diciembre 2003 - Artículos
Si dijera que la Navidad no me gusta, diría verdad. Pero, ciertamente, no toda. Porque lo que pasa no es que no me guste sino que me hace sufrir, que me defiendo de ella. No siempre fue así, pero ahora, sí. Pensaréis que es porque hay seres queridos que ya no están, porque la costumbre fuerza a promover encuentros familiares no del todo sinceros. Tal vez, mas no sólo por eso. Esta alegría borrascosa de las luces del comercio, de las calles, esta prisa obscena por la piña tropical y la langosta, esta algarabía del corazón a base de sidra y Corte Inglés me llega como una avalancha de la que no me es dado guarecerme sino en la penumbra de mi biblioteca. Y en este foro.
Pero ni siquiera hay fútbol. Fijáos en que si yo fuera al Portal con una ofrenda para el Niño Jesús, le llevaría un regate de Ufarte con mi padre al lado, un verano en San Rafael con la camiseta del Atleti bajo el sol y el aire azul y el perfume violento de los pinos.
Por el amor de Dios, yo cambiaría la retransmisión de la misa del Gallo por un Carrusel Deportivo y los acordes insomnes de la Marcha Radetzky por un dos contra dos en La Chopera.
Hay dos maneras de abordar el tema: mirar los fríos números, o echar mano de las percepciones y sensaciones para valorar. Yo prefiero combinar ambos procedimientos.
Los números dicen, por ejemplo, que de los diez primeros clasificados somos el segundo equipo más goleado, y que somos el cuarto equipo más goleador de la Liga. Luego, algo no funciona bien en la faceta defensiva, y en ataque no se está haciendo mal.
¿Por qué el equipo recibe tantos goles? La respuesta más obvia apuntaría a la flojera de la línea defensiva. Y en efecto, así es. Hay quien pensará, por cierto, que cuando Contra y Gª Calvo retornen, la cosa mejorará, pero que tengan en cuenta el tiempo que llevan parados y que no será fácil que a estas alturas puedan entrar y coger un buen nivel así como así.
Pero más allá de ello, yo creo que el esquema de juego y los futbolistas que tenemos en el centro del campo, también tienen una parte de culpa fundamental en estos malos números defensivos. El famoso rombo, que tanto gusta a mucha gente, obliga a un sobreesfuerzo defensivo al mediocentro, a no ser que los exteriores del rombo jueguen muy juntitos a él para defender y le echen una mano. Esta tarea les depara una exigencia que luego pagan en ataque, sobre todo cuando los laterales no saben utilizar (por incapacidad técnica -Gaspar- o física -Sergi-) las bandas para complementarlos en ataque. Pero es que, además, los exteriores tampoco son un dechado de fortaleza y dedicación defensiva, con lo que no aportan gran cosa en esta faceta, pero la preocupación por ella les resta aportación ofensiva.
Dicho esto, el tema parece requerir también un juicio sobre el rendimiento de la plantilla y sobre el trabajo del míster.
