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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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No aguanto la presión

      Trascurridos los primeros diez minutos de partido pensaba que iba a ser bastante fácil enganchar con la segunda victoria consecutiva, porque el rival se mostraba muy poquita cosa, y nosotros muy superiores, pero así, como el que despierta de una pesadilla, me encontré con que estábamos en el descanso con dos goles en contra y con todo prácticamente perdido. Mi hermano (me pone más nervioso aún ver el fútbol con mi hermano) no paraba de blasfemar acerca de esos que llevan nuestra camiseta, con esa rabia incontenida de no habérsela podido enfundar él mismo, cumpliendo un sueño y ver como unos cualquiera la mancillan inmerecidamente.

 


 

    Pues en esas estábamos cuando empezó la segunda mitad del calvario. Yo siempre con mis cuentas, uno antes del diez, otro antes del veinte y así, tenemos 25 minutos para ganar. Mis cuentas que rara vez suelen salir, como mucho algún empate en el último minuto, empates que no sirven prácticamente para nada, pero nunca esa satisfacción finalmente el sábado vivida. Empate y mucho tiempo por delante. Descarga de adrenalina, pero no completa, porque cuando tomas conciecia de la remontada, te das cuenta de que el empate a dos no sirve si no para dejarnos a un gol del objetivo, pero para nada más. 

Tensión, más tensión. Más ocasiones, y no llega el gol, ese maldito gol que nos permita seguir respirando. Las blasfemias se han tornado condolencias, que si por qué tenemos que sufrir tanto, que si por qué tenemos este sino, y es la pura verdad, ¿por qué? Por fin, llega el gol, al final, como siempre soñé. Desde la más profunda de las afonías me fundo en un abrazo, con Cristóbal, un amigo, un atlético. Tras la reacción, veo a mi hermano con la cabeza entre sus propias piernas, mientras todavía me llegan los ecos de sus gritos desesperados. Seguramente ya está haciendo cábalas con los partidos de mañana, y preparando el viaje del domingo a Madrid para ese, otro, decisivo partido.

    Ayer recibíamos con alegría la derrota del Tenerife, mientras que al final se nos quedó un sabor agridulce con lo de Betis y Sevilla. Pero...no hay que pedir tanto, estamos tres puntos más cerca y eso es más de lo que podíamos pedir el sábado a las siete de la tarde. Ahora llega otra final, ahora llega otro partido dramático y yo, sinceramente, queridos camaradas, no estoy preparado para ello. Espero que los jugadores puedan con toda esta presión, porque yo, desde la butaca del televisor o desde el propio Fondo Sur del Templo de las Lamentaciones, no puedo con tanta presión. No se en qué terminará todo esto, pero desde luego, difícilmente será en algo bueno.

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