Por su interés reproducimos el siguiente artículo de Rubén Uría publicado en Eurosport.
Stop al Gilifato. Cuando los ilegítimos dueños del Atlético pensaban que todo el campo era orégano, los legítimos dueños del sentimiento han tirado de freno de mano. Con la operación venta del Calderón, Gil Marín (condenado por simulación de contrato por el TS) y Enrique Cerezo (cooperador necesario en un delito de apropiación indebida ya prescrito), pensaban que su pacto con el Ayuntamiento de Madrid había tenido arranque de caballo andaluz, pero igual termina en parada de burro manchego. Los voceros de sus amos habían filtrado que darían comienzo las obras de derribo de la cervecera Mahou, lo que la prensa Lewinsky había interpretado como luz verde definitiva al holocausto de la casa de miles de aficionados colchoneros. De no mediar ningún Pepito Grillo de la maltrecha causa atlética, los medios de incomunicación se habrían quedado tan panchos dejando morir al Vicente Calderón, días después de su 44 cumpleaños, sin decir esta boca es mía. Como no te gustan los garbanzos torraos, por debajo de la puerta te los echo, a puñaos. Al Gilifato los dedos se le hacían huéspedes con su deleite del placer, pero ahora resulta que su partida de "Monopoly" les puede salir "rana". La Asociación "Señales de Humo" ha presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid una demanda para detener, por vía contencioso-administrativa, la "Operación Estadio Vicente Calderón". La afición colchonera ha venido manifestando su oposición a este incomprensible cambio de estadio y SDH se ha hecho eco en el plano legal de dicha oposición. Junto a la documentación de la demanda interpuesta ante el TSJM, se han adjuntado cerca de 20.000 firmas de aficionados rojiblancos en contra de la operación, recogidas por la "Plataforma Salvemos el Calderón", ya presentadas ante el Alcalde Alberto Ruiz Gallardón en su momento. La inseguridad jurídica del negocio, según SDH, "es un nuevo obstáculo de esta estéril carrera para hurtar a la afición del Atlético su más preciado patrimonio sin debate, explicaciones ni beneficio ninguno". Cajamadrid y FCC, como partes interesadas en la operación, también han sido informados puntualmente de la demanda interpuesta por SDH contra la venta del Vicente Calderón.
Gil Marín, Cerezo y Gallardón habían desenchufado el cable de la máquina de respiración asistida al que permanecía intubado y en fase terminal el Vicente Calderón. Enfrascados en su "partidita" al Monopoly con su estadio, que pagaron los socios del Atlético, vendieron que iban con el lirio en la mano y que lo mejor para todos era un éxodo. La película que no interesa que aparezca en la prensa no tiene nada que ver con su edulcorada versión, sino con la siguiente sucesión de hechos: El Estadio Vicente Calderón se pagó con el dinero de los socios del Atlético de Madrid; Giles y Cerezos se hicieron con el control del Atlético de Madrid SAD, sin poner el dinero, tal y como probó el Tribunal Supremo, incurriendo en un delito de apropiación indebida ya prescrito; Gil Marín (condenado por simulación de contrato por el TS) y Cerezo (cooperador necesario según el TS) deciden vender el estadio que no han pagado ellos, sino los socios del club que sí pusieron el dinero que había que poner. Con la complicidad y el desinterés absoluto de los medios de comunicación (perdón, intoxicación), el Gilifato, después de un apretón de manos con Gallardón, quiere vender una propiedad que moralmente, no les pertenece. Allá un hotel, por allí un parque, más lejos un hilera de pisos. Y el Vicente Calderón, a volar por los aires. Primero dijeron que venderían el Calderón y que, con ese dinero, se pagaría TODA LA DEUDA del club. Después recularon y dijeron que con el beneficio se abonaría PARTE DE LA DEUDA. Y más tarde - sin ruborizarse, faltaría más- tuvieron la desfachatez de decir que el Atlético NO TENDRIA BENEFICIO POR VENDER EL CALDERON. Hoy sabemos que, lejos de ganar dinero, al Atlético le va a costar dinero. En su día, nadie quiso denunciar el escandalazo de cómo Gil y Cerezo se hicieron con el Atlético; ni cómo Gil Marín fue condenado por simulación de contrato; ni siquiera nadie se cuestionó qué deuda real tenía el club. Hoy tampoco aparece nadie que se pregunte en voz alta cómo es posible que un "grande" cambie a otra casa sin ganar un solo euro y se vaya a un estadio mucho peor comunicado y alejado de su masa social.
Gil Marín y Cerezo pensaron que cocodrilo que se duerme, billetera. Pero nada más lejos de la realidad. "Señales de Humo" no duerme, sueña. Y sueña con un Atlético de Madrid digno, honesto, limpio, transparente, de todos. Sólo así se entiende que el Vicente Calderón, condenado a vagar por el corredor de la muerte, aún tenga soldados que defiendan sus históricas paredes "Señales de Humo" mediante, algunos aficionados rojiblancos no van a transigir con que el Atlético sea cosa de dos y no de todos. Y eso, en tiempos de silencio del periodismo actual, es un milagro. El Atlético, a falta de altavoces mediáticos que denuncien la realidad, arrastra a cuestas un peso muerto: una falta de información galopante que lastra a las futuras generaciones de jóvenes atléticos, que siguen pensando que su club nació endeudado y a años luz de los títulos del Barcelona. La masa social, en su mayoría, parece cómoda anestesiada y se ha resignado a que el Ayuntamiento de Madrid eche unas firmitas con Giles & Cerezo. Para muchos atléticos, ya no hay capacidad de reacción ante la muerte de un sentimiento. Pero como los milagros sí existen, "Señales de Humo" - a Dios rogando, pero con el mazo dando- vuelve a demostrar que es inasequible al desaliento. Gil Marín y Cerezo habían sacado el matasuegras, el confeti y los panchitos, pero ahora la pelota está en el tejado del TSJM. Y gracias a la acción de "señales", el Vicente Calderón podría no acabar siendo pasto de excavadoras. El poeta Alfred Tennyson escribió: "Nunca es tarde para buscar un mundo mejor, más justo y más nuevo, si en el empeño se pone coraje y esperanza". Todavía quedan personas que creen que nunca es tarde para buscar un Atlético mejor, más justo y más nuevo, si en el empeño se pone coraje y esperanza. Esos atléticos sí son los legítimos dueños del club.
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