Sobre la primera, he de decir que, más o menos, va resultando ser lo que podía preverse. Una plantilla discreta, con algunos buenos elementos (uno muy bueno, del que no voy a hablar). Su principal carencia está en la parte de atrás, obviamente. La puerta, mal cubierta. El lateral izquierdo, muy mal. Sergi se cubre con la astucia que le da su veteranía, pero está finiquitado como jugador. No tiene recambio. En la derecha, sólo Contra... En el centro, la agradable sorpresa de Lequi (con sus defectos, que los tiene y bien notorios) y... a esperar si Gª Calvo se recupera y es el del primer año o el flojito defensor del pasado año. El resto.... Sólo hay un medio centro, que está cumpliendo en la dura tarea que le ha tocado en suerte, pero que regala demasiadas tarjetas, pues no se justifican gran parte de ellas por ser 'exigencias del guión'. Los exteriores, regular. Novo se ha ido entonando y deja algunos detalles de su clase, junto a una gran disciplina táctica, pero ésta le resta en exceso para aportar arriba, cuando ya él no anda sobrado de potencia y, sobre todo, velocidad. No tiene recambio. Musampa no es exterior, pues no tiene aptitudes para ello. Juega mejor más de interior puro o media punta, y no es precisamente un hombre disciplinado tácticamente y sacrificado en defender su parcela. Su supuesta alternativa no ha tenido muchas oportunidades, pero en las pocas que ha tenido no me ha demostrado que el Barça cometiera una locura dejándolo marchar. Y de la gran estrella del año, qué decir. Parece estar en muy baja forma física, y cuando esto pasa suele ocurrir que la destreza técnica no aparece, porque el juego y las ideas van mucho más deprisa que las piernas. Creo que es lo que le está pasando a Ibagaza, pero es lo mejor que tenemos en el centro del campo, como demuestra a veces, muy, desde luego. Y arriba, amigos, el Niño y... nada más. Moreno está condenado -en parte injustamente, creo-, y el griego, un jugador útil, por peleón y por oficio, para el juego de Torres, me da que está más tocado que yo. Su lesión es todo un síntoma de cómo funciona este Aleti de Gil. Del serbio y el brasileño sólo digo una cosa: que estén en nuestra plantilla es otro indicador excelente de quiénes somos hoy en día.
Pues con este material, bien pensado, los resultados de Manzano no son nada malos. Somos uno más de ese montón que se mueve tras los tres mejores equipos y los cuatro o cinco que parecen condenados a luchar a muerte por la permanencia. Si estamos los segundos del mismo, no está mal, ¿verdad? Pues mirad, eso es cierto. Pero también lo es que él algo de parte le cabe -por activa o por pasiva- en la confección de la plantilla, y por lo tanto en sus descompensaciones y lagunas, en buena parte forzadas por el esquema con que opera y en las piezas sacrificadas o no buscadas por mor de hacerlo realidad. Mas, curiosamente, luego ha dudado demasiado con dicho esquema, traicionándose a sí mismo. Con los cambios me parece bastante regularcito, y ha descubierto una faceta disciplinaria, con Movilla y Moreno, que no acabo de entender, pues parece más propia de un viejo maestro nacional, de aquellos de bata y vara en mano, que del moderno psicopedagogo que quiere aparentar.
Queda todo abierto, pues, para 2004, y ese anhelado 4º puesto está ahí, a nuestro alcance. Para él debemos luchar con ese montón de mediocres, y demostrar ser los menos mediocres de todos. Porque, la verdad, fútbol, lo que se dice fútbol, qué poquito se ve en esta Liga, en la que no somos pues excepción. ¡Ah, ojo al Villarreal!, y más ahora que llega Battaglia. Como este jugador entre bien en ese equipo, lo veo muy, muy peligroso enemigo para la lucha por el citado 4º puesto.
Llega un momento que todo está mal. Y me pregunto ¿Y para que van al fútbol? ¿Para que van al Calderón? ¿Por que son del Atleti?
¿Y esa imagen impagable de Figo, Raúl, Zidane y Ronaldo abrazados tras conseguir un gol en Mallorca?¡Que envidia, ¿eh?!
El portero es una matao, los laterales no juegan y son malos como la carne de pescuezo, los centrales una mierda, el interior derecho, ése, el peor, y el negro de la izquierda, ése, comparte el lugar de privilegio con el anterior, y que decirte del pequeñajo argentino de la media, ése no es no sombra del que fue, y el brasileño, que te puedo decir del tío de los guantes, o el serbio, y el chaval que juega de extremo izquierdo, ¿para que querrá minutos si no da patada a un bote? Y el griego... pero si estaba lesionado antes de venir.... y el niño... que se deje de peinaditos y deje de chupar, que no sabe ni controlarla, y para ser crack le faltan un verano.
Y ese Figo, y ése Ronaldo, y Raulito, y el calvo mágico. Ay...
El mister. menudo colgao que no tiene ni papá, y el preparador físico, ese es un inútil y el doctor otro... y el utillero, ese es un golfo... joder si hasta el que pinta las líneas está borracho.
Y la cantera.... ¡que soñada cantera! Que suban Toche y Gabi y Sergio y Arizmendi... eso si... que no salga de aquí, pero ya nos encargaremos de decir que son una patata dentro de cuatro semanas y de silbarles a gusto.
Bueno y que me decís de la portería....Aragoneses... ¡que venga ya! Eso si, quiero otro portero para Junio... pero mientras, que venga mientras el del Getafe. No se si es bueno o malo -no le he visto jugar- pero seguro que es mejor que estos y si no ya le llamare de todo por inútil. Además con ese nombre... ¿por que no se va a jugar al Zaragoza? Ya me huele mal el tema...
¡Vaya mierda! ¡Demasiado arriba vamos! Si debíamos luchar por la permanencia.
Por cierto... ¿cuanto hace que no canto el himno en el Calderón? Y animar... ¡cuanto hace! Anda que aplaudir... mira yo me limito a sentarme en mi abono, fumarme unos pitos, comerme unas pipas, comentar el partido e irme a casita a ver si pillo el PPV. ¿Pero que quieres? ¿La bufanda? La jubilé... la compre cuando en el doblete y date cuenta, desde entonces no me la pongo, no jodas, si quieres que me vean por la calle estando en Segunda..¿acaso te crees que soy gilipollas? Claro, con estos mataos... no te jode... Al Cuernabeu.. ¡no jodas! yo no pringo en ese estadio.. además si vamos a palmar.. menudos son los galácticos... !que no voy!
Escucha... que no me oiga nadie... la verdad no se que coño hago siendo del Atleti , ya no puedo remediarlo,... pero si pudiese.... porque en el fondo... tronco... a mi el fútbol no me va.. y si me gusta es porque lo juegan bien, no bien, muy bien, unos jugadores... ya me entiendes.
Eso si, si vamos a jugar alguna final... ponte por ejemplo la Copa... a mi no me jodais que quiero entradas... vamos ahí no falto, no fastidies... para una vez que toca...
¡Mierda de equipo! Todo está podrido. Bah. Y al loro... al chaval nos lo quitan en dos años... y bueno, tampoco es para tanto...
El Depor nos mete cinco -ya lo ha hecho este año- por lo que no voy a pasar frío, ¿para que? ¿Qué me dices de la Cultural? ¡Vaya vergüenza! En el 86. Mira como el Madrid levanto la eliminatoria en el 89. Eso es echarle huevos... ¡y calidad!
A mamarla.
El norte por la carretera de Burgos... o sea la del Mono.
Gato
No es que yo quisiese cosa distinta. Ni que, naufragando otra vez -ay- en mares de ensueño e irrealidad, considerase siquiera posible otro desenlace. Pero ahora que ya está, ahora que ya ha ocurrido y no hay vuelta de hoja, no puedo evitar sentir aquí adentro un cierto desengaño yo diría que general, no de tal o cual cosa sino de la vida toda, del hecho mismo de vivir así, aquí, en este instante.
Porque aunque se pueda argumentar que en realidad todo se estaba ya produciendo en términos similares, no es así. Hasta ahora parecía que aquéllo era algo ajeno, algo que le sobrevenía periódicamente sin contaminarle, sin comunicarle siquiera su frío o su calor, pues no era consecuencia de su voluntad o su acuerdo, sino de la voluntad y el acuerdo de otros a los que él, sensatamente, se plegaba. Todo, sí, para poder seguir tranquila, maravillosa, apasionadamente haciendo lo suyo.
Ahora, sin embargo, todo ha cambiado. Incluso me ha parecido ver dibujarse en su rostro la primera huella, la primera marca del hierro encendido. Yo le hubiera querido siempre con mirada de corzo, con carrera de corzo, con lágrimas de noche de Reyes al fallar un penalty.
Hay quien dice que es porque se ha hecho un hombre. Pero el camino de los hombres termina muchas veces en un bosque de magnolias a las siete de la tarde, henchido de ese aire turbio y dulzón que nos recuerda a la muerte.
No sé, parece mentira esta tristeza mía después de tan gran noticia.
Pues sí. Aunque de un tiempo a esta parte ando un poco escaso de fe rojiblanca y este año apenas he seguido al equipo en los desplazamientos, al recibir la llamada de un viejo compinche vigués, quien me invitaba a sazonar a la gallega un par de nécoras y a ver el partidito en vivo, no me lo pensé más de tres veces y para allá que me fui. El equipaje, liviano: un billete de tren, una maleta con lo justo, y mi cartón de tabaco (hace tiempo alguien relató por aquí, al hablar de supersticiones, una preciosa anécdota en la que nos decía que lo que siempre hacía los días de partido era ponerse una vieja y raída bufanda que le había tejido su abuela. Mi caso es bastante más prosaico: los días de partido nunca compro tabaco, y no visto nada rojo, lo que siendo del atleti entendereis que es un importante inconveniente. Y lo llamo inconveniente, por no llamarlo gilipollez, que es lo que parece). Pues bien, a las 9 y media, y con el vigor que le dan a uno dos botellas de albariño, la falta de sueño y el amor por el deporte rey, me apresté a disfrutar con la performance de mi equipo del alma.
Lo primero que me llama la atención es que el Celta salta al terreno de juego y pese a su reciente e histórica victoria en San Siro es recibido con una frialdad la mar de interesante y apenas media entrada. Debe ser que no lo he soñado, que aún hay campos en los que los paganinis exigen ver un espectáculo de primera antes de ponerse a aplaudir como monos. Aunque los habrá que defiendan que eso mismo es lo que nos diferencia a nosotros de bla bla bla... Pero ese es otro tema, a lo que íba: recién comenzado el partido, y viendo la disposición de los equipos sobre el terreno de juego, lo primero en lo que reparé es en que nuestro posicionamiento, de nuevo, es de una perfección geométrica envidiable. 4-1-4-1, lo que si contamos a Burgos queda en un perfecto y circular 1-4-1-4-1, la perfección de lo capicúa, el misterio de los palimsestos, la proporción aurea del Stonehenge... lo que tras unos minutillos de mucho tiqui-tiqui, que diría Clemente, y nula verticalidad, se encargó de hacer saltar por los aires el bueno de Jesuli, quien se mea en los dibujos perfectos y de paso da una lección de picaresca y fútbol inteligente (aprende, Jorge), de cómo se han de buscar los espacios libres que quedan entre defensas y centrocampistas, y de cómo sacar los colores a laterales del pleistoceno como el tal Sergi. Si llega a estar Mostovoi, con ese planteamiento, eso bien podría haber sido una masacre. Menos mal. Y aunque para mi sorpresa y alegría nos adelantamos por medio de Simeone, quien demuestra que hay cosas que no se olvidan (lo de buscarse las habas en el area contraria), y otras que no se aprenden (lo de evitar que los demás se las busquen en la propia), el equipo en poco tiempo se acaba deshaciendo como un azucarillo, y toda su perfecta geometría se acaba yendo, cómo decirlo, a tomar por culo, con un centro del campo blandengue hasta la desesperación (robaron algún balón Jorge, Rodrigo, Novo o Ibagaza?), una defensa de chiste, sin bandas, y un delantero desactivado por el entramado preparado por Lotina y las patadas del jornalero Cáceres, un profesional de esto. Lo del gol del empate (visteis a Sergi esconderse detrás de su compañero de barrera? un crack), y luego el segundo (toda una obra de arte de nuestra defensa, en la que participan todos, y a cual de forma más desafortunada), no creo que le sorprendiese a nadie.
En el descanso mi colega me dice “verás como ahora va este y saca a Movilla”, ante lo que los dos nos descojonamos a la que vamos a los espantosos aseos de Balaídos a, esto, mear, y justo al volver veo a Sergi despertar durante unos segundos para ponerle un balón de oro a Torres quien está a punto de marcar un golazo, otro. Este chico hasta en sus peores días demuestra que tiene magia, baste ver que ante cada arrancada suya los lugareños se miran y ponen cara de asombro, y los defensas se le tiran al cuello. Señal inequívoca de que hay futbolista. De ahí al final, casi nada (no os parece que nos vendría bien tener algún delantero más en plantilla? Y no, no acepto Javi Moreno como animal de compañía...). Durante más de media hora, ni una sóla ocasión clara, y más de una vez me sorprendí a mí mismo haciendo “así” con el dedo gordo, como para cambiar de canal, vaya coñazo de partido. Y ahí estaba yo, a lo mío (¿tendrá Ibagaza el mismo dietista que David Bustamante?, ¿es Vagner una versión en peor de Emerson?), seguro de que aquello no lo arreglaba más que una aparición divina... aparición que para darle la razón a Otus en eso que dice de que Manzano va bien de suerte se produce, en forma de Nuestra Señora de Lecqui, a través del método sombrero-volea-golazo. De esos goles que si lo mete uno del Murcia estarían toda la semana con la cantinela esa de "si eso lo mete Ronaldo...".
Y de ahí al final, se acabó, punto pelota, porque al Celta ya no le quedaba fuelle ni a los nuestros ganas, cosa nada sorprendente visto lo visto. Y, hala, a casa de vuelta con un puntito, que como decía Ivic “importante cosa sumar punto”. Yo de Vigo me traigo dos cositas (bueno, tres, pero la otra no os la cuento): primero, que sigo sin ver a este equipo entre los seis primeros al final de temporada. Y lo segundo, que qué suerte tenemos de tener portero en vez de a los cada día más patéticos Toni y Esteban.
Con la calma que proporcionan las horas transcurridas desde el partido de eternos, hay algo que no puedo dejar de comentar.
Se trata de las formas bien distintas con que se ha reaccionado en el foro al partido. Creo que expresan dos formas de sentimiento rojiblanco que, en lo sustancial, tienen mucho que ver con la edad.
Intuyo que son los más jóvenes quienes recalcan el nefasto papel del referee y la dignidad o buena imagen dada por nuestro equipo. Veo tras ello unas expectativas o aspiraciones que en buena parte son hijas de una socialización rojiblanca en la nefanda y nunca suficientemente vilipendiada era Gil. Son los que ven hoy, o veían ayer noche, la botella medio llena. Estamos en la zona alta de la tabla (¡nada menos!) y no hemos quedado muy mal ayer, argumentan.
Otros no recalcamos el efectivamente nefasto arbitraje. Forma parte de un paisaje que por visto ya ni miramos. Es un dato. Y no nos conformamos con lo de la dignidad, la buena imagen, ni cosas por el estilo. Porque, para nosotros, Chamartín fue largo tiempo un campo como cualquier otro para aspirar a ganar, y con ello afirmar una natural posición de privilegio en la tabla. Y es que muchos, para nuestra ventura y a la vez desespero, hoy, nos socializamos como colchoneros (que se decía entonces) en ese Aleti del que el miércoles decía Gento en El País que era el equipo que más temía el Madrí de las Copas de Europa en serie y de las Ligas ganadas una tras otra como por ley natural. Mucho más que al Barça, decía. Natural, era un buen equipo, por lo normal, y además canchero y aguerrido, de esos que no se dejaba sorprender en el primer minuto, viendo como seis contrarios tocan la bola hasta introducirla en nuestra puerta, de modo y manera que sin haberla siquiera olido ya tenemos uno en el casillero en contra. Tampoco éramos de los que merodeábamos impotentes el área rival, convirtiendo en rudos defensores a mediocres niñatos casi imberbes.
Para nosotros, la botella está medio vacía. Aunque no casi vacía como estos tres últimos años, desde luego.
Es cuestión de edad, creo; o sea, asunto generacional. Ojalá que las nuevas generaciones colchoneras puedan volverse a socializar en la cultura del éxito, de la exigencia, no reñida con la fidelidad y el aliento desde la grada, pero sí con la asunción del papel de tonto y pobre del pueblo, que hoy, gracias a Gil y su séquito, todo el mundo nos atribuye.
Saludos colchoneros
Cuando salimos de la Romareda habian pasado muchas horas... ¿cuántas? Miré a Jose y al verle me vi reflejado en él, sin camiseta, pantalones cortos, sudando, el rictus torcido, pelo enmarañado... seguramente de tanto mesarlo y mesarlo en la desesperacion de la noche.
¿Cuántas horas habían pasado desde que cogimos el tren en Chamartín, cantabando el hinmo en cada pueblo que parábamos? El tio del saxo, ese que recorría cada vagón tocando con parsimonia las notas sagradas de nuestro himno y causando un profundo silencio en los hinchas, estaba, ahora, a la puerta del estadio sentado en el suelo, abatido, más solo que la una, en sepulcral silencio, el saxo apoyado contra la pared. Jose me miró preguntando con la mirada que coño hacíamos ahora, donde puñetas podíamos ir despues de lo vivido. Ante nosotros una preciosa rojiblanca lloraba desconsolada, apoyada en el hombro de una amiga, que como ella, se envolvía en la bufanda colchonera.
Caminamos como zombies por un bulevard camino de ninguna parte. Todavia resonaban en nuestros oidos los cánticos, los rugidos, el silencio. Le pasé el paquete de tabaco y fumamos uno más mientras caminabamos sin decir palabra. ¿Qué podiamos decir? Le hice una seña a Jose y paramos en una bar del paseo. Tenía la garganta seca, afónicas las cuerdas vocales, enrojecidas. Dos dobles cayeron de un trago y mientras pasaban los segundos, vimos pasar la charanga donostiarra, felices, incrédulos, sonriendo, abrazados, ganadores. Nos miraron, parados en la puerta del bar, semi en bolas, la bufanda anudada en la muñeca, el polo en la cintura, desafiantes, orgullosos, jodidos.
Fuimos hacia la estación. Una pareja de ancianos nos detuvo. "¿Os han robado la final?" nos dijo él con su acento maño. "Ramos Marco os ha birlado el partido descaradamente" Sonreímos de medio lado, sin muchas ganas. "Le han hecho un penaltie de libro a Julio Prieto en la prórroga" precisamente cuando ibamos empatados a 2 y quedaba un suspiro para acabar el encuentro. El hombre estaba indignado. "No lo ha pitado prque no le ha dado la gana. En la tele lo han repetido y se ha visto claro como el agua: ¡penaltie! Pero no lo ha querido pitar. Qué sinverguenza" A medida que crecia su enfado, su esposa se unia a sus quejas aunque era evidente que no entendia ni papa de futbol. "Ha sido penaltie y os han robado" repetia ella enfureciéndose tambien. "Ya te lo dije" me advirtió Jose. "Lo vi clarisimo y fíjate que estábamos en el otro area. Ese tío es un puerco vikingo y nos ha robado la final" "El árbitro estaba encima" aportó el abuelo, "estaba a dos metros y no le salió de los cojones pitarlo" repetía mientras se alejaba.. "no le le salió de los mismos.."
Con dos litronas esperamos el momento de la partida. Ante nuestros ojos pasaban los rojiblancos más tristes del mundo, cien metros caminaban hacia allá, cien metros caminaban hacia acá, desandando el camino, cien metros al sur, cien metros al norte, una y otra vez, repasando las jugadas, reviviendo el encuentro.
Nos tumbamos cada uno todo lo largos que eramos en los asientos de plastico del vagón y en esa misma posición amanecimos en Madrid, eatcion de Chamartín una mañana de domingo del mes de junio.
El taxista que nos llevó al barrio -parecia que veniamos de la guerra- nos subrayó : "Os robaron el partido. Fue penaltie a Julio Prieto y Ramos Marco no le dio la gana señalarlo"
Un penaltie que valio una Copa del Rey.
Par que no lo olvides.
Gato