniendo muy pesado, marcó dos goles, ya es Pichichi... Se lo va a pone difícil.
-Ojalá me lo ponga en japonés. Dios quiera que siga así. Él sabe que si está, voy a ser justo. Pero también debe saber que hay otros en los que confío y no me han defraudado. Está Torres que marca con el Liverpool y crece. Está Villa, importante para nosotros. Está Tamudo que vino y nos resolvió. Si Raúl está bien tiene las mismas opciones de estar en la selección que otros.
-¿Es consciente de que nos podemos pasar así hasta el mes de mayo?
-Es inevitable. Estamos hablando de un jugador mediático. Yo intento decir siempre la verdad, mi verdad. Y si no puedo, no miento. Me callo. Sí yo estoy convencido de que Raúl está jugando bien y satisface otros sumandos del equipo, como el ambiente, las relaciones, estará. Pero es evidente que hay que estar muy bien para estar, porque los están ahora están bien y lo demuestran también... Es como el caso de Guti. ¡Claro que me gusta como jugador! e Iván de la Peña. ¿Pero a quién quito? ¿A Cesc, a Xavi, a Iniesta, a Xabi Alonso? Sería tirar piedras contra mí si pensara que Raúl o Guti están para venir y no los llamara.
-El 4-1-4-1 será ya el modelo táctico para siempre.
-No, seguro que no. Volveremos a jugar con dos delanteros y tendremos que utilizar los dos extremos porque vamos a tener enfrente equipos que se nos van a cerrar. En el Mundial ya jugábamos por momentos con los cuatro en el medio, porque Villa se dejaba caer a la izquierda y se quedaba Torres arriba como referencia. Tácticamente tenemos alternativas y tal como jugamos nosotros el 4-2-3-1, está muy cerca del 4-1-4-1 y del 4-4-2.
-¿Por qué Cesc no es en la selección el Cesc del Arsenal?
-Allí brilla más porque aquí tiene a Xavi. Allí comienza y termina la jugada. Aquí tiene a Albelda, primero, a Xavi después. Pero yo creo en Cesc y además se lo he dicho personalmente. Es de los jugadores con los que más hablo, sino con el que más. Al jugador nunca le miento. Cuando no ha jugado o le he quitado se le he explicado.
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