Por su interés reproducimos el artículo María José Navarro en la edición del lunes 10 de diciembre del periódico La Razón.
Ahora que sopla el viento a favor de don Enrique (con todo el riesgo que corre Don Enrique cuando el viento sopla) déjenme que señale una fecha en el calendario. El 14 de enero. El 14 de enero, Don Enrique y su pelazo tendrán que dejarse ver en el juzgado de primera instancia número 74 de Madrid. Bien es cierto que Don Enrique ya es conocido en otros juzgados. En el Supremo y en la Audiencia Nacional, mismamente, es una persona de toda confianza. Don Enrique y ese otro señor con la faz asimétrica, tendrán que pasarse por allí gracias a que un pequeño grupo de accionistas impugnó una Junta General del Atlético de Madrid diseñada expresamente para que Don Enrique y el señor de la faz asimétrica recuperasen el control absoluto sobre el club saltándose a la torera algunos procedimientos que suelen tenerse en cuenta en cualquier domicilio decente. Qué cosa es esa, la de la decencia, tan extraña en algunos palcos. Desde mi sucio asiento azul veo yo a Don Enrique sacar pechito esta temporada y a mí me dan ganas de ponerme una plancha caliente en una pierna. Yo es que soy idiota. A mí me gusta el Calderón. Y no me quiero ir a otro campo porque me gusta mi sucio asiento azul. Pero ya digo. Soy idiota. Y tengo memoria. Y me acuerdo de Torres. Y de uno igual o mejor que Rosicky. Y de todas las berzas que nos hemos tenido que tragar. Y miro al campo y veo a Cléber, a Eller, y pienso que Don Enrique y la compaña han sido siempre muy de mercadillo. Y la grada hace la ola. Y qué abrazos se da la gente. Y qué felices somos. Y luego miro al palco. Y me doy un poco de pena